Por Alicia Caboblanco
Según recogía el diario Público, con motivo de una exposición colectiva que tiene por tema central la figura de Francisco Franco,con una visión satírica e irónica, Eugenio Merino se enfrenta a un juicio por atacar la imagen del dictador, denunciado por la fundación Francisco Franco a raíz de su obra "Always Franco", expuesta en ARCO el año pasado, en la que se veía al dictador en una nevera.
Al margen del ámbito artístico, esta noticia no refleja solo esta dificultad de adaptación de la ley a la realidad social, si no un problema, tal vez mucho más importante y endémico de nuestro país, es que el hecho de que esta exposición sea noticia y provoque controversias es una prueba más de que en España no se ha superado una división que sucedió hace más de setenta años y que pudo haber acabado hace casi cuarenta. Probablemente, como podría pasar en una familia, "por no hablar las cosas" y haber vivido en un silencio donde esos "dos bandos" se reflejan en nuestra sociedad y nuestra política de una manera no explícita.
Según declara Eugenio Merino, esta situación le perjudica a nivel profesional. Pero es posible que precisamente esta clase de polémicas sean la mejor manera de darse publicidad. Sobre todo cuando se hace este tipo de arte comprometido. Muchas veces resulta imposible para muchos artistas no verse involucrado en situaciones como esta en las que los límites entre la libertad de expresión y la difamación no son fáciles de establecer. También es cierto que para un artista resulta necesario muchas veces tomar riesgos que permitan romper con lo establecido, sorprender a unos y escandalizar a otros. Normalmente siempre hay ofendidos en mayor o menor medida. Como decía Gustave Courbet, "Si dejo de escandalizar dejo de existir." Los grandes genios del arte lo son porque en algún momento de su carrera tomaron un riesgo que luego resultó que funcionaba, pero lo más habitual era que no todo el mundo estuviese conforme de primeras y que se ganasen algún enemigo que otro.
A pesar de todo este jaleo el autor prepara una nueva obra no menos arriesgada, así la explica:
"Es un puching ball con la cabeza de Franco. Una pieza que representa la necesidad que tiene la sociedad de enfrentarse a su pasado o, mejor dicho, a la necesidad de darle de hostias al dictador. Creo que lo que ha faltado con la figura de Franco es precisamente esto, dejar a un lado el archivo y las buenas formas para expresar el descontento de los artistas de manera directa y clara, con humor, pero con la radicalidad que requiere. Es una mofa en toda regla, el tipo de humor del que tanto hacemos gala los españoles pero que tanto nos molesta cuando el objeto somos nosotros."
Desde el 17 de Julio sabemos que la juez a cargo del caso ha desestimado la denuncia de la fundación que ha declarado su intención de recurrir esta sentencia reclamando además una indemnización de 18.000 euros por "daños al honor del dictador". A pesar de que este resultado era de esperar siempre es de agradecer que la ley defienda la libertad de expresión.
La web del autor para los curiosos: http://web.eugeniomerino.com/
Según recogía el diario Público, con motivo de una exposición colectiva que tiene por tema central la figura de Francisco Franco,con una visión satírica e irónica, Eugenio Merino se enfrenta a un juicio por atacar la imagen del dictador, denunciado por la fundación Francisco Franco a raíz de su obra "Always Franco", expuesta en ARCO el año pasado, en la que se veía al dictador en una nevera.
Al margen del ámbito artístico, esta noticia no refleja solo esta dificultad de adaptación de la ley a la realidad social, si no un problema, tal vez mucho más importante y endémico de nuestro país, es que el hecho de que esta exposición sea noticia y provoque controversias es una prueba más de que en España no se ha superado una división que sucedió hace más de setenta años y que pudo haber acabado hace casi cuarenta. Probablemente, como podría pasar en una familia, "por no hablar las cosas" y haber vivido en un silencio donde esos "dos bandos" se reflejan en nuestra sociedad y nuestra política de una manera no explícita.
Según declara Eugenio Merino, esta situación le perjudica a nivel profesional. Pero es posible que precisamente esta clase de polémicas sean la mejor manera de darse publicidad. Sobre todo cuando se hace este tipo de arte comprometido. Muchas veces resulta imposible para muchos artistas no verse involucrado en situaciones como esta en las que los límites entre la libertad de expresión y la difamación no son fáciles de establecer. También es cierto que para un artista resulta necesario muchas veces tomar riesgos que permitan romper con lo establecido, sorprender a unos y escandalizar a otros. Normalmente siempre hay ofendidos en mayor o menor medida. Como decía Gustave Courbet, "Si dejo de escandalizar dejo de existir." Los grandes genios del arte lo son porque en algún momento de su carrera tomaron un riesgo que luego resultó que funcionaba, pero lo más habitual era que no todo el mundo estuviese conforme de primeras y que se ganasen algún enemigo que otro.
A pesar de todo este jaleo el autor prepara una nueva obra no menos arriesgada, así la explica:
"Es un puching ball con la cabeza de Franco. Una pieza que representa la necesidad que tiene la sociedad de enfrentarse a su pasado o, mejor dicho, a la necesidad de darle de hostias al dictador. Creo que lo que ha faltado con la figura de Franco es precisamente esto, dejar a un lado el archivo y las buenas formas para expresar el descontento de los artistas de manera directa y clara, con humor, pero con la radicalidad que requiere. Es una mofa en toda regla, el tipo de humor del que tanto hacemos gala los españoles pero que tanto nos molesta cuando el objeto somos nosotros."
Desde el 17 de Julio sabemos que la juez a cargo del caso ha desestimado la denuncia de la fundación que ha declarado su intención de recurrir esta sentencia reclamando además una indemnización de 18.000 euros por "daños al honor del dictador". A pesar de que este resultado era de esperar siempre es de agradecer que la ley defienda la libertad de expresión.
La web del autor para los curiosos: http://web.eugeniomerino.com/
La introduccion de ideas , conceptos , ideas politicas o cualesquiera otras , jamas puede substituir en ningun modo la carencia de interes y talento artistico y estetico en una obra.
ResponderEliminarSi al tal Arno Brecker, ese que al parecer salvo a Picasso , le cribamos lo politico , queda , a mi humilde parecer, algo de arte, con otros artistas me temo que la criba seria definitiva.
Julio Cortazar , exiliado realizo lo mejor de su obra y cuando lo considero oportuno paro de escribir y se puso a defender a presos politicos de su tiempo , y a atacar dictadores aun vivitos pero no convirtio su novela en meros panfletos.