Por Lumga
En pleno centro de Londres, en una localización excepcional como son los Kensington Gardens en Hyde Park, se encuentra esta galería de arte, una de las más importantes a nivel mundial por la calidad de sus exposiciones, innovadoras sin dejar de ser interesantes, y por el conjunto de actividades relacionadas a las muestras o como parte de proyectos más ambiciosos y complejos en el contexto del arte actual.
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Foto misfitzabroad |
Un capítulo aparte merecen sus directores, el tándem Julia Peyton-Jones y Hans Ulrich Obrist, especialmente este último, por su destacado papel durante los últimos veinte años en la curación del arte, como comisario de exposiciones, y singularmente por sus innovadores métodos de investigación y desarrollo creativo y vanguardista de numerosos proyectos multidisciplinares en el arte actual. Ideólogo de muestras como do it, comisariada junto a Christian Boltanski y Bertrand Lavier, o Utopia Station, con Rikrit Tiravanija y Molly Nesbit, Obrist explora las posibilidades conceptuales y los límites de la creación artística. do it es un compendio de instrucciones fijadas por 12 artistas internacionales para su desarrollo y posterior materialización en obras de arte, muy al estilo del fluxus y otras corrientes conceptuales del siglo pasado, de manera que pueda organizarse esta exhibición itinerante en cualquier parte del mundo, por cualquier artista (siempre sujeto a las instrucciones originales) dando lugar a múltiples resultados e interpretaciones. Utopia Station tuvo lugar por primera vez durante la Bienal de Venecia de 2003, como un conjunto de performaces, lecturas y actividades artísticas de desarrollo temporal, y que ha tenido su réplica otras pocas veces en otros lugares distintos. Sus extensos proyectos de entrevistas a artistas, arquitectos y científicos y su vocación "en contra del olvido" hacen de él un escritor increíblemente prolífico. En la Serpentine Gallery, donde es director de programas internacionales, organiza charlas y maratones de entrevistas a artistas y otros actores involucrados en el arte y la creación, con duración de veinticuatro horas ininterrumpidas.
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Foto corinnekeepintouch |
Para el otoño de 2013, el programa de la Serpentine Gallery incluye una retrospectiva de Marisa Merz en su edificio principal. Artista italiana relacionada con el arte povera, sus trabajos expuestos se centran en el retrato, representado de diferentes formas: dibujos, pinturas, esculturas, instalaciones... Son de calidad variable, en mi opinión un poco lejos de la calidad de otros artistas coetáneos suyos que afrontaron el retrato desde la ruptura con la figuración. Aunque estuvo a la sombra de su marido Mario Merz, contribuyó al desarrollo del feminismo dentro del arte, volviéndose algo más relevante con el paso del tiempo. Lo más destacables son sus esculturas hechas de metal, pero a mi juicio el total de su obra exhibida no despierta demasiado interés, más allá del que conllevan otras circunstancias externas a la mera creación. En el jardín exterior del edificio principal se puede contemplar el pavellón diseñado por Sou Fujimoto para el encargo de este verano. Una estructura de cruces que, según parece, iluminada de noche adquiere una gran espectacularidad. Lástima que estaba siendo desmantelada, aunque el coleccionista "amateur" puede adquirir uno de esos módulos en cruz por el módico precio de ciento veinticinco libras. También en el jardín exterior está la obra de los artistas suizos Peter Fischli y David Weiss, responsables del interés de Hans Ulrich Obrist por el arte, Rock on Top of Another Rock que, como su nombre indica, consiste en una roca encima de otra roca. Interesante, aunque muy relacionado con el arte minimalista y conceptual de los sesenta y setenta.
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Foto drosteeffectmag |
Quizás lo más "espectacular" que ofrece la Serpentine Gallery es la instalación del argentino Adrián Villar Rojas Today we reboot the planet. Ocupa todo el edificio Sackler, a pocos minutos andando del principal. Si se tiene la suerte como en mi caso de que el día en Londres sea propio del verano, este paseo por Hyde Park es de lo más gratificante que la ciudad ofrece. Volviendo a la instalación de Adrian Villar Rojas, consiste en un conjunto de estructuras, esculturas de múltiples dimensiones y diferentes estancias realizadas con arcilla, creo que sin cocer, de modo que con el paso de los días han aparecido grietas y poco a poco parecen quebrarse. El suelo es lo que más llama la atención, por su originalidad. Consiste en una superficie de ladrillos rojos colocados pero sin cemento entre ellos, de modo que al caminar por las salas de la galería se oye un tintineo y hay una ligera sensación de inestabilidad que resume muy bien la idea de un mundo post-apocalíptico de ruinas y fósiles. La primera pieza es una escultura a tamaño real de un elefante sosteniendo una viga. También, una sala que parece un muestrario o una exposición de diferentes fósiles humanos, ruinas y reliquias hechas por supuesto en arcilla gris, que representan artilugios de nuestra sociedad de consumo. Una estancia central a modo de capilla con dos vidrieras como única iluminación completan la instalación. La principal cuestión que se me vino a la cabeza fue si habría algún peligro de que las esculturas y paredes se derrumbaran, dada la naturaleza del material empleado. Afortunádamente, uno de los guardias me tranquilizó diciendo que "era mejor no tocar nada, por si acaso se fuera a derrumbar". Vaya tela. De todos modos, es impresionante ver una obra de estas características, pues empieza a ser frecuente en el arte la creación de instalaciones site specific. Más allá de diseñar un espacio con alguna voluntad estética, se trata de instalaciones más complejas, donde el sonido, como producido al caminar sobre ladrillos, o el olor de la arcilla aportan información al visitante, complementando la experiencia de la obra y el lugar, y haciendola más comprensible. Además, a la entrada hay una explicación del proyecto en términos bastante claros y sin ninguna referencia filosófica posmodernista o posestructuralista que muchas veces ocultan y distorsionan el mensaje.
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Foto darkroom.baltimoresun |
En general, mi valoración de la Serpentine Gallery es muy favorable. Además de las exhibiciones en ambos edificios y sus jardines anexos, la galería propone una serie de charlas y conferencias sobre estas u otros temas culturales, con profesionales de primer nivel, aunque creo que más apropiadas para in público especializado, y otras destinadas a familias y niños en fin de semana. Previo pago de una entrada específica que varía de seis a nueve libras. Además, los panfletos y textos de las obras son bastante claros y explicativos, y aportan una mirada general sobre el artista, su obra y su contexto, facilitando la comprensión de las obras. Me llamó la atención que en el edificio principal proporcionaran un pequeño panfletillo con ejercicios para que los niños pudieran dibujar las caras que ven en las obras de Marisa Merz o imaginar esculturas en equilibrio, así como sencillas preguntas sobre las obras que pueden visitar, haciendo más lúdica la visita a la galería a los más pequeños. Evidentemente, la capacidad de esta galería no sería tal sin el apoyo financiero de múltiples empresas, trust y demás conglomerados económicos, como se advierte en la lista de patrocinadores de la instalación de Adrián Villar Rojas encabezada por Bloomberg o el apoyo de HP a Sou Fujimoto. Por lo menos la calidad es bastante alta, y aunque pueda parecer contradictorio en el sentido conceptual de la obra de muchos artistas, creo que la galería funciona bien y realiza propuestas interesantes para el ámbito del estudio como del de disfrute recreativo. La entrada a las exposiciones es gratuita. Por eso, más allá de estas cuestiones oscuras en cuanto al arte contemporáneo, la visita a la Serpentine Gallery es muy interesante en muchos aspectos. Y después, un paseo por Hyde Park.
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