viernes, 22 de julio de 2011

Memorias veraniegas. La Tate Modern


Tenía ganas de entrar "físicamente" en la Tate Modern… pero en ocasiones las circunstancias templan los deseos.  El paseo desde la estación de Southwark es largo y no demasiado agradable, al menos, mientras no finalicen las obras de la ampliación.


La remodelación del edificio no ha respondido a mis expectativas, más allá de lo que prometen las fotografías y de la espectacularidad del espacio disponible. Me acordé la puerta estrecha de Caixa-Forum…  Seguramente, todos los detalles de estos arquitectos (Herzog & de Meuron) tienen una explicación más o menos forzada, pero a mí no me llegan. Lo poco que conozco de este estudio me parece bastante irregular. En el propio edificio de Madrid me encantan la escalera, la idea de mantener "volado" el edificio antiguo, las celosías superiores... No me gusta en absoluto el modo de resolver el acceso mediante una gran escalera metálica ni la configuración de la planta principal...
En todo caso, el aspecto de la Tate Modern es, sencillamente, imponente; la percepción espacial ofrecida al público es, tanto por el interior como por el exterior,  comparable a la proporcionada por una catedral gótica sin coro. Como en la Isla de los Perros, también me acordé de los espacios de la Metropolis de Friz Lang y, por consiguiente de las edificaciones utópicas que salpican las ambientaciones cinematográficas "futuristas" de los últimos años.


Seguramente, mi opinión fuera otra de haber encontrado en la sala de turbinas algún montaje como el de Olafur Eliasso (The Weaather, 2003). El 5 de julio pasado, cuando lo visitamos sólo había dos grupos de personas formando otros tantos círculos y separados a cinco metros, en actitud de seminario o algo parecido.
En cuanto a la gestión percibida como turista ovino… Se advierten los tics que reflejan casi todas las instituciones culturales de Londres: las urnas que invitan a la caridad estética me ofenden más que los cepillos de las iglesias porque inducen al espectador a entrar en un juego forzado desde intereses políticos liberales. ¡Hay que ganar dinero con "la cultura" como sea!  Me recuerda un slogan cada vez más frecuente en los ambientes políticamente correctos: "el agua es un bien escaso".  El agua es un bien escaso donde no la hay. Si no se pide limosna al ciudadano para mantener los tinglados bélicos, no debería pedírsele para mantener un museo como la Tate Moder o el British., Y además, Londres es una ciudad especialmente cara para el visitante eventual.


¿Ganar dinero con la cultura?  La cultura, en cuanto se materializa y se concreta en un objeto, obviamente, entrará en el campo de lo mercantil, pero sigo sin entender que la visita a un museo deba, en sí misma, generar dinero; la visita al museo debe generar solaz, información, goce estético... lo que reconoce la definición "clásica" del ICOM, que tantas veces he recogido en este blog: "Institución estable, sin ánimo de lucro..."
Aunque se habla de 5 millones de visitantes anuales, no vimos por ninguna parte los 13.000 con quienes deberíamos habernos cruzado.  Aquel día el lugar más frecuentado era el chiringuito con barbacoa ubicado junto a la puerta y cerca del arranque del Millennium Bridge. ¡Magnífica idea!


¿La gestión especializada? La que se manifiesta en la correspondiente página web me es tan familiar que me produciría pudor elogiar la actividad de este museo públicamente.  Pero por no apagar la llama crítica, me gustaría dejar constancia de mi desacuerdo con  la futura exposición de Damien Hirst, programada para coincidir con la celebración de los Juegos Olímpicos del 2012. "Comprendo" el interés en acrecentar el número de visitas y la recaudación, pero...  acaso fuera más sensato que Demien Hirst expusiera en el Museo de Madame Toushaut.

