martes, 19 de marzo de 2013

Los Juegos Olímpicos de 2020. Más bananas

Mientras se informa de la peculiar intermediación de la "princesa Corina" en asuntos  árabes, que suponía entre otras bagatelas y comisiones, escribir discursos al Jefe del Estado, en Madrid las autoridades políticas juegan a la lotería de los Juegos Olímpicos... con la "deuda asumible" de los contribuyentes. Y para que nos vayamos haciendo a la idea de las posibilidades abiertas en el horizonte, los chipriotas se despiertan con los bolsillos agujereados...
Los mismos que aseguraban con celo erudito la seguridad de nuestros ahorros —para eso está el Fondo de Garantías de Depósitos—, dicen ahora que el caso chipriota es muy especial, que es inimaginable una decisión similar en cualquier otro país europeo... Sin embargo, la fórmula elegida para saquear a los contribuyentes chipriotas ha sido impositiva... ¿Quién está libre de que le apliquen un impuesto "excepcional" por razones "muy poderosas"? El impuesto o el Apocalipsis.
Pero el problemas importante no es que sea necesario incrementar los ingresos; el problema importante es para qué se cobran impuestos... No hay dinero para cubrir las necesidades sociales, no hay dinero para Sanidad ni para Educación, pero sí para promover la celebración de los Juegos Olímpicos o  para pagar comisiones a los magnates que protagonizan las páginas de los medios de comunicación todos los días.

En ese ambiente hediondo, el señor ministro de cultura, educación y Deportes, el responsable de una gestión que enmascara la quiebra del sistema educativo  en todos sus niveles con los Juegos Olímpicos, se deja caer con unas declaraciones fieles a su estilo a la Agencia Europa Press:

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, afirma que existe "una cierta percepción social hipertrófica y exagerada del nivel de corrupción" que hay en España e insiste en que el hecho de que se den casos de corrupción "no quiere decir que haya un país corrupto debajo".
En una entrevista con Europa Press, Wert muestra la "preocupación" del Gobierno por las consecuencias que esta percepción sobre la corrupción tiene en cuanto a la "desafección política" de los ciudadanos y la "proliferación de sentimientos antipolíticos".
Para Wert la "principal responsabilidad" es de los políticos por "no haber sido capaces de prevenir más casos" y por "no haber sido capaces de convencer de los esfuerzos que se están haciendo" para atajarla. Según ha indicado, todas las iniciativas anunciadas por Rajoy en el debate, van a tener una "concreción mayor" en iniciativas legislativas, que harán que la legislación española "sea una de las más exigentes frente a la corrupción".
"A todos nos incumbe una obligación de ejemplaridad y una obligación de pedagogía", indica Wert, al tiempo que advierte de "cierto efecto de retrolimentación" en los medios de comunicación. En este sentido, pone como ejemplo el reparto de tiempos en los telediarios y asegura que el 60-70 por ciento está dedicado a los asuntos de corrupción, "muy a menudo para simplemente recordar que están ahí y no para aportar una información nueva".
"No quiero en absoluto quitarles importancia (a los casos de corrupción), creo que siempre hay que atender la indignación de la sociedad que puede haber sobre estos temas, pero también creo que es adecuado encuadrarlos en la dimensión que tienen y sobre todo no pensar que contagian a toda la clase política o administrativa, sino hacer un análisis más sobrio de lo que representa y valorar qué se está haciendo para prevenirla y para atajarla", concluye.

¿Le sorprende que los medios dediquen el 60 o 70 % del tiempo a la corrupción? A mí me sorprende que el señor Wert sea ministro, incluso con minúscula. Me incomoda que no estén en la cárcel quienes han lapidado el dinero de todos; me indigna que se tomen decisiones como la de los Juegos Olímpicos en un ambiente tan enrarecido y con tan escasas posibilidades de rentabilidad social, incluso, contando con la posibilidad de que, finalmente, los juegos del 2020 se celebraran en Madrid.
Pero me temo que "el cuento de lechera" es para la clase política más rentable que la acción constante y rigurosa. Y si echamos un vistazo rápido a la situación próxima, el panorama es poco luminoso:
  • Las autoridades políticas han reducido drásticamente los medios dedicados al deporte de base, que ya eran precarios.
  • Las autoridades políticas están empleando instalaciones deportivas para eventos ajenos a su rentabilidad deportiva con resultados alucinantes. Ahí está el clamoroso caso del Madrid Arena o el más discreto de la Caja Mágica, que alguien "vendió" como "infraestructura deportiva de la zona sur"... por no hacer una enumeración demasiado reiterativa. 
  • Cuando todo el mundo está con la mosca detrás de la oreja sobre el maravilloso rendimiento conseguido por los deportistas españoles, las autoridades políticas y judiciales no quieren saber nada sobre quienes emplearon las artes milagrosas de ciertos profesionales del dopaje.  
Dicen que casi todos los madrileños somos favorables a la celebración de los Juegos Olímpicos... Si los miembros del COI están bien informados, la candidatura española lo tendrá aún más complicado en ese frente por una causa que reconoce hasta el señor Wert, aunque no sepa o no quiera valorar sus consecuencias: la "desafección política". Con los funcionarios cabreados, los sanitarios irritados, los educadores desmoralizados, los funcionarios judiciales desconcertados, los jóvenes abandonados a su suerte, etc., etc.... ¿qué se puede ofrecer? Desde la valoración de la situación política que tienen los ciudadanos, recogida recientemente por CIS, ¿qué Olimpiadas se pueden ofrecer? Cualquier observador de la sociedad española que no lea los medios apesebrados sabe que, ahora mismo, gracias a los recortes y a una política inclinada hacia el alimento de la codicia, es imposible garantizar el buen funcionamiento de ciertas infraestructuras. ¿Se nos ha olvidado lo sucedido en el Madrid Arena? Y para concretarlo sin matices dramáticos basta dar un paseo por Madrid y observar en qué condiciones están los pavimentos de sus calles. No creo que las autoridades municipales sean creíbles en su misión obvia de garantizar los servicios públicos.
Son los inconvenientes de aplicar medidas económicas de tierra quemada y de colocar al frente de las instituciones a personas tan capaces como el señor Wert, la señora Botella o la señora Cospedal...

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