Supongo que a estas alturas, quienes se escandalizaron porque algunos nos burlamos al saber que había concedido el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, habrán metido la cabeza debajo de la arena a ver si escampa, mientras cae granizo sobre tanta "sensibilidad poética" y tanta "frescura". Al parecer y según han recogido los medios, el discurso del ya "ilustre literato" parece ser un trabajo de corta y pega, de esos a los que están tan acostumbrados ciertos estudiantes cuando han de enfrentarse al apremio de los plazos de entrega... En estos tiempos de posverdad, parece natural que el prestigio de los académicos suecos caiga unos cuantos puntos más; es el impuesto natural por ejercer la vocación de mercachifles, acreditada desde cuando prevalecieron "razones" políticas sobre argumentos escritos...
lunes, 19 de junio de 2017
jueves, 15 de junio de 2017
Los capiteles del llamado "templo de Diana" de Nimes
Es probable que el llamado "templo de Diana", anexo a una zona sacralaizada de antiguo, fuera construido en una primera fase en tiempos de Augusto. Sin embargo, pudo ser reformado durante el siglo II, para cumplir una función que aún hoy permanece en la sombra; se dice que tal vez fuera ninfeo o biblioteca, aunque también podría haber cumplido cualquier otra función social relacionada, directa o indirectamente, con el baño. Las excavaciones han documentado la existencia de una compleja red de edificaciones en su entorno.
En todo caso, las reutilizaciones de los siglos sucesivos y las "restauraciones" no siempre afortunadas, impiden que podamos hacernos una idea del edificio original que, además, pudo haber sido alterado en época romana.
Imagen tomada de nemaurensis (a su vez, de Nimes, de J. Charles-Roux, 1908) |
Sea como fuere, conserva un interesante conjunto de capiteles y algunos otros elementos de ornamentación arquitectónica. Los primeros están agrupados en dos conjuntos de cualidades formales muy diferentes. Los concebidos para fustes de sección circular son de orden compuesto, según fórmula relativamente frecuente en el sur de la Gallia. Dos coronas de hojas de acanto ocupan la parte inferior del cesto; por encima de ellas, agrupación de "lengüetas", "cañas" o "palmas"; el equino, de escaso espesor, está cubierto con ovas y dardos. El ábaco, de no mucha concavidad, está moldurado con seriación de lengüetas. Aunque están bastante erosionados, aún es posible ver que los centros de las caras contenían florones, probablemente de ocho pétalos. A destacar el motivo que define la separación entre cesto y equino, mediante "yemas" de tres ápices. Aunque están más erosionados que los del foro de Arlés, se aprecia una concepción ornamental más dependiente de fórmulas de los tiempos de Augusto: al menos eso sugieren lo ojales redondeados de uno de ellos.
Probablemente se trate de piezas realizadas durante el siglo II.
NTDI01 |
NTDI02 |
NTDI03 |
NTDI04 |
La segunda serie está definida por los capiteles de pilastra que, en todos los casos, siguen la modalidad corintizante, con planteamientos estéticos de cierta heterogeneidad, no sujetos al orden simétrico que suele ser norma en sus homólogos: la parte superior de algunos de ellos ofrecen una ornamentación "vegetal" de roleos, flores, frutos y zarcillos, donde destacan motivos axiales que, por su naturaleza "barroca" —si se me permite emplear término tan desgastado—, rompen ese principio. Las fórmulas combinatorias nos remiten a los usos documentados en Roma aunque con un grado de torpeza propios de artífices "locales". Así, pues, en este caso, sería apropiado hablar estrictamente ornamentos "gallo-romanos" y en otros casos, caracterizados por el seguimiento de las pautas imperiales.
Como los capiteles compuestos, los de pilastra presentan ábacos de escasa concavidad, con ornato de lengüetas y perlado y florones afines a los de aquellos.
El tipo de acanto empleado en la corona inferior así como el resto de los elementos, nos sitúan en el ambiente cultural de estética imperial, que con los matices indicados, hacen pensar en un momento avanzado del siglo II o incluso posterior, para quienes entiendan que la evolución formal determina modelo lineal paralelo al cronológico.
Tiene especial interés el relieve de fuerte sentido geométrico recogido en la imagen adjunta que, al parecer, estaba en el fondo de una de las salas laterales abovedadas. Está definido mediante la articulación e intersección de seis dodecágonos algo irregulares, que generan múltiples cuadrados, triángulos y hexágonos que, a su vez, proporcionan marco a diferentes motivos florales que anticipan fórmulas bizantinas y aún andalusíes: en Córdoba y en la ciudad palatina de al-Zahra se emplearon repertorios muy relacionados con éstos. La placa fue trabajada mediante una técnica de talla bastante depurada que, tal vez, no se aleje demasiado del resto de la ornamentación arquitectónica, dado que el diferente estado de conservación de los capiteles podría proporcionar una imagen sesgada.
En suma, si las diferentes restauraciones no han enfatizado exageradamente la naturaleza unitaria del complejo arquitectónico, los restos de ornamentación arquitectónica hablan, a mi juicio, de un edificio del siglo II, en el que pudieron intervenir artífices con diferentes grados de habilidad y de asimilación de los principios estéticos imperiales.
Si tenemos en cuenta que algunas heterogeneidades indican la existencia de concepciones arquitectónicas diferentes, también caben otras posibilidades, que sería difícil sustentar dado el estado de conservación de los restos.
lunes, 12 de junio de 2017
Los capiteles del templo de Augusto y Livia de Vienne
Templo romano de Vienne |
Con el paso de los años y los avatares históricos, el edificio fue convertido en iglesia y continuó su periplo de transformaciones y readapataciones con un punto de inflexión muy relevante a mediados del siglo XIX, cuando Prosper Mérimée, propuso poner en valor el templo romano que había llegado a "la modernidad" en mejores condiciones, incluso que las del de Nimes. Recordemos que para los herederos de la Revolución Francesa la cultura romana ofrecía connotaciones de gran proyección simbólica.
En la actualidad, se conserva en un estado menos atildado que el de Nimes y, francamente, no sé si ello es digno de elogio, como de reproche el "exceso" de restauración de éste. En todo caso, aunque las plazas respectivas sean especialmente gratas en su actual configuración urbana, de cara a recomponer la época romana, no sé cual de las dos apuestas es más apropiada.
VTAL0B, capitel de la primera fase (hacia el cambio de era) |
VTAL01. capitel de la primera fase del edificio (hacia el cambio de era) |
Desde los objetivos implícitos en este blog —siempre orientados hacia la ornamentación arquitectónica del fin de la Antigüedad—, es interesante en grado sumo comparar estos capiteles más antiguos de Vienne con los de Nimes. Ambos fueron realizados en la misma época y, sin embargo, ofrecen planteamientos ornamentales diferentes, que permiten hablar de distintas variedades de orden corintio o cuando menos, de diferentes maneras de interpretarlo. Deseo llamar la atención del lector sobre la diferente manera de interpretar el kalathos: en Nimes está muy enfatizado, mientras que en los capiteles de Vienne. deudores del corintio itálico, desaparece por detrás de la acumulación de ornato; algo parecido vimos en Tarragona. También tiene interés cómo en un caso el frente del ábaco apenas está "adornado" mediante molduras lisas, mientras en el otro se emplean lengüetas y ovas y dardos. En suma, dos edificios de épocas similares ofrecen fórmulas marcadamente diferentes, seguramente porque los talleres imperiales no eran tan homogéneos como han planteado algunos estudiosos.
Capitel de la Maison Carrée
|
Roma, capitel del foro de Augusto |
Más allá de ese detalle, en cierto modo anecdótico, destaca el carácter del kalathos, que, en su parte lisa, apenas define el tronco de cono que es más propio de los capiteles tardíos que de los del siglo I. Otro tanto sucede con el ábaco, de escasa curvatura, con los florones, de concepción irregular, relativamente alejados de las fórmulas "iniciales", y con las volutas, sumamente estrechas, que hacen pensar en las del corintio asiático.
No obstante, el mantenimiento del conjunto axial, con detalles que iluminan sobre una concepción que ya no sigue fielmente las fórmulas del siglo I (el pedúnculo no ofrece continuidad), impide situarlos en época muy tardía.
En suma, entiendo que estos capiteles probablemente fueron realizados más cerca del año 200 que de los tiempos de Claudio.
Capitel de la segunda fase del edificio |
La serie más moderna de los capiteles del templo de Vienne no refuerza la hipótesis de que fue "completado" en tiempos de Claudio; más bien se diría que corresponde a un momento posterior, tal y como han sugerido algunos estudiosos. En suma, es muy posible que el templo fuera completado o, incluso, "restaurado" a finales del siglo II, mediante soluciones ornamentales que me hacen pensar en los "más romanos" de San Fructuoso de Montelius, aunque éstos, como es natural, presenten una articulación estructural más relacionada con las modalidades (locales) del noroeste peninsular. Pero podría ser que ambas series, la de Vienne y la de Braga, estén aludiendo a problemas similares: la relevancia de las aportaciones locales cuando ya no era necesario recurrir a tallistas que acompañaran a las tropas de ocupación.
jueves, 8 de junio de 2017
El "cerebro" de las plantas
Científicos de la Universidad de Birmingham han publicado un trabajo según el cual en el embrión de las plantas existe un grupo de células que funcionan como un cerebro (por supuesto, sin comillas), por supuesto, elemental, estableciendo relaciones entre diferentes datos proporcionados por el entorno para tomar la decisión de germinar.
