jueves, 10 de julio de 2014

La Gliptoteca de Múnich, un museo para aficionados de alto nivel

Cuando hace unos días comentaba la nueva instalación del Museo Arqueológico Nacional manifestaba mis dudas sobre la conveniencia de ofrecer un marco expositivo tan alejado de la "neutralidad perceptiva" deseable desde las expectativas "cultas" de nuestros días. No sé si es demasiado sensato e, incluso, efectivo, acrecentar la cifra de visitantes por ese camino...
El actual planteamiento de la Gliptoteca es un argumento "de autoridad" en ese sentido, contando, incluso con su relativa "antigüedad" y con algunos inconvenientes que mencionaré enseguida. En todo caso, la manera de reconstruir el edificio de Karl von Fischer y Leo von Klenze (el edificio original fue destruido prácticamente por completo), mediante ladrillos pintados de blanco para recrear un ambiente visual comparable al proporcionado por el mármol pero matizado por el hecho mismo de la reconstrucción forzada, me parece una fórmula aún operativa y, por supuesto, acertada, perfectamente integrada con la voluntad de recuperar elementos arquitectónicos del Mundo Antiguo. La alusión al mármol del edificio original se puede entender como una metáfora dramática y redundante alusiva al tiempo no recuperable, tanto del siglo XIX como de las referencias helenísticas.
El resultado visual, conseguido mediante la fusión entre las cualidades formales de las diversas cúpulas (y/o bóvedas), la luz natural y los focos de mesurado refuerzo enfático es, sencillamente, espectacular.


Lo más negativo del planteamiento museístico queda indicado en el título de la entrada: las piezas no van acompañadas de cartelas explicativas o de catalogación, sino de cifras cuyo carácter debe consultarse en las fichas plastificadas que hay en todas las salas y que proporcionan información sumaria. Ello supone, a mi juicio, forzar una barrera al aficionado de "bajo nivel" y tampoco facilita las cosas al de mayores conocimientos... Un planteamiento tan cicatero no puede justificarse desde la voluntad de ofrecer la contemplación de las obras con las menores perturbaciones posibles; existen fórmulas más operativas para encontrar un punto de equilibrio entre las posibles expectativas que pueden motivar a los visitantes más tipificables de nuestros días; me cuesta imaginar a quién pudiera incomodar una cartela con cuatro o cinco renglones de información relevante. Y esa carencia es aún más onerosa si tenemos en cuenta que algunas de las obras expuestas, concretamente, el Fauno Barberini o la Medusa Rondanini, requieren explicaciones de cierta amplitud.
Me ha sorprendido la escasa relevancia otorgada a los aspectos cromáticos de la escultura de griegos y romanos, protagonizada por una figura del santuario de Egina; es como si a los gestores del museo les inquietara romper la recreación estética de las fórmulas griegas que engendraron Canova y el resto de sus correligionarios y que aún condicionan nuestros actuales criterios.

Sala de los retratos: cabeza de anciano; finales del siglo II d. C.
De nuevo me ha hecho sonreír la fórmula elegida para ofrecer la colección de retratos, con pocas piezas de interés excepcional, sujetas mediante bulones de acero inoxidable a "peanas" prismáticas esbeltas que, también aquí, hacen pensar en los "hermai" (plural de herma). Por fortuna, el visitante puede moverse por entre los bloques esterilizados, que parecen amenazantes ante las imprevisibles iniciativas de niños y jóvenes.
La pieza más interesante, desde expectativas comunes, es el "Fauno Barberini", aparecido en el Castello di Sant'Angelo, cuyo aspecto actual acaso deba más a los restauradores barrocos que a la voluntad de quienes definieron la iconografía original. Sea como fuere, se trata de una de las pocas esculturas grecolatinas, de temática masculina, explícitamente eróticas conocidas que, además, ofrece una estructura compositiva que refuerza considerablemente esa potencialidad... Un diablillo  malévolo me silva al oído que es contrapartida natural a la Santa Teresa de Santa Maria della Vittoria y que, acaso, por ello está tan arraigada la tradición de que la "restauración" fue realizada por el propio escultor napolitano, por supuesto, siguiendo instrucciones del cardenal Maffeo Barberini.

