Camino de Portugal, a la búsqueda de toallas baratas, una vez más, nos detuvimos en El Campillo, pueblo marginal, donde nos atendió una amable y lacónica señora, a la puerta de San Pedro de la Nave, esa iglesia que, gracias a la iniciativa de Gómez Moreno, fue trasladada piedra a piedra para salvarla de las simas del embalse que se construyó en las proximidades. Para salvar la incuria de la Conserjería de Cultura de la Comunidad de Castilla-León, los vecinos del pueblo se encargan de abrir la iglesia, atender por turno a los visitantes (no cobran nada por verla) y ofrecerles libros, recuerdos y, en esta época, cerezas.
Por fortuna, aún se pueden hacer fotos de su interior y no fue necesario recurrir a cámaras milagrosas ni a otros instrumentos fantásticos, aunque el funcionario de turno dejó huella de su poder con un letrero “bilingüe” que prohíbe hacer fotografías con flash. Es sabido que la luz del flash perturba la contemplación de los peregrinos y además convierte los sillares en azucarillos. Y lo más lamentable: Seguro que cuando, en los próximos años, subcontraten la “explotación”, el ejecutivo con mentalidad emprendedora y ansias por hacerse valer prohibirá hacer fotografías… por alguna razón peregrina refrendada por los chupópteros endogámicos de turno. Si el poder no se manifiesta coartando la libertad de los demás, ¿para qué sirve? Lo contaba mi abuelo, que era republicano y un pelín anarquista, de otro modo: “Le pones un gorro de tranviario a un gañán y se siente dueño del tranvía”.
Por lo demás… La pequeña iglesia ofrece una estampa espectacular; francamente, merece la pena separarse un poco de la mejor carretera. Su interior conserva uno de los conjuntos ¿altomedievales? más interesantes del Universo Mediterráneo, que sigue ofreciendo no pocas dudas desde posturas escépticas, aunque, de hecho y a regañadientes, se sigan aceptando las apreciaciones de Gómez Moreno, reforzadas por Schlunk: la iglesia es “obra de época visigoda”. Frente a ellas, es importante recordar:
1. La iglesia “española” antigua fue iconoclasta, al menos, hasta la época de Ramiro II (el Concilio de Elvira y Santullano lo ilustran sobradamente). Las piezas religiosas con figuras animadas son raras en la península Ibérica: sólo conocemos alguna suelta en Córdoba y Toledo. De hecho, la única iglesia de época visigoda perfectamente documentada (San Juan de Baños) no conserva ningún resto de ornamentación figurada.
2. La actual iglesia de San Pedro de la Nave es, por el exterior, fruto de una reconstrucción demasiado “radical” (ver imágenes adjuntas).
3. De lo que podemos ver hoy cabe deducir que la iglesia fue realizada, al menos, en dos impulsos constructivos… ¿Separados muchos o pocos años?
4. El esquematismo de los guerreros incluidos en el friso interior nos hace pensar en Santa María del Naranco y, por lo tanto, en época posterior al siglo VII.
5. Los capiteles del interior podrían haber sido realizados siguiendo modelos iconográficos de las miniaturas anteriores al siglo VII, como sugería Schlunk, pero también podrían ser réplica de las miniaturas típicamente “hispanas” del siglo X. Y en este último supuesto, teniendo en cuenta lo que sucedía en la península Ibérica durante el siglo X (hegemonía califal incuestionable), deberíamos culminar que, muy probablemente, la decoración interior (los capiteles) fue realizada en las proximidades de la marea románica… hacia el siglo XI.
6. Parece muy artificioso creer que algunas partes de la iglesia fueron realizadas con mármol procedente de la zona de Toledo, como planteó Gómez Moreno. Seguro que existen canteras mucho más próximas…
7. Recientemente, L. Caballero ha reforzado la hipótesis tradicional desde la proximidad “metrológica” entre San Pedro de la Nave y Santa María de Melque, que él mismo “re-clasificó” pasándola de época “mozárabe” (siglo X) a la visigoda. Francamente, me parece una argumentación más forzada que la de Gómez Moreno, por cuanto es difícil entender que en una época tan “agitada” como el siglo VII se pudieran emplear los mismos sistemas de medición en toda la geografía peninsular. En tiempos preindustriales (siglo XIX) se empleaban sistemas de pesas y medidas que variaban mucho de una provincia a otra… La proximidad “metrológica” podría conducirnos a concluir que el primer diseño de la iglesia fuera producto de un momento cultural menos turbulento, anterior al siglo VII.
En definitiva, gracias a Gómez Moreno, que recorrió España de norte a sur y de este a oeste a lomos de caballos, mulos y burros, San Pedro de la Nave sigue ofreciéndonos sus restos para dialogar con el pasado, incluso, aunque de ese diálogo no salgan bien paradas sus encomiables ideas… acaso demasiado interesadas en reforzar los componentes occidentales (cristianos y europeos) de la tradición cultural española.
En todo caso, es agradable, sumamente agradable, escuchar a la piedra en sus múltiples discursos, que unas veces nos explican preocupaciones religiosas (es curiosa la confusión entre “foso” y “lago” de la escena de Daniel para ilustrar el valor de la fe), otras, de problemas históricos y otras, por fin, de las quimeras expresivas o estéticas de nuestros antepasados...
Me ha encantado el escrito. No controlo nada del tema pero me ha encantado :-)
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