Ahora resulta que una obra de Banksy, pintada sobre los muros de Portobello Road, se ha vendido a través de Internet en 275.000 euros. Lo curioso del caso es que el dinero será para el dueño de la pared sobre la que Banksy dejó el graffiti: Luti Fagbenle, que seguramente informado de cómo evolucionaba la valoración de las obras del "misterioro creador", comprendió que le había tocado la lotería. Según las condiciones de la venta, el comprador deberá asumir los gastos y riesgos que suponga desprender la pintura...
Mucho me temo que, a partir de ahora, a los padres de los niños que acuden a colegios como el Sagrado Corazón, les interesará evitar que se traumaticen viendo graffitis y, aún más, que sepan distinguir “un Banksy” de “un no-Banksy”, por si en un momento cualquiera al conocido creador anti-sistema se le ocurriera dar una vuelta por los barrios de Madrid cuyas paredes están concebidas para ofrecer a sus habitantes un ambiente adecuado a las necesidades psicológicas de los niños...
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