Fauno Barberini: ¿composición greco-romana o barroca?
Es posible que la Gliptoteca informe mejor sobre el arte alemán del siglo XIX que sobre las corrientes estéticas greco-latinas; o incluso, sobre cómo se ha interpretado el arte de la Antigüedad desde el siglo XVI hasta el siglo XX, pero más allá de los debates de matiz que ofrezcamos y de los dramáticos condicionantes acumulados por la historia reciente, acaso sea uno de los museos que mejor integran escultura y arquitectura de cuantos conozco.
Entre lo mejorable... Cuando lo visitamos, estaba prácticamente vacío, en correspondencia con el planteamiento "elitista" mencionado. Pero aunque si, en asuntos estéticos,  me exigieran un juicio contundente ante la dicotomía "populismo-elitismo" —de momento, sólo en asuntos estéticos—.  lo tendría clarísimo, creo que sus gestores debieran esforzarse por facilitar la visita a quienes se acerquen a la Gliptoteca con escasos recursos formativos, sobre todo, si no se llevan bien con el idioma alemán...

Medusa Rondanini
Desde las preocupaciones que laten en el espíritu de este blog y como ya habrá adivinado el lector, sería intolerable silenciar que la naturaleza de este museo podría haber servido como referencia para "sacar partido" al espectacular conjunto de escultura antigua conservado en Madrid, y al que me referí cuando comenté la nueva instalación del Museo Arqueológico Nacional, que tanto se parece al Museo Arqueológico de Estambul; entre "no molestar" al visitante con cartelas y convertirlo en un espectáculo efectista, existen infinidad de soluciones intermedias y razonables, como las que se pueden ver en Europa y América  (Louvre, Berlin, Múnich, Atenas, zonas arqueológicas del Metropolitan, etc.) y que dan respuesta apropiada a quienes tienen más interés por lo que muestran los museos que por cómo lo muestran. 

miércoles, 9 de julio de 2014

Die Alte Pinakothek de Múnich, un museo en obras



La Pinacoteca Antigua de Munich, que pasa por ser una de las más importantes del mundo, ocupa un edificio de Leo von Klenze, encargado por Luis I de Baviera, el más poderoso amante de Lola Montes (o Lola Montez o Lola Montés), que, según dicen, deseó convertir la capital bávara en una nueva Atenas. 
Durante la Segunda Guerra Mundial el edificio sufrió tantos desperfectos que estuvo a punto de ser demolido por completo. Fue restaurado a mediados del siglo XX según un proyecto de Hans Döllgast, que fundió "lo viejo" con lo nuevo con criterio bastante sensato, aunque el resultado final reste entidad al proyecto original. Particularmente, me parece oportuno enfatizar las consecuencias de unos bombardeos tan apocalípticos como innecesarios.


La grandiosa escalera de acceso a la planta "principal" predispone el espíritu para... un espectáculo frustrante. La Pinacoteca Antigua está en fase de profunda remodelación que se entiende necesaria al entrar en las pocas salas aún visitables: una parte de los fondos más relevantes se pueden contemplar en la Nueva.
Los planteamientos expositivos de la Pinacoteca Antigua son más propios de países regidos según criterios pre-racionales. Iluminación manifiestamente mejorable, cartelas pobres (rotuladas en los marcos), exceso de reflejos,  paredes con colores que alteran la percepción de las obras; salas de reducidas dimensiones, que sólo permiten el acceso a grupos menores de 11 personas,... Me pareció entender dónde se habían "inspirado" algunas instalaciones más meridionales. 


Una pena contemplar obras como el autorretrato de Durero de modo tan precario.
Lo más positivo: la actitud de los vigilantes, siempre preocupados por ayudar al turista, y la colocación de amplios asientos (con catálogo a disposición del público).
Por razones comprensibles, no parece contar con demasiado éxito de público: los muniqueses prefieren disfrutar del parque que une o separa La Antigua Pinacoteca de la Nueva...o de los beer gardens.

