miércoles, 16 de marzo de 2016

Los capiteles reutilizados de Santa Eulalia (Mérida)

Sabemos que la reutilización de elementos arquitectónicos y escultóricos es una costumbre que viene de muy lejos. En el Antiguo Egipto, en ocasiones, se llegó al extremo de "reutilizar" los edificios enteros previo cambio en las dedicatorias. En Roma fue frecuente que se cambiaran las cabezas de las estatuas cuando cambiaban los vientos políticos. Pero el momento en el que se dispararon la reutilizaciones coincidió con las transformaciones religiosas del Bajo Imperio y, más concretamente, con el momento en que los dignatarios políticos decidieron prohibir los cultos paganos y convertir a la religión cristiana en la confesión oficial. En el año 341 Constancio prohibió los cultos paganos, pero la medida no debió ser decisiva porque hubo épocas de mayor rigor con otras en las que, incluso, se intentó recuperar las raíces religiosas de las tradiciones romanas. No obstante, veinte años después, la muerte de Juliano (363) determina el punto de arranque del definitivo monopolio religioso cristiano. A partir de ese momento, los templos romanos se convirtieron en canteras de las que se nutrieron la mayor parte de las primeras iglesias cristianas, tal y como hoy acreditan las que se conservan en Roma y en otras partes del universo mediterráneo. En algunos casos, incluso, se tomó la decisión de cambiar la dedicación religiosa del templo y gracias a ello, algunos de éstos han llegado prácticamente intactos a nuestros días; entre ellos destacan el Partenón, el Panteón, el templo de Vulcano en Atenas, el templo de Atenea en Siracusa (Ortigia), etc.

Interior de la catedral barroca de Ortigia
Esa costumbre que, en un primer momento y en algún caso concreto, acaso tuviera motivaciones estrictamente funcionales, enseguida se vinculó con factores de voluntad simbólica. Reemplear en una iglesia cristiana elementos ornamentales de un templo pagano suponía dejar testimonio público de cómo la nueva religión se imponía sobre la anterior de manera "constructiva": los honores que se habían dedicado a los "dioses falsos" servían "mejor", con mayor "justicia", para el "dios verdadero". Las alardes de virtuosismo arquitectónico y ornamental dedicados a Júpiter o Marte servían bien para ennoblecer los templos dedicados a Jesucristo. En otros momentos la motivación llegó a ser más compleja. Por ejemplo, durante el califato cordobés se manifestó con claridad el interés por recuperar elementos culturales del pasado esplendoroso... En suma, bajo el fenómeno de las reutilizaciones encontraremos fenómenos de gran complejidad, difíciles de seguir en todos sus extremos.

Aunque en Roma hay varias iglesias con multitud de restos procedentes de edificios paganos, acaso el mausoleo de Constanza sea uno de los que mejor documentan ese proceso, por encima, incluso, de cuál fuera su discutida dedicación inicial; en ella conviven capiteles de orden corintio y compuesto, realizados en momentos distintos —pero casi todos ellos en el Alto Imperio—, en buen estado de conservación, que hacen pensar en una reutilización puesta en marcha con los edificios originales en situación impecable.

Capiteles reutilizados del Mausoleo de Santa Constanza.
El caso de Santa Constanza no es el único en la capital del Imperio; también se emplearon capiteles imperiales en la iglesia anexa de Santa Inés, en San Lorenzo, en Santo Stefano Rotondo, en Santa Sabina, en San Juan de Letrán, en Santa María de Trestevere, en Santa María in Cosmedin, etc. La costumbre se extendió por toda Italia, con circunstancias variadas de un lugar a otro. En el complejo de Santo Stefano de Bolonia, por ejemplo, se recurrió a capiteles de procedencia diversa; también encontramos iglesias con capiteles reutilizados, algunas, incluso de concepción arquitectónica notable en Milán, Florencia, Verona, Cefalú, Chiusi, Luca, Palermo, etc., . Particular importancia tiene el caso de Pisa, donde se reemplearon columnas procedentes de la mezquita de Palermo y un capitel de Medina al-Zahra, que durante mucho tiempo soportó la imagen de San Juan Bautista en el Baptisterio; a ellos aún deberíamos unir alguno más...
En fenómeno de entidad mucho menor, también en la península Ibérica arraigó la costumbre de emplear piezas de acarreo: conocemos unas cuantas iglesias cristianas "antiguas" con elementos procedentes de templos paganos: Santullano, Valdedios, Santa Cristina de Lena, Tarrasa, Santa Comba de Bande, etc.
El fenómeno de las reautilizaciones se desarrollará con una nivel excepcional con el segundo cambio religioso "global", precisamente, cuando aparezca el Islam. En ese momento, se repetirá ella fórmula en las zonas "islamizadas": en Constantinopla, en Oriente Medio, norte de África (Egipto, Túnez, Sicilia, etc) y, por supuesto, en la península Ibérica, donde destacan varios edificios de particular relevancia entre los que prima la mezquita mayor de Córdoba.
Y la costumbre no desapareció por completo tras la "reconquista", porque fueron relativamente numerosos los edificios religiosos con restos procedentes de edificios anteriores, ya fueran paganos, cristianos o islámicos: los hay en Toledo, Valencia, Córdoba, Sevilla... A este último grupo corresponde la iglesia de Santa Eulalia, construida sobre otra más antigua, que en su estado actual responde un "proyecto" del siglo XIII.

