martes, 18 de octubre de 2011

Fragmentos de la memoria. Elena Asins

Por Eva López López

Tras crear una imagen en nuestra mente nos obcecamos en encuadrarla, enjaularla bajo cuatro paredes, a veces de madera, a veces cristal, y otras veces simplemente delimitadas por el aire que rodea y la presiona a través de nuestros ojos. Una obra condicionada por los límites físicos que mentalmente colocamos, obstaculizando la capacidad de sugestión e inmersión para encarrilar nuevos pensamientos y teorías.



Tratamos de llenar ese hueco en el espacio con manchas y pedazos de diferentes materiales materiales, como si fuera una señal luminosa para captar la atención de nuestro ojo a ese lugar y nada más. Olvidamos el resto que suele ser más inmenso que lo que expresamos de este modo tan simple y obvio.
Nos olvidamos del vacío, del espacio que nos rodea, del aire que hay a nuestro alrededor. Y aquí, en esta exposición, ese vacío se convierte en obra. Con raíces constructivistas, nada que ver con el constructivismo ruso que una vez se expuso en el mismo museo Reina Sofía bajo la mano de Rodchenko y Popova.  Desde la más pureza de la geometría, una simpleza minimalista que esconde un trasfondo con ideas inmensas. Obras realizadas con la ayuda del ordenador y la ciencia, como parte fundamental e igual al resto de aspectos estéticos de cada una de las piezas.
A veces acompañadas de palabras y poesía, o números, otras con sencillas y limpias líneas concienzudamente estudiadas para ser escritas en su lugar exacto correspondiente. A veces de imágenes proyectadas y un sonido envolvente que roza lo confuso. Pero pasear por las salas en las que las obras están expuestas permite adentrarse en este positivo vacío con facilidad.

1 comentario:

  1. Esta exposición en el Museo Reina Sofía repasa gran parte de la obra de Elena Asins, artista española que trabajó durante los años del franquismo, desarrollando un arte basado en el minimalismo, la depuración formal, el color monocromo, así como en las matemáticas y algoritmos para lo que usaba el ordenador y la tecnología como forma de crear, algo todavía muy novedoso en aquellos años.

    Las obras expuestas forman un todo en el que la artista investiga sobre la importancia del concepto, ideas como lo negativo o el vacío, y en el que la limpieza formal no se reduce solo a eso, sino que esconde el interés por muchas disciplinas como la poesía, la música (algunas de las salas estaban acompañadas por sonido y había obras que recordaban a pentagramas), la arquitectura, etc. Muchas de las obras me parecieron planos arquitectónicos llevados a la abstracción propia de Mondrian, encontrando también maquetas que estudiaban el espacio. Utiliza mucho el formato alargado, cosa que creo que contribuye a destacar la linealidad de estas obras. También me parece buena fórmula el crear ritmo agrupando numerosas obras de menor tamaño en un conjunto. Otros de sus cuadros me llevaron inmediatamente al suprematismo de Malevich y de los artistas rusos, la geometría pura, el blanco y el negro.

    Me ha parecido muy interesante por como investiga nuevas formas de crear arte, uniendo tanto la importancia del concepto, de lo que hay detrás de la obra, con la belleza estética a través de la aparente sencillez que reina en las salas.

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