Aunque los medios de comunicación han enfatizado la noticia como "algo sorprendente", con los datos conocidos hasta la fecha, casi parece trivial: casi todas sus funciones vitales implican la existencia de mecanismos de valoración y decisión, que en algunos casos implican estrategias de cierta complejidad, como los asociados a la floración....
Me temo que, con el desarrollo de las investigaciones, se les va a complicar la vida a los veganos...
Aunque los medios de comunicación han enfatizado la noticia como "algo sorprendente", con los datos conocidos hasta la fecha, casi parece trivial: casi todas sus funciones vitales implican la existencia de mecanismos de valoración y decisión, que en algunos casos implican estrategias de cierta complejidad, como los asociados a la floración....
Me temo que, con el desarrollo de las investigaciones, se les va a complicar la vida a los veganos...
martes, 6 de junio de 2017
Unas piezas del lapidario de Avignon
El lapidario de Avigon, que en realidad es la colección arqueológica de la colección Calvet, se ofrece en la capilla del colegio de los jesuitas (siglo XVII). Aunque no se distingue por su riqueza cuantitativa y cualitativa, contiene unas cuantas piezas, que me parece oportuno ofrecer en este escaparate, cada vez más volcado en su voluntad acumulativa
El capitel de pilastra AVIG01, de orden corintio, contiene todos los elementos de época imperial, que no reiteraré y orientan su clasificación en el siglo II. A destacar las lengüetas y la estrecha moldura de ovas del ábaco, según fórmula frecuente en la Galia y también en Hispania.
AVIG01 |
AVIG02 |
El AVIG03 es un interesantísimo capitel derivado del orden corintio con singularidades que acotan las posibilidades creativas de los talleres provinciales en época tal vez más amplia de loq ue pudiera expresarse a primera vista. Tienen especial interés la manera de resolver las volutas, mediante un listel quebrado con escaso desarrollo de las hélices, la manera de interpretar el arranque del cáliz y las volutas, mediante arquillos "perlados", y también las cartelas, que aún recuerdan fórmulas de los siglos I y II. Todo ello anticipa elementos que, en el sur de Francia, continuarán durante los primeros años de la Alta Edad Media, si es que ciertos restos se han interpretado correctamente. El carácter de los acantos y la molduración del ábaco, de concavidad acusada, en principio, impide retrasar mucho su cronología. Hacia el año 300.
AVIG03 |
Es curioso el "capitel" (AVIG04), con modalidad que recuerda las variedades "de volutas en V", aunque la interpretación es sumamente "original": son dignos de ser reseñados los "apeos" que ocupan los centros de las caras y el ábaco sensiblemente cuadrado.
En la cartela, a mi juici con buen criterio, lo clasifican entre los siglos V y VI; más discutible es la "etiqueta nominal": "obra paleocristiana". Aunque me quede afónico de tanto repetirlo, reitero lo de "primer arte cristiano" o "arte de la difusión del cristianismo".
AVIG04 |
Monumento funerario de Valeria Severina |
Monumento funerario de Attia Zosima |
El museo galo-romano de Lyon
El museo galo-romano de Lyon fue inaugurado en noviembre de 1975 y marcó un jalón muy importante en la historia de este tipo de dotaciones. El proyecto fue pergeñado por Bernard H. Zehrfuss, por entonces decidido partidario de explotar las posibilidades del hormigón como elemento de grandes posibilidades estructurales y también estéticas.
Para construirlo se había elegido un emplazamiento anexo a la zona ocupada por la antigua Lugdunum, ciudad fundada en el 43 a.C, que fue capital de la Gallia, a su vez, asentada sobre un núcleo preexistente habitado, al menos, desde 500 años antes.
El proyecto se constituyó a partir de varias ideas especialmente sensibles en la instalación actual, entre las que deseo destacar las siguientes:
1. El museo debía integrarse en el contexto arqueológico inmediato, definido por el emplazamiento de Lugdunum y, más concretamente por el teatro y el otras zonas excavadas con anterioridad.
2. No debía alterar el aspecto del conjunto arqueológico; para ello, se optó por enterrarlo, dejando a la vista unos pocos, casi testimoniales, elementos; entre ellos destacan las dos ventanas, que permiten el acceso de la luz y contemplar el teatro de las inmediaciones, y la puerta que lo une con éste.
3. Concebir el espacio en sintonía con lo que se conocía sobre el tratamiento espacial de época romana. En este sentido, el arquitecto, familiarizado con los restos romanos del norte de África, optó por desarrollar ideas empleadas en lo que hoy es Túnez (Bulla Regia, Douga, etc),
4, Aprovechar las posibilidades del hormigón armado, en cierto modo heredero del opus caementicium, para materializar ese espacio.
5. Fundir el proyecto arquitectónico con el planteamiento museológico y museográfico. Quien entra en el museo se ve inducido a recorrerlo siguiendo un itinerario cómodo y perfectamente marcado mediante rampas, que culmina en la parte más baja, desde la que se accede al teatro próximo.
6. Integrar los almacenes y las zonas de estudio y reunión en el planteamiento general, sin que, como suele ser común, quedaran en áreas restringidas.
7. Ofrecer un marco expositivo donde se pudieran contemplar los restos con la máxima fidelidad a su carácter original. En ese sentido destaca el modo de exponer los mosaicos y más concretamente, La borrachera de Hércules, procedente de una casa de Vienne del siglo II, que se puede contemplar a través de un hueco en el forjado del piso superior.
8. Emplear una fórmula alejada de la acumulación de las fórmulas del siglo XIX y principios del XX, para enfatizar las piezas de mayor potencial informativo y educativo. El museo es francamente cómodo de recorrer,
El resultado de aquellas ideas culminó en un edificio de tres plantas —y unas cuantas entreplantas—, que ha de recorrerse según un itinerario descendente, muy cómodo, que sólo pueden valorar en todos sus extremos quienes conozcan bien las dificultades que entraña diseñar los encofrados necesarios para realizar estructuras de hormigón visto. Sólo desde esa familiaridad es posible apreciar la complejidad del planteamiento estructural y la dificultad de una ejecución material que, desde una visita rápida, no ofrece anomalías dignas de señalar, como las que suelen ser habituales en este tipo de construcción. Aunque se suele enfatizar la escalera "volada" de acceso, a mí me gustaría destacar también la compleja articulación de los pórticos sobre los que descansan los bloques prefabricados de hormigón aligerado que definen el techo. Pero en todo caso, cada elemento estructural es un prodigio de técnica constructiva.
Contemplado cuarenta años después, el museo proporciona una magnífica experiencia para valorar las ideas arquitectónicas y museológicas de Bernard H. Zehrfuss. Como ya he expresado en otras ocasiones mi juicio sobre los museos de diseño museológico impuesto por el arquitectónico, me limitaré a destacar los aspectos "puntuales" apreciados "al vuelo". Y en ese sentido, debo reconocer que el proyecto ha enjecido aceptablemente, porque incluso, algunas de la ideas del proyecto original, que han sido modificadas, probablemente, por razones de gestión práctica, como el acceso a los almacenes, acaso debiera replantearse. Otro tanto sucede con la vinculación entre el mueso y el teatro, que, en la actualidad, no está suficientemente enfatizada. Seguramente muchas personas saldrán del museo sin dar un paseo por el yacimiento arqueológico, sencillamente, porque no habrán advertido la existencia de una puerta que los comunica.
Desde el punto de vista museográfico, el tratamiento ya mencionado de los mosaicos y, en especial, el de La borrachera de Hércules, requiere una breve acotación dado que, como ya he manifestado en otras ocasiones en este blog, en ellos siempre se manifiesta el choque entre dos principios fundamentales de nuestros valores actuales en asuntos de gestión patrimonial (protección y exposición): la voluntad de ofrecerlos del modo más fiel posible y la "necesidad" de evitar la erosión que implica pasear sobre ellos. La solución de ese problema ha dado pie a un abanico de posibilidades que van desde la simple delimitación de los bordes del mosaico, para imponer una distancia "de respeto", en ocasiones, exagerada (catedral de Otranto), a la fórmula de Lyon, que sería muy costosa si la aplicáramos a un número amplio de mosaicos. En las zonas de compromiso aparecen los prodecimeintos empleados por la inmensa mayoría de los museos e instalaciones arqueológicas que contienen estos elementos. En el Museo del Bardo, por ejemplo, donde existe una de las colecciones más ricas y extensas, los exponen mediante fórmulas de naturaleza variable, que pasan por la disposición parietal e, incluso, por emplear zonas elevadas, que permitan cierta "perspectiva", pero casi siempre con ángulos de visión alejados de los 90 º ideales, que suprimirían la distorsión. Entre lo que conozco, entiendo que el museo de Arles, con pasarelas elevadas, y el yacimiento de Cástulo, mediante un pasillo perimetral elevado, ofrecen las fórmulas más razonables, aunque la experiencia visual deje mucho que desear en ambos casos. Esperemos que, en el futuro, con el desarrollo de los medios tecnológicos, aparezca alguna fórmula mágica que permita contemplar los mosaicos paseando sobre ellos sin erosionarlos. Aunque, tal vez, la única solución práctica que permite contemplar adecuadamente un mosaico sea colocarlo sobre la pared, como se hizo en ciertos museos de cuyo nombre no quiero acordarme...
