tag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post4175185719558106251..comments2024-02-01T08:52:37.311-08:00Comments on LAS PARIDAS DE MARCELO DEL CAMPO: Relativismo, ciencia y sentido común: otra gilipollez con aspecto de planteamiento científico.Alp es Enrique Domínguez Perelahttp://www.blogger.com/profile/14676193299944634835noreply@blogger.comBlogger7125tag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-18800354073183343642009-10-27T16:54:29.818-07:002009-10-27T16:54:29.818-07:00Galbraith escribió que es posible que "para m...Galbraith escribió que es posible que "para manipular eficazmente a la gente sea necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”.<br />Noam Chomsky lo expresa así: “ La manipulación y la utilización sectaria de la información deforman la opinión pública y anulan la capacidad del ciudadano para decidir libre y responsablemente. Si la información y la propaganda resultan armas de gran eficacia en manos de regímenes totalitarios, no dejan de serlo en los sistemas democráticos; y quien domina la información, domina en cierta forma la cultura, la ideología y, por tanto, controla también en gran medida a la sociedad”.<br /><br />Algunas estrategias de manipulación de las que he leído algo son: <br />-Dirigirse a un público infantilizándolo: La mayoría de los programas de TV dirigidos al gran público utiliza un discurso, argumentos, personajes, y un tono particularmente infantil. ¿Por qué? Si se dirige a una persona como si tuviera la edad de 12 años, sin plantearle nada que le cuestione, tendrá, probablemente, una respuesta desprovista de sentido crítico.<br />-Controlar la democracia: “Un mundo feliz”, de Aldoux Husley imaginaba lo que sería una dictadura perfecta: una dictadura con apariencias de democracia, con individuos genéticamente condicionados. Un sistema de esclavitud basado en el consumo y la diversión, donde los individuos amaran más que a su vida su propia servidumbre, donde ese amor llevara por nombre “libertad”. <br />La miseria más profunda que puede sufrir el hombre es la de su ignorancia promovida y consentida.<br />Para el que quiera reflexionar más sobre este tema puede ser interesante leer “Coerción. Por qué hacemos caso a lo que nos dicen” de Douglas Rushkoff, y ver la película de “1984” basada en la novela de George Orwell.Irene Araushttps://www.blogger.com/profile/04476858879676613712noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-73890615097126534672009-10-26T16:48:30.121-07:002009-10-26T16:48:30.121-07:00Me parece que todo este envoltorio "cultural&...Me parece que todo este envoltorio "cultural" que se pretende dar a la televeneno no es sino una argucia más para crear estúpidos en serie y justificarlos por ese motivo. La mierda es mierda por más que nos la intenten colar disfrazada de princesa.Particularmente,no me interesa ni lo más mínimo escuchar las trivialidades de los sujetos invitados a estos programas aunque pudiesen ser interesantes sociológica o psicológicamente para especialistas en el tema.<br />Para mí no hay nada como escuchar un tema ejecutado por el trío de Bill Evans,leer un escrito de Oscar Wilde o investigar la obra de muchos artistas contemporáneos que aún he de estudiar.<br />¡Que no, que no cuenten conmigo para semejante patraña !!!Isabel Mantecahttps://www.blogger.com/profile/13255605231913690248noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-69465353782742071112009-10-21T18:35:50.264-07:002009-10-21T18:35:50.264-07:00Me ha gustado el comentario ( a pesar de lo que me...Me ha gustado el comentario ( a pesar de lo que me horrorize el conductismo salvaje del fragmento citado de "Un Mundo Feliz"). Quisiera matizar la muerte social simbólica de la que habla Bauman, esa especie de ostracismo impuesto por las nominaciones. Aunque para el microcosmos del reality show, esta analogía sea perfectamente válida, creo conveniete puntualizar que no se trata del fin social para el concursante en todos los casos, sino que fuera del programa es donde muchas veces ve lanzada su carrera; reencarnándose si queremos, en lo que conformara su personalidad televisiva y adquiriendo el dorado estatus de famoso, con todo lo que ello implica.Esto quizá sea una caracteríscica propia de los reality shows españoles; es cierto que en los estadounidenses los concursantes eliminados suelen caer en el olvido más absoluto. Si lo hago destacar es porque quizá seria interesante tener en cuenta la transformación a la que se someten estos engendros televisivos hasta lograr invadir prácticamente el panorama televisivo español.<br /><br />Pintiparada la fábula de Iriarte<br /><br /><br />Un saludoAb3ndhttps://www.blogger.com/profile/13087573529804761343noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-40704652275550753882009-10-21T07:03:39.481-07:002009-10-21T07:03:39.481-07:00Sigue el análisis...
