Por A. L. MonteroEsta mañana he impactado con un artículo del periódico que englobaba varios de los conceptos que estamos debatiendo: censura, creatividad, cine, dinero, cultura, popularismo… Tras leer el artículo mencionado me he situado en el contexto que comparto con vosotros.
En la sociedad occidental la comodidad y el asentamiento dominan nuestra vida. Volviendo atrás en el tiempo algunas generaciones, en el general occidental una vez nacemos contamos con todos los recursos a nuestro alcance y si resulta que tenemos a bien salir desgraciados o pesimistas los estudios científicos nos justifican en la herencia paterna (otro artículo que podréis encontrar en el diario El País). La falta de trabajo y la pérdida de honestidad a la hora de reconocer nuestro propio absentismo y la ley del mínimo esfuerzo como máxima, no hacen sino derivar en una queja continua. Una sociedad que patalea. Quizá sea el motivo central para que el arte occidental sea desbancado por el gran gigante chino, no solo en el medio artístico sino también en el resto de los ámbitos culturales y científicos.
Tomando como referencia las palabras de Li Feng “los chinos tenemos mucha paciencia y capacidad de sufrimiento”: paciencia y aguante: términos contrarios al sistema occidental actual: inmediato y sencillo, en el que desarrollamos nuestra actividad, incapaces de auto-exigirnos de manera efectiva, creando miles de justificaciones a cualquier nivel.
Centrándonos en España (sociedad que puedo analizar de manera empírica) tendemos a marcar un objetivo y pisar al resto hasta alcanzarlo (no siempre pero en determinadas ocasiones es necesario abandonar la moral para avanzar), tendemos a elegir el camino más fácil siguiendo la ley del mínimo esfuerzo y normalmente retardar el momento de abordar el problema a resolver hasta el último instante. Es decir, nada de paciencia, y aun menos de aguante.(Falsa moralidad).
Quizá por ello la ausencia creativa de la que se acusa al arte contemporáneo, que deriva en la crítica hacia los expertos, la culpa al mercado y los nuevos ricos, y en general el traslado de la responsabilidad propia a cualquier elemento exterior. Pero mientras culpamos a los organismos ajenos, ocupados en tales menesteres, ¿creamos? ¿Es acaso él que más crea, ofrece, innova, el que destaca? ¿O muchas veces se ignora aquello que no da polémica y no interesa dar a conocer? ¿Se reconoce con justicia el valor artístico?
Personalmente creo que no, he ahí la utopía del arte, interés artístico como único elemento que dominase la creación. El ideal que muchos llevaban, el arte por el arte y para el arte.
El sentido estético domina nuestras vidas, lo “bello” nos rodea, estamos plagados de elementos agradables a la vista. La evolución de la sociedad ha conducido a la sofisticación de los artículos que consumimos en cuanto a su calidad estética.
Aplicándose a objetos de primer orden, vajillas, manteles, anuncios publicitarios, etc. que nos lleva a plantearnos con una mayor dificultad qué es arte y qué no, cuando se confunde el sentido estético con el artístico, o se hace de éste la característica central que determina su valor.
En la historia del arte y ya de una manera más evidente en el arte contemporáneo, la estética se ha supeditado a otro tipo de intereses, quizá sea ahora cuando se obvie más el papel estético frente a la idea o concepto en cuestión. Básicamente creo que el arte hoy por hoy busca producir una sensación (del tipo que sea) para un posterior recuerdo.
Por ello el lenguaje cinematográfico con todo lo que lo compone y otras disciplinas ya mencionadas como las del videojuego: medios que por el contenido que les acompaña permiten al artista jugar aun con mayores posibilidades con la realidad, crear múltiples e inimaginables sensaciones, acercar su realidad al resto de una manera directa y efectiva, mágica lo que hará de ambos medios soportes para el desarrollo artístico tan nobles como la pintura o la escultura. Pero como ya se ha dicho, esto choca con otro de los elementos que fundamentan y han fundamentado el arte.