Entre lo más lesivo: visitarlo prescindiendo del circuito impuesto por el diseño arquitectónico; pero soy consciente de que esa circunstancia sólo afecta a un porcentaje exiguo de los visitantes.
Asimismo, me ha parecido que las deficiencias en iluminación no se limitan a la exposición del mosaico mencionado. Entiendo que, con su configuración actual, el museo ganaría mucho con una iluminación más clara y homogénea: se percibiría mejor la estructura original y, por supuesto, sería más fácil fotografiar las piezas.
Pero lo que más ha herido a este pobre diletante es que los diseños museológico y museográfico están concebidos para ofrecer una imagen global bastante completa de la cultura galo-romana, a costa de sacrificar ciertos elementos como, por ejemplo, los que más interesan al autor de este blog: es una pena que los gestores no hayan prestado demasiada atención a buena parte de los elementos de ornamentación arquitectónica, que sestean, convenientemente empaquetados, en el almacén y que, desde su materialidad, ofrecen una imagen distinta a la construida por el museo, tal vez demasiado volcada inclinada a reforzar la "importancia" de Lugdunum.
Únicamente se puede ver en las salas un capitel (LMGR01), de concepción singular, y valorado de modo un tanto vago: "Chapiteau a tête. De tradition gauloise. Sans doute apporté du midi de la France". Realmente es un capitel difícil de valorar desde sus cualidades formales, puesto que ofrece una estructura relativamente alejada del orden corintio propio de la época imperial, aunque la naturaleza del remate del motivo axial (florón) hace pensar en fórmulas tempranas, propias de las variedades corintias itálicas. Otro tanto sucede con el ábaco, mal conservado, pero con fuerte curvatura.
El motivo animado que contiene en una de sus caras no es cualidad extraña en la tradición romana, tal y como he indicado en alguna entrada anterior, aunque la torpeza en la talla, que también se manifiesta en este detalle, obviamente debe hacernos pensar en un taller local, de concepciones estéticas diferentes a las de quienes tallaron el capitel de Auxerre (ASG01), de ornato vegetal mucho más alineado con las corrientes imperiales. Tampoco guarda demasiada relación con el de Chiragan (Toulouse), muy vinculado con las corrientes imperiales de los alrededores del año 200.
Los haces de tallos que ocupan los espacios entre las hojas asimismo parecen detalle relativamente común en Francia, hasta lo que conozco.
Y otro tanto sucede con la forma de los acantos, similar, entre otros, a la de un capitel del lapidario de Avigon, que mencionaré en una entrada próxima.
En suma se trata de una pieza difícil de clasificar, al menos, desde mis conocimientos, que podría ser obra relativamente tardía (siglo III) pero también muy anterior, de los tiempos de la fundación de Lugdunum, por supuesto, de manos de artífices poco versados en los paradigmas oficiales.
En el almacén, relativamente visible desde el pasillo que define el itinerario, se pueden ver varios capiteles convenientemente ordenados y empaquetados... Lástima que no se les haya ocurrido ofrecerlos de algún modo a la curiosidad de los visitantes, dado que alguno posee cualidades realmente interesantes para quienes no estamos familiarizados con la ornamentación arquitectónica galo-romana.
Los capiteles LMGR02, LMGR03 y LMGR04, los tres bastante erosionados, son de concepción más convencional; sus cualidades los sitúan en el siglo II.
El LMGR05, de orden compuesto, responde a una estructura que combina una corona inferior de hojas lisas junto con un segundo orden de "lengüetas" ,"de cañas" o "de palmas"; sobre ellas, el equino, perfectamente marcado, se cubre con ovas y dardos, entre volutas de escaso volumen. Más allá de la problemática que abren los capiteles similares , de los que me ocuparé en una entrada dedicada a los capiteles del llamado "templo de Diana" de Nimes, que movilizan ciertos debates tipológicos ("capiteles mixtos"), éste sería de los más "evolucionados" de su serie, aunque la naturaleza del equino impide situarlo en época tardía.
El ábaco está moldurado con dos incisiones finas y presenta curvatura propia de los siglos I y II. Desde la valoraciones realizadas en casos similares, es posible que este capitel se realizara cerca del año 200.
De los capiteles recogidos en la imagen adjunta, apenas se distinguen los centrales, que parecen acreditar cronología afín a los anteriores. Desde mi punto de vista, tiene especial interés el LMGR07, que parece ser de orden compuesto; también, tiene interés el LMGR08, con estructura de ornamento muy denso, tal vez concebido para trabajarlo en detalle fino o para ser pintado.
En otro orden de cosas me ha dejado perplejo contemplar que algunas piezas pétreas del almacén están envueltas en plástico... ¿Será para que no caduquen?
Bromas al margen, me ha interesado especialmente un fragmento de relieve —también en el almacén—, cuyo tratamiento me ha recordado una pieza comparable de Alcácer do Sal, mencionada en este blog recientemente. También la de Lyon ha sido concebida otorgando gran relevancia plástica a las trepanaciones... Quede constancia de un paralelismo relativo que seguramente sea accidental, pero que informa de la existencia de prototipos difundidos por amplias zonas del Imperio y mantenidos durante cierto tiempo con variaciones de cierta entidad.
A destacar el conjunto de lápidas realizadas en paralelo a la difusión del cristianismo, de cualidades similares a las que han aparecido en la península Ibérica. Como muestra, ahí va la de un tal Ursus, de los alrededores del año 500:
El museo galo-romano de Lyon, de manifiesta orientación educativa, es un magnífico ejemplo de lo que se puede hacer en este campo tan especializado que, muy probablemente, sentó escuela en su día, dado que ciertas instalaciones posteriores han desarrollado la misma idea. Lo que se puede hacer y, por supuesto, lo que se debe mejorar; en este caso concreto, creo que sería buena idea complementar la exposición con la inclusión del "lapidario" o, cuando menos, con una selección de las piezas almacenadas, tal y como ya se ha hecho en algunos museos mencionados en este blog (León, Málaga, etc.). Como se puede ver en la imagen adjunta, el museo cuenta con suficiente espacio...
Para construirlo se había elegido un emplazamiento anexo a la zona ocupada por la antigua Lugdunum, ciudad fundada en el 43 a.C, que fue capital de la Gallia, a su vez, asentada sobre un núcleo preexistente habitado, al menos, desde 500 años antes.
Foto M.J. Rueda |
1. El museo debía integrarse en el contexto arqueológico inmediato, definido por el emplazamiento de Lugdunum y, más concretamente por el teatro y el otras zonas excavadas con anterioridad.
2. No debía alterar el aspecto del conjunto arqueológico; para ello, se optó por enterrarlo, dejando a la vista unos pocos, casi testimoniales, elementos; entre ellos destacan las dos ventanas, que permiten el acceso de la luz y contemplar el teatro de las inmediaciones, y la puerta que lo une con éste.
3. Concebir el espacio en sintonía con lo que se conocía sobre el tratamiento espacial de época romana. En este sentido, el arquitecto, familiarizado con los restos romanos del norte de África, optó por desarrollar ideas empleadas en lo que hoy es Túnez (Bulla Regia, Douga, etc),
4, Aprovechar las posibilidades del hormigón armado, en cierto modo heredero del opus caementicium, para materializar ese espacio.
5. Fundir el proyecto arquitectónico con el planteamiento museológico y museográfico. Quien entra en el museo se ve inducido a recorrerlo siguiendo un itinerario cómodo y perfectamente marcado mediante rampas, que culmina en la parte más baja, desde la que se accede al teatro próximo.
6. Integrar los almacenes y las zonas de estudio y reunión en el planteamiento general, sin que, como suele ser común, quedaran en áreas restringidas.
7. Ofrecer un marco expositivo donde se pudieran contemplar los restos con la máxima fidelidad a su carácter original. En ese sentido destaca el modo de exponer los mosaicos y más concretamente, La borrachera de Hércules, procedente de una casa de Vienne del siglo II, que se puede contemplar a través de un hueco en el forjado del piso superior.
