En tiempos de Fallas dar un paseo en coche por Sagunto es una aventura. El trazado urbanístico caótico se convierte en una trampa para foráneos de la que es imposible escapar. A la tercera vuelta por el anillo de circunvalación definido por la autoridad municipal, que excluía el acceso al teatro romano, encontramos una plaza de aparcamiento. Comenzaba a chispear pero la temperatura era agradable y fue cómodo llegar al museo local, habilitado como es norma en este país de incompetencia cultural, en una edificación antigua rehabilitada: la casa del Mestre Peña.
El resultado desde el punto de vista arquitectónico es aceptable; desde criterios museísticos... También aquí nos encontramos con un cascarón demasiado angosto, conociendo las posibilidades arqueológicas de Sagunto. Por lo visto, la idea era utilizar el nuevo teatro para exponer una amplia colección, pero desde la sentencia famosa, impera la incertidumbre.
Como es norma entre los de su especie, ofrece unos planteamientos pedagógicos tan forzados, de ritos almidonados con tanto rigor, que es difícil sentirse cómodo en sus salas.
Lo más destacable desde mis preocupaciones personales: dos capiteles clasificados con excesiva precisión, porque no tienen rasgos culturales de ubicación clara, salvo su adscripción a las tradiciones grecolatinas. Estas piezas suelen clasificarse en época tardía y mi opinión es que deben adjudicarse a bandas cronológicas más amplias. En este caso, sólo la carencia de ábaco articulado del primero (imagen superior) informa de su realización en fase tardía, pero como la ornamentación conserva los modelos tradicionales, no parece probable que su realización fuera demasiado tardía: Pudo ser tallado entre los siglo I y IV.
La articulación del ábaco del segundo (imagen inferior) y del cuerpo central impide datarlo en época tardía a pesar de su heterodoxia. Recordemos que, desde muy pronto, en el Imperio Romano proliferaron variedades ajenas a los llamados "órdenes clásicos". A mi juicio, se le puede situar en la misma horquilla cronológica que el anterior.
Acotación importante: la colocación de estas piezas, que se puede encontrar en otros museos de inauguración reciente, oculta algunas de sus cualidades. Sería mejor ponerlos sobre cilindros que permitieran una visión más limpia y sugirieran su funcionalidad original.
Como es habitual, el museo estaba vacío.
Se nos había hecho tarde y seguía chispeando... Visitaremos el teatro en mejor ocasión.
Bueno, la rehabilitación del edificio que alberga el museo es un tanto extraña. En el piso superior, se conservan paramentos murales que se encuentran empapelados. Desconozco si porque se les acabó el dinero para consolidar apropiadamente y han colocado esa protección para evitar algún desastre. No lo entiendo muy bien.
ResponderEliminarEn cuanto a el tema del discurso en un museo de esas características es un poco lo de siempre. Quizá podríamos analizar varios casos de éstos bajo un mismo patrón de preguntas comunes.