lunes, 23 de septiembre de 2013

Santa Eulalia de Bóveda

Está muy cerca de Lugo, pero se llega mediante un itinerario bastante complicado no siempre bien señalizado, con tramos de carretera de esos que hacen creer en las meigas y, por supuesto, en la transformación de tradiciones religiosas paganas mencionadas en los concilios antiguos.
El edificio es muy difícil de evaluar en la actualidad porque ha sufrido múltiples intervenciones poco cuidadosas que, de hecho, condicionan cualquier juicio. Obviamente fue cristianizado pero ofrece algunos elementos de gran interés para afrontar el “debate” sobre el arte altomedieval en la península Ibérica.


El arco y la moldura.

Si el arco de la entrada realmente fuera de herradura, documentaría un hecho que a mí me parece particularmente obvio: el uso del arco de herradura en la arquitectura de la península Ibérica en tiempos tardorromanos. Por desgracia, el asunto no está claro a causa de dichas alteraciones y de otra circunstancia enfatizada por algunos estudiosos…
Preguntamos al vigilante que cuida del edificio y con un gesto muy de lugar, nos contestó como era de esperar, según los tópicos:
—El arco sugiere levemente un arranque de herradura.
—Eso es muy gallego. ¿Sugiere...? —le contesté al borde de la carcajada.
—Exactamente, sugiere —respondió sumándose a mi hilaridad.
Y continuó indicándonos la dificultad de valorar unos restos tan manipulados...


Una sillería tan regular, que hace pensar en tradiciones romanas, parece indicar que el arco definido mediante ladrillos, pudo estar enfoscado y, desde esa posibilidad, sería muy factible la existencia de un arco de herradura. Sin embargo… Algunos autores han formulado la posibilidad de que el arco fuera uno de descarga sobre un dintel de granito que se rompió; los restos del dintel serían los actuales salmeres, convenientemente  retallados en época incierta. Esa posibilidad abre directamente otra muy plausible a la vista de la inclinación de los sillares y los ladrillos: que el incipiente arco de herradura hubiera sido “producido” por la deformación del aparejo inducida por el colapso del dintel.

También tiene excepcional interés la moldura que acompaña al arco y que se completó con un remate horizontal que parece sugerir un alfiz incompleto...

Los relieves

Componen dos familias: la que existe sobre la moldura del arco, mediante roleos, y los animados sobre unos cuantos bloques de granito, según modalidad similar a la del interior de Santa María del Naranco. Para unos son alusiones a ritos relacionados con el culto a la diosa Cibeles; para otros, representación de ritos paganos o fiestas de variada naturaleza cristianizados.






Los capiteles

Los capiteles, que podrían aportar alguna pista positiva, fueron reutilizados y están muy erosionados; el único que permite imaginarse cómo pudo ser ofrece una estructura relativamente común  en el noroeste peninsular, con ábaco grueso, astrágalo y hojas muy "carnosas", que lo aproximan a las modalidades "de pencas", tradicionalmente relacionadas con la arquitectura ramirense. Algunos estudiosos los han relacionado con uno de San Xoán do Campo y con otro de San Miguel de Teverga. No obstante, la erosión impide precisar esos paralelos, pero parece clara la vinculación con modelos clasificados como "tardoromanos" del Museo de Oviedo.  Aunque algunos estudiosos adelantan la cronología de estos capiteles hacia tiempos visigodos y aún más tarde, a mi juicio es más probable que sean anteriores, acaso de los alrededores del siglo IV, tal y como apuntan los aparecidos en contexto de villas romanas en la mitad norte de la península Ibérica.


Pero, en todo caso, parecen ser piezas reutilizadas con posterioridad a la realización del edificio original, a la que no corresponde capitel alguno, de modo que, en este caso y frente a lo que es más frecuente, los capiteles sólo suponen una circunstancia relativamente anecdótica (volveré a ellos en una entrada próxima).

Museo de Oviedo, "época tardorromana"
Las pinturas

Encajan perfectamente en las tradiciones romanas. Representan motivos comunes en las pocas pinturas que han llegado a nuestros días y también en los mosaicos y que se siguieron utilizando con posterioridad, en el repertorio cristiano. Si fueran lo que parecen, estaríamos ante el mejor conjunto de pinturas romanas de la península Ibérica. ¿Podrían ser reinterpretaciones de época cristiana, paralelas a las representaciones que aparecen en las estelas funerarias?  Cabría la posibilidad de una situación excepcional tardía, posterior al siglo V, pero no parece la opción más probable.


En síntesis.

La conexión con Santa María del Naranco  sugiere hipótesis que chocan frontalmente con lo que la mayor parte de los arqueólogos admitían hace veinte años…  Y aparece otro dato que sugiere la necesidad de reajustar las cronologías generalmente admitidas para el arte de la Alta Edad Media.
Es obvia la complejidad del edificio actual, pero lo más probable es que fuera una edificación romana de hacia el siglo IV o V, en tiempos de la romanización tardía de Galicia, y modificada para integrarla en los ritos cristianos, acaso antes del siglo VII o con posterioridad.
Pero en todo caso, es otra joya de las muchas que existen en la Península y que sobreviven entre la indolencia de quienes acaso debieran prestarles más atención. Sugiero a la Xunta que renueven las señales y las homogeinicen.

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