miércoles, 11 de junio de 2014

Un retrato real

Mi buena amiga Raquel me envía con un guiño cómplice la referencia a una "noticia" publicada en el País, que comenta la peculiar situación de Antonio López con su pintura más solemne:

"Veinte años después de aceptar el encargo de Patrimonio Nacional para realizar el retrato de la familia real, Antonio López (Tomelloso, 1936) cree estar en condiciones de asegurar que hacia el mes de octubre podrá entregarlo. Faltan detalles como resolver vacíos, pero lo esencial, las figuras de don Juan Carlos y doña Sofía con sus hijos Felipe, Elena y Cristina, está resuelto. La abdicación del Rey y la inminente coronación de Felipe VI no le añaden una presión extraordinaria a su trabajo. “Voy cada día de la semana, de doce a cinco de la tarde, sin pausa para comer, al Palacio Real. Hago lo que puedo con las dificultades que supone hacer un encargo. Lo difícil ha sido no cogerle inquina”.
El anuncio de la abdicación de don Juan Carlos no preocupa al pintor. “No importa que la situación haya cambiado y que en el cuadro no aparezca la nueva familia real. El mío es el retrato de una familia española, y así lo concebí desde el momento en el que se me pidió”, explica el artista (...)"

¿Cree estar en condiciones de asegurar que hacia el mes de octubre podrá entregarlo...? Uhhh qué mal suena tanto matiz; largo lo fiáis amigo Sancho... Por razones de asociación aristotélica, me he acordado de El sol del membrillo (V. Erice, 1992) y me ha dado un ataque de risa.  Si en lugar de pinceles se hubiera servido de una buena cámara fotográfica y de la potencia de Lightroom, lo hubiera tenido más fácil... ¿O no?
En ocasiones, lo del tempus fugit es circunstancia implacable. Por supuesto, para un retrato tan importante y enrevesado —la realidad inmediata así lo ha querido— habría sido conveniente emplear una cámara excepcional, digna heredera de la que viajó a la Luna en el Apollo 11: existe un cuerpo Hasselblad (HSD 200MS) que trabaja con series de seis disparos sucesivos de la misma imagen, de modo que el sensor se desplaza 1,5 pixeles en cada toma; el resultado, empleando las ópticas adecuadas, es espectacular. Sólo cuesta (respaldo más un 80/ 2,8) la módica suma de 47.000 $. ¡Y proporciona archivos en formato RAW! (casi se me olvida). Y para optimizar la inversión, aún quedaría buscar el modo de adaptar el mítico Zeis Planar (50/0,7) para obtener resultados mágicos... como los atribuidos por Jamie Graham (El imperio del Sol, Spielberg, 1987) a "las fotos de Dios".


Claro que no habría sido una obra "hecha a mano" y esa circunstancia puede ser decisiva para un retrato real. Porque los retratos hechos con cámara fotográfica, que funciona con sólo apretar un dedo, paradójicamente nunca son reales. Frente a la acción mecánica y prosaica de los sensores y las lentes, sólo las manos de don Antonio son capaces de captar el intangible flujo etéreo y místico que contiene lo más preciso del momento mágico elegido por el genio divino del artista. Ahí está la realidad real.

1 comentario:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=98lNcX7cZ5I
    yo tambien deseo aportar cordialmente un link y un guiño de complicidad de regalo

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