El arte puede ser divertido o muy divertido. En estos tiempos azarosos, cuando los políticos flaquean por su debilidades y las estupideces que formulan solemnemente, a Brett Murray se le ha ocurrido representar a Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica según fórmula iconográfica leninista, en ambiente de rojo y negro —no creo que existan pretensiones anarquistas—, pero con los genitales a la vista.
Para contextualizar la representación conviene tener en cuenta que su militancia en el Partido Comunista Sudafricano le costó 10 años de cárcel y también que los impulsos sexuales le han procurado acreditada fama de semental. Jacob Zuma practica la poligamia (se ha casado en seis ocasiones), no se reprime de mantener relaciones a diestro y siniestro, y en 2005 fue acusado de violación... Todo un personaje de extensa progenie, que acredita un peculiar modo de entender el Africa Power.
Las reacciones contra la obra de Brett Murray no se hicieron esperar y los seguidores de Jacob Zuma completaron la obra de modo excepcionalmente interesante, para transformarla en un manifiesto estético especialmente agresivo.
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