Será interesante contemplar cómo están resolviendo los problemas mencionados y los que no he sido capaz de apreciar. Habrá que volver...

Tocar o no tocar, esa es la cuestión

Cuando es tan común que se disparen las alarmas cuando nos acercamos a una obra de arte, resulta anómalo que la costumbre imponga sus normas en los lugares donde las medidas de protección son menos cicateras.
Conocemos muchas imágenes religiosas que, desde la profunda Edad Media, han padecido la acción piadosa o impúdica de los fieles. Existen casos conocidos en todas partes: en Santiago de Compostela, en Palermo, en Roma... También en China y Japón.
Es curiosa la muy arraigada tradición de golpear a las representaciones de personajes maléficos o, incluso, de personajes juzgados negativamente por la historiografía dominante. Aún hoy encontramos en los museos pinturas "restauradas" que aún conservan restos del castigo secular aplicado por quienes rezaban delante de la pintura durante unos minutos y al levantarse golpeaban con los nudillos o con el rosario a Barrabás o a la imagen de la serpiente frecuente en los Calvarios.

"Casa de Julieta", Verona
Desde que se impusieron las pautas de conducta que hoy rigen en los museos del todo el mundo, la costumbre ha sido censurada radicalmente, pero no parece haber desaparecido la voluntad de tocar las representaciones tridimensionales, allí donde nadie lo impide. La nómina de esculturas con interpretaciones populares desenfadadas es cada día más amplia. Una de las más notorias es la escultura de Julieta de Verona: fue realizada por Nereo Costantini en el siglo XX, está en "la casa de Julieta" y a su alrededor se agrupan los turistas jóvenes en animado caos para hacerse la foto con la mano en su pecho; no se escapan de la tentación ni los más jóvenes. Según la "leyenda", seguramente ideada por un un veronés de pocas luces y mucha líbido, quien toque la teta de la escultura volverá a Verona y, muy probablemente, encontrará a su "verdadero amor". En Múnich, cerca del Ayuntamiento Antiguo, existe una réplica de la misma imagen, regalo de la ciudad de Verona, que también ofrece testimonio de manoseo en la misma zona; supongo que habrá alguna copia más...

Giulietta de Múnich


Porcellino de Múnich
Una tradición similar rodea al porcellino de Florencia, colocado en la fuente de la logia del Mercado Nuevo; el bronce actual es copia del siglo XVII a partir de un mármol romano, muy probablemente, a su vez, realizado según modelo griego. Según la tradición popular más arraigada, tocar el hocico trae buena suerte, aunque para conseguirla se prescribe un procedimiento de cierta complejidad que pasa por colocar una moneda en la boca del animal y dejarla caer; según donde caiga, el crédulo tendrá buena o mala suerte. En nuestros días, tiempos de materialistas y descreídos, se ha simplificado radicalmente el proceso porque se aprecian los efectos del manoseo en una parte más discreta pero tan sensible o más que el hocico. Existen unas cuantas réplicas repartidas por en mundo: en Aix-en-Provence, Mónaco, Sydney, Grosseto y en Múnich; esta última, al menos, ofrece testimonios pecaminosos en forma de pulimentos afines a los florentinos...
Supongo que habrá muchos ejemplos del mismo tipo repartidos por el universo mundo, pero uno de los casos más divertidos lo encontramos en la Hofkirche de Insbruck (actualmente integrada en un museo de planteamiento sumamente interesante), donde existe una galería de "retratos" de personajes más o menos legendarios, entre los que destaca una escultura del Kaiser Rudolf Graf von Habsburgo (Rudolf I). Aunque hay un panel de tamaño desmesurado con la prohibición de tocar las esculturas en cuatro idiomas, el dorado broncíneo informa con elocuencia de la debilidad de la carne y de la incongruencia del gesto adusto con el que fue representado tan noble caballero.

Cartel de la Hofkirche


Representación de Rudolf I en la Hofkirche
Sería buena idea consentir que la gente pudiera tocar las esculturas, cuando menos, para saber qué elementos implican mayor atracción táctil; aunque es fácil imaginarlo...