Por Lumga
La
Whitechapel Gallery de Londres presenta del 2 de octubre hasta el 15 de diciembre una exposición retrospectiva de una de las figuras más destacadas de los Young British Artists, Sarah Lucas, que allá por 1995 revolucionaron el panorama artístico mundial con Sensation, la exposición en la Royal Academy organizada por Charles Saatchi. Esta exposición muestra lo más selecto de los veinticinco años de carrera de la calificada como "la más salvaje de los Young British Artists".
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Sarah Lucas, Autorretrato, Tate |
La galería, presidida desde 2002 por Iwona Blazwick, es una de las más importantes y se encuentra localizada en el Este de Londres, en Whitechapel High St. El edificio es más bien pequeño, pero tiene varias plantas comunicadas con ascensores y escaleras. La entrada es gratuita pero, como es frecuente en las galerías londinenses, tiene una urna en la que depositar ayudas económicas en un gesto de caridad para que su actividad continúe. Sin embargo, buscan financiación privada porque esta exposición está patrocinada por Louis Vuitton. En la puerta de la sala principal se puede leer escrito, aunque en letra pequeña:
"The exhibition contains sexually explicit materials and is not recommended for children"
Las obras enseñadas recorren los inicios de la artista hasta nuestros días. Las más actuales son esculturas de medias de nylon, con algún tipo de relleno, que recuerdan mucho a las de sus primeros tiempos, aquellas que situaba sobre sillas, como la que se muestra en la Tate Britain. También hay otras en este estilo pero resueltas en lo que parece acero o metal dorado y cromado, muy al estilo de Jeff Koons. Cualquiera familiarizado con sus trabajos no necesita ser un malpensado para distinguir las formas representadas. Interesantes cuando menos son los collages realizados con colillas de cigarros sobre papel, singularmente, el retrato de Leon Trotsky. No sé a qué se debe su aparición, si a un deseo de continuar la revolución artística de Lucas por todo el mundo, pero es curioso que sea el único retrato en una exhibición donde las obras hacen especial hincapié en otras áreas del cuerpo humano, además del retrato de la propia artista y de prostitutas, asesinos, quizás algún pederasta... No me he parado a investigar tanto.
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foto joshuaabelow |
La segunda sala, más estrecha, alberga una de las obras cumbre de Lucas, Au Naturel, el famoso colchón con el cubo, los melones, las naranjas y el pepino. Seguro que alguien encuentra alguna explicación basada en malinterpretaciones filosóficas o de los ready made de Duchamp, el pan de cada día en el arte contemporáneo (¿por qué les costará tanto leer un poco?). No obstante puede ser interesante la idea del cuerpo como algo comestible. Las paredes de la misma sala están cubiertas por enormes fotografías de un cuerpo masculino desnudo, en diversas poses de lo más curiosas, cubriendo sus genitales con objetos tan metafóricos como pepinos, galletas, botellas de leche, latas de cerveza echando espuma... ¡No deja nada a la imaginación!
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Foto de The Guardian |
La última sala, o la primera según se inicie el recorrido, es la principal de la muestra. Bajando por unas escaleras al lado de una foto de la artista posando con una calavera, algo recurrente en el imaginario de los Young British Artists, se accede al espacio con más cantidad de trabajos de Sarah Lucas. Llama la atención un collage sobre una pared completa que presenta vistas aéreas de diferentes penes, capullos, pollas, tiene múltiples nombres, sobre un postre de caramelos con crema, o algo parecido. Los otros collages de la sala están efectuados con recortes de periódicos sobre noticias como asesinatos, violaciones o con anuncios bastante explícitos de prostitutas. Constantes referencias a la masturbación masculina, esculturas enormes de miembros viriles de distintos materiales y cualidades plásticas, y referencias algo más implícitas a los órganos femeninos (huevos fritos, kebabs...). En general, el aspecto de la sala era de saturación en cuanto a colores, esculturas y otras porquerías repartidas, provocando cuando menos la risa entre los visitantes una vez aceptado el sentido de sus trabajos, que no es ni más ni menos que el que se ve a simple vista.
Hipersexualización, provocación, violencia, cutrez son adjetivos aplicables al arte de Sarah Lucas, sin pretender ofender, pero es cláramente la intención de la artista. Todos estos temas tan extendidos en el arte contemporáneo sirven para provocar un impacto en el espectador de una manera simplona y gratuita, y reiteradamente aburren. Su obra es bastante monótona y no sorprende, no hay una evolución conceptual ni material en su trabajo, incluso el montaje a veces resulta ridículo, como los móviles colgados desde el techo con imágenes de la artista. Ah, y que no falte una obra hecha de neones (un ataúd) y una referencia más evidente a "su pionero o guía" Marcel Duchamp con varios retretes de colores. Un tanto perversa me parece la asociación con la obra de Francis Bacon, sobre todo con sus retratos de personas sentadas en sillas, o las figuras biomórficas de sus primeras obras, con las esculturas de Lucas. Esto se hace evidente en tres fotografías dispuestas a modo de tríptico de una obra de Sarah, en clara referencia al pintor Irlandés. Es cierto que Bacon declaró su admiración por las obras de "unos jóvenes artistas de Londres" que vio en una exposición en 1988 (Freeze), especialmente una cabeza de vaca con moscas de un tal Damien Hirst. Pero creo que la naturaleza conceptual del trabajo de uno y otro artistas es muy diferente y más aún su calidad plástica y visual.
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Foto de The Guardian |
Desde luego pocas cosas se le pueden criticar a los organizadores, porque queda bien claro el sentido del trabajo de Lucas. Quizás hay falta de información sobre las obras pues las cartelas reflejan el título y el año de la obra, y no todas las obras están referenciadas. De todos modos, no importa, no creo que sea necesario ni relevante. El panfleto explicativo es escueto y explica brevemente la trayectoria de Sarah y alguna referencia metafísica y conceptual en sus obras pero poco más. Tampoco creo que haya muchas. Además, no está permitido fotografiar las obras, por el tema de derechos de autor. Tampoco quería ningún recuerdo. Hay programadas una serie de charlas y debates sobre, como parte de la actividad pedagógica de la galería, pero no creo que vayan a aportar mucha luz. Por lo menos la retrospectiva resume bien muchas de las características de gran parte del arte actual y de su evolución durante los últimos veinte años. Luego cada uno tiene su criterio.
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