Por Andrea López Montero
Coincido con casi todo lo que has puesto sobre la mesa, desde la cita del inicio; gen egoísta que naturalmente debería controlarse haciendo uso de lo que nuestro carácter inteligente nos confiere, para abogar en la lógica de lo razonable; y que, por el contrario vive su implantación como modo de comportamiento habitual imponiendo el ego como esencial por sobre el resto.
Lejos quedó el antropocentrismo en que se defendía la raza humana como colectivo constituyente del todo. Exentos de preocupaciones humanísticas para con el compuesto del que somos parte ¡cómo para plantearse concienciar en sentidos medioambientales! Conciencia supeditada al interés personal, beneficio propio como guía de acción ¿valores globales?... tienen su sentido en satisfacer el sentimiento de culpa del individuo. Interés personal imbuido por el poder adquisitivo, necesitado del mismo.
Diferir en ese aspecto con las consideraciones de la escuela de Frankfurt, en cuanto a una desintegración de los valores individuales, dado que son dichos valores, bajo la manipulación que los acompaña y sistematiza, los que se tienden a satisfacer.
Y en ese papel de satisfacción para uso personal y del sistema se enmarca actualmente el arte, satisfacción en relación directa al consumo ante la inconsciente del individuo que mencionas. “Libertad dada por el poder adquisitivo; libertad generadora de felicidad”. Y de eso no se salva ni el más idealista. Arte convertido en elemento de mercado y manipulación. Adiós a su capacidad trascendental para con los valores.
Así se en el ámbito del arte científico mediante elementos de percepción, me pregunto hasta que punto es recomendable conocer o no los campos en los que aboga la percepción. Personalmente me decanto por el lado de la curiosidad científica que de la mera fe. No deja de aunar en mecanismos generales de percepción, y el conocimiento de dichos mecanismos no hace sino más interesante el asunto, sin eliminar el efecto directo que una obra, siendo o no conscientes de su estructura perceptiva, nos causa.
No deja de aunar en los mecanismos GENERALES de percepción, sin entender de clases dominantes como reza la escuela de Frankfurt, siendo mucho más trascendental y propio que los factores que ellos resaltan. No se hasta que punto el condicionamiento de Huxley que mencionas no sería aplicable, sin necesidad de ironía. En su distopía, desde luego, la actividad queda asegurada con la complacencia de las necesidades individuales liberales para imponerse, crecerse, valorarse por sobre el resto. Veasé programas como Gran Hermano o la competitividad a niveles económicos que conllevará el plan Bolonia. No son iguales al soma, pero el efecto es el mismo. Proceso de robotización del ser humano dotándolo del combustible necesario para ello; satisfaciendo las diferentes necesidades del individuo para con los matices de ideología que precisas, salvando un posible cambio.
No siendo suficiente en esos ámbitos se limita la información ¿relatividad del conocimiento? Sistematizando la accesibilidad al conocimiento por niveles, como en la memoria de clases de “Un Mundo Feliz” en la comparativa de Alfas, Betas, Gamma y Epsilon. (De nuevo resaltar G.Hermano, O.T…)
Satisfechos según el grado sistematizado de necesidad de conocimiento y embaucados en actividades que limitan a la reflexión, poco queda para preocuparse de revoluciones o valores.
Papel determinado, expectativas cubiertas. Supuesta felicidad, o por lo menos en la media general.
¿Posibilidades conscientes de divergir?
Desde luego, acojona.
Individuo además dormido y apocado en la semiótica y el papel de relevancia dado a la misma. (Con tanto individuo comprometido al bienestar social, reitero mi desacuerdo en este aspecto con dicha búsqueda del bien colectivo con una renuncia a la individualidad por el mismo. Creo y/o vivo que no existe y no se supeditan los sentimientos a ese utópico bien común).
¿Relatividad del conocimiento histórico? ¿Solo desde el sistema capitalista? ¿Relatividad del lenguaje? ¿Verdad inexistente, mera utopía?
En cualquier caso el conocimiento histórico ha estado siempre supeditado a valores externos a la realidad del suceso, con las consecuentes interpretaciones según los intereses que mencionas. No podemos culpar al capitalismo de ello, el conocimiento siempre ha sido arma de las instituciones; de más queda mencionar el medievo.