(...)
"Bueno, de lo que...Sigue el análisis...<br /><br />(...)<br />"Bueno, de lo que se trata, ¿no?, es de que no hay que “hacer algo” para “merecer” la expulsión. Ésta no tiene nada que ver con la justicia. Cuando el público decide entre abucheos y vítores, la idea de “justo merecimiento” no responde a ninguna lógia previa.<br />(…)<br /> Lo que la “telerrealidad” anuncia es la noción de suerte o fatalidad. Hasta donde usted sabe, la expulsión es un destino inevitable. Es como la muerte: puede tratar de mantenerla alejada durante un tiempo, pero nada de lo que intente podrá detenerla cuando finalmente le llegue. Así son las cosas y no se pregunte por qué…<br /> (…)<br /> Gran Hermano no tiene trampa ni cartón; en las reglas de la casa no figura referencia alguna a recompensar a los virtuosos y castigar a los malhechores. Todo se reduce a cubrir de un modo u otro la cuota de expulsiones semanales. <br />(…)<br /> Las fábulas morales de antaño hablaban de las recompensas que aguardaban a los virtuosos y de los castigos que se preparaban para los pecadores. Gran Hermano, El rival más débil y otros muchos cuentos morales similares que hoy en día se ofrecen a los habitantes de nuestro mundo líquido (y que éstos absorven ávidamente) ponen de relieve verdades distintas. En primer lugar, el castigo pasa a ser la norma y la recompensa, la excepción; los ganadores son aquellas personas que han logradao ser eximidas de la sentencia de expulsión universal. En segundo lugar, los vínculos entre virtud y pecado, de un lado, y entre recompensas y castigos, del otro, son tenues y caprichosos: como los Evangelios reducidos al Libro de Job, se podría decir…<br /> Lo que los cuentos morales de nuestro tiempo nos dicen es que los golpes nos alcanzan aleatoriamente, sin necesidad de un motivo o de una explicación. Nos dicen también que apenas existe relación alguna (si es que la existe) entre lo que los hombres y las mujeres hacen y lo que les sucede, y que poco o nada pueden hacer para garantizar que ese sufrimiento sea evitado. Las “fábulas morales” de nuestros días hablan de la iniquidad de la amenza y de la inminencia de la expulsión, así como de la casi absoluta impotencia humana para eludir ese destino.<br /> Todos los cuentos morales actúan sembrando el miedo. Sin embargo, si el temor que sembraban las fábulas morales de antaño era redentor (puesto que venía acompañado de su antídoto: una receta para conjurar la temible amenaza y, por tanto, para una vida sin miendos), los “cuentos morales” de hogaño tienden a ser inmisericordes: no prometen redención alguna. Los miedos que siembran son intratables, y, de hecho, imposibles de erradicar: no se van nunca; pueden ser aplazados u olvidados (reprimidos) durante un tiempo, pero no exorcizados. Para tales miedos, no se ha hallado antídoto ni es problable que se invente ninguno. Son temores que penetran y saturan la vida en su conjunto, alcanzan todos los rincones y los recovecos del cuerpo y del alma y reformulan el proceso vital en un ininterrumpido e inacabable juego del escondite, un juego en el que un momento de distracción desemboca en una derrota irreparable.<br /> Esos cuentos morales de nuestro tiempo son ensayos públicos de la muerte. Aldous Huxley se imaginó un Mundo Feliz en el que los niños era condicionados/vacunados contra el miedo a la muerte invitándoles a sus golosinas favoritas mientras se les congregaba en torno al lecho de la muerte de sus mayores. Nuesros cuentos morales tratan de vacunarnors contra el miedo a la muerte banalizando la visión misma de la agonía. Son ensayos generales de la muerte disfrazados de exclusión social quie llevamos a cabo con la esperanza de que antes de que la muerte llegue en su forma más descarnada nos hayamos habituado a su banalidad."Aitor Pazos Gonzáleznoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-55185389642935973512009-10-21T06:59:25.759-07:002009-10-21T06:59:25.759-07:00Fragmentos del análisis de Bauman
