Lo discutible.
Los organizadores reciben al visitante con una frase de Albert Einstein: “La experiencia más grandiosa es el misterio. Es la emoción fundamental que yace en la cuna del arte auténtico y de la ciencia auténtica.” Es peligroso sacar una frase de contexto y mucho más en asuntos estéticos... Los profesionales del MNCARS deberían tenerlo en cuenta. Si Albert Einstein levantara la cabeza y viera qué “cosas” hay en los museos de arte contemporáneo, acaso se tragara sus propias palabras. ¿Misterio? Dónde está el misterio de la obra de Daniel Canogar? ¿Dónde en la de Theo Jansen? ¿Acaso en el espíritu del estúpido que no acierta a comprender cómo se pueden mover sus máquinas? Para el idiota todo es misterioso... ¿Los organizadores de la exposición se refieren a esa modalidad de “misterio”?
Lo positivo.
Y sin embargo, la exposición continúa atrayendo a la gente y se ve a los más jóvenes disfrutar, sobre todo, en las salas más interactivas...Magnífica exposición para activar la curiosidad de los jóvenes hacia el arte contemporáneo, aunque lo que hay en las salas sea más propio de un “museo tecnológico”, en el que se hubieran recogido unas cuantas “prácticas de física recreativa”. Por este camino, los comisarios de arte contemporáneo podrían ofrecer al público muchos efectos y reacciones espectaculares: la vistosa reacción producida al mezclar yoduro de potasio y nitrato de plomo... El erudito espabilado podrá explicar a los espectadores que Júpiter se hace presente para fecundar a Danae...
En síntesis
Desde el punto de vista estético, la exposición me parece una chorrada; desde el punto de vista divulgativo o de la “Educación Estética”, un acierto pleno...
Lo anecdótico
1. En una de las salas y entre la pasividad general, dos jóvenes de rasgos orientales (probablemente chinos) habían aprovechado los sofás bajos dispuestos para contemplar las obras, para echarse una siesta. En el espacio inmediato, dedicada a Theo Jansen, la “vigilanta” se abalanzó bruscamente sobre una joven que intentaba hacer una fotografía a una de sus “máquinas”... Pregunté a la empleada a qué se debía su, para mí, celo incomprensible y, sin ninguna coherencia comunicativa, respondió con la cantinela asumida: que existían “hojas de reclamaciones” y que ella se limitaba a cumplir con su trabajo y aplicar las instrucciones recibidas... Deduzco que, hasta el momento, los sagaces gestores habían prohibido hacer fotos pero no echarse a dormir. Mucho me temo que a partir de hoy también prohibiran practicar la siesta, esa costumbre que nos distigue como pueblo hedonista...
Por lo visto, bajo el imperativo de los sagrados derechos de edición y reproducción, los “nuevos medios”... sólo pueden entrar en los museos de la mano de los artistas...
2. La exposición es su vertiente virtual está patrocinada por idealista.com, el portal inmobiliario líder en España, según reza en su publicidad. ¡Qué cosas!
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¿Quién ha convertido los museos en entidades surrealistas?