Por Martín Peño
En torno al nombramiento de José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado.
José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo, apodado “el Zorro Plateado”, es conocido por ser uno de los siete personajes (Los Padres) que conformaron la estafa del estado de las cosas que se concretó en la denominada Constitución Española. En aquella época, ministro de Presidencia, Administración Territorial y Asuntos Exteriores de UCD. Normalmente se le cita como abogado y profesor de Derecho Constitucional, y no siempre, aparece como vocal de la Fundación Tajamar, obra corporativa del Opus Dei además de ser vocal de FAES, fundación del PP.
Desde mayo la presidencia del Patronato del Museo del Prado fue cargo vacante desde que lo abandonara Plácido Arango. Arango (parece ser), personalidad de prestigio y consenso, propietario de una de las más importantes colecciones de arte privadas de España y fundador del grupo VIPS.
La cuestión de la elección del nuevo presidente del Patronato, evidencia un cúmulo de intereses creados y velados que dejan en entredicho la autonomía de la institución pública (que según el artículo 2 de la ley, y un pacto de Estado de 1994, garantizándole un régimen especial en la Administración con el fin de ponerlo al margen de injerencias políticas y dándole capacidad de gestionarse económicamente con independencia).
Con el paso de los años esta pretensión de autonomia parece ser que se ha ido resintiendo, cuando en noviembre de 2011 el entonces Ministro de Política Territorial y Administraciones Públicas, Manuel Chaves, firmó un Real Decreto para permitir la entrada en el patronato del museo también como vocales, a los grandes mecenas del Prado. Desde ese momento el ministro de Cultura puede nombrar libremente hasta 15 vocales de este órgano “designados entre personas de reconocida competencia en asuntos relacionados con el patrimonio histórico español o que se hayan distinguido por sus servicios a la cultura”.
En esas fechas, el PSOE no tuvo tiempo para hacer uso de la nueva norma, pero sí el PP.
De esta manera y durante el 2012, nos encontramos en la escena (el Patronato, queremos decir) nombres como: Francisco González (presidente del BBVA), César Alierta (presidente de Telefónica), José Manuel Entrecanales (presidente de Acciona), José Ignacio Sánchez Galań (presidente de Iberdrola), Isidre Fainé (presidente de La Caixa) y Jean-Laurent Granier (CEO de Axa en el Mediterráneo); Eduardo Serra Rexach (Ministro de Defensa en el Gobierno de Aznar); Alicia Koplowitz una de las grandes fortunas españolas, miembro desde febrero de 2007) Guillermo de la Dehesa Romero (economista, asesor de Goldman Sachs y secretario de Estado en el Gobierno del PSOE) estos tres últimos renovados; Ana Botella, alcaldesa de Madrid...
Volviendo al protagonista de la noticia. Uno de los problemas es que Pérez-Llorca ha sido nombrado (por el ministro) sin haber consultado a nadie y el día anterior a que el Patronato se reuniera. La cuestión estriba en que la relación de este señor con el arte, los museos o la gestión cultural, no es conocida o no resulta ser tan evidente como para ocupar tal cargo. La idea generalizada y lógica es que el presidente del Patronato tiene que ser alguien relacionado con el mundo del arte: coleccionista, mecenas, historiador del arte...y con prestigio internacional en cuestiones artísticas, criterios que tambíen serían aplicables a la lista de vocales anteriormente citada. Esto es lo que hace su “puesta en escena” un tanto forzada. Pérez-Llorca se muestra pues como un candidato ideológico.
De todas formas aquí recogemos un alegato en su defensa (artística):
«Empiezo un periodo de inmersión en el Prado, un museo al que llevo acudiendo desde que vine por primera vez con mi madre a los 9 años. Habré venido unas 800 veces. Tengo todo el amor por este museo»
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