El edificio
Se inauguró hace un año, en noviembre de 2012, a partir de un proyecto de Nieto-Sobejano, y en el solar que antes había ocupado un matadero, en la periferia del actual casco urbano. Según la web de la propia institución:
“El nuevo museo supondrá la experiencia de un paseo por un paisaje vegetal y metálico; a través de un campo lumínico cuyo efecto será el de un resplandor en la noche. Este museo será capaz de evocar la imagen de prados y cuevas, de murallas y torreones… una auténtica metáfora de un paisaje y una cultura que los lucenses llevan en la memoria”
¿Metáfora? No creo que en este caso se trate de una metáfora, pero parece obvio que el juego de cilindros de acero corten sobre suelo de hierba alude a lo específicamente lucense... acaso con demasiada simpleza.
El objetivo del museo según un panel colocado sobre uno de los pilares cilíndricos es:
“Divulgación e interpretación del patrimonio histórico que atesora la ciudad de Lugo.
Gracias a los recursos multimedia que se presentan se permite crear un lenguaje narrativo comprensible, en el que se combina emoción y teatralidad.
En la planta superior se plantea un “bosque de cilindros” con piezas originales. En la planta -3 el visitante desembocará en el gran espacio denominado “Caja Negra”, la música le envolverá, la luz le bañará y las imágenes le rodearán.
Disfrute de la visita.”
Puede que el proyecto responda a una idea arquitectónica genial, pero como sucede en otros muchos casos, también aquí se advierte cierta disfunción entre las pretensiones y los resultados prácticos.
Con carácter preliminar y ateniéndonos a la literalidad del objetivo establecido por el museo, es importante tener en cuenta que en Lugo ya existe un museo provincial que, como todos los de su carácter, está concebido para ilustrar la historia y el desarrollo del arte (cultura material) de la provincia; y en ello siempre tiene gran relevancia la capital. Además ese museo había sido objeto de una importante remodelación diseñada por Antonio González Trigo en el año 1997.
Así, pues, parece obvio que la mencionada justificación no fuera la única e, incluso, tampoco la más importante. Si tenemos en cuenta la situación del museo, en una zona periférica, surge la sospecha de si las autoridades municipales no estarían intentando “ennoblecer” una determinada zona de Lugo, mediante la realización de una edificación diseñada por un estudio de arquitectura prestigioso… Por supuesto, contando también con la rentabilidad política que proporciona aparecer en los informativos promoviendo un importante edificio de “infraestructura cultural” y, por supuesto, inaugurándolo. Y desde estas sospechas es simple “entender” lo que nos encontramos al visitarlo hace unos días (durante la segunda semana de septiembre).
En lo puramente arquitectónico, el complejo responde a lo que se promete en la propia página web: encontramos un tratamiento espacial magnífico, en la línea de lo que es habitual en los proyectos de este estudio, que suele firmar edificios públicos caracterizados por un tratamiento muy cuidado de los volúmenes interiores el mejor, a mi juicio es el de Medina Azahra). No sé si son convincentes las referencias a “lo específicamente lucense”, materializadas en la insistencia en "lo cilíndrico" (muralla romana) y en las acotaciones "naturales" (flora, etc.), pero "funcionan bien". Lo que pudimos ver —incluidas las salas donde se exponían obras de Paco Pestano y Simon Norfolk— ofrecía un aspecto sumamente grato e interesante.
No obstante, detectamos algunas anomalías importantes: una de las lunas curvadas estaba hecha añicos, aunque milagrosamente se mantenía completa en su lugar, en situación incompatible con las exigencias de seguridad en un edificio público; también se apreciaban descuelgues y desajustes en las zonas de paso, desperfectos en el techo y alguna otra anomalía especialmente relevante. Supongo que muchas de estas carencias están relacionadas con las limitaciones funcionales de los vidrios curvados, que tal vez no fueron consideradas relevantes por los autores del proyecto, y con las actuales limitaciones presupuestarias. Pero en todo caso, creo que son demasiadas anomalías para un edificio inaugurado hace menos de un año...