8. Emplear una fórmula alejada de la acumulación de las fórmulas del siglo XIX y principios del XX, para enfatizar las piezas de mayor potencial informativo y educativo. El museo es francamente cómodo de recorrer,
El resultado de aquellas ideas culminó en un edificio de tres plantas —y unas cuantas entreplantas—, que ha de recorrerse según un itinerario descendente, muy cómodo, que sólo pueden valorar en todos sus extremos quienes conozcan bien las dificultades que entraña diseñar los encofrados necesarios para realizar estructuras de hormigón visto. Sólo desde esa familiaridad es posible apreciar la complejidad del planteamiento estructural y la dificultad de una ejecución material que, desde una visita rápida, no ofrece anomalías dignas de señalar, como las que suelen ser habituales en este tipo de construcción. Aunque se suele enfatizar la escalera "volada" de acceso, a mí me gustaría destacar también la compleja articulación de los pórticos sobre los que descansan los bloques prefabricados de hormigón aligerado que definen el techo. Pero en todo caso, cada elemento estructural es un prodigio de técnica constructiva.
Contemplado cuarenta años después, el museo proporciona una magnífica experiencia para valorar las ideas arquitectónicas y museológicas de Bernard H. Zehrfuss. Como ya he expresado en otras ocasiones mi juicio sobre los museos de diseño museológico impuesto por el arquitectónico, me limitaré a destacar los aspectos "puntuales" apreciados "al vuelo". Y en ese sentido, debo reconocer que el proyecto ha enjecido aceptablemente, porque incluso, algunas de la ideas del proyecto original, que han sido modificadas, probablemente, por razones de gestión práctica, como el acceso a los almacenes, acaso debiera replantearse. Otro tanto sucede con la vinculación entre el mueso y el teatro, que, en la actualidad, no está suficientemente enfatizada. Seguramente muchas personas saldrán del museo sin dar un paseo por el yacimiento arqueológico, sencillamente, porque no habrán advertido la existencia de una puerta que los comunica.
Mosaico de La borrachera de Hércules |
Entre lo más lesivo: visitarlo prescindiendo del circuito impuesto por el diseño arquitectónico; pero soy consciente de que esa circunstancia sólo afecta a un porcentaje exiguo de los visitantes.
Asimismo, me ha parecido que las deficiencias en iluminación no se limitan a la exposición del mosaico mencionado. Entiendo que, con su configuración actual, el museo ganaría mucho con una iluminación más clara y homogénea: se percibiría mejor la estructura original y, por supuesto, sería más fácil fotografiar las piezas.
Pero lo que más ha herido a este pobre diletante es que los diseños museológico y museográfico están concebidos para ofrecer una imagen global bastante completa de la cultura galo-romana, a costa de sacrificar ciertos elementos como, por ejemplo, los que más interesan al autor de este blog: es una pena que los gestores no hayan prestado demasiada atención a buena parte de los elementos de ornamentación arquitectónica, que sestean, convenientemente empaquetados, en el almacén y que, desde su materialidad, ofrecen una imagen distinta a la construida por el museo, tal vez demasiado volcada inclinada a reforzar la "importancia" de Lugdunum.
Únicamente se puede ver en las salas un capitel (LMGR01), de concepción singular, y valorado de modo un tanto vago: "Chapiteau a tête. De tradition gauloise. Sans doute apporté du midi de la France". Realmente es un capitel difícil de valorar desde sus cualidades formales, puesto que ofrece una estructura relativamente alejada del orden corintio propio de la época imperial, aunque la naturaleza del remate del motivo axial (florón) hace pensar en fórmulas tempranas, propias de las variedades corintias itálicas. Otro tanto sucede con el ábaco, mal conservado, pero con fuerte curvatura.
LMGR01 |
Los haces de tallos que ocupan los espacios entre las hojas asimismo parecen detalle relativamente común en Francia, hasta lo que conozco.
Y otro tanto sucede con la forma de los acantos, similar, entre otros, a la de un capitel del lapidario de Avigon, que mencionaré en una entrada próxima.
En suma se trata de una pieza difícil de clasificar, al menos, desde mis conocimientos, que podría ser obra relativamente tardía (siglo III) pero también muy anterior, de los tiempos de la fundación de Lugdunum, por supuesto, de manos de artífices poco versados en los paradigmas oficiales.
LMGR01 |
Los capiteles LMGR02, LMGR03 y LMGR04, los tres bastante erosionados, son de concepción más convencional; sus cualidades los sitúan en el siglo II.
LMGR02 |
LMGR03 y LMGR04 |
El ábaco está moldurado con dos incisiones finas y presenta curvatura propia de los siglos I y II. Desde la valoraciones realizadas en casos similares, es posible que este capitel se realizara cerca del año 200.
LMGR05 |
En otro orden de cosas me ha dejado perplejo contemplar que algunas piezas pétreas del almacén están envueltas en plástico... ¿Será para que no caduquen?
LMGR06, LMGR07, LMGR08 Y LMGR09 (de izquierda a derecha) |
Museo galo-romano de Lyon |
Restos de ornamentación arquitectónica del castillo de Alcácer do Sal |
Lápida de Ursus (493) |
Para finalizar
El museo galo-romano de Lyon, de manifiesta orientación educativa, es un magnífico ejemplo de lo que se puede hacer en este campo tan especializado que, muy probablemente, sentó escuela en su día, dado que ciertas instalaciones posteriores han desarrollado la misma idea. Lo que se puede hacer y, por supuesto, lo que se debe mejorar; en este caso concreto, creo que sería buena idea complementar la exposición con la inclusión del "lapidario" o, cuando menos, con una selección de las piezas almacenadas, tal y como ya se ha hecho en algunos museos mencionados en este blog (León, Málaga, etc.). Como se puede ver en la imagen adjunta, el museo cuenta con suficiente espacio...
lunes, 5 de junio de 2017
Torpeza al cubo
Todo empezó cuando el alcalde de Cádiz decidió conceder a a la Virgen del Rosario la medalla de oro del Ayuntamiento. Ante la sorpresa general, el 28 de mayo, Juan Carlos Monedero publicaba en su blog un breve artículo de tintes difíciles de calificar titulado "¡Ahí va, la virgen!", que con una introducción solemne de contraposiciones más o menos claras, continuaba:
"No es lo mismo que los humildes celebren a la Virgen, en su mundo sin grandes esperanzas, a que la celebren los que cierran a los humildes sus esperanzas. No es lo mismo que los que han construido sus biografías al ritmo de la Iglesia sigan teniendo oído musical para los ritos religiosos a que obliguen a ir a misa los que siempre han usado el temor de Dios para conseguir obediencia. Porque la Virgen de los humildes, aun siendo cierto que trabaja más tiempo para los poderosos que para los pobres, ayuda a que los golpeados imaginen la vida un poco menos miserable. Y eso, nos guste más o menos, hay que respetarlo."
Y lo cerraba en tono de reivindicación marxista, casi como ciertos textos de los años sesenta, cuando algunos sacerdotes y "cristianos de base" militaban en ciertas agrupaciones políticas, cuyas siglas he olvidado en la estantería de la Historia.
Por fin —de momento—, el 3 de junio aparecía en Diario de Cádiz el adelanto de una entrevista a Pablo Iglesias en la que el líder de Podemos expresaba su juicio sobre el asunto en términos similares a los de Monedero:
"Admito que cuando me enteré no entendía nada y tuve que llamar a Kichi para que me lo explicara. Para alguien de Madrid suena raro y no encajaría en otros ayuntamientos que gobernamos. Pero él me convenció. Me habló del carácter de dignidad popular que significaba esa Virgen y que en una ciudad como Cádiz, con esa tradición anarquista y liberal, esa Virgen, tan vinculada a las cofradías de pescadores, no va unida al conservadurismo que nos podría parecer desde fuera. Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica en el sentido de que se trata una muestra de respeto a los sentimientos populares demostrando que hay que convivir con distintos pareceres y tradiciones. Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo"
¿Que Kichi "ha manejado la situación de manera muy laica"? La situación y, sobre todo, el texto del señor Monedero, como siempre, daría para volver a escribir algún ensayo de esos que proliferaron en los años posteriores a la publicación de ciertas obras de Nietzsche sobre "la necesidad" de contar con el apoyo de los dioses. Hasta Los Simpson dedicaron un episodio para explicar las razones por las que algunas personas creen en Dios y en la Virgen. A estas alturas no sería propio discutir que cualquier persona con sentimientos religiosos ha de ser respetada, entre otras razones, porque nuestro ordenamiento jurídico así lo impone: si a un "urbanita de izquierdas" se le ocurriera no respetar los sentimientos religiosos de los gaditanos píos, podría acabar en la cárcel.
Por muchas florituras retóricas que empleemos, que un alcalde no sujeto a las servidumbres de la "vieja política", continúe con los despropósitos a los que nos tienen acostumbrados ciertos magnates, es para, como dicen en mi pueblo, mear y no echar gota. Por ese camino, acabaremos repitiendo aquellas viejas cantinelas que proliferaron en los diarios "liberales" (en las cuarta y quinta acepciones del DRAE), sobre la figura de Jesucristo, a quien en ciertos ambientes se presentaba como un precursor revolucionario, alguien comparable al (complejísimo) Espartaco de Kubrick-Trumbo. Y lo haremos perdiendo de vista que el actual cristianismo, tanto en su versión institucionalizada como en las "personalizadas", que imperan entre quienes se dicen "no practicantes", tienen poco que ver son aquel personaje más o menos histórico, reelaborado a partir de los primeros concilios y las polémicas posteriores que culminaron en el siglo XI (separación de las iglesias Occidental y Oriental).