El mercado frena las capacidades/herramientas para la creación que nos ofrecen dichos medios, puesto que chocan con dos sentidos propios del arte clásico; la relación íntima de artista, materia y obra, y la obra como elemento único.
Arte versus administración
Silencio evidenciado =Guiño de atención = Salvar la responsabilidad ética que consecua el obviar ciertas informaciones en beneficio del encaje social o de mercado.( Ante la obviedad de que todos formamos parte del Sistema y desarrollamos un papel determinado por una serie de barreras/muros de contención individual a la demarcación).
El cine y los videojuegos se caracterizan por su difusión generalizada y su accesibilidad pese a ser una creación única esta duplicada y cae en manos de muchos individuos simultáneamente. No se puede tener un Dalí en cada casa pero sí una película de Lynch, ¿eso convierte la película en algo no destacado? ¿Su accesibilidad determina su valor artístico?
Por ello los expertos no pueden (en su papel de expertos) dar a estas destrezas artísticas el respeto que merecen. No de manera administrativa, no interesa vender el cine como arte, Pero éticamente, ante una pregunta directa no pueden negar que lo sea, aunque no lo incluirán en exposiciones de primer orden. Por tanto, el mercado y el dinero frenan el reconocimiento profesional, pero en la sinceridad individual (no sujeta al papel social y sus muros de contención) se reconoce el valor artístico.
Pese a ello existe una disyuntiva entre el cine culto y el cine comercial, ¿arte culto, arte popular? ¿Arte contemporáneo frente a El Corte Inglés?
La Accesibilidad.
Curioso el reconocimiento de un chino ante un Almodóvar al que coloca a la altura de Kubrick. Recomendar por cierto La casa de las dagas voladoras de la que es guionista, hace honor a la consideración del cine como arte.
Por último por seguir con los temas que salen a colación en la entrevista, subrayar el ya mencionado tema de la censura, desde un punto de vista algo distinto.
La censura como necesidad artística.
Censura como elemento de presión, impulso creativo necesario. Digo bien impulso como el elemento que domina el arte, el aquello que unifica, el brillo que caracteriza, la sensación. La falta de censura actual justifica el ilimitado número de desnudos con identidad, pensad en el primer desnudo con identidad en Francia y la reacción social que conllevo en su momento.
Hoy no nos escandalizamos por ver a nuestras artistas protagonizando desnudos en las portadas. El cuerpo se muestra con orgullo, consciente de la belleza que implica. Por tanto, la censura occidental cada vez reduce más sus dominios pese a los esfuerzos de diversos organismos que son ignorados por la clase media atea, cada vez más numerosa. No hay un elemento claro a trascender, La censura menos evidente conlleva a transgredir los pilares éticos primarios, en este contexto nacen las corrientes de alto sentido morboso dentro de las vanguardias actuales.
La ausencia de peligros reales en nuestra vida nos lleva a buscar un determinado tipo de sensaciones, fuertes, mágicas, distintas, reales, efectivas que las que nuestra vida relajada nos aporta, quizá en ello se vea justificado el interés de los artistas más sensibles a la realidad por el Arte Africano, y de ahí que en la parrilla televisiva haya elementos como Cuarto Milenio, con las necesidades físicas cubiertas surgen necesidades sensitivas.
Por englobar lo dicho, acusarnos de lo actual, el arte que tenemos es el arte que necesitamos, es la consecuencia de lo que vivimos y lo que somos, con el peligro que conlleva. No nos gusta el arte. No nos gusta nuestro mundo, ni nuestro sistema. Querer saber sin pasar por el estudiar
El arte contemporáneo se simplifica por momentos, no nos es necesario un dominio cultural tan grande a la hora de entender una obra como ocurre al enfrentarse con un Velázquez y aun así nos escandalizamos a la hora de tener un mínimo conocimiento, ¡que nos den la información! Sino, es su culpa...
Y todo ello sucede en la era de la globalización, del conocimiento accesible ¿Sigue cayendo la responsabilidad únicamente en los expertos?