Pues parece que se ha materializado una situación aún más peligrosa... Cuando la pandemia aún mantiene en vilo a diferentes regiones del Planeta, como renovada defecación de Hefaistos, aparece la muy anunciada y desmentida Guerra de Ucrania. Desde la crisis de los misiles, jamás habíamos sentido tan intenso y hediondo el aliento de Caronte en el cogote.
Escalera de Odessa (Wikipedia, By Oleksandr Malyon) |
Algunos hablan de guerra medieval en pleno siglo XXI, pero mi memoria, esa denostada herramienta, propone imágenes y situaciones no tan añejas. A fuerza de sinrazones, la muy circunspecta y átona obra de Sidney Lumet (Fail Safe, 1964) en esta ocasión. oculta la de Kubric (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb,1964), aunque el título de esta última seguramente sintoniza mejor con el relato proporcionado por los medios y los dignatarios occidentales, empeñados en que acudamos al holocausto entonando, no la canción de Vera Lynn (We'll meet again), sino la marcha del Club de Mickey Mouse en versión chusquera, por supuesto, de cuando un servidor hizo la mili. Cultura de la Cancelación en molde prosaico para escarnio de posmodernos, tan progresistas ellos. Y en cierto modo, es "lógico": el repudio de la razón ha de conducir a la recuperación de los dogmas y, con ello, a la resurrección de los fenómenos asociados al pensamiento mítico. Steven Pinker debería llegar un poco más lejos, si se desprendiera de una puñetera vez de los cauces metodológicos ortodoxos.
Confiemos en que unos y otros no sean tan estúpidos como parecen, aunque me temo lo peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario