Según informa Europa Press:
La rectora de la Universidad de Málaga (UMA) y presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Adelaida de la Calle, ha anunciado que harán un llamamiento a todos aquellos que quieran colaborar para que ningún estudiante se quede sin acceder a la Universidad malagueña por no haber podido hacer frente al pago de la matrícula al no conseguir la nota mínima exigida, siempre que los recursos de la familia sean "extremadamente bajos".
Deduzco que, como con los trabajos precarios, es una cuestión relativa: mejor cobrar 300 € al mes que estar en paro... Puestas así las cosas, también sería buena idea que, en tiempos de crisis, los dirigentes políticos, los periodistas de relumbrón y, por supuesto, los rectores, cobraran sus emolumentos de acuerdo con la voluntad de los donantes... como en la Edad Media. O como en tiempos más "modernos", asumiendo el cargo honorífico de Barbero Real... O, incluso, recibiendo las rentas de cierta canonjía.
Si en la universidad no entendemos la perversión implícita en la actual recuperación de la caridad y sus implicaciones a medio y largo plazo, debiéramos dedicarnos a otra cosa.
La rectora de la Universidad de Málaga (UMA) y presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Adelaida de la Calle, ha anunciado que harán un llamamiento a todos aquellos que quieran colaborar para que ningún estudiante se quede sin acceder a la Universidad malagueña por no haber podido hacer frente al pago de la matrícula al no conseguir la nota mínima exigida, siempre que los recursos de la familia sean "extremadamente bajos".
Deduzco que, como con los trabajos precarios, es una cuestión relativa: mejor cobrar 300 € al mes que estar en paro... Puestas así las cosas, también sería buena idea que, en tiempos de crisis, los dirigentes políticos, los periodistas de relumbrón y, por supuesto, los rectores, cobraran sus emolumentos de acuerdo con la voluntad de los donantes... como en la Edad Media. O como en tiempos más "modernos", asumiendo el cargo honorífico de Barbero Real... O, incluso, recibiendo las rentas de cierta canonjía.
Si en la universidad no entendemos la perversión implícita en la actual recuperación de la caridad y sus implicaciones a medio y largo plazo, debiéramos dedicarnos a otra cosa.
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