El "artista" ruso Pyotr Pavlenski, que fue noticia internacional hace un año porque se clavó los testículos en la plaza Roja de Moscú, el pasado día 19 se presentó desnudo sobre la pared de la institución psiquiátrica Serbskii de Moscú, donde se cortó el lóbulo de la oreja derecha. Según sus propias palabras, tal y como recogen los medios, su intención era protestar por el uso político de las instituciones psiquiátricas:
«El cuchillo separa el lóbulod e la oreja. El muro de hormigón del Instituto separa la sociedad cuerda de los enfermos mentales. Utilizando de nuevo la psiquiatría con fines políticos el Estado policial se apropia del derecho a trazar la línea que separa la cordura de la locura».
Maravillosa "metáfora"...
«El cuchillo separa el lóbulod e la oreja. El muro de hormigón del Instituto separa la sociedad cuerda de los enfermos mentales. Utilizando de nuevo la psiquiatría con fines políticos el Estado policial se apropia del derecho a trazar la línea que separa la cordura de la locura».
Maravillosa "metáfora"...
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| Foto Le Courrier de Russie |
Lejos de quienes puedan considerar la concepción espiritual del arte como una concepción romántica y cursi, como si la concepción del arte en términos de camino hacia el interior de uno, que, en realidad es lo mismo que el camino a la unión con los otros, con el todo, no puedo menos que considerar aquí la actitud artística que demuestra una profunda atención al entorno, al contexto propio. Queda aquí revelada toda falsedad del mito que concibe al artista como a un egocéntrico que niega la influencia del entorno en sus actos. Alguien legitimado por las instituciones que utiliza su legitimidad y el poder que esta le concede para expresar su visión y hacerla llegar, a su manera, a la comunidad comparte su misma realidad, es para mí alguien valiente, no por cortarse una oreja, sino por el hecho mismo de revelarse a la misma institución que lo legitima, provocando uno de esos pequeños impactos que pueden acabar transformándose en cambio social, y por lo tanto, ejercer la potestad del pueblo como constructor de la cultura.
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