*Aunque a Bauma...Fragmentos del análisis de Bauman<br /><br />*Aunque a Bauman se le denomina como un pensador 'postmoderno su escepticismo sobre este concepto lo separa de los defensores más entusiastas del posmodernismo. Tampoco comparte la noción clásica de modernidad versus postmodernidad, argumentando que los dos coexisten como dos lados de la misma moneda, usando los nuevos conceptos de modernidad "sólida" y "líquida". (wikipedia, en español)<br /><br /><br />“Hoy en día el mundo experimenta un estado de ansiedad constante por los peligros que pueden azotarnos sin previo aviso y en cualquier momento. “Miedo” es la palabra que utilizamos para referirnos a la incertidumbre que caracteriza nuestra era moderna líquida, a nuestra ignorancia sobre la amenza concreta que se cierne sobre nosotros y a nuestra incapacidad para determinar qué se puede hacer (y qué no) para contrarrestarla.<br />(…)<br /> El temor a una catástrofe personal (…) El temor a quedarse atrás. El temor a la exclusión.<br /> Como constancia de que tales miedos no son en absoluto imaginarios podemos aceptar la destacada autoridad de los medios de comunicación actuales, representantes visibles y tangibles de una realidad imposible de ver o tocar sin su ayuda. Los programas de “telerrealidad”, versiones modernas líquidas de las antiguas “obras morales”, dan fe a diario de la escabrosa realidad de esos temores. Como su mismo nombre sugiere (un nombre que su audiencia no ha cuestionado en ningún momento y que sólo se han atrevido a criticar unos pocos pedantes mojigatos), lo que en ellos se muestra es real, y lo que es aún más importante, lo “real” es lo que aparece en ellos. Y lo que muestran es que la realidad se reduce a la exclusión como castigo inevitable y a la lucha por combatirla. Los reality shows no necesitan recalcar ese mensaje: la mayoría de sus espectadores ya conocen esa verdad; es precisamente su arraigada familiaridad con ella la que los atrae en masa frente a los televisores.<br /> (…) Las imágenes son mucho más “reales” que la palabra impresa o hablada. Las historias que esta última narra nos ocultan al narrador, “a la persona que puede estar mintiéndonos” y, por lo tanto, desinformándonos. A diferencia de los intermediarios humanos, las cámaras (o, al menos, así se nos ha enseñado a creer) “no mienten”, sino que “dicen la verdad”. Gracias a la imagen, cada uno de nosotros puede, como tanto deseaba Edmund Husserl (quien, más que ningún otro filósofo, fue consumido por el deseo de hallar el modo infalible a prueba de errores de llegar a la “verdad del asunto”) zurück zu dem Sachen selbst (“volver a las cosas en sí”). Cuando contemplamos una imagen obtenida a través de un medio fotográfico/electrónico, nada parece interponerse entre nosotros y la realidad; nada hay que pueda obstaculizar o distraer nuestra vista. “Ver es creer”, lo que significa que “lo creeré cuando lo vea”, pero también “lo que vea será lo que creeré”. Y lo que vemos es a personas que tratan de excluir a otras personas para evitar se excluidas por éstas. Una verdad banal para la mayoría de nosotros, pero que (no sin cierto éxito) eludimos formular y expresar. La “telerrealidad” lo ha hecho por nosotros y le estamos agradecidos. El conocimiento que la “telerrealidad” hace así explícito se habría mantenido, de no existir ésta, en un estado difuso, fragmentado en pedazos y piezas notoriamente difíciles de esamblar y de interpretar.<br /> (…)<br /> En el Gran Hermano británico (…) usted no tiene a su disposición ningún método infalible para eludir su expulsión. La amenaza de desahucio no desaparecerá.Aitor Pazos Gonzáleznoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-67848075666103908412009-10-20T23:02:12.144-07:002009-10-20T23:02:12.144-07:00Quizás, para algunos, que los habitantes de Gran H...Quizás, para algunos, que los habitantes de Gran Hermano conformaran en principio, en sus inicios, un valioso y rico material de campo susceptible de ser analizado sociológicamente no fuera una idea demasiado descabellada. El hecho de que haya una docena de personas anónimas dispuestas a estar encerradas dentro de una casa a la espera de ver qué es lo que a partir de ahí en adelante pueda pasar, no sólo es morboso; para algunos, supongo sociólogos, debería parecer también interesante. Sin embargo, creo que el interés sociológico (al menos una parte importante del supuesto interés sociológico) se extingue (si esto es posible), de raíz, cuando se tienen en cuenta las circunstancias (por lo menos dos) que rodean al fenómeno Gran Hermano. La primera circunstancia significativa que se da es la de que los concursantes, posible objeto de estudio, ya saben que ellos mismos son concursantes y ya saben que van a entrar dentro de un plató con forma de casa para concursar en un programa donde van a ser vistos por millones de telespectadores. Aunque las personas por lo normal no somos capaces de controlar lo que hacemos y decimos en todo