Memorias veraniegas. El Millenniuum Bridge


Acaso por accidente, el puente del Milenio cruza el Támesis por la línea que une la Tate Modern y la catedral de San Pablo; en ocasiones, los diseños urbanísticos son obras del Diablo... Al cruzarlo camino de la City, me acordé de la línea definida en Madrid entre el edificio de los "Sindicatos"  —hoy, Ministerio de Sanidad— y el Museo del Prado, materializada mediante el monumento a Eugeni d'Ors... 
Acaso por la participación diabólica, el puente de aspecto precioso, que había sido diseñado por Foster and Partners, Arup y Anthony Caro, sufrió una inauguración accidentada y llena de negros presagios. Sse balanceó tanto, que los testigos se temieron un incidente comparable a de Tacoma Narrows  y las autoridades  decidieron cerrarlo. La reparación costó 5 millones de libras...


Cuentan los malévolos que a alguien se le olvidó tomar en consideración una circunstancia elemental desde que en el siglo XIX colapsó el puente colgante de Angers (1850): la resonancia mecánica, que unida a los efectos del viento, son asuntos obvios y fundamentales en el cálculo de estructuras de este tipo. Cabría replicar que no era imaginable que los visitantes de la Tate Modern acudieran marcando el paso en perfecta sintonía... ¿Y los que se dirigían a San Pablo?
Desde las experiencias de Venecia, Bilbao y Londres, se diría que a los arquitectos de postín no se les dan bien los puentes... ¿El diseño y cálculo de puentes corresponde a la formación que se puede esperar de un arquitecto? Si Fernández Casado levantara la cabeza…

Memorias veraniegas. Bath (Somerset)


Bath es una pequeña ciudad turística dispuesta junto al río Avon, en un paraje idílico, dominado por un pintoresquismo mesurado. El potencial turístico descansa en una abadía gótica, en los restos de unos baños de época romana, edificados sobre una fuente termal y en los edificios de época georgiana.
Aunque de los baños antiguos (Aquae Sullis)  llegaron pocos restos al siglo XX,  lo que se ofrece al visitante es un complejo arqueológico de gran ambición, que contrasta con otras fórmulas de explotación del patrimonio. Me acordé de lo realizado por Moneo en el teatro romano de Cartagena, porque aquí han hecho, justo lo contrario: construir una edificación “instrumental”,  adaptada a los restos arqueológicos para conseguir un “museo” que facilita al visitante la contemplación del proceso sedimentado por el desarrollo histórico en toda su complejidad


Y por supuesto, la acción de los vigilantes no responde a criterios surrealistas. Se pueden tocar las piedras, los visitantes pueden sentarse donde les apetezca y hasta consienten que los recién casados se hagan fotos entre las columnas y los turistas... (seguramente, previo pago)
Entre lo más interesante y sorprendente: el Circo, que es un conjunto residencial georgiano, construido con caliza del lugar (Combe Down), dispuesto en círculo y diseñado en el siglo XVIII por los arquitectos  John Wood el Viejo (muerto antes de finalizar los trabajos) y su hijo John, siguiendo fórmulas ornamentales grecolatinas. Sus relaciones con el Coliseo son obvias.


Lo más alucinante: cobran entrada para acceder a un precioso parque dispuesto junto al río… Confío en que Albertosis  I, el Grande, no copie la idea y ponga taquillas en el Retiro…

miércoles, 13 de julio de 2011

Albertosis el Grande quiere ser divinizado en vida

Como Amón-Ra, como Júpiter Capitolino o, simplemente, como Zeus; el caso es ser divino...
De otro modo, con la que está cayendo, con el endeudamiento bestial del Ayuntamiento de Madrid, con las necesidades sociales que se van manifestando, no se comprendería la persistencia en dotar a la capital de "infraestructuras deportivas para uso vecinal" como la Caja Mágica. ¿No es para reírse? (ponga el lector el verbo adecuado)
Y para más INRI con el apoyo del PSOE...
Lo peor del caso es que a lo mejor presentar la candidatura olímpica para 2020 es una "apuesta razonable" para reactivar al sector inmobiliario. Banqueros, empresarios de la construcción y de inmobiliarias estarán satisfechos...
¿Y los ciudadnos? A los ciudadanos... (autocensurado, de nuevo)

