Por Jorge Miñano Ramírez
La Galería Soledad Lorenzo muestra hasta el 20 de febrero una selección de obras del artista madrileño Iñigo Manglano Ovalle. La exposición titulada White on white (Blanco sobre blanco) problematiza, dentro del ámbito de la estética, lo bello y monstruoso. El artista descontextualiza el artefacto político de destrucción convirtiéndolo en un fetiche dispuesto para ser contemplado por el espectador.
“¿Qué es bello y qué es monstruoso? ¿O están tan inextricablemente unidos que no puedes distinguir lo uno de lo otro? Cuando hago una hermosa nube, mi deseo es que los espectadores piensen en una explosión nuclear”.
Iñigo Manglano Ovalle, actualmente trabaja y reside en Chicago, tuve la oportunidad de ver su obra por primera vez en la última edición de la Documenta de Kassel donde presentó “Truck” (2007) que consistía en la reproducción a escala real del laboratorio móvil de armas biológicas que presentara Colin Powell en diapositivas y esquemas al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como prueba de la posesión de armas de destrucción masiva por parte del gobierno iraquí. La construcción de este laboratorio, que resultó ser falso, se mostraba en penumbra en la instalación. En la actual exposición, entre las obras destacables, el artista presenta la obra “Dirty Bomb” (2008) mostrando precisamente el mecanismo opuesto, la representación de Fatman, la bomba lanzada sobre Nagasaki en 1945. Construida con materiales extraídos de automóviles deportivos, el brillante esmaltado blanco, pulido y lustrado con cariño, es desvirtuado salpicándolo de lodo para que el propio artista sea posteriormente el encargado de limpiar con cuidado y afecto la pieza que posteriormente expone flotando sujetada por cordones metálicos. Las piezas de Manglano Ovalle agradan pero también provocan escalofríos, no sólo por la frialdad del diseño impecable sino por la relación que sus imágenes tienen con el horror.
Links:
http://www.soledadlorenzo.com/
http://inigomanglano-ovalle.com/
No conocía la obra de este artista y tuve la oportunidad hace unos días. Me parece que a pesar del número escaso de piezas en la muestra, el efecto que produce en general es de una fuerte presencia plástica. Además, creo que gana mucho al estar acogida por un espacio tan uniforme y neutro como el de la galería, porque así se potencia la expresividad de su trabajo, muy rotundo y que hace reflexionar sobre esa relación entre la belleza formal y lo desolador.
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