Si atendemos a las declaraciones oficiales, aquí somos más europeos que nadie, más demócratas que nadie... y, por supuesto, compramos más arte contemporáneo que nadie. Para acreditarlo estaba ARCO... Cuando nuestra imagen es modelada mediante iniciativas cosméticas institucionales todo parece perfecto. Y sin embargo.... nuestros datos sociológicos cuantificables proyectan una imagen más próxima a las realidades tercermundistas en educación, precariedad laboral, economía sumergida, etc.
En asuntos de "calidad democrática", los ciudadanos del Estado español percibimos que nuestros políticos, elegidos a dedazo, determinan un grave problema, sensible en las salpicaduras de corrupción repartidas por doquier. Y, por supuesto, no compramos arte por mil razones poderosas. No tenemos el nivel cultural necesario para apreciarlo, no tenemos la capacidad de consumo que exige el arte de vanguardia globalizado...
Mañana sabremos, por fin, si ARCO camina según los criterios liberales del señor Cortés y sus avaladores, o si prevalece una solución de compromiso entre las muy complejas cualidades del mercado real y las pretensiones de integración estéticas definidas durante los últimos años. La disyuntiva entre FLECHAS (¡En pié, flechas de España!) y ARCO es poco edificante.
En el primer caso, bajo la dirección artística de Ágata Ruiz de la Prada, cabe esperar la participación de El Corte Inglés, Tele 5, la Conferencia Episcopal y otras entidades de gran proyección estética popular... Por fin, podremos ver en ARCO obras de Isabel Guerra, Kiko Argüello y, en general, de autores más cercanos a los gustos populares... Y como en los tiempos de la Primera República, recuperaremos "interesantes" debates congelados hasta ahora, como el nunca resuelto de la "licitud estética" de los desnudos femeninos, la capacidad constructiva del dibujo, la conveniencia o inconveniencia de usar óleo o acrílicos... ¿Pintar al natural o en estudio? ¿En lienzo o sobre tabla? ¿Encajar con foto o a ojo? ¿Usar lapiceros o carboncillo natural?...
En el segundo... Si prevalece la intención de seguir empleando ARCO como un referente cosmético de la cultura española, será interesante contemplar los matices añadidos por el señor Cortes. Se me ocurren mil ideas, que acaso le sean útiles... Se podrían crear varias secciones nuevas: "Obras apócrifas", para cubrir posibles deslices de los "especialistas". "Arte religioso contemporáneo", para ofrecer al público una ampliación de las aportaciones sociales de Las Edades del Hombre. "El arte de los Centros Culturales", para otorgar otra dimensión a la realidad creativa de los centros municipales. "Arte de famosos" podría conectar con las iniciativas de las cadenas de televisión... "El arte de la señorita Pepis", etc.
Y aprovechando la sobre-oferta estética, la tendencia a reducir los impuestos de los partidos conservadores y la apuesta por la gestión privatizada del sistema liberal, podrían abrir una sección "revolucionaria" que sobrepasara los objetivos del llamado "arte emergente": "Creadores jóvenes y generosos", con obras ofrecidas desinteresadamente por sus autores para el enriquecimiento estético del público y para el sostenimiento del IFEMA y de la empresa de "gestión cultural" que lo organizara...
Me pregunto si Luis Eduardo Cortés no deseará ser nombrado caballero como Eugenio d'Ors, por los servicios prestados al arte español... ¿Nadie recuerda que en tiempo de crisis no se deben hacer mudanzas?
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