martes, 12 de julio de 2011

La monarquía como gancho turístico: El Palacio de Windsor

Hace días asistí a una conversación especialmente significativa. Un matrimonio de personas sexagenarias había entrado en una agencia de viajes porque pretendía pasar unos días en Londres. La mujer, que llevaba la iniciativa, insistía a la empleada de la agencia en su deseo de recorrer los lugares por los que habían pasado el príncipe Guillermo y Kate Middleton cuando se casaron… 
No creo que el caso sea excepcional, ni muchísimo menos. Parece obvio que una parte importante del potencial turístico londinense (británico) descansa sobre el interés que promueve la familia real inglesa en amplios sectores sociales del Mundo Occidental, aquellos que se mueven por los impulsos generados desde la “prensa” del colorín.  No quiero ni imaginar por un segundo que el pragmatismo inglés acepte el anacronismo de la institución monárquica por razones estrictamente turísticas; colocaría a la Reina en una posición poco airosa, comparable a las momias o las pirámides de Egipto. Seguramente, para evitar sospecha tan perversa, la Reina organiza regularmente recepciones públicas en los jardines del palacio de Buckinham ―con té incluido― para ganar consideración social y democratizar la costumbre de usar sombreros de creatividad desmadrada, que las mujeres emplean con orgullo y, seguramente, vanidad.


El palacio de Windsor es tan decadente como casi todos los que conozco de tipo comparable —incluidos los muy anacrónicos de Turquía—, aunque en éste destacan algunas pinturas de especial calidad, penosamente relegadas a la condición de ornamentación ostentosa. Quizás sea ese el destino "natural" de las grandes obras de arte: acabar como elementos ornamentales en los palacios de los poderosos o de los protagonistas del papel couché. Lo manifestó claramente Velázquez, cuando expuso que se había pasado la vida trabajando a mayor gloria de su señor Felipe IV
En ese contexto, el castillo-palacio de Windsor es carnaza para alimentar ese interés estúpido, magistralmente reforzado mediante un itinerario que, como colofón, ofrece al turista la posibilidad de fotografiarse junto a un “guardia real” de sombrero peludo alto; éstos deben aceptar estoicamente las iniciativas creativas de los visitantes, sin otra opción que iniciar un paseo marcial enérgico cuando algún jovenzuelo irrespetuoso se pasa de listo. En mi presencia un adolescente japonés tuvo la feliz idea de tocarle el arma y el soldado, que hasta ese momento parecía adormilado, reaccionó con fiereza. Me pregunto si los sombreros seguirán siendo de piel de oso...


Entre tanta parafernalia monárquico-folclórica, destaca la capilla de San Jorge, joya gótica de cualidades excepcionales, que no fue posible registrar porque, como en el Museo del Prado, también en ella está prohibido usar las cámaras fotográficas…  En este caso, el ojo de Atenea, que todo lo ve, se quedó sin pilas y no puedo ofrecer imágenes… Sorry

Institución monárquica, poder, prensa del colorín, arte, turismo cultural.. ¡Curiosa mezcolanza!