Más que la relatividad/fiabilidad del conocimiento, destacar la RELATIVIDAD DEL LENGUAJE. Constatar de la incapacidad de las palabras para transmitir un mensaje que pueda entenderse de manera trascendental en épocas o grupos sociales.
Y he ahí la realidad a parte creada a raíz de la segunda guerra mundial que resaltas, realidad irreal como herramienta de control. Y es también ahí donde el verdadero arte entra en juego, al abogar directamente en la percepción humana y en verdades reales.
(Relación directa obra-receptor en la que no manda solo la intención del emisor al no presentarse ante el sino ante su creación, obviándolo). No estamos, considero, perdiendo los valores humanos. Estos no están sino hábilmente maquillados y manipulados, pero personalmente (y por sorprendente que me resulte para conmigo misma) sintonizar en cierta manera con Santo Tomás, en unos valores globales y simultáneamente individuales, intrínsecos, absolutos y trascendentales. Verdaderos (e incuestionables, a no ser que se sufra de trastornos mentales)
Que nos intenten vender como dices el amor (y otros valores equiparables al mismo) como fórmula matemática no quita que este sea un valor intemporal y sin raza, que existe sin necesidad de explicaciones y que las mismas no quitan lo que provoca. Vivir en las respuestas de la ciencia positivista obviando las sensaciones directas sería llevar el materialismo al extremo, acabar con cualquier rasgo de humanidad, amos, con la sal de la vida.
Incidir de nuevo en las limitaciones y errores que dan como resultado el lenguaje como constitutivo de lo transcendental, retomando lo mencionado por ti en cuanto a la 2ª Guerra Mundial y la decadencia para transmitir. Aunque claro, si no había interés precisamente en transmitir, sino en despistar de los valores intrínsecos y quedarse en la básica de la preprogramación genética (instinto). Distraer con el discurso semiótico para controlar la sociedad.
Palabras vacías para vidas vacías.
Y he ahí lo esencial, no todo puede ser mentira, o simulacro. No valores que se comparten con independencia de todo contexto, y que se tienen de manera intrínseca, que nos definen como humanos. Y he ahí el papel que debe sustentar el arte; el intento de despertar al individuo de su letargo social para que sea consciente de las verdades, que sí , no dudo, existen; y son transcendentales aunque puedan evolucionar ( que no desaparecer) con el devenir del universo que decía Nietzsche . El arte que aboga directamente con los valores interiores, no el lenguaje incapaz de ciertas proezas.
Desde luego, estoy más que de acuerdo: es hora de dejar el egoísmo aparte y asumir lo que naturalmente debemos asumir.
Sea quizá ese concepto de Revolución el que no este en peligro de extinción, aunque no sea tan espectacular como se espera de la palabra en sí.
En estos casos el arte debe, y no puede ser de otra forma, estar desvinculado de toda critica, dada la indudable incapacidad del lenguaje ante ciertos elementos muy superiores.
Siempre podemos contraponer la lectura de “La isla” a “Un mundo feliz”, por eso de no caer en el nihilismo absoluto.
De nuevo, gracias por escribir semejante texto.
Aprovecho para dejar esta imagen y adjuntar un comentario de un blog (blog bastante destacable, aunque en ocasiones con una visión muy romántica del arte que causará ciertas afinidades). En este caso la imagen habla por si sola, no necesita de palabras enrevesadas, nada de lenguaje o semiótica, sencillamente el receptor frente a la obra, transmisión directa de sensaciones, dice sin hablar, cautiva con independencia a externos. Transciende.
“Me contaba un amigo profesor que la mejor estrategia que conoce para que sus alumnos le escuchen en medio del griterío, es bajar tanto la voz que los niños se tengan que esforzar muchísimo para escucharle. Por lo visto el truco funciona y pasado un momento tiene a todos pendientes de sus palabras.”
Quizá sea esa Revolución disimulada la que tenga un lugar, la que trascienda. No necesita ser espectacular, solo producir un cambio.
La dirección del blog: http://www.floresenelatico.es/
Coincido con casi todo lo que has puesto sobre la mesa, desde la cita del inicio; gen egoísta que naturalmente debería controlarse haciendo uso de lo que nuestro carácter inteligente nos confiere, para abogar en la lógica de lo razonable; y que, por el contrario vive su implantación como modo de comportamiento habitual imponiendo el ego como esencial por sobre el resto.
