1. La universidad no es de los universitarios, sino de toda la comunidad (sociedad).
2. Puesto que la universidad pertenece a la sociedad en su conjunto, en un sistema democrático, las personas más acreditadas para tomar decisiones sobre ella, no son los diferentes estamentos universitarios (profesores, alumnos, PAS), sino los representantes legales de los ciudadanos, es decir, quienes ostentan la representatividad democrática en los órganos de gobierno y, especialmente, en el ámbito legislativo.
3. Para evitar un debate estéril, es mejor que los representantes políticos encarguen a personalidades de "acreditada solvencia" el diseño de las reformas necesarias para que en el ámbito universitario se materialice lo antes posible la deseada convergencia europea.
La argumentación parece razonable, pero teniendo en cuenta la merginación de los universitarios... ¿Qué sucedería, en el supuesto hipotético de que "los representantes legales", a su vez, delegaran sus funciones en una comisión formada por imbéciles? ¿Qué sucedería si esos imbéciles no tuvieran la sagacidad necesaria para distinguir a un especialista de un charlatán bienintencionado con buenas relaciones? ¿Deberíamos reclamar a los políticos? ¿A los del Ministerio o a los de la Conserjería? Naturalmente, reitero que estoy hablando en un "supuesto hipotético", puesto que los más recientes estudios globales acreditan la elevadísima calidad de nuestros estudios universitarios...
Cuando aparecen los primeros resultados de la reforma, brotan "yemas problemáticas"... Me limitaré a dos:
1. No está previsto plantear las necesidades financieras requeridas por el nuevo modelo. En tiempo de crisis forzada por las actividades especulativas, son mucho más importantes las necesidades de los bancos.
2. A la vista de las decisiones que se están tomando en las universidades española, "parece" manifestarse un importante incremento de la "funcionarización" (en el peor sentido del término) universitaria.
Durante los días pasados los medios de comunicación han recogido una situación que me ha apenado muy profundamente: la eliminación del legado de doña Carmen García Ormaechea, una profesora ejemplar, a quien tuve la suerte de conocer como alumno (Arte de Extremo Oriente: India, China y Japón), que infundió en mi ánimo algunas ideas aún presentes en los rincones más sólidos de mi mente y que giran en torno a un asunto fundamental: controlar las veleidades etnocéntricas propias de nuestro contexto cultural. Occidente no siempre ha sido el ombligo del mundo y no tiene por qué ser referencia ética ni estética para "calificar" otras realidades culturales. Como las circunstancias de la vida me alejaron de ella, puedo decir sin condicionantes subjetivos, que me pareció una de las personas mejor dotadas y más serias de cuantas he conocido en mi ya dilatada vida universitaria.
Ignoro las "razones" que "justifican" lo que está sucediendo en la facultad hermana (y en mi caso, también madre), pero me parece vergonzoso que no existan resortes para respaldar y, si es necesario, proteger, las iniciativas objetivamente positivas para la formación de los universitarios. ¿Genéricas, troncales, obligatorias? ¿Galgos o podencos? Lo importante no debería ser la "consideración administrativa". ¿O sí?
¿A quién se puede responsabilizar de esta situación? Los medios de comunicación se han hecho eco de un enfrentamiento entre profesores del mismo departamento... Conociendo las limitaciones financieras que marcan la aplicación del nuevo modelo, es fácil imaginar cómo se habrá desarrollado el debate: guerra fratricida siempre resuelta en detrimento de los sectores con menor respaldo númerico, que no siempre son los menos importantes para la formación académica de los alumnos.
¿Mejorar la universidad sin incrementar la dotación presupuestaria? Sólo a un imbécil se le ocurre defender una necedad tan monumental. ¿Mejorando la gestión? ¿Mediante empresas de amiguetes o de profesionales de la especulación? La mejora universitaria, ante todo, debe suponer incremento de opciones... En eso si podrían servir como referencia las mejores universidades norteamericanas.
Mucho me temo que a quienes deberíamos tirar de las orejas hasta arrancárselas es a quienes diseñaron una reforma universitaria al margen de los universitarios y, durante los últimos años, han definido un marco normativo propio del analfabetismo cultural, la indolencia y la estupidez exteriorizada por muchos de nuestros políticos, que se han ganado con empeño ser el tercer problema más importante de los españoles.
Paradojas judiciales, cifras espantosas de parados, enseñanza media supeditada a los intereses de las órdenes religiosas, universidad "funcionarizada"... Circunstancias de la peculiar idiosincrasia (idiocracia) hispana. ¿"Idiosincrasia peculiar" o democracia idiotizada? Y recuerdo aquella obra de Peter Weiss: Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representado por el grupo escénico del hospicio de Charenton...
¿Dónde se apunta uno para solicitar asilo político en Gibraltar? Aunque sea como mono...
Lo mismo nos pasa en Perú. Toda esa ineficiencia y desbase del proceso de la universidad seguira asi con segurudad mientras siga en manos de quienes viven de ella o le marginan polticamente
ResponderEliminar