Por Lobu
Coincidiendo con la Art Basel Miami Beach, se inauguró el pasado día 4 en dicha ciudad el Pérez Art Museum Miami (PAMM), renovación del antiguo Museo de Arte de Miami, que ha sido definido por la revista ARTNews como “el museo de arte que la ciudad se merece […] referente para la institución museística del futuro”.
Resultado de un plan de reorganización, iniciado ya en 1996, del antiguo Centro de Bellas Artes (posteriormente renombrado como el Museo de Arte de Miami), esta transformación busca “fortalecer el papel del museo como un centro cultural y educativo, ofrecer generosos espacios para exhibir las tendencias de arte del Museo y atraer exposiciones de mayor calibre […] El nuevo PAMM transformará el Museum Park en un destino central sobre el mapa cultural de Miami, promoviendo la educación artística progresista, cohesionando la comunidad y contribuyendo sustancialmente a la revitalización del centro.”
Según declaran en su página web: “el PAMM existe para mejorar la calidad de vida de los residentes individuales y visitantes del Condado de Miami-Dade, así como la vida social en las comunidades que representan, facilitando compromisos catalíticos con las artes visuales más avanzadas de nuestro tiempo.”
El PAMM posee una localización privilegiada (en el Parque Bicentenario, ubicado en el Downtown de la ciudad, con vistas a la Bahía de Biscayne y al puerto), supuso dos años de construcción y una importante inversión pública y privada. Aparte, cuenta con el controvertido apoyo de su “mecenas” Jorge Pérez, constructor y coleccionista (quien hizo una donación de 40 millones de dólares, en efectivo y en obras, que le mereció la inclusión de su apellido en el nuevo nombre del museo). Aun así, estos datos no avalan por completo la capacidad de adecuación del museo a las expectativas y la demanda de una población como Miami. Obviamente, habrá que esperar bastante para comprobar si esta institución consigue situar a la ciudad, ya no solo como un referente de “fiesta y diversión”, sino, como declaró su alcalde Tomás Regalado, como un “jugador importante en el mundo artístico”.
Durante su etapa como Museo de Arte de Miami, su función consistía en coleccionar y exhibir arte internacional (enfatizando el arte de las Américas) de los siglos 20 y 21. Ahora sus compromisos son mucho mayores, así como su necesidad de cambio (que la revista ARTNews introduce en su publicación asemejándolo a la obra de Hew Locke, con la que el techo del vestíbulo del museo se ha llenado de barcos flotantes). Por ello, a pesar de que en su inauguración se apostó por obras y artistas procedentes de América del Norte, Central, Sur y el Caribe, este aparente reclamo de identidad no se presentó como limitativo.
Miami posee una población muy diversa, en una región de rápido crecimiento económico dentro de los Estados Unidos, y, en palabras de Thomas Collins (director del PAMM), su institución busca ser un foro social que una a la comunidad, mediante la exploración y revitalización de su multiculturalidad. Este “diálogo entre culturas” no se cierra a la sociedad americana, y queda patente, por ejemplo, en su nuevo sistema de residencias para artistas (que acoge actualmente a Hew Locke de Escocia, Monika Sosnowska de Polonia, Yael Bartana de Israel y Bouchra Khalili de Marruecos), o también en la exposición retrospectiva de Ai WeiWei. También, según se muestra en su web, próximamente el museo acogerá (entre clases para adultos y universitarios, programas de actividades para preescolares, y otras ofertas obvias) proyectos para la atención de personas sin hogar y discapacitados.
Collins aseguró la función educadora y social de su museo declarando que: “No va a ser solo un montón de actos privados. Quiero que el mensaje sea claro, que es realmente una institución del público".
Así que, aunque innegablemente la creación del PAMM es en parte una apuesta por colocar a Miami en el mapa artístico (y porque no también, un lavado de cara para la comunidad hispana), posee potencial como futuro referente museístico.
Recalco que habrá que esperar para comprobarlo, pero de todos modos, aunque solo sea por la claridad de sus pretensiones, algunos ya podrían empezar a tomar nota.
Más referencias:
Coincidiendo con la Art Basel Miami Beach, se inauguró el pasado día 4 en dicha ciudad el Pérez Art Museum Miami (PAMM), renovación del antiguo Museo de Arte de Miami, que ha sido definido por la revista ARTNews como “el museo de arte que la ciudad se merece […] referente para la institución museística del futuro”.
Resultado de un plan de reorganización, iniciado ya en 1996, del antiguo Centro de Bellas Artes (posteriormente renombrado como el Museo de Arte de Miami), esta transformación busca “fortalecer el papel del museo como un centro cultural y educativo, ofrecer generosos espacios para exhibir las tendencias de arte del Museo y atraer exposiciones de mayor calibre […] El nuevo PAMM transformará el Museum Park en un destino central sobre el mapa cultural de Miami, promoviendo la educación artística progresista, cohesionando la comunidad y contribuyendo sustancialmente a la revitalización del centro.”
Según declaran en su página web: “el PAMM existe para mejorar la calidad de vida de los residentes individuales y visitantes del Condado de Miami-Dade, así como la vida social en las comunidades que representan, facilitando compromisos catalíticos con las artes visuales más avanzadas de nuestro tiempo.”
El PAMM posee una localización privilegiada (en el Parque Bicentenario, ubicado en el Downtown de la ciudad, con vistas a la Bahía de Biscayne y al puerto), supuso dos años de construcción y una importante inversión pública y privada. Aparte, cuenta con el controvertido apoyo de su “mecenas” Jorge Pérez, constructor y coleccionista (quien hizo una donación de 40 millones de dólares, en efectivo y en obras, que le mereció la inclusión de su apellido en el nuevo nombre del museo). Aun así, estos datos no avalan por completo la capacidad de adecuación del museo a las expectativas y la demanda de una población como Miami. Obviamente, habrá que esperar bastante para comprobar si esta institución consigue situar a la ciudad, ya no solo como un referente de “fiesta y diversión”, sino, como declaró su alcalde Tomás Regalado, como un “jugador importante en el mundo artístico”.
Durante su etapa como Museo de Arte de Miami, su función consistía en coleccionar y exhibir arte internacional (enfatizando el arte de las Américas) de los siglos 20 y 21. Ahora sus compromisos son mucho mayores, así como su necesidad de cambio (que la revista ARTNews introduce en su publicación asemejándolo a la obra de Hew Locke, con la que el techo del vestíbulo del museo se ha llenado de barcos flotantes). Por ello, a pesar de que en su inauguración se apostó por obras y artistas procedentes de América del Norte, Central, Sur y el Caribe, este aparente reclamo de identidad no se presentó como limitativo.
Imagen tomada de Palm Beach Illustrated |
Collins aseguró la función educadora y social de su museo declarando que: “No va a ser solo un montón de actos privados. Quiero que el mensaje sea claro, que es realmente una institución del público".
Así que, aunque innegablemente la creación del PAMM es en parte una apuesta por colocar a Miami en el mapa artístico (y porque no también, un lavado de cara para la comunidad hispana), posee potencial como futuro referente museístico.
Recalco que habrá que esperar para comprobarlo, pero de todos modos, aunque solo sea por la claridad de sus pretensiones, algunos ya podrían empezar a tomar nota.
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