Lejos quedó el antropocentrismo en que se defendía la raza humana como colectivo constituyente del todo. Exentos de preocupaciones humanísticas para con el compuesto del que somos parte ¡cómo para plantearse concienciar en sentidos medioambientales! Conciencia supeditada al interés personal, beneficio propio como guía de acción ¿valores globales?... tienen su sentido en satisfacer el sentimiento de culpa del individuo. Interés personal imbuido por el poder adquisitivo, necesitado del mismo.
Diferir en ese aspecto con las consideraciones de la escuela de Frankfurt, en cuanto a una desintegración de los valores individuales, dado que son dichos valores, bajo la manipulación que los acompaña y sistematiza, los que se tienden a satisfacer.
Y en ese papel de satisfacción para uso personal y del sistema se enmarca actualmente el arte, satisfacción en relación directa al consumo ante la inconsciente del individuo que mencionas. “Libertad dada por el poder adquisitivo; libertad generadora de felicidad”. Y de eso no se salva ni el más idealista. Arte convertido en elemento de mercado y manipulación. Adiós a su capacidad trascendental para con los valores.
Así se en el ámbito del arte científico mediante elementos de percepción, me pregunto hasta que punto es recomendable conocer o no los campos en los que aboga la percepción. Personalmente me decanto por el lado de la curiosidad científica que de la mera fe. No deja de aunar en mecanismos generales de percepción, y el conocimiento de dichos mecanismos no hace sino más interesante el asunto, sin eliminar el efecto directo que una obra, siendo o no conscientes de su estructura perceptiva, nos causa.
No deja de aunar en los mecanismos GENERALES de percepción, sin entender de clases dominantes como reza la escuela de Frankfurt, siendo mucho más trascendental y propio que los factores que ellos resaltan. No se hasta que punto el condicionamiento de Huxley que mencionas no sería aplicable, sin necesidad de ironía. En su distopía, desde luego, la actividad queda asegurada con la complacencia de las necesidades individuales liberales para imponerse, crecerse, valorarse por sobre el resto. Veasé programas como Gran Hermano o la competitividad a niveles económicos que conllevará el plan Bolonia. No son iguales al soma, pero el efecto es el mismo. Proceso de robotización del ser humano dotándolo del combustible necesario para ello; satisfaciendo las diferentes necesidades del individuo para con los matices de ideología que precisas, salvando un posible cambio.
No siendo suficiente en esos ámbitos se limita la información ¿relatividad del conocimiento? Sistematizando la accesibilidad al conocimiento por niveles, como en la memoria de clases de “Un Mundo Feliz” en la comparativa de Alfas, Betas, Gamma y Epsilon. (De nuevo resaltar G.Hermano, O.T…)
Satisfechos según el grado sistematizado de necesidad de conocimiento y embaucados en actividades que limitan a la reflexión, poco queda para preocuparse de revoluciones o valores.
Papel determinado, expectativas cubiertas. Supuesta felicidad, o por lo menos en la media general.
¿Posibilidades conscientes de divergir?
Desde luego, acojona.
Individuo además dormido y apocado en la semiótica y el papel de relevancia dado a la misma. (Con tanto individuo comprometido al bienestar social, reitero mi desacuerdo en este aspecto con dicha búsqueda del bien colectivo con una renuncia a la individualidad por el mismo. Creo y/o vivo que no existe y no se supeditan los sentimientos a ese utópico bien común).
¿Relatividad del conocimiento histórico? ¿Solo desde el sistema capitalista? ¿Relatividad del lenguaje? ¿Verdad inexistente, mera utopía?
En cualquier caso el conocimiento histórico ha estado siempre supeditado a valores externos a la realidad del suceso, con las consecuentes interpretaciones según los intereses que mencionas. No podemos culpar al capitalismo de ello, el conocimiento siempre ha sido arma de las instituciones; de más queda mencionar el medievo.
Más que la relatividad/fiabilidad del conocimiento, destacar la RELATIVIDAD DEL LENGUAJE. Constatar de la incapacidad de las palabras para transmitir un mensaje que pueda entenderse de manera trascendental en épocas o grupos sociales.
