En un artículo firmado y aparecido en infolibre, P. Almodóvar nos ofrece su visión de la actual situación del cine en España:
(…)
El Sr. Montoro, el Sr. Wert y, en general, todo el Gobierno, deberían sentirse frustrados al comprobar que lo que recaudarán por taquilla, después del brutal aumento del IVA, es sensiblemente menos que antes de adoptar esta medida. En una crisis como la que vivimos, el cine no es un artículo de primera necesidad, es algo de lo que las familias pueden prescindir aunque sus vidas sean mucho más tristes y menos emocionantes.
Se han cumplido todas las previsiones que se hicieron cuando se anunció la subida (que la gente dejaría de ir al cine, que muchas salas cerrarían) excepto las del Gobierno de aumentar sus recaudaciones de impuestos: esas no se han cumplido. En Madrid, por ejemplo, hay barrios tan populosos como Cuatro Caminos cuyos vecinos no disponen de ningún cine, y ciudades muy cinéfilas como Zaragoza están condenadas a ver cine doblado porque los de versión subtitulada han cerrado. Si el resultado niega sus previsiones, ¿por qué los ministros del sector, y el Gobierno en general, se muestran tan eufóricos? Solo se me ocurre una respuesta: porque están castigando al cine español hasta que no quede nada de él. Porque todo esto obedece a un riguroso plan de exterminio.
El año 2003 el cine español se manifestó con ingenio y rotundamente contra la guerra de Irak y contra el ardor bélico de Aznar y acabó granjeándose la hostilidad de los sucesivos gobiernos del PP. No importa que el 90% de los españoles estuvieran en contra de la guerra, como demostraron en las calles de todo el país. En contra de la mayoría del pueblo al que representaba, el Sr. Aznar se embarcó en la guerra de Irak a título personal, arrastrando a todo el país con él, desgraciadamente para nosotros. Perdón por recurrir a circunstancias por todos conocidas, pero es necesario insistir en ellas. Desde nuestro “No a la guerra”, el cine español se convirtió en la bestia negra de los gobiernos del PP. Los recortes y el desprecio actual son el resultado de aquel “No”, del que nunca me arrepentiré aunque no quede un solo cine abierto. (…)
No sé si la explicación de Pedro Almodóvar se ajusta a la realidad, pero es obvia la torpeza de los dos ministros relacionados con esos hechos y también es obvia la escasa afinidad entre los sectores creativos y los políticos conservadores, más proclives a seguir las instrucciones de la Conferencia Episcopal que a mirar hacia el futuro con optimismo.
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El Sr. Montoro, el Sr. Wert y, en general, todo el Gobierno, deberían sentirse frustrados al comprobar que lo que recaudarán por taquilla, después del brutal aumento del IVA, es sensiblemente menos que antes de adoptar esta medida. En una crisis como la que vivimos, el cine no es un artículo de primera necesidad, es algo de lo que las familias pueden prescindir aunque sus vidas sean mucho más tristes y menos emocionantes.
Se han cumplido todas las previsiones que se hicieron cuando se anunció la subida (que la gente dejaría de ir al cine, que muchas salas cerrarían) excepto las del Gobierno de aumentar sus recaudaciones de impuestos: esas no se han cumplido. En Madrid, por ejemplo, hay barrios tan populosos como Cuatro Caminos cuyos vecinos no disponen de ningún cine, y ciudades muy cinéfilas como Zaragoza están condenadas a ver cine doblado porque los de versión subtitulada han cerrado. Si el resultado niega sus previsiones, ¿por qué los ministros del sector, y el Gobierno en general, se muestran tan eufóricos? Solo se me ocurre una respuesta: porque están castigando al cine español hasta que no quede nada de él. Porque todo esto obedece a un riguroso plan de exterminio.
El año 2003 el cine español se manifestó con ingenio y rotundamente contra la guerra de Irak y contra el ardor bélico de Aznar y acabó granjeándose la hostilidad de los sucesivos gobiernos del PP. No importa que el 90% de los españoles estuvieran en contra de la guerra, como demostraron en las calles de todo el país. En contra de la mayoría del pueblo al que representaba, el Sr. Aznar se embarcó en la guerra de Irak a título personal, arrastrando a todo el país con él, desgraciadamente para nosotros. Perdón por recurrir a circunstancias por todos conocidas, pero es necesario insistir en ellas. Desde nuestro “No a la guerra”, el cine español se convirtió en la bestia negra de los gobiernos del PP. Los recortes y el desprecio actual son el resultado de aquel “No”, del que nunca me arrepentiré aunque no quede un solo cine abierto. (…)
Imagen a partir de GTESOLINE |
Este no es un país que apoye el sector artístico, el que se sienta arraigo a él, tendrá que ingeniárselas y auto gestionarse, el que no, se irá fuera.
ResponderEliminarMe encanta ver como se tira dinero formando a gente que dará sus frutos a otro árbol.
España se merece lo que tiene.
Almodovar se hace la victima (al estilo paranoico de Mou) y a la vez hace ostentacion de pacifismo de modo oportunista, en asuntos muy poco relacionados, para que cuando otra vez gane el Psoe , se ayude mucho a la cultura y sobretodo a sus proyectos .pobrecito , tan optimista y con una vision de futuro casi episcopal.
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