Quiero imaginar que nos encontramos ante una estrategia política que intenta aprovechar el "giro" ofrecido por el actual Papa; sin embargo, teniendo en cuenta los antecedentes históricos españoles, acaso fuera más conveniente, desde el interés que parecía defender Podemos, tocar el asunto religioso con pinzas, sin perder de vista las implicaciones que tantas veces ha indicado Richard Dawkins. Una cosa es diseñar una política concreta para una sociedad como la gaditana, teniendo en cuenta que una parte muy relevante de quienes la integran son creyentes o que están inmersos en determinados fenómenos sociales y otra muy diferente tomar esa circunstancia para ofrecer "buena imagen" a quienes, en principio, pudieran desconfiar de un planteamiento político laico. Esto último, si además está enfatizado y certificado por tres líderes relevantes de Podemos, sencillamente me parece lo que reza el título de la entrada. Puede que alguna persona "proletaria y piadosa" de Cádiz, que haya votado tradicionalmente al PSOE, en las próximas elecciones se incline por Podemos, pero con planteamientos como éste, ¿cuántos votantes de Podemos pasarán a la abstención?
Va a resultar que "todos" estamos trabajando para consolidar la estabilidad política española... A este paso, en unos años, acabaremos descubriendo las "bondades" del franquismo, que fue capaz de conectar magníficamente con las tradiciones religiosas más arraigadas en "el pueblo español".
"No es lo mismo que los humildes celebren a la Virgen, en su mundo sin grandes esperanzas, a que la celebren los que cierran a los humildes sus esperanzas. No es lo mismo que los que han construido sus biografías al ritmo de la Iglesia sigan teniendo oído musical para los ritos religiosos a que obliguen a ir a misa los que siempre han usado el temor de Dios para conseguir obediencia. Porque la Virgen de los humildes, aun siendo cierto que trabaja más tiempo para los poderosos que para los pobres, ayuda a que los golpeados imaginen la vida un poco menos miserable. Y eso, nos guste más o menos, hay que respetarlo."
Y lo cerraba en tono de reivindicación marxista, casi como ciertos textos de los años sesenta, cuando algunos sacerdotes y "cristianos de base" militaban en ciertas agrupaciones políticas, cuyas siglas he olvidado en la estantería de la Historia.
Por fin —de momento—, el 3 de junio aparecía en Diario de Cádiz el adelanto de una entrevista a Pablo Iglesias en la que el líder de Podemos expresaba su juicio sobre el asunto en términos similares a los de Monedero:
"Admito que cuando me enteré no entendía nada y tuve que llamar a Kichi para que me lo explicara. Para alguien de Madrid suena raro y no encajaría en otros ayuntamientos que gobernamos. Pero él me convenció. Me habló del carácter de dignidad popular que significaba esa Virgen y que en una ciudad como Cádiz, con esa tradición anarquista y liberal, esa Virgen, tan vinculada a las cofradías de pescadores, no va unida al conservadurismo que nos podría parecer desde fuera. Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica en el sentido de que se trata una muestra de respeto a los sentimientos populares demostrando que hay que convivir con distintos pareceres y tradiciones. Los urbanitas de izquierda tenemos que aprender a respetar esas tradiciones tan arraigadas en el pueblo"
¿Que Kichi "ha manejado la situación de manera muy laica"? La situación y, sobre todo, el texto del señor Monedero, como siempre, daría para volver a escribir algún ensayo de esos que proliferaron en los años posteriores a la publicación de ciertas obras de Nietzsche sobre "la necesidad" de contar con el apoyo de los dioses. Hasta Los Simpson dedicaron un episodio para explicar las razones por las que algunas personas creen en Dios y en la Virgen. A estas alturas no sería propio discutir que cualquier persona con sentimientos religiosos ha de ser respetada, entre otras razones, porque nuestro ordenamiento jurídico así lo impone: si a un "urbanita de izquierdas" se le ocurriera no respetar los sentimientos religiosos de los gaditanos píos, podría acabar en la cárcel.
Por muchas florituras retóricas que empleemos, que un alcalde no sujeto a las servidumbres de la "vieja política", continúe con los despropósitos a los que nos tienen acostumbrados ciertos magnates, es para, como dicen en mi pueblo, mear y no echar gota. Por ese camino, acabaremos repitiendo aquellas viejas cantinelas que proliferaron en los diarios "liberales" (en las cuarta y quinta acepciones del DRAE), sobre la figura de Jesucristo, a quien en ciertos ambientes se presentaba como un precursor revolucionario, alguien comparable al (complejísimo) Espartaco de Kubrick-Trumbo. Y lo haremos perdiendo de vista que el actual cristianismo, tanto en su versión institucionalizada como en las "personalizadas", que imperan entre quienes se dicen "no practicantes", tienen poco que ver son aquel personaje más o menos histórico, reelaborado a partir de los primeros concilios y las polémicas posteriores que culminaron en el siglo XI (separación de las iglesias Occidental y Oriental).
Quiero imaginar que nos encontramos ante una estrategia política que intenta aprovechar el "giro" ofrecido por el actual Papa; sin embargo, teniendo en cuenta los antecedentes históricos españoles, acaso fuera más conveniente, desde el interés que parecía defender Podemos, tocar el asunto religioso con pinzas, sin perder de vista las implicaciones que tantas veces ha indicado Richard Dawkins. Una cosa es diseñar una política concreta para una sociedad como la gaditana, teniendo en cuenta que una parte muy relevante de quienes la integran son creyentes o que están inmersos en determinados fenómenos sociales y otra muy diferente tomar esa circunstancia para ofrecer "buena imagen" a quienes, en principio, pudieran desconfiar de un planteamiento político laico. Esto último, si además está enfatizado y certificado por tres líderes relevantes de Podemos, sencillamente me parece lo que reza el título de la entrada. Puede que alguna persona "proletaria y piadosa" de Cádiz, que haya votado tradicionalmente al PSOE, en las próximas elecciones se incline por Podemos, pero con planteamientos como éste, ¿cuántos votantes de Podemos pasarán a la abstención?
Va a resultar que "todos" estamos trabajando para consolidar la estabilidad política española... A este paso, en unos años, acabaremos descubriendo las "bondades" del franquismo, que fue capaz de conectar magníficamente con las tradiciones religiosas más arraigadas en "el pueblo español".
Banksy entra en campaña
Aunque se ha publicado en la prensa con interpretaciones "peculiares" y,e n ocasiones sesgada,, la propuesta que aparece en la página de Banksy es estrictamente lo siguiente:
"An exclusive new Banksy print will be released on the 9th June. This limited edition artwork on archival quality paper is completely free, but is only available to registered voters in the Bristol North West, Bristol West, North Somerset, Thornbury, Kingswood and Filton constituencies. Simply send in a photo of your ballot paper from polling day showing you voted against the Conservative candidate and this complimentary gift will be mailed to you.
"An exclusive new Banksy print will be released on the 9th June. This limited edition artwork on archival quality paper is completely free, but is only available to registered voters in the Bristol North West, Bristol West, North Somerset, Thornbury, Kingswood and Filton constituencies. Simply send in a photo of your ballot paper from polling day showing you voted against the Conservative candidate and this complimentary gift will be mailed to you.
Lawyer's note: this print is a souvenir piece of campaign material, it is in no way meant to influence the choices of the electorate, has no monetary value, is for amusement purposes only and is strictly not for re-sale. Terms and conditions to follow, postage not included."
domingo, 4 de junio de 2017
El museo de las Confluencias de Lyon
Todo empezó con una situación políticamente delicada
Tras muchas peripecias no siempre afortunadas, con diez años de retraso sobre el calendario propuesto,, el Museo de las Confluencias, concebido para ofrecer al mundo una propuesta de reflexión sobre los grandes asuntos que han preocupado al hombre desde siempre, abrió sus puertas a finales del año 2014, en lo que fue uno de los acontecimientos museísticos más señalados y polémicos de la Europa de aquellos cercanos años. Sin embargo, algo no salió bien, porque, frente a lo usual en estos asuntos, ni el presidente de la República ni el Primer Ministro ni la Ministra de Educación quisieron hacerse la foto de la inauguración. Al parecer, en este caso, no existía el rédito cosmético asociado invariablemente a la creación de "infraestructuras culturales". El lector encontrará las razones de esa anomalía en el artículo publicado en Le Canard Ennchainé, donde definieron el museo como una apuesta faraónica en el país de Guiñol. A ellas aún deberíamos unir que Francia no es país de "¡vivan la caenas!"...
