Al parecer, los medios de manipulación han conseguido lo que parecía imposible: la imagen de Podemos es más patética que la del PSOE. Y las consecuencias son imaginables, pero permítame el lector que, al menos hoy, no haga gimnasia masoquista
Ya no se trata de que las premisas del señor Monedero fueran entelequias de cafetería pija y progresista del barrio de Salamanca, o que el señor Iglesias y sus compañeros no tomasen en consideración los factores más elementales de la motivación humana. Como consecuencia de las últimas iniciativas de unos y otros, Podemos comienza a ofrecer la imagen de la asamblea de estudiantes que ha de enfrentarse a las consecuencias de una huelga general cuando se acercan las calificaciones finales.
En ese ambiente, el señor Iglesias se ha revestido de un coraje chirriante para pedir perdón a sus "bases" en un "documento", "Carta a los inscritos e inscritas", que contemplado en versión para youtube, me ha retorcido el cuello de las neuronas con celo diabólico. Y no sólo por las concesiones a lo políticamente correcto, por el montaje pedestre y por la acotación emotiva de vergüenza ajena: durante estos días de escaramuzas tabernarias, los líderes de Podemos... ¿han dejado de hablar de "los problemas de la gente"?
Prefiero no entrar en lo que supone implícitamente la segregación fáctica entre "los líderes" y "las lideresas" y "la gente", que descompone a cualquiera, pero según el barómetro del CIS de noviembre de 2016, los problemas relacionados con los políticos eran destacados por el 29 % de los entrevistados ( 25,7 %, "Los políticos en general, los partidos políticos y la política"; "El Gobierno y partidos o políticos concretos", 3,2 %); sólo se percibían con mayor entidad "el paro" (72,9 %) —cómo no— y "la corrupción y el fraude" (36,1 %). Señor Iglesias: ¡Claro que los líderes de Podemos están hablando de los problemas de "la gente"! Jamás han dejado de hacerlo, aunque unas veces lo hayan hecho con sentido común y otras con la retórica alejandrina impuesta por la combinación de los objetivos políticos con los inevitables asuntos de egos y habichuelas. Lo que, según "los medios", está sucediendo en Podemos se parece mucho a un conflicto entre "cuerdas" en una estructura dominada por la endogamia: nada más "nuestro", de "nuestra gente"...
Tras unos meses de maniobras erráticas, buena parte de la cúpula de Podemos ha dejado de formar parte de una posible solución para integrarse en el problema. Por desgracia, en este punto no creo que, ni tan siquiera con los oropeles del arrepentimiento real o republicano, baste con pedir perdón.
Me temo que no es una cuestión de haber desconectado puntualmente con "los problemas de la gente": el asunto es infinitamente más complejo.
Ya no se trata de que las premisas del señor Monedero fueran entelequias de cafetería pija y progresista del barrio de Salamanca, o que el señor Iglesias y sus compañeros no tomasen en consideración los factores más elementales de la motivación humana. Como consecuencia de las últimas iniciativas de unos y otros, Podemos comienza a ofrecer la imagen de la asamblea de estudiantes que ha de enfrentarse a las consecuencias de una huelga general cuando se acercan las calificaciones finales.
En ese ambiente, el señor Iglesias se ha revestido de un coraje chirriante para pedir perdón a sus "bases" en un "documento", "Carta a los inscritos e inscritas", que contemplado en versión para youtube, me ha retorcido el cuello de las neuronas con celo diabólico. Y no sólo por las concesiones a lo políticamente correcto, por el montaje pedestre y por la acotación emotiva de vergüenza ajena: durante estos días de escaramuzas tabernarias, los líderes de Podemos... ¿han dejado de hablar de "los problemas de la gente"?
Prefiero no entrar en lo que supone implícitamente la segregación fáctica entre "los líderes" y "las lideresas" y "la gente", que descompone a cualquiera, pero según el barómetro del CIS de noviembre de 2016, los problemas relacionados con los políticos eran destacados por el 29 % de los entrevistados ( 25,7 %, "Los políticos en general, los partidos políticos y la política"; "El Gobierno y partidos o políticos concretos", 3,2 %); sólo se percibían con mayor entidad "el paro" (72,9 %) —cómo no— y "la corrupción y el fraude" (36,1 %). Señor Iglesias: ¡Claro que los líderes de Podemos están hablando de los problemas de "la gente"! Jamás han dejado de hacerlo, aunque unas veces lo hayan hecho con sentido común y otras con la retórica alejandrina impuesta por la combinación de los objetivos políticos con los inevitables asuntos de egos y habichuelas. Lo que, según "los medios", está sucediendo en Podemos se parece mucho a un conflicto entre "cuerdas" en una estructura dominada por la endogamia: nada más "nuestro", de "nuestra gente"...
Tras unos meses de maniobras erráticas, buena parte de la cúpula de Podemos ha dejado de formar parte de una posible solución para integrarse en el problema. Por desgracia, en este punto no creo que, ni tan siquiera con los oropeles del arrepentimiento real o republicano, baste con pedir perdón.
Me temo que no es una cuestión de haber desconectado puntualmente con "los problemas de la gente": el asunto es infinitamente más complejo.
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