jueves, 7 de julio de 2011

Paseos por Foster City. Gulliver


Hacía mucho tiempo que no paseaba por las calles abigarradas de Londres; demasiado tiempo. He encontrado una ciudad muy cambiada, aunque escasamente transformada, salvo en lo referente al metro, que recordaba demasiado envejecido, a la impronta de Norman Foster, cuyas huellas destacan por doquier y la abundancia de mujeres musulmanas con vestimentas diversas por las calles del centro.
Al parecer los gestores municipales de las diferentes zonas, en competencia cerrada, han cambiado la imagen homogénea y horizontal de la vieja ciudad inglesa por otra salpicada de hitos que, casi siempre, son referencias del poder financiero. En cierto modo, es lógico. Sería absurdo que los edificios más altos de fueran la catedral de San Pablo, la torre del parlamento o la de la abadía de Westminster, cuando en un sistema liberal, quienes detentan el poder son las entidades financieras.  Y digo "en cierto modo", porque es hilarante la declinación estalinista en un ambiente tan democrático...  Hasta hoy hubiera jurado que los banqueros son gentes discretas. No quiero ni imaginar lo que podría pasar si el país de Cromwell siguiera los pasos de España y el paro alcanzara el 25 %.
Los "discretos" edificios de la City se han ido apretando para dejar espacio a unos cuantos alardes arquitectónicos no siempre afortunados, según mi particular gusto. El más atrevido tiene la firma, precisamente, de Norman Foster: “el pepinillo” (30 St Mary Axe). Es fácil encontrar puntos de vista que enfatizan su capacidad para alterar radicalmente el carácter del espacio ocupado y sus alrededores. En ese sentido, el juego de Foster es diferente del propuesto por Jean Nouvel en Barcelona en la torre Agbar, con un edificio de aspecto comparable, pero mucho más sugerente. A éste se le ocurrió construir un mayo descaradamente fálico; a Foster, un fruto… ¿Habrá tenido algo que ver la doctora Ochoa? Me gustaría creerlo…


 El edificio de Foster  está cerca del Lloyd's, de Richard Rogers,  que mantiene de actualidad unas cualidades formales muy diferentes, acaso más apropiadas para un centro cultural que para la sede de una compañía de seguros… Cuestión de gustos.
A alguien se le ocurrió una idea de apariencia "interesante" ("The Great St Helen's and Undershaft Sculpture Park seek to animate public space and help people to engage with their local environment"), pero particularmente perversa: decorar el entorno urbano de esa competición entre titanes mediante  “esculturas” de artistas plásticos de reconocido prestigio: Screen with Folded Arms, de Kenneth Armitage; Garden Pouf, de Franz West; 3 men walking, de Julian Opie y Sky Mirror, de Anish Kapoor.
El resultado: Gulliver en el país de los gigantes. Especialmente, las obras de Anish Kapoor y la de Franz West  componen manifiesto de absoluta desproporción. El espejo de Kapoor, visto desde Leadenhall Street es de una obviedad deprimente. No fui capaz de encontrar un punto de vista que dignificara la obra del autor indio; el impacto visual de los edificios circundantes es demasiado fuerte, demasiado "atronador". La de F. West aún ofrece una imagen más patética...


Si mi mente fuera más "liberal", concluiría exponiendo que esa falta de proporción debe ser consecuencia de la proporción entre el valor de los edificios y en de las "esculturas". El 30 St Mary Axe se puso a la venta y, según cuentan, se adjudicó en 630 millones de libras esterlinas... La llegada masiva de capital procedente de los países árabes está animando la burbuja inmobiliaria londinense... 

Caltiberia Show: ¡Todos a la cárcel!

Era irremediable la referencia cañí...
Me llegó la noticia de la detención de los presuntos chorizos de la SGAE en Londres, junto al Canary Wharf —extraña premonición—; como para contemplar con cierta distancia la situación esperpéntica de nuestro amado país. 
¿Qué añadir a lo que tengo dicho? Creo que sólo me falta aprovechar la situación —necesariamente efímera— para gozar  un instante por una intervención judicial soufflé, de esas que menudean en la "legalidad" hispana. A buen seguro, el proceso seguirá su cauce sin tocar un milímetro del tinglado mafioso asociado a "los derechos de autor", amparado por la actual ministra de cultura y el marco normativo por ella determinado... y acabarán todos en la calle "por falta de pruebas".
Parafraseando a Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz, deberemos decir que "el choriceo cultural es hacer negocios con 'otros' medios".
¡Y la ministra aún no ha dimitido! ¡Perroflautas al poder!