El proyecto fue diseñado por el estudio Coop Himmelb(l)au, supuestamente, uno de los más destacados de la corriente deconstructiva europea, deudora de las aportaciones de Frank Gehry y su manera de entender la retórica arquitectónica. Paradójicamente, la fórmula se ha substanciado secularmente desde, al menos, los tiempos del Imperio Egipcio, con jalones notorios en el Imperio Romano y en las ciudades medievales. Bajo follaje de retórica oscura y de concesiones poéticas poco lucidas, el objetivo prioritario es, sencillamente, competir en espectacularidad, entendida ésta en consonancia con una "sensibilidad popular" definida a trazos gruesos, que con un poco de mala baba y salvando las referencias formales de modelos tan alejados en el tiempo, recuerda la Volkskultur de los años treinta. En todo caso, por encima de las diferencias impuestas por el tiempo y, como acreditaron los constructores de la catedral de Beauvais, es sabido que la gente premia a quienes mean más largo, escupen más lejos o eructan entonando La Marsellesa o El sitio de Zaragoza. Es notorio que, al menos desde los tiempos de Hesíodo, los humanos estamos predispuestos a admirar, elogiar y aún mitificar la habilidad extrema, cualquiera que sea su naturaleza.
En suma y expresado con en términos menos inoportunos, los edificios deben ser hitos monumentales, capaces de activar el interés y, por supuesto, la admiración de un público. muy amplio; automáticamente, por "razones misteriosas", ello derivará en grandes posibilidades económicas para sus promotores... y en otras ventajas más o menos sutiles, pero siempre substanciosas, a repartir entre quienes medren en los alrededores..
A pesar de que allí también hubo cierta dispersión presupuestaria, la idea pergeñada por la ambición de T. Krens y de los políticos españoles, funcionó magníficamente en el Guggenheim Bilbao, donde su construcción engendró un fenómeno de gran alcance social y económico; no sé si también de formación estéticas —perdóneseme la ironía—... Por desgracia, no ha sucedido lo mismo en otros lugares, donde se calibraron mal los factores que, en realidad, explican el éxito de aquella. En el caso de Lyon, como en el de Santiago de Compostela, se puso de manifiesto una circunstancia particularmente relevante de la arquitectura posmoderna: el desprecio de las servidumbres más elementales del proceso constructivo. La consecuencia fue particularmente bochornosa también en Lyon: el choque entre los arquitectos y la constructora no "se resolvió sobre la marcha" como habitualmente sucede en España; por el contrario, dilató la inauguración por diez años y disparó los gastos, que multiplicaron por cinco el presupuesto inicial. Es fácil imaginar cómo se interpretó esa anomalía en tiempos de recortes...
Pero más allá de esta circunstancia, que alguien pudiera juzgar "anecdótica", parece que el impacto urbanístico del Museo de las Confluencias no ha sido tan vigoroso como en Bilbao, seguramente porque la confluencia de los ríos Ródano y Saona delimitan una espacio sumamente peculiar y poco propicio a la expansión urbanística...
¿Por qué funcionó la idea en Bilbao y no en Santiago de Compostela ni en Avilés ni en Lyon?
Con el paso de los años y la acumulación de fiascos, hoy podemos vocear a los cuatro vientos que la existencia de un proyecto espectacular es condición necesaria pero no suficiente para que un museo "funcione" como el Guggenheim-Bilbao.
Puede que la primera carencia derive, precisamente, de la diferencia entre los proyectos del estudio austriaco y los del discutido arquitecto canadiense: es sabido que las comparaciones son odiosas y en ocasiones, particularmente odiosas.
Como ya habrá imaginado el lector, la segunda brotaría de la importancia que puede tener una colección de arte mitificado; no atrae lo mismo el esqueleto de un dinosaurio que una pintura "famosa" de Picasso.
Y aún vislumbro algunas más, que dejo en la recámara por si alguien tiene interés especial en estos asuntos...
El proyecto arquitectónico y museístico
El edificio está articulado en tres bloques: la base de hormigón, casi como si fuera un pedestal o, mejor aún. un zócalo: la parte acristalada, que define las zonas de circulación y pretende aludir a la vinculación del museo con la ciudad; y "la nube", que pretendidamente se remite al conocimiento futuro y, de hecho, integra los diferentes niveles funcionales (exposición permanente, exposiciones temporales. áreas administrativas y de gestión técnica, y terraza y cafetería). No sé si para fusionar una áreas con otras y, sobre todo, con las ideas aludidas de modo más o menos retórico, se ha dispuesto un gigantesco embudo que proporciona entidad material a la unión del edificio con su contexto ecológico inmediato.
Quien tenga interés y curiosidad y no desee o no pueda viajar a Lyon, bucee en la web del estudio responsable del entuerto, donde encontrará un amplio repertorio de la verborrea posmoderna al uso...
El edificio desarrolla ciertas fórmulas de Gehry y toma algunos elementos formales (que no funcionales) de la cúpula del Reichstag de Foster; sin embargo la conjugación de estos elementos y otros propios de la arquitectura posmoderna de finales del siglo XX, no proporciona, a mi juicio, un buen resultado. Los haces de líneas paralelas, tal vez impuestas desde la pretensión de enfatizar la capacidad lógica de la geometría, determinan superficies texturadas con un resultado visual menos atractivo que el conseguido, por ejemplo, en el complejo realizado para BMW (BMW Welt) en Munich y en otros edificios del mismo estudio.
Seguramente desde las referencias del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York y otros similares, el planteamiento museológico, que podríamos valorar como el intento de transformar un museo decimonónico de "Ciencias Naturales" en un "dispositivo de reflexión global", es muy ambicioso y si nos atenemos a la literalidad de las formulaciones solemnes, desde sus propios términos, algo contradictorio. Dicen:
"El museo fue concebido como un "medio para la transferencia de conocimiento" y no como una sala de exposición de productos."
Sin embargo "los productos" —los objetos de naturaleza diversa— continúan protagonizando el contenido de las salas...
"El Museo de las Confluencias está concebido no como un exclusivo “templo de las musas” para la élite educada, sino como una puerta de acceso público al conocimiento de nuestro tiempo. Estimula el uso activo, no sólo como un lugar de contemplación, sino también como un espacio de encuentro directo en la ciudad."
Esa "puerta de acceso al conocimiento" se substancia en la reformulación del manido "quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos", mediante cuatro grupos "temáticos", dedicados a los "Orígenes", en contexto evolucionista; las "Especies", que propone una reflexión ecológica sobre la relación del hombre con todos los seres vivos; las "Sociedades" o la manera de concretar la necesidad social del ser humano; y las "Eternidades" o las diferentes maneras de entender "el más allá". Cada grupo ofrece multitud de propuestas canalizadas mediante diversos formatos sin enfatizar demasiado los relacionados con las "nuevas tecnologías". Todo ello a partir de ciertas colecciones preexistentes y de algunas adquisiciones, que también escandalizaron a los más reticentes.
En todo caso, entiendo que en el planteamiento museístico prevalece la voluntad de anteponer la capacidad reflexiva de sus instalaciones sobre la transmisión de datos o conocimientos concretos. Y para ello, los gestores han recurrido a un montaje de fuerte sentido escenográfico construido mediante el juego entre la luz, el fondo obscuro y expositores más o menos creativos.
Al entrar en la primera sala recordé que Abderramán III hizo construir un depósito para llenarlo de mercurio y forzar reflejos que aterrorizaban a los embajadores de lugares menos poderosos; buen recurso para infundir respeto desde la perplejidad, el asombro y, tal vez, también el miedo. Supongo que en el siglo XXI los reflejos no aterrorizan a nadie aunque activen en nosotros respuestas que nos acercan a las urracas. Si como acredita el escaparatismo, los brillos atraen, utilicémoslos en los museos para captar la atención de los jóvenes, aunque ello cree ciertas efectos secundarios que no serán tan dramáticos como el posible envenenamiento de los servidores palatinos del primer califa cordobés.
La información escrita es tan escasa que, muy probablemente, escandalizará a quienes defienden que los museos son lugares a los que las personas deben acudir con la voluntad de aprender "muchas cosas" Sin embargo, en este caso, con la preeminencia de la vocación reflexiva, esa parquedad me parece un acierto incontestable. La idea de construir un museo, que abarque la complejidad humana en sus diferentes aspectos y relaciones, con pretensiones educativas relativamente alejadas de la transmisión de conocimientos, es, a mi juicio, magnífica y elogiable; sólo cabe argumentar la duda inducida por toda obra de arte procesual, en principio, concebida con la misma finalidad, cuando se ofrece al visitante eventual... ¿A quién interesa reflexionar sobre los grandes problemas del género humano?
Por fortuna, en este caso, lo que en el plano de la conducta individual pudiera parecer una simpleza, podría convertirse en un recurso de grandes posibilidades, dado que los docentes pueden emplear las instalaciones del museo para potenciar las reflexiones globales y genéricas que ayudan en la fijación de conocimientos y, sobre todo, en la maduración de la personalidad.
Me ha hecho gracia la sala dedicada a la muerte, que parece concebida fusionando tres películas de Stanley Kubrick: los elementos audiovisuales se han colocado en pequeños monolitos que hacen pensar en 2001; frente a ellos, las butacas-huevo, que remiten al origen vital, recuerdan el mobiliario empleado en la "casa del escritor" de La Naranja Mecánica; y, por fin, el aspecto el techo nos conduce hasta la apocalíptica Teléfono Rojo... No creo que el paralelismo sea casual, dados los planteamientos argumentales habituales en las películas del director neoyorquino y, muy especialmente, en 2001, que, por cierto, ya se ha empleado en las actividades del propio museo.