Y he ahí la realidad a parte creada a raíz de la segunda guerra mundial que resaltas, realidad irreal como herramienta de control. Y es también ahí donde el verdadero arte entra en juego, al abogar directamente en la percepción humana y en verdades reales.
(Relación directa obra-receptor en la que no manda solo la intención del emisor al no presentarse ante el sino ante su creación, obviándolo). No estamos, considero, perdiendo los valores humanos. Estos no están sino hábilmente maquillados y manipulados, pero personalmente (y por sorprendente que me resulte para conmigo misma) sintonizar en cierta manera con Santo Tomás, en unos valores globales y simultáneamente individuales, intrínsecos, absolutos y trascendentales. Verdaderos (e incuestionables, a no ser que se sufra de trastornos mentales)
Que nos intenten vender como dices el amor (y otros valores equiparables al mismo) como fórmula matemática no quita que este sea un valor intemporal y sin raza, que existe sin necesidad de explicaciones y que las mismas no quitan lo que provoca. Vivir en las respuestas de la ciencia positivista obviando las sensaciones directas sería llevar el materialismo al extremo, acabar con cualquier rasgo de humanidad, amos, con la sal de la vida.
Incidir de nuevo en las limitaciones y errores que dan como resultado el lenguaje como constitutivo de lo transcendental, retomando lo mencionado por ti en cuanto a la 2ª Guerra Mundial y la decadencia para transmitir. Aunque claro, si no había interés precisamente en transmitir, sino en despistar de los valores intrínsecos y quedarse en la básica de la preprogramación genética (instinto). Distraer con el discurso semiótico para controlar la sociedad.
Palabras vacías para vidas vacías.
Y he ahí lo esencial, no todo puede ser mentira, o simulacro. No valores que se comparten con independencia de todo contexto, y que se tienen de manera intrínseca, que nos definen como humanos. Y he ahí el papel que debe sustentar el arte; el intento de despertar al individuo de su letargo social para que sea consciente de las verdades, que sí , no dudo, existen; y son transcendentales aunque puedan evolucionar ( que no desaparecer) con el devenir del universo que decía Nietzsche . El arte que aboga directamente con los valores interiores, no el lenguaje incapaz de ciertas proezas.
Desde luego, estoy más que de acuerdo: es hora de dejar el egoísmo aparte y asumir lo que naturalmente debemos asumir.
Sea quizá ese concepto de Revolución el que no este en peligro de extinción, aunque no sea tan espectacular como se espera de la palabra en sí.
En estos casos el arte debe, y no puede ser de otra forma, estar desvinculado de toda critica, dada la indudable incapacidad del lenguaje ante ciertos elementos muy superiores.
Siempre podemos contraponer la lectura de “La isla” a “Un mundo feliz”, por eso de no caer en el nihilismo absoluto.
De nuevo, gracias por escribir semejante texto.
Aprovecho para dejar esta imagen y adjuntar un comentario de un blog (blog bastante destacable, aunque en ocasiones con una visión muy romántica del arte que causará ciertas afinidades). En este caso la imagen habla por si sola, no necesita de palabras enrevesadas, nada de lenguaje o semiótica, sencillamente el receptor frente a la obra, transmisión directa de sensaciones, dice sin hablar, cautiva con independencia a externos. Transciende.
“Me contaba un amigo profesor que la mejor estrategia que conoce para que sus alumnos le escuchen en medio del griterío, es bajar tanto la voz que los niños se tengan que esforzar muchísimo para escucharle. Por lo visto el truco funciona y pasado un momento tiene a todos pendientes de sus palabras.”
Quizá sea esa Revolución disimulada la que tenga un lugar, la que trascienda. No necesita ser espectacular, solo producir un cambio.
La dirección del blog: http://www.floresenelatico.es/
Por los juicios de valor que he podido leer en este texto deduzco o que Perela se desdobla o que tiene unos alumnos/amigos que son la mar de parecidos con su pensamiento. ( Al menos el que conozco a nivel de docencia ) :P
ResponderEliminarEn algunos casos es para asustarse...
ResponderEliminarSiempre he querido mesarme la barba, pero no tengo.
ResponderEliminarYa te digo...
ResponderEliminarpara Andrea: existe una película preciosa sobre el terror de un mundo perfecto. "Gattaca", de Andrew Niccol :)
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