Por Bojap
Tal y como recoge el periódico El País en su edición cultural el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) infló el número de visitantes en 2013 en más de un millón (aquí la noticia), pasando de 85.070 visitantes reales a 1.163.419, situando al museo entre los de mayor asistencia del mundo. No solo eso, si no que en el año 2012 hizo lo mismo. La cifra que se dio por aquel entonces fue de 1.147.637 visitantes, cuando en verdad fueron 98.176.
Parece ser que las cifras aportadas no sólo incluían entradas vendidas o expedidas gratuitamente si no que también añadían al público asistente a cualquier evento organizado en el museo o en su explanada, como los numerosos conciertos estivales para los que no era preciso entrada, otras actividades también gratuitas y eventos de todo tipo, desde desfiles de moda hasta performances gastronómicas.
Consuelo Ciscar estuvo una década al frente del museo y las cifras de visitantes nunca descendieron a pesar de la profunda crisis que ha afectado a los museos ¿los cálculos que se realizan son debidamente auditados por el Ministerio de Cultura o por un ente independiente? Parece ser que no ¿De qué sirven estos recuentos si los encargados de hacerlos no ofrecen datos fiables? Durante los últimos 8 años el presupuesto del museo ha ido decreciendo situándose en este 2014 como el año con la menor capacidad económica de su historia, pero la dirección del museo gastaba su tiempo en hacernos creer que el museo se codeaba con los más importantes centro de arte contemporáneo del mundo, this is Spain.
La gestión del IVAM durante el período de Consuelo Ciscar como directora del museo estuvo siempre rodeada de polémica, muchos fueron los casos que la vinculaban con la corrupción elevada al cubo de los mandatarios políticos valencianos en la época del todo vale (Su marido, Rafael Blasco, fue condenado a 8 años de cárcel por varios delitos en la gestión de ayudas públicas a países subdesarrollados). Todo lo que ocurría en Valencia era de cuento de hadas, incluido el museo de arte contemporáneo, que se mostraba como un centro vivo, intenso y con una ciudadanía involucrada e interesada en el arte. Pero la realidad es más prosaica que todo eso, como comenta Tomás Llorens, su fundador y promotor inicial, el arte contemporáneo valenciano es demasiado dependiente de las instituciones, no existe mercado suficiente, "es muy pobre" el que hay, y se percibe al instituto como la tabla de salvación en muchos casos. Durante los 25 años de existencia del museo ha habido todo tipo de polémicas relacionadas con la adquisición de obras de manera fraudulenta, disputas con artistas o caprichos de presidentes, la última, relacionada con la retirada de la exposición permanente del artista Miquel Navarro (Aquí dejo un interesante artículo donde se resumen las polémicas durante los 25 años de vida del museo).
Los museos en España necesitan un lavado de cara y una gestión revolucionaria, las cifras de pérdidas de los centros más importantes así lo demuestran, menos el Guggenheim, que ha logrado beneficios. Quizás este museo sea un buen ejemplo en el que mirarse y ver qué funciona y qué no…y no sólo es cuestión de presupuesto.
Tal y como recoge el periódico El País en su edición cultural el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) infló el número de visitantes en 2013 en más de un millón (aquí la noticia), pasando de 85.070 visitantes reales a 1.163.419, situando al museo entre los de mayor asistencia del mundo. No solo eso, si no que en el año 2012 hizo lo mismo. La cifra que se dio por aquel entonces fue de 1.147.637 visitantes, cuando en verdad fueron 98.176.
Parece ser que las cifras aportadas no sólo incluían entradas vendidas o expedidas gratuitamente si no que también añadían al público asistente a cualquier evento organizado en el museo o en su explanada, como los numerosos conciertos estivales para los que no era preciso entrada, otras actividades también gratuitas y eventos de todo tipo, desde desfiles de moda hasta performances gastronómicas.
Consuelo Ciscar estuvo una década al frente del museo y las cifras de visitantes nunca descendieron a pesar de la profunda crisis que ha afectado a los museos ¿los cálculos que se realizan son debidamente auditados por el Ministerio de Cultura o por un ente independiente? Parece ser que no ¿De qué sirven estos recuentos si los encargados de hacerlos no ofrecen datos fiables? Durante los últimos 8 años el presupuesto del museo ha ido decreciendo situándose en este 2014 como el año con la menor capacidad económica de su historia, pero la dirección del museo gastaba su tiempo en hacernos creer que el museo se codeaba con los más importantes centro de arte contemporáneo del mundo, this is Spain.
La gestión del IVAM durante el período de Consuelo Ciscar como directora del museo estuvo siempre rodeada de polémica, muchos fueron los casos que la vinculaban con la corrupción elevada al cubo de los mandatarios políticos valencianos en la época del todo vale (Su marido, Rafael Blasco, fue condenado a 8 años de cárcel por varios delitos en la gestión de ayudas públicas a países subdesarrollados). Todo lo que ocurría en Valencia era de cuento de hadas, incluido el museo de arte contemporáneo, que se mostraba como un centro vivo, intenso y con una ciudadanía involucrada e interesada en el arte. Pero la realidad es más prosaica que todo eso, como comenta Tomás Llorens, su fundador y promotor inicial, el arte contemporáneo valenciano es demasiado dependiente de las instituciones, no existe mercado suficiente, "es muy pobre" el que hay, y se percibe al instituto como la tabla de salvación en muchos casos. Durante los 25 años de existencia del museo ha habido todo tipo de polémicas relacionadas con la adquisición de obras de manera fraudulenta, disputas con artistas o caprichos de presidentes, la última, relacionada con la retirada de la exposición permanente del artista Miquel Navarro (Aquí dejo un interesante artículo donde se resumen las polémicas durante los 25 años de vida del museo).
Los museos en España necesitan un lavado de cara y una gestión revolucionaria, las cifras de pérdidas de los centros más importantes así lo demuestran, menos el Guggenheim, que ha logrado beneficios. Quizás este museo sea un buen ejemplo en el que mirarse y ver qué funciona y qué no…y no sólo es cuestión de presupuesto.
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