Por Silvia Martín Vázquez
El concierto que nos brindó Ryuichi Sakamoto en el teatro Coliseum de Madrid, fue un espectáculo de ruidos. Al entrar, vendían palomitas y cerveza que la gente pasaba a las butacas. Empezó el concierto y hasta el tercer tema la gente buscaba donde sentarse a oscuras. Las puertas chirriaban de una manera que indignaba. Mientras tocaban se oyó a alguien decir ¡que le echen! y a quién se lo decían replicaba ¡que me devuelvan el dinero!. Ryuichi Sakamoto pedía silencio y algunos de vez en cuando chistaban y durante todo el concierto hubo tos contagiosa. Creo que la mayor parte de la gente no sabía que iba a oír una música que hay que escuchar en silencio, y no lo entiendo porque las entradas eran muy caras, no creo que a nadie se las regalaran. Tendría que haberme comprado unos discos suyos. No vuelvo a ir a un concierto de música que haya que escuchar en silencio. ¡Es tan difícil estar en silencio!
El concierto que nos brindó Ryuichi Sakamoto en el teatro Coliseum de Madrid, fue un espectáculo de ruidos. Al entrar, vendían palomitas y cerveza que la gente pasaba a las butacas. Empezó el concierto y hasta el tercer tema la gente buscaba donde sentarse a oscuras. Las puertas chirriaban de una manera que indignaba. Mientras tocaban se oyó a alguien decir ¡que le echen! y a quién se lo decían replicaba ¡que me devuelvan el dinero!. Ryuichi Sakamoto pedía silencio y algunos de vez en cuando chistaban y durante todo el concierto hubo tos contagiosa. Creo que la mayor parte de la gente no sabía que iba a oír una música que hay que escuchar en silencio, y no lo entiendo porque las entradas eran muy caras, no creo que a nadie se las regalaran. Tendría que haberme comprado unos discos suyos. No vuelvo a ir a un concierto de música que haya que escuchar en silencio. ¡Es tan difícil estar en silencio!
Yo no opino lo mismo. Por lo menos cuando voy a los conciertos me gusta escucharlos en silencio, y me pone muy nerviosa la gente no que canta las canciones, sino que habla sobre lo que ha hecho el fin de semana a todo volumen, no vaya a ser que su amigo no le oiga por la musica...
ResponderEliminarNo se si te refieres a ese tipo de silencio
Kike, socio, la próxima vez llévate aceite pa las bisagras de las puertas. Muak.
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