sábado, 19 de abril de 2008

La pintura “vergonzante” de López Mezquita

El Museo de la Ciudad ofrece la obra de López Mezquitas (1883-1954), que según José Francés, el crítico más influyente de la primera mitad del siglo XX, fue uno de los mejores pintores españoles de su tiempo... Para desgracia de su recuerdo, forma parte del grupo de pintores cuya memoria rompe la imagen “moderna” de la cultura española y, por ello, no le corresponde lugar privilegiado en el Parnaso posmoderno y, desde luego, en el Reina Sofía. Acaso por ello podemos ver su obra en una sala de "segunda categoría", gestionada por el Ayuntamiento de Madrid, con unas condiciones museísticas tan deplorables, que más parece exposición de reflejos que de pinturas. Por fortuna, el edificio es de edificación reciente...
Para los menos entusiastas del “arte de la pintura”, según éste se entendía en los odiados cenáculos del "academicismo añejo", la exposición ofrece otros importantes alicientes. En primer lugar, la galería de retratos, entre los que destacan los suyos propios y los de algunos de los personajes más importantes de su generación: Unamuno, Gómez Moreno, Andrés Segovia, Pedro de Rápide, Pérez de Ayala, José Francés. Fernando de los Ríos, José Pinazo, Manuel de Falla, los hermanos Álvarez Quintero, Manuel Azaña...
 
Entre los autorretratos, me ha fascinado el de 1911, que parece “estudio” previo para la caracterización de un joven Gustav Von Aschenbach...

También hay una colección de obras costumbristas que no dejarán al visitante impasible: La juerga (1907) es trasunto casticista de Los borrachos de Velázquez,; la Cuerda de presos no tiene nada que envidiar la pintura social de Sala; El velatorio (1910), con el remolino cromático de los trajes gitanos alrededor del cadáver del niño, es reflexión sobre lo más profundo y oscuro que tiene el ser humano.

 
Los desnudos compiten con los de Courbet... Uno de ellos compite tanto que acaso fuera más conveniente cambiar el verbo por otro menos airoso, si no fuera porque López Mezquita recurre al anonimato velzqueño para matizar discretamente el cuerpo femenino y con ello marcar leve diferencia con el pintor francés. No olvidemos que allá por los años treinta, en España, uno de los debates estéticos de gran repercusión pública era la conveniencia o inconveniencia de pintar desnudos.

7 comentarios:

  1. ¿Qué opinan los expertos de López Mezquita?

    Pura curiosidad, según la respuesta contestaré de una u otra forma jejeje

    Salud

    ResponderEliminar
  2. Debo explicarme fatal... Si le considerasen un pintor de "primera categoría", "los expertos" (actuales) le habrían organizado una exposición en el Reina Sofía... Nadie dirá que es mal pintor, pero para ser considerado artista de "primera fila" es preciso "aportar algo"...

    ResponderEliminar
  3. Ya lo suponía, es decir que es un buen artesano, pero no es un buen artista...

    El caso es que como retraista sí me parece bueno, si decimos que buen retratista es el que consigue autoretratar al espectador, como Velázquez (al hilo de lo que hablamos en clase)

    De lo que no cabe duda y no hay discusión posible es el tema de la sala donde se exponen estas obras... Cuando falla, por ejemplo, la iluminación de los cuadros se te atraganta la exposición un poco y da mucha rabia, pero eso también pasa en sitios como el Prado

    ResponderEliminar
  4. No se yo... pero ese "aportar algo" al que se refiere alp no creo que tenga nada que ver con lo artístico. ¿O sí?... En cualquier caso, nada que ver con un límite entre un trabajo artesano y un trabajo artístico.

    Si yo fuera un crítico aburrido, me pondría hacer un tratado o estudio apasionado con tintes antropológicos sobre el ying y el yang en los botijos, pimporros o pipos... O expresión de la dualidad yoni / lingam ( en hindú) en la tradicióln española. También podría analizar el gesto... esa muchacha bebiendo del pitorro o de la boca... En fin... Si además fuera un crítico famoso, galerista o marchante quizás muchos botijos fabricados en España adquirirían el carácter de obras de arte.

    Digo yo.

    ResponderEliminar
  5. Para Vera.

    "Aportar algo"... Me refiero a ofrecer alguna "novedad" estética, alguna "idea ingeniosa" en el sentido "cutre" definido por Marina. Según mi criterio, lo sensato sería crear unos cuantos museos dedicados a la pintura acdémica de la primera mitad del siglo XX... Tantos como "escuelas regionales" se pudieran establecer (Ahora tendrían que coincidir con las Comunidades Autónomas). Creo que a estos museos no les faltaría clientela...

    ResponderEliminar
  6. quizás el "aportar algo" de Alp se refiere al ofrecer morbo, polémica, novedad que caracterize esa obra..
    Creo que este apartado resalta la marginación de todas aquellas pinturas que hoy en día no entran dentro del arte moderno y por ende, quedan en segundo rango.
    Y creo que así sucede con todo..lo que se lleva de "moda" es lo que vale, lo demás parece que no cuenta.
    Es más creo que hay muchisima gente que se sentiría más correspondido y admiraría más este tipo de pinturas, que las del Reina Sofia..asique como bien dice Alp, no estaría mal que crearan museos para estas obras. Tambien se lo merecen!

    ResponderEliminar
  7. Pues si, totalmente de acuerdo don vosotros dos, alp y mila. En absoluto de acuerdo con esa idea de que "como es un artesano, pues eso".

    De artesano nada. Solo queremos ver pintura y deseo. Y punto. Y museos para ello, totalmente de acuerdo.

    ResponderEliminar