El museo y las salas de exposiciones
La parte dedicada estrictamente al museo interactivo de la historia de Lugo ofrece una instalación espectacular —mediante vitrinas cilíndricas—, pero bastante pobre si atendemos al número y relevancia de las piezas. De acuerdo con el nombre del museo, la instalación se apoya muy especialmente en varios audiovisuales que se activan ante la presencia del visitante; por desgracia, el ajuste los sensores no es demasiado “fino” puesto que si se ponen en marcha, por ejemplo, dos audiovisuales a la vez, es difícil percibir las explicaciones.
Tras dar un paseo por la zona histórica-interactiva y recorrer otras, como la hipotética cafetería cerrada, correspondía bajar a la “Caja Negra”. Allí, en un ambiente espacial muy sugerente y tapizado de oscuridad, nos ofrecieron un espectáculo multimedia sobre una pantalla cóncava, también de diseño cilíndrico, que ofrecía una calidad de proyección manifiestamente mejorable, y más próximo a un "docudrama" de promoción turística que a un documental de fundamento pedagógico o divulgativo.
Al abandonar la “Caja Negra”, que está en la parte más baja, se nos ocurrió hacerlo mediante una escalera, que también era salida de emergencia. Sorprendentemente, al llegar arriba nos encontramos con que la puerta de salida al jardín —probablemente colocada en uno de los cilindros de acero corten— estaba cerrada. Según nos explicó un empleado que acudió casi de inmediato, debíamos haber ascendido, "como todo el mundo", por el ascensor…
No debe tener muchas visitas, porque sólo lo abren por las tardes. Aquel día sólo coincidimos con otra pareja que se expresaban con acento gallego, aunque vimos a varios jóvenes haciendo fotografías por el exterior.
Se inauguró hace un año, en noviembre de 2012, a partir de un proyecto de Nieto-Sobejano, y en el solar que antes había ocupado un matadero, en la periferia del actual casco urbano. Según la web de la propia institución:
“El nuevo museo supondrá la experiencia de un paseo por un paisaje vegetal y metálico; a través de un campo lumínico cuyo efecto será el de un resplandor en la noche. Este museo será capaz de evocar la imagen de prados y cuevas, de murallas y torreones… una auténtica metáfora de un paisaje y una cultura que los lucenses llevan en la memoria”
¿Metáfora? No creo que en este caso se trate de una metáfora, pero parece obvio que el juego de cilindros de acero corten sobre suelo de hierba alude a lo específicamente lucense... acaso con demasiada simpleza.
El objetivo del museo según un panel colocado sobre uno de los pilares cilíndricos es:
“Divulgación e interpretación del patrimonio histórico que atesora la ciudad de Lugo.
Gracias a los recursos multimedia que se presentan se permite crear un lenguaje narrativo comprensible, en el que se combina emoción y teatralidad.
En la planta superior se plantea un “bosque de cilindros” con piezas originales. En la planta -3 el visitante desembocará en el gran espacio denominado “Caja Negra”, la música le envolverá, la luz le bañará y las imágenes le rodearán.
Disfrute de la visita.”
Puede que el proyecto responda a una idea arquitectónica genial, pero como sucede en otros muchos casos, también aquí se advierte cierta disfunción entre las pretensiones y los resultados prácticos.
Con carácter preliminar y ateniéndonos a la literalidad del objetivo establecido por el museo, es importante tener en cuenta que en Lugo ya existe un museo provincial que, como todos los de su carácter, está concebido para ilustrar la historia y el desarrollo del arte (cultura material) de la provincia; y en ello siempre tiene gran relevancia la capital. Además ese museo había sido objeto de una importante remodelación diseñada por Antonio González Trigo en el año 1997.
