Experiencias estéticas singulares. El museo del vidrio de Alcorcón o el éxtasis del "moviment"

El ayuntamiento de Alcorcón gestiona un museo singular, que fue inaugurado el 23 de octubre de 1997: el Museo Municipal de Arte en Vidrio de Alcorcón (MAVA). Su sede es un antiguo palacio de principios del siglo XX, con regusto a capricho bávaro interpretado por un tramoyista de Walt Disney. Lo hemos visitado esta mañana, animados por el ambiente frío y ventoso, inadecuado para actividades más naturales o para pasear... Nada más cruzar la puertas de vidrio, sentimos una sensación más propia de una cámara frigorífica que de un museo. La persona que nos recibe, nos explica que el sistema de climatización no tiene arreglo y el ayuntamiento no tiene dinero para cambiarlo... ¿¡Que el ayuntamiento de Alcorcón no tiene dinero¡? La duda queda atrapada en mi mente como burbuja metafísica en el vientre de Quevedo... Antes de visitarlo, me había dejado perplejo conocer que se trataba de un museo de arte contemporáneo, compuesto exclusivamente por piezas de vidrio. Si existe un museo de arte contemporáneo con obras de vidrio, cabría imaginar otros tantos con obras de madera, mármol, aluminio, latón, acero inoxidable,lana, plástico... Tiene sentido un museo de vidrio anexo a la fábrica de la Granja, pero substanciar la médula de un museo de arte contemporáneo de ese modo es como organizar los libros de una biblioteca según el color de las cubiertas... Desde esas consideraciones, llegaba con grandes recelos, suponiendo estar ante una de esas instituciones que, al amparo de un interés social muy forzado, sirven para mover dinero, proporcionar beneficios a unas cuantas empresas, para crear cuatro o cinco puestos de trabajo para otros tantos amiguetes o parientes y unas cuantas plazas más para mileuristas...
La página Web del museo, en texto firmado por su directora, Mª Luisa Martínez García, justificaba su existencia como respuesta al "Studio Glass Moviment" (sic), creado por Harvey K. Littleton en el "Toledo Art Museum de Ohio" (sic)... Y deduje que se trataba de otro caso de subsidiariedad cultural con tintes de rancio provincianismo... Si los americanos tienen un Glass Pavillion en el Toledo Museum of Art, nosotros tendremos un museo completo dedicado exclusivamente a piezas de cristal y que acredite nuestra modernidad, documentando la inclusión de nuestros artistas en el Studio Glass Movement...
La persona que nos recibe, envuelta en un grueso abrigo y con una bufanda de lana alrededor del cuello, nos pregunta dónde vivimos y nos advierte que no se pueden hacer fotografías, tal y como indica el cartel correspondiente... Es sabido que las cámaras fotográficas roban el alma de los objetos artísticos... a no ser que las fotos sean realizadas por los técnicos de Google, tal y como nos ha recordado el señor Zugaza (director del Museo del Prado), al dar a conocer las imágenes de gran definición, accesibles mediante Google Earth: "(mediante Google Earth) Vamos a ver el cuerpo, pero no el alma de la obra, que está en la contemplación del original". Sumido en el estado pesimista inducido por la primera impresión y mis prejuicios, me reitero en la idea de que mientras el dinero público se concentra en los grandes museos emblemáticos, los demás, cumplidas las prosaicas funciones mencionadas, subsisten entre el desinterés de sus gestores y la pasividad del público... Y me pregunto si las "pequeñas obras de arte" del MAVA, también tendrán un alma... aunque sea chiquitita...
Unos instantes de vacilación nos proporcionan las ideas necesarias para completar la ubicación: en el museo, cuya entidad espacial, se abarca de un vistazo, no hay nadie más que nosotros... Optamos por subir las escaleras y empezar el recorrido por la planta alta; de ese modo la visita será más relajada...
Pero al superar el último peldaño, mi ánimo se transforma por completo: allí está la piedra de Rosetta que nos obliga a modificar radicalmente nuestro juicio inicial pesimista y profundamente equivocado, porque la frialdad ambiental, el bloqueo de la calefacción no era una cuestión de incuria ni pasividad política sino algo muy distinto.
Estábamos ante un espectáculo magnífico, insólito, maravilloso, de esos que erizan el vello y elevan alma a las terrazas del éxtasis. El título, por obvio, es innecesario: "Obra de Arte en Cristal con Cubos de Plástico de línea Prestigio"; no se apreciaba la cartela con el título y el nombre del autor, pero no hacía falta. Lo que veíamos parecía el efecto de una monumental gotera, pero es sabido que los sentidos nos confunden con frecuencia. En realidad se trataba (debía tratarse) de una obra de María Luisa Martínez García (directora del Museo). Con ella, la autora ha sabido establecer una relación metafísica y multipolar entre el espacio expositivo intangible, el mármol del suelo y el falso techo, envejecido y degradado gracias al agua que se filtra desde la cubierta. Todo ello es fiel reflejo de un discurso hermenéutico que nos habla de la interrelación entre la cosificación museística y las consecuencias del cambio climático, aludido, claro está, por el vaho que salía de nuestros rostros, gracias a la temperatura ambiental. Francamente maravilloso. Por fin me fue dado comprender el sentido simbólico de la aparente errata del texto citado: no es "Movement", sino "Movi-ment", es decir, el "movimiento" (movi) que estas constataciones deben activar en las mentes de los visitantes (ment)...
Y, milagrosamente, nuestro espíritu comenzó a emanar un fervor místico que nos hizo pensar en la Santa Teresa de Bernini... ¡Por fin nos fue dado comprender la voluntad de Bernini al retratar a la santa de modo tan inconveniente en apariencia!
Para finalizar, desde este foro deseo felicitar públicamente a todas las personas involucradas en la creación de una experiencia estética tan singular... Lo que sucede en el Museo del Vidrio de Alcorcón, las goteras, la inexistencia de calefacción, la incapacidad para atraer al público no es fruto de mala gestión, chapucería, torpeza ni nada por el estilo es, sencillamente, Kunstwollen (voluntad estética).