Por Irene Muñoz
Quizás ya no hayamos dado cuenta de que España, como elementos cultural, no importa demasiado a nivel mundial, a pesar de todo el peso de tradición cultural del que disponemos. Pero, ¿y nosotros?, ¿nos acordamos los españoles de nosotros mismos? La respuesta es sencilla: no. ¿Quién recuerda a Segundo de Chomón, el pionero cineasta español? Esta figura cinematográfica no sólo estuvo a la altura del cine mudo de empieces del siglo XX, sino que además dotó a sus películas de brillantes trucos ilusorios (lo que hoy en día llamaríamos “efectos especiales”), comparables con conocidos como George Méliès. Por supuesto trabajó con productoras como la de los hermanos Pathé (la del gallo) o la Itala Films (la de Pastrone), vivió el ambiente parisino de los orígenes del cine, se mezcló con intelectuales de la época, y ayudó a la creación de nuestra actual industria cinematográfica. ¿Y en los libros de cine dónde está su nombre?
Pero no sólo a Segundo de Chomón no se le recuerda, ¿y Juan de la Cierva, aquel que inventó el “autogiro”, aparato precursor del actual helicóptero? Estos dos ejemplos parecen haber sido olvidados en nuestra mente, e incluso de los documentales de la 2. Nos dejamos seducir por lo que proviene del exterior, las batallitas de guerra de los americanos, los inventos de los franceses….¿Es que además de importar la comida rápida, la Coca Cola, los zapatos italianos, el champagne francés, el yogurt griego, y los fideos chinos, hemos importado los documentales de fuera?¿qué oportunidad entonces estamos dando al producto interior audiovisual y cinematográfico, aquellos que hemos estudiado durante varios años una carrera para tener que dejar el país como exiliados de guerra?.
Y no sólo en el mundo del audiovisual, también nuestras bibliotecas como la del Museo Reina Sofía acaban teniendo más libros en otros idiomas que en lengua española (incluso libros de de artistas de más de 60 años). ¿Quizás es por falta de traducción al español? No señores, preferiblemente porque libros como los de Jackson Pollock pueden encontrarse en español en las librerías de barrio por 10 euros y no en el Reina Sofía. Si Cervantes, Quevedo, Calderón, Valle-Inclán o Góngora levantasen la cabeza se darían un coscorrón al ver que nos dejaron un legado de textos de calidad, y que hoy lo estamos perdiendo.
Quizás hayamos creado un ambiente cultural sólo y exclusivamente para agradar a nuestros compañeros extranjeros y nos hayamos olvidado de nosotros mismos. Inventos como el Chupa Chups, la fregona, el submarino de Peral, el traje espacial de Emilio Herrea Linares, las calculadoras analógicas de Torres Quevedo, entre muchos otros, han contribuido a edificar lo que hoy es nuestro presente, que se reconoce más fuera de nuestras fronteras que en nuestra propia casa. ¿De dónde viene todo este rechazo hacia nosotros mismos? La guerra civil y el franquismo han hecho mucho daño a nuestra cultura, ya que había que estar a la altura de los movimientos culturales de países que controlaban el capital. Aún así, el ingenio y la creatividad de aquellos que marchan o de aquellos que se quedan siempre perdurarán, aunque sean en la última estantería de los libros olvidados.
Tienes toda la razón. Ahora la editorial de DVD Cameo ha sacado una edición de películas de Segundo de Chomón realmente interesante. No en vano, este autor , como bien dices, está casi olvidado. Aquí en España, hemos sido nosotros mismos los que no nos hemos preocupado de nuestro patrimonio. ¿Sabías que el 90 por ciento de las peliculas españolas de antes de los años 30 se ha perdido? Utilizaban el maetrial fílmico para reciclarlo y convertirlo en laca de uñas para señora... Realmente lamentable. El cine se entendía como atracción de feria (una vez cumplico el circuito comercial las plículas ya no interesaban). En fin...
ResponderEliminar...pero es que esa realidad tampoco se puede negar. El cine era un espectáculo de feria, pero el de Segundo de Chomón y el de Mélies. Y se trató como tal, no queramos que nuestra mentalidad sea la que marque el devenir de la historia pasada.
ResponderEliminarLo que es una pena es que no se dé más relevancia a los grandes cines de principios de siglo. Que se anteponga casi siempre Griffith a Pastrone y se sobrevalore en exceso el cine americano y alemán cuando otros países estaban haciendo cosas de gran interés.
El resto es menos relevante desde mi punto de vista.
Y Chomón es mucho más interesante como "efectista" que como cineasta.
Un saludo.
Está claro.
ResponderEliminarPrecisamente no era posible tener esa sensibilidad de la que ahora hacemos gala, y por ello todo eso quedó perdido. Ello no quita para que fueran los propios autores de aquellas obras los que se lamentaran del poco interés que sus obras tenían. Para Eduardo García Maroto, por ejemplo, resultó un auténtico desastre que prácticamente todo su legado desapareciera con las llamas del incendio de los laboratorios "Madrid Film". Ellos mismos valoraban su obra porque era su propia historia y, sin ella, quedaban sin historia ellos mismos.
Hail Europa!
ResponderEliminarHail Globalización!
Dudo mucho del daño que pudo causar el franquismo a lo que tu entiendes por "cultura española", ya que fue él el que se la inventó. Y si Cervantes levantará la cabeza si que de verdad se daría un coscorrón al ver que determinados sectores le incluyen dentro de lo que tanto odio, como fue el imperialismo (denominémoslo "español") que ahogó a Castilla.
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