Así, pues, parece obvio que la mencionada justificación no fuera la única e, incluso, tampoco la más importante. Si tenemos en cuenta la situación del museo, en una zona periférica, surge la sospecha de si las autoridades municipales no estarían intentando “ennoblecer” una determinada zona de Lugo, mediante la realización de una edificación diseñada por un estudio de arquitectura prestigioso… Por supuesto, contando también con la rentabilidad política que proporciona aparecer en los informativos promoviendo un importante edificio de “infraestructura cultural” y, por supuesto, inaugurándolo. Y desde estas sospechas es simple “entender” lo que nos encontramos al visitarlo hace unos días (durante la segunda semana de septiembre).
En lo puramente arquitectónico, el complejo responde a lo que se promete en la propia página web: encontramos un tratamiento espacial magnífico, en la línea de lo que es habitual en los proyectos de este estudio, que suele firmar edificios públicos caracterizados por un tratamiento muy cuidado de los volúmenes interiores el mejor, a mi juicio es el de Medina Azahra). No sé si son convincentes las referencias a “lo específicamente lucense”, materializadas en la insistencia en "lo cilíndrico" (muralla romana) y en las acotaciones "naturales" (flora, etc.), pero "funcionan bien". Lo que pudimos ver —incluidas las salas donde se exponían obras de Paco Pestano y Simon Norfolk— ofrecía un aspecto sumamente grato e interesante.
No obstante, detectamos algunas anomalías importantes: una de las lunas curvadas estaba hecha añicos, aunque milagrosamente se mantenía completa en su lugar, en situación incompatible con las exigencias de seguridad en un edificio público; también se apreciaban descuelgues y desajustes en las zonas de paso, desperfectos en el techo y alguna otra anomalía especialmente relevante. Supongo que muchas de estas carencias están relacionadas con las limitaciones funcionales de los vidrios curvados, que tal vez no fueron consideradas relevantes por los autores del proyecto, y con las actuales limitaciones presupuestarias. Pero en todo caso, creo que son demasiadas anomalías para un edificio inaugurado hace menos de un año...
El museo y las salas de exposiciones
La parte dedicada estrictamente al museo interactivo de la historia de Lugo ofrece una instalación espectacular —mediante vitrinas cilíndricas—, pero bastante pobre si atendemos al número y relevancia de las piezas. De acuerdo con el nombre del museo, la instalación se apoya muy especialmente en varios audiovisuales que se activan ante la presencia del visitante; por desgracia, el ajuste los sensores no es demasiado “fino” puesto que si se ponen en marcha, por ejemplo, dos audiovisuales a la vez, es difícil percibir las explicaciones.
Tras dar un paseo por la zona histórica-interactiva y recorrer otras, como la hipotética cafetería cerrada, correspondía bajar a la “Caja Negra”. Allí, en un ambiente espacial muy sugerente y tapizado de oscuridad, nos ofrecieron un espectáculo multimedia sobre una pantalla cóncava, también de diseño cilíndrico, que ofrecía una calidad de proyección manifiestamente mejorable, y más próximo a un "docudrama" de promoción turística que a un documental de fundamento pedagógico o divulgativo.
Al abandonar la “Caja Negra”, que está en la parte más baja, se nos ocurrió hacerlo mediante una escalera, que también era salida de emergencia. Sorprendentemente, al llegar arriba nos encontramos con que la puerta de salida al jardín —probablemente colocada en uno de los cilindros de acero corten— estaba cerrada. Según nos explicó un empleado que acudió casi de inmediato, debíamos haber ascendido, "como todo el mundo", por el ascensor…
No debe tener muchas visitas, porque sólo lo abren por las tardes. Aquel día sólo coincidimos con otra pareja que se expresaban con acento gallego, aunque vimos a varios jóvenes haciendo fotografías por el exterior.
La cuestión es criticar
ResponderEliminarEn este caso, era (es) fácil. Y aún faltaría mencionar algunos otros puntos... Aunque parezca increíble, los comentarios críticos de este blog suelen ser bastante mesurados. Por ejemplo, la proyección futura de estas instalaciones es muy discutible: la "última tecnología" queda obsoleta a los 5 años.
ResponderEliminar