Asimismo, me ha divertido contemplar cómo se implementan estrategias feministas para escapar de los sesgos antropológicos tradicionales, por supuesto, "machistas": en lugar de "hombre de Cromañón", ¿por qué no hablar de "mujeres de Cromañón"?. Interesante propuesta que me recordó la hipótesis que atribuye a las mujeres la capacidad de representación simbólica que postulan las pinturas de Lescaux y Altamira. En aquellos lejanos años, cuando muy probablemente, las mujeres tenían la misión de "educar" a la prole, en ellas estaría buena parte del sustrato sobre el que se construyeron los grandes símbolos que proporcionaron substancia a la cohesión social. A este paso, en pocos años los hombres recuperaremos nuestra función "esencial" de simples zánganos —meros instrumentos reproductores—, que nunca debimos abandonar...
También me ha parecido una magnífica idea, la integración de elementos estéticos aunque, en ocasiones, rompan la linealidad de la propuesta reflexiva. En todo caso, el uso del "arte" como activador de reflexiones complejas me parece magnífica.
Por contra, me ha sonrojado el pretendido planteamiento no etnocentrista que, sin embargo, nos remite —necesariamente— a un enciclopedismo francés trufado de concesiones a la "lógica sistemática" de la tradición alemana. Los guiños a las diferentes culturas del planeta me parecen demasiado forzados: lo ajeno, también en las instalaciones de este museo, siguen siendo acotaciones anecdóticas en un marco pretendidamente multicultural. Pero soy consciente de que es difícil —tal vez, imposible— evitar el "sabor" europeo de todo lo realizado en Europa.
Para finalizar
Según fuentes del propio museo, tras el primer año de apertura, que registró cifras de muy estimables, éstas se han estabilizado en los alrededores de los 600.000, con un 80 % de escolares... Frente a tan menguado éxito de público, debemos recordar que el proyecto inicial, con un coste estimado de 61 millones de euros, acabó costando alrededor de 330 millones. En cuanto al impacto urbanístico: aunque la transformación de la zona de encuentro entre el Ródano y Saona ha sido radical, no sucede lo mismo con la parte norte; es posible que en el futuro se aprecie con más claridad un cambio que, de momento, es demasiado tímido.
Queda el dispositivo de reflexión sobre los grandes problemas de la Humanidad, acaso justificable en su naturaleza como "objeto de arte"... incluso aunque, en principio, la obra de Coop Himmelb(l)au nos parezca arquitectura mala.
Pero... ¿330 millones de euros para ofrecer a los jóvenes un "lugar de reflexión"? ¿No pueden reflexionar en clase, en la place Bellecour o paseando por un parque?
¿Apuesta faraónica en el país de Guiñol? Como en casi todos los casos similares, de nuevo se plantea la cuestión de si merece la pena hacer un gran esfuerzo presupuestario por un objetivo que, como en tantos casos españoles, funde y en ocasiones, confunde, lo cultural, lo educativo y lo turístico. El buen saber y entender del lector resolverá el problema, pero antes de formular un juicio negativo, tomemos en consideración que, de acuerdo con los horizontes definidos en la actualidad, en pocos años, Europa deberá enfrentarse al reto de los turistas orientales. Y aunque no me imagino a un grupo de ellos contemplando ciertas salas del museo sin escandalizarse, dado el proceso espectacular seguido por el estudio Coop Himmelb(l)au, puede que en 10 años, el Museo de las Confluencias sea algo parecido a lo que hoy es la catedral de Beauvais en el contexto de la arquitectura gótica: un prodigio de creatividad posmoderna, la culminación material de la muy gloriosa espiritualidad del liberalismo, un portento de determinación humana, mucho más atractivo para los visitantes foráneos que la espectacular Notre-Dame de Fourvière, paradigma de eclecticismo "decadente".
Tras muchas peripecias no siempre afortunadas, con diez años de retraso sobre el calendario propuesto,, el Museo de las Confluencias, concebido para ofrecer al mundo una propuesta de reflexión sobre los grandes asuntos que han preocupado al hombre desde siempre, abrió sus puertas a finales del año 2014, en lo que fue uno de los acontecimientos museísticos más señalados y polémicos de la Europa de aquellos cercanos años. Sin embargo, algo no salió bien, porque, frente a lo usual en estos asuntos, ni el presidente de la República ni el Primer Ministro ni la Ministra de Educación quisieron hacerse la foto de la inauguración. Al parecer, en este caso, no existía el rédito cosmético asociado invariablemente a la creación de "infraestructuras culturales". El lector encontrará las razones de esa anomalía en el artículo publicado en Le Canard Ennchainé, donde definieron el museo como una apuesta faraónica en el país de Guiñol. A ellas aún deberíamos unir que Francia no es país de "¡vivan la caenas!"...
El proyecto fue diseñado por el estudio Coop Himmelb(l)au, supuestamente, uno de los más destacados de la corriente deconstructiva europea, deudora de las aportaciones de Frank Gehry y su manera de entender la retórica arquitectónica. Paradójicamente, la fórmula se ha substanciado secularmente desde, al menos, los tiempos del Imperio Egipcio, con jalones notorios en el Imperio Romano y en las ciudades medievales. Bajo follaje de retórica oscura y de concesiones poéticas poco lucidas, el objetivo prioritario es, sencillamente, competir en espectacularidad, entendida ésta en consonancia con una "sensibilidad popular" definida a trazos gruesos, que con un poco de mala baba y salvando las referencias formales de modelos tan alejados en el tiempo, recuerda la Volkskultur de los años treinta. En todo caso, por encima de las diferencias impuestas por el tiempo y, como acreditaron los constructores de la catedral de Beauvais, es sabido que la gente premia a quienes mean más largo, escupen más lejos o eructan entonando La Marsellesa o El sitio de Zaragoza. Es notorio que, al menos desde los tiempos de Hesíodo, los humanos estamos predispuestos a admirar, elogiar y aún mitificar la habilidad extrema, cualquiera que sea su naturaleza.
En suma y expresado con en términos menos inoportunos, los edificios deben ser hitos monumentales, capaces de activar el interés y, por supuesto, la admiración de un público. muy amplio; automáticamente, por "razones misteriosas", ello derivará en grandes posibilidades económicas para sus promotores... y en otras ventajas más o menos sutiles, pero siempre substanciosas, a repartir entre quienes medren en los alrededores..
A pesar de que allí también hubo cierta dispersión presupuestaria, la idea pergeñada por la ambición de T. Krens y de los políticos españoles, funcionó magníficamente en el Guggenheim Bilbao, donde su construcción engendró un fenómeno de gran alcance social y económico; no sé si también de formación estéticas —perdóneseme la ironía—... Por desgracia, no ha sucedido lo mismo en otros lugares, donde se calibraron mal los factores que, en realidad, explican el éxito de aquella. En el caso de Lyon, como en el de Santiago de Compostela, se puso de manifiesto una circunstancia particularmente relevante de la arquitectura posmoderna: el desprecio de las servidumbres más elementales del proceso constructivo. La consecuencia fue particularmente bochornosa también en Lyon: el choque entre los arquitectos y la constructora no "se resolvió sobre la marcha" como habitualmente sucede en España; por el contrario, dilató la inauguración por diez años y disparó los gastos, que multiplicaron por cinco el presupuesto inicial. Es fácil imaginar cómo se interpretó esa anomalía en tiempos de recortes...
Pero más allá de esta circunstancia, que alguien pudiera juzgar "anecdótica", parece que el impacto urbanístico del Museo de las Confluencias no ha sido tan vigoroso como en Bilbao, seguramente porque la confluencia de los ríos Ródano y Saona delimitan una espacio sumamente peculiar y poco propicio a la expansión urbanística...
¿Por qué funcionó la idea en Bilbao y no en Santiago de Compostela ni en Avilés ni en Lyon?
Con el paso de los años y la acumulación de fiascos, hoy podemos vocear a los cuatro vientos que la existencia de un proyecto espectacular es condición necesaria pero no suficiente para que un museo "funcione" como el Guggenheim-Bilbao.
Puede que la primera carencia derive, precisamente, de la diferencia entre los proyectos del estudio austriaco y los del discutido arquitecto canadiense: es sabido que las comparaciones son odiosas y en ocasiones, particularmente odiosas.
Como ya habrá imaginado el lector, la segunda brotaría de la importancia que puede tener una colección de arte mitificado; no atrae lo mismo el esqueleto de un dinosaurio que una pintura "famosa" de Picasso.
Y aún vislumbro algunas más, que dejo en la recámara por si alguien tiene interés especial en estos asuntos...
El proyecto arquitectónico y museístico
El edificio está articulado en tres bloques: la base de hormigón, casi como si fuera un pedestal o, mejor aún. un zócalo: la parte acristalada, que define las zonas de circulación y pretende aludir a la vinculación del museo con la ciudad; y "la nube", que pretendidamente se remite al conocimiento futuro y, de hecho, integra los diferentes niveles funcionales (exposición permanente, exposiciones temporales. áreas administrativas y de gestión técnica, y terraza y cafetería). No sé si para fusionar una áreas con otras y, sobre todo, con las ideas aludidas de modo más o menos retórico, se ha dispuesto un gigantesco embudo que proporciona entidad material a la unión del edificio con su contexto ecológico inmediato.