momento, es evidente que cualquier tipo de análisis sociológico enmarcado por esta circunstancia estaría ya desde el principio condicionado y sus resultados ¿a qué grupo social de la población le podrían ser de utilidad, a cual de ellos se refiere y a cuántos podría afectar? Al grupo de descerebrados que quieren ser vistos 24 horas por la televisión, espero, una minoría. La segunda circunstancia: los especímenes son elegidos por un proceso de casting, esto es, no son personas anónimas elegidas a dedo en la calle. Son personas que quieren alcanzar la fama y, sobre todo, son personas cuyo “perfil”, personalidad, físico y pensamientos se corresponden con el tipo de personaje que a la productora le interesa exhibir y del que, por supuesto, tratará de hacer publicidad con el fin de manipular los deseos del resto de la población enfatizando, a través de estos “personajes reales” aquellas conductas sociales que, más tarde o inmediatamente, van a beneficiar, porque sostienen, al sistema liberal. <br /><br />“Indirectamente pero a la vez, nos estarán imponiendo unos valores y una visión del mundo y de nosotros mismos sintonizada con sus propios intereses…”<br /><br />A la pregunta ¿por qué a un significativo sector de la población le gusta Gran Hermano?<br /> En respuesta, creo, se busca la evasión de la realidad, y además quizás guiada por un sentimiento de miedo a la exclusión social, según el fragmento de un análisis sociológico de Zygmunt Bauman titulado: Miedo Líquido. La sociedad contemporánea y sus temoresAitor Pazos Gonzáleznoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1213692176861645178.post-79948624912445082782009-10-20T23:00:55.893-07:002009-10-20T23:00:55.893-07:00Quizás, para algunos, que los habitantes de Gran H...Quizás, para algunos, que los habitantes de Gran Hermano conformaran en principio, en sus inicios, un valioso y rico material de campo susceptible de ser analizado sociológicamente no fuera una idea demasiado descabellada. El hecho de que haya una docena de personas anónimas dispuestas a estar encerradas dentro de una casa a la espera de ver qué es lo que a partir de ahí en adelante pueda pasar, no sólo es morboso; para algunos, supongo sociólogos, debería parecer también interesante. Sin embargo, creo que el interés sociológico (al menos una parte importante del supuesto interés sociológico) se extingue (si esto es posible), de raíz, cuando se tienen en cuenta las circunstancias (por lo menos dos) que rodean al fenómeno Gran Hermano. La primera circunstancia significativa que se da es la de que los concursantes, posible objeto de estudio, ya saben que ellos mismos son concursantes y ya saben que van a entrar dentro de un plató con forma de casa para concursar en un programa donde van a ser vistos por millones de telespectadores. Aunque las personas por lo normal no somos capaces de controlar lo que hacemos y decimos en todo momento, es evidente que cualquier tipo de análisis sociológico enmarcado por esta circunstancia estaría ya desde el principio condicionado y sus resultados ¿a qué grupo social de la población le podrían ser de utilidad, a cual de ellos se refiere y a cuántos podría afectar? Al grupo de descerebrados que quieren ser vistos 24 horas por la televisión, espero, una minoría. La segunda circunstancia: los especímenes son elegidos por un proceso de casting, esto es, no son personas anónimas elegidas a dedo en la calle. Son personas que quieren alcanzar la fama y, sobre todo, son personas cuyo “perfil”, personalidad, físico y pensamientos se corresponden con el tipo de personaje que a la productora le interesa exhibir y del que, por supuesto, tratará de hacer publicidad con el fin de manipular los deseos del resto de la población enfatizando, a través de estos “personajes reales” aquellas conductas sociales que, más tarde o inmediatamente, van a beneficiar, porque sostienen, al sistema liberal. <br /><br />“Indirectamente pero a la vez, nos estarán imponiendo unos valores y una visión del mundo y de nosotros mismos sintonizada con sus propios intereses…”<br /><br />A la pregunta ¿por qué a un significativo sector de la población le gusta Gran Hermano?<br /> En respuesta, creo, se busca la evasión de la realidad, y además quizás guiada por un sentimiento de miedo a la exclusión social, según el fragmento de un análisis sociológico de Zygmunt Bauman titulado: Miedo Líquido. La sociedad contemporánea y sus temoresAitor Pazos Gonzáleznoreply@blogger.com