Por Askthegoat
El ministro Wert debe de ser
el mejor amigo de los periodistas españoles pues cada
vez que abre la boca promete ríos de tinta. Sus palabras, oro puro:
“He defendido el cine español y la industria
en todas las circunstancias en que me ha sido posible y se me ha requerido, lo
que no quiere decir que esté de acuerdo con todos sus planteamientos, sobre
todo con aquellos en los que se mezcla lo que es una legítima defensa del mundo
industrial con reivindicaciones políticas que no tienen nada que ver.”
Nooo claro. ¿Cine y política? ¿A qué mente
perturbada se le podría ocurrir algo así? Esas ideas de que la cultura
sirva para algo son absurdas. Yo voto porque los Goya pasen a llamarse premios
Kant para evitar confusiones. Pero que se puede esperar de un país de antidemócratas, que no son capaces
de apreciar los esfuerzos que hacen los enviados del Bien por defenderlos hasta
de sí mismos. Sobre todo en los sectores artísticos es muy extraño que no se
den cuenta de esto. Pudiendo pintar cosas bonitas como flores y jóvenes
desnudas de generosos traseros (cabe destacar que en muchos sectores
profesionales ya se aplican las virtudes motivadoras de este tipo de imágenes)
¿Por qué hacer a Franco metido en una nevera? Si es que se lo van buscando.
Nuestros viejos amigos teutones lo tenían muy claro: el mejor lugar para el
arte degenerado es la hoguera. ¿Amigos? Sí, amigos. Que de tanto maquillar nos
vamos a quedar sin cara. Pero supongo que para Wert las aulas tampoco son lugar
para cuestiones políticas. Mediante la ignorancia absoluta, aplicando el axioma
de “si nadie lo sabe a nadie le importa”, no saldremos de la crisis económica o
sanearemos la corrupción generalizada pero por una vez seremos pioneros en
Europa en algo. Conseguiremos un país en el que no haya ni un ciudadano nacido
en el siglo XXI que sea capaz de hacer la “o” con un canuto intelectualmente
hablando. La idiocracia está más cerca de lo que parece (¿alguien se
sorprende?), concretamente, a una generación de distancia.
Martin Creed, Work No. 218, A sheet of paper crumpled into a ball, 1999 (The Telegraph) |
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