Quien tenga interés y curiosidad y no desee o no pueda viajar a Lyon, bucee en la web del estudio responsable del entuerto, donde encontrará un amplio repertorio de la verborrea posmoderna al uso...
El edificio desarrolla ciertas fórmulas de Gehry y toma algunos elementos formales (que no funcionales) de la cúpula del Reichstag de Foster; sin embargo la conjugación de estos elementos y otros propios de la arquitectura posmoderna de finales del siglo XX, no proporciona, a mi juicio, un buen resultado. Los haces de líneas paralelas, tal vez impuestas desde la pretensión de enfatizar la capacidad lógica de la geometría, determinan superficies texturadas con un resultado visual menos atractivo que el conseguido, por ejemplo, en el complejo realizado para BMW (BMW Welt) en Munich y en otros edificios del mismo estudio.
Seguramente desde las referencias del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York y otros similares, el planteamiento museológico, que podríamos valorar como el intento de transformar un museo decimonónico de "Ciencias Naturales" en un "dispositivo de reflexión global", es muy ambicioso y si nos atenemos a la literalidad de las formulaciones solemnes, desde sus propios términos, algo contradictorio. Dicen:
"El museo fue concebido como un "medio para la transferencia de conocimiento" y no como una sala de exposición de productos."
Sin embargo "los productos" —los objetos de naturaleza diversa— continúan protagonizando el contenido de las salas...
"El Museo de las Confluencias está concebido no como un exclusivo “templo de las musas” para la élite educada, sino como una puerta de acceso público al conocimiento de nuestro tiempo. Estimula el uso activo, no sólo como un lugar de contemplación, sino también como un espacio de encuentro directo en la ciudad."
Esa "puerta de acceso al conocimiento" se substancia en la reformulación del manido "quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos", mediante cuatro grupos "temáticos", dedicados a los "Orígenes", en contexto evolucionista; las "Especies", que propone una reflexión ecológica sobre la relación del hombre con todos los seres vivos; las "Sociedades" o la manera de concretar la necesidad social del ser humano; y las "Eternidades" o las diferentes maneras de entender "el más allá". Cada grupo ofrece multitud de propuestas canalizadas mediante diversos formatos sin enfatizar demasiado los relacionados con las "nuevas tecnologías". Todo ello a partir de ciertas colecciones preexistentes y de algunas adquisiciones, que también escandalizaron a los más reticentes.
En todo caso, entiendo que en el planteamiento museístico prevalece la voluntad de anteponer la capacidad reflexiva de sus instalaciones sobre la transmisión de datos o conocimientos concretos. Y para ello, los gestores han recurrido a un montaje de fuerte sentido escenográfico construido mediante el juego entre la luz, el fondo obscuro y expositores más o menos creativos.
Al entrar en la primera sala recordé que Abderramán III hizo construir un depósito para llenarlo de mercurio y forzar reflejos que aterrorizaban a los embajadores de lugares menos poderosos; buen recurso para infundir respeto desde la perplejidad, el asombro y, tal vez, también el miedo. Supongo que en el siglo XXI los reflejos no aterrorizan a nadie aunque activen en nosotros respuestas que nos acercan a las urracas. Si como acredita el escaparatismo, los brillos atraen, utilicémoslos en los museos para captar la atención de los jóvenes, aunque ello cree ciertas efectos secundarios que no serán tan dramáticos como el posible envenenamiento de los servidores palatinos del primer califa cordobés.
La información escrita es tan escasa que, muy probablemente, escandalizará a quienes defienden que los museos son lugares a los que las personas deben acudir con la voluntad de aprender "muchas cosas" Sin embargo, en este caso, con la preeminencia de la vocación reflexiva, esa parquedad me parece un acierto incontestable. La idea de construir un museo, que abarque la complejidad humana en sus diferentes aspectos y relaciones, con pretensiones educativas relativamente alejadas de la transmisión de conocimientos, es, a mi juicio, magnífica y elogiable; sólo cabe argumentar la duda inducida por toda obra de arte procesual, en principio, concebida con la misma finalidad, cuando se ofrece al visitante eventual... ¿A quién interesa reflexionar sobre los grandes problemas del género humano?
Por fortuna, en este caso, lo que en el plano de la conducta individual pudiera parecer una simpleza, podría convertirse en un recurso de grandes posibilidades, dado que los docentes pueden emplear las instalaciones del museo para potenciar las reflexiones globales y genéricas que ayudan en la fijación de conocimientos y, sobre todo, en la maduración de la personalidad.
Me ha hecho gracia la sala dedicada a la muerte, que parece concebida fusionando tres películas de Stanley Kubrick: los elementos audiovisuales se han colocado en pequeños monolitos que hacen pensar en 2001; frente a ellos, las butacas-huevo, que remiten al origen vital, recuerdan el mobiliario empleado en la "casa del escritor" de La Naranja Mecánica; y, por fin, el aspecto el techo nos conduce hasta la apocalíptica Teléfono Rojo... No creo que el paralelismo sea casual, dados los planteamientos argumentales habituales en las películas del director neoyorquino y, muy especialmente, en 2001, que, por cierto, ya se ha empleado en las actividades del propio museo.
Asimismo, me ha divertido contemplar cómo se implementan estrategias feministas para escapar de los sesgos antropológicos tradicionales, por supuesto, "machistas": en lugar de "hombre de Cromañón", ¿por qué no hablar de "mujeres de Cromañón"?. Interesante propuesta que me recordó la hipótesis que atribuye a las mujeres la capacidad de representación simbólica que postulan las pinturas de Lescaux y Altamira. En aquellos lejanos años, cuando muy probablemente, las mujeres tenían la misión de "educar" a la prole, en ellas estaría buena parte del sustrato sobre el que se construyeron los grandes símbolos que proporcionaron substancia a la cohesión social. A este paso, en pocos años los hombres recuperaremos nuestra función "esencial" de simples zánganos —meros instrumentos reproductores—, que nunca debimos abandonar...
También me ha parecido una magnífica idea, la integración de elementos estéticos aunque, en ocasiones, rompan la linealidad de la propuesta reflexiva. En todo caso, el uso del "arte" como activador de reflexiones complejas me parece magnífica.
Por contra, me ha sonrojado el pretendido planteamiento no etnocentrista que, sin embargo, nos remite —necesariamente— a un enciclopedismo francés trufado de concesiones a la "lógica sistemática" de la tradición alemana. Los guiños a las diferentes culturas del planeta me parecen demasiado forzados: lo ajeno, también en las instalaciones de este museo, siguen siendo acotaciones anecdóticas en un marco pretendidamente multicultural. Pero soy consciente de que es difícil —tal vez, imposible— evitar el "sabor" europeo de todo lo realizado en Europa.
Para finalizar
Según fuentes del propio museo, tras el primer año de apertura, que registró cifras de muy estimables, éstas se han estabilizado en los alrededores de los 600.000, con un 80 % de escolares... Frente a tan menguado éxito de público, debemos recordar que el proyecto inicial, con un coste estimado de 61 millones de euros, acabó costando alrededor de 330 millones. En cuanto al impacto urbanístico: aunque la transformación de la zona de encuentro entre el Ródano y Saona ha sido radical, no sucede lo mismo con la parte norte; es posible que en el futuro se aprecie con más claridad un cambio que, de momento, es demasiado tímido.
Queda el dispositivo de reflexión sobre los grandes problemas de la Humanidad, acaso justificable en su naturaleza como "objeto de arte"... incluso aunque, en principio, la obra de Coop Himmelb(l)au nos parezca arquitectura mala.
Pero... ¿330 millones de euros para ofrecer a los jóvenes un "lugar de reflexión"? ¿No pueden reflexionar en clase, en la place Bellecour o paseando por un parque?
¿Apuesta faraónica en el país de Guiñol? Como en casi todos los casos similares, de nuevo se plantea la cuestión de si merece la pena hacer un gran esfuerzo presupuestario por un objetivo que, como en tantos casos españoles, funde y en ocasiones, confunde, lo cultural, lo educativo y lo turístico. El buen saber y entender del lector resolverá el problema, pero antes de formular un juicio negativo, tomemos en consideración que, de acuerdo con los horizontes definidos en la actualidad, en pocos años, Europa deberá enfrentarse al reto de los turistas orientales. Y aunque no me imagino a un grupo de ellos contemplando ciertas salas del museo sin escandalizarse, dado el proceso espectacular seguido por el estudio Coop Himmelb(l)au, puede que en 10 años, el Museo de las Confluencias sea algo parecido a lo que hoy es la catedral de Beauvais en el contexto de la arquitectura gótica: un prodigio de creatividad posmoderna, la culminación material de la muy gloriosa espiritualidad del liberalismo, un portento de determinación humana, mucho más atractivo para los visitantes foráneos que la espectacular Notre-Dame de Fourvière, paradigma de eclecticismo "decadente".