Durante estos días ha causado furor una polémica que me ha recordado los "diálogos para besugos" de mi años infantiles, cuando ciertas publicaciones infantiles, en sintonía con Tip y Coll explotaban las posibilidades del surrealismo para hacer reír. Ahora se recuperan los mismos principios pero para ponerlos al servicio de cualquier majadería lúbrica, que se procura hacer pasar por reflexión sesuda; por supuesto, "sesuda" con "s" y no con "x", aunque acaso mereciera cambiar las letras teniendo en cuenta el "cerebro glande" del que parece derivar la "lógica" prostituida de nuestros días.
La charada comenzó cuando Ana Elorza Moreno, Lorenzo Melchor, Guillermo Gil-Orts, Cristina Gracia, Izaskun Lacunza, Borja Izquierdo y José Ignacio Fernández-Vera firmaron un artículo publicado en Science & Diplomacy, bajo el título "Spanish Science Diplomacy: A Global and Collaborative Bottom-Up Approach", en el que ofrecían una peculiar forma de interpretar las "posibilidades" de la diáspora científica. Y lo hacían en términos acordes con los principios de la globalización, que exponían a partir de una frase lapidaria:
Al hilo de tan geniales elucubraciones, hasta se podría decir que nuestros muy nobles magnates podridos de corrupción están consolidando la "marca España" por la parte que conviene a esa picaresca que, al menos desde los tiempos de Rinconete y Cortadillo, se enseñorea por la médula de "las esencias patrias". Y desde ahí hasta el infinito y más allá: la creatividad del lector encontrará numerosas metáforas en la misma línea.
Como se me hace duro y antiguo hablar de retórica untuosa o de sofismas, debo deducir que asuntos como éste han de ser esencia de la "moderna"(¿posmoderna?) posverdad. Seguro.
La charada comenzó cuando Ana Elorza Moreno, Lorenzo Melchor, Guillermo Gil-Orts, Cristina Gracia, Izaskun Lacunza, Borja Izquierdo y José Ignacio Fernández-Vera firmaron un artículo publicado en Science & Diplomacy, bajo el título "Spanish Science Diplomacy: A Global and Collaborative Bottom-Up Approach", en el que ofrecían una peculiar forma de interpretar las "posibilidades" de la diáspora científica. Y lo hacían en términos acordes con los principios de la globalización, que exponían a partir de una frase lapidaria:
"La ciencia se ha convertido en una empresa global y en un esfuerzo de equipo"...
¡Aleluya!
Como es natural, fueron legión quienes saltaron a la palestra encendidos de santa ira... Encontrar ventajas diplomáticas a una situación esperpéntica que garantiza el retraso científico, económico y social de la sociedad española per secula seculorum es para emular al "loco" de Tarkovski (Nostalghia, 1983) y quemarse a lo bonzo en la plaza pública, so sé si ante Marco Aurelio en el Campidoglio o en la Royal Mile de Edimburgo, junto a David Hume, que se pasó la vida combatiendo excentricidades "lógicas" como las del "equipo de investigadores" en cuestión, para terminar dando suerte a quienes le toquen la punta del pie. ¡Parajódico destino el suyo!Al hilo de tan geniales elucubraciones, hasta se podría decir que nuestros muy nobles magnates podridos de corrupción están consolidando la "marca España" por la parte que conviene a esa picaresca que, al menos desde los tiempos de Rinconete y Cortadillo, se enseñorea por la médula de "las esencias patrias". Y desde ahí hasta el infinito y más allá: la creatividad del lector encontrará numerosas metáforas en la misma línea.
Como se me hace duro y antiguo hablar de retórica untuosa o de sofismas, debo deducir que asuntos como éste han de ser esencia de la "moderna"(¿posmoderna?) posverdad. Seguro.
http://www.publico.es/culturas/dibujantes-espanoles-le-dan-espalda.html
ResponderEliminar