Capitel reutilizado en el "Horno de Santa Eulalia", MSE01
La iglesia de Santa Eulalia contiene un interesante conjunto de capiteles que empieza con los dos colocados en la capilla ("hornito de Santa Eulalia") que, con elementos reempleados del templo de Marte, se abre a quien pasa por los alrededores. El "monumento" ofrece dos capiteles corintios con una diferencia mínima, con todos los elementos del orden y con cualidades que los acreditan cronológicamente con bastante precisión. Merecen ser destacadas las coronas de acanto resueltas mediante folíolos de cierta solidez y ojales de forma de gota no mu afilada. Es muy interesante el motivo acial del que "nacen" los florones del ábaco, con forma de espiga de brácteas, frecuente en ejemplares del foro romano realizados a partir del cambio de era (véase en la imagen adjunta el capitel del templo de Mate Vengador de Roma). Todo lo demás, entre lo más frecuente en las pieza de esta familia estructural, si exceptuamos la ornamentación de los frentes del ábaco, moldurado, y con sendas alineaciones seriadas de lengüetas y ovas y dardos,
Barrera Antón lo situaba en los alrededores del año 60 d.C y G. Behemerid en la primera mitad del siglo I. Aceptemos los alrededores del año 50 como cronología "de compromiso", aunque creo más probable la datación de ésta, acorde con las valoraciones de Pensabene en Ostia (Pensbene, 218) que relacionaba piezas con ornato comparable con los años finales de Augusto y primeros de la dinastía Julio-Claudia. La relativa "marginalidd" geográfica de Mérida podría explicar cierto desfase cronológico pero no sé si tanto.

MSE02. Adviértase la bráctea que ocupa el lugar del arranque del tallo que culmina en el florón del ábaco.
Capitel del templo de Marte Vengador, en el foro de Augusto, realizados hacia el cambio de era
El tercer capitel "reutilizado", lo es en concepto de "instalación arqueológica" y se puede contemplar en las excavaciones del subsuelo de la iglesia. Aunque ha perdido casi por completo el ábaco, cuenta con elementos suficientes para situar su realización. Frente a los anteriores, destaca un tipo de acanto con venas obtenidas mediante incisiones paralelas de cierta profundidad y ojales muy alargados, característicos del segundo cuarto del siglo II. Es interesante contemplar el peculiar pedúnculo serpenteante del florón, que anticipa fórmulas frecuentes en los corintios asiáticos. Asimismo y como signo de evolución también merece ser destacada la existencia de veneras en lugar de las flores más habituales durante el siglo I y las primeras décadas del II.
Aunque apenas queda nada del ornato del cuerpo superior, aún se advierten los caulículos y el arranque del cáliz y las volutas; todo ello encaja bien entre las fórmulas "barroquizantes" del momento que precede a la aparición de fórmulas de raíz oriental. Muy probablemente, el capitel de Mérida fue realizado durante durante mediados del siglo II, en un contexto cultural aún fuertemente homogenizado.

MSE03
Entre los reutilizados en el interior de la iglesia con función estructural, el más antiguo es uno corintio, muy mutilado en el cuerpo superior; apenas se aprecia la molduración del ábaco que, tal vez, fue retallado para adaptarlo a los elementos anexos de la iglesia, sin tener en cuenta el sentido "orgánico· de estos elementos. Lo que queda permite hacerse una idea de su estado original, al meno, en la configuración estructural, definida por un kalathos perfectamente marcado y delimitado en la parte superior por un labio de cierta anchura.
Las dos coronas de acantos poseen eje en espiguilla y folíolos agrupados que, por la erosión, ofrecen un aspecto algo distante de la concepción original. Los ojales y la configuración de las venillas, levemente curvadas, nos ayudan a situarlo a mediados del siglo I, junto con algunos más de concepción similar repartidos por varios lugares de Mérida y en las naves de la mezquita mayor de Córdoba.

Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE07
La iglesia de Santa Eulalia cuenta con tres capiteles muy similares, de estructura corintia y hojas lisas, con la particularidad de que el ornato del cuerpo superior tiene escaso volumen; en consecuencia, aparecen volutas atrofiadas, de concepción estructural alejada de las ideas originales del orden corintio. En paralelo a esos rasgos de evolución han desaparecido los motivos axiales y en lugar de florones cuentan con cartelas semicirculares con incisiones paralelas de escaso relieve. Aunque sería difícil hablar de kalathos, el cuerpo superior mantiene una volumetría similar a la de los capiteles de los siglos I y II.
Forzando un poco los términos podríamos relacionarlo con el 429 de Ostia, que Pensabene situaba durante el siglo III; es posible que el conjunto de Mérida responda a una iniciativa aún muy dependiente de las fórmulas imperiales, pero con tendencia a la simplificación que supone abandonar la arquitectura emblemática en beneficio de otra más funcional.
Entre los paralelos próximos, destacan varias piezas del Parador de Mérida, que sólo conozco mediante fotografías ajenas. No obstante, hay una bastante parecida en la mezquite mayor de Córdoba (C0005), que probablemente corresponda al mismo momento.

Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE04
Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE06
Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE08
C0005; mezquita mayor de Córdoba, 
Los capiteles de hojas lisas definen un conjunto de piezas muy amplio, bien documentado en el mundo mediterráneo y también en la península Ibérica. Dentro de ellos cabría definir un proceso evolutivo que arrancaría del C0002; en él ya se aprecia el escaso volumen de los elementos del cuerpo superior, de donde ha desaparecido el conjunto axial; sin embargo, las hojas del cesto tienen cierto desarrollo, existe kalathos y las volutas angulares llegan hasta los extremos del ábaco. Destacan los "tacos" colocados en la parte baja de las volutas interiores, que acaso estuvieran concebidos para permitir la existencia de un detalle de cierto volumen en el remate del cáliz, en el supuesto de que recibieran talla fina. Pensabene situaba piezas comparables a ésta en os alrededores del año 300, aunque en los cordobeses se aprecian hojas menos toscas que en los comparables de Ostia y ello podría ampliar la horquilla de atribución hasta la segunda mitad del siglo III.

C0002, mezquiita mayor de Córdoba
Desde ese capitel y teniendo en cuenta algunos de concepción similar, es posible reconstruir un periplo evolutivo, por supuesto, hipotético, que, desde él conduciría al C0005 y a los de Santa Eulalia, en los que ya aparecen hojas más toscas. El siguiente paso estaría definido por el C0303, en el que subsiste la idea de kalathos, aunque ya se han perdido casi todos los elementos del orden.
Suponiendo un proceso evolutivo y lineal continuo, el siguiente escalón pasaría por suprimir ese elemento para convertir el capitel en una masa sensiblemente prismática con leves referencias a los elementos originales: los C0206, C0307 están muy cerca de la idea del capitel-imposta y la existencia entre éstos de uno con volutas muy estilizadas en V (C0708) permite situarlos en contexto de cierta influencia bizantina, si suponemos que esa idea no se le ocurrió a un artesano creativo "sobre la marcha", en un momento anterior. Desde ese desarrollo evolutivo, deberíamos situar los cordobeses con formato de prismatoide hacia los siglos V o VI (máxima posibilidad) y, por consiguiente los de Santa Eulalia y el capitel "purpurado"de Córdoba deberían ser anteriores: el siglo IV determina una referencia aceptable para los tres de Mérida.

C0203, mezquita mayor de Córdoba, 
C0206, mezquita mayor de Córdoba, 
C0307, mezquita mayor de Córdoba, 
C0708, mezquita mayor de Córdoba, capitel con "volutas" en V
El MSE09, probablemente recortado en la parte inferior, expresa otra modalidad de capitel corintio con escasas alteraciones en su aparato ornamental que, sin embargo, son suficientes para proporcionar la sensación de pieza sumamente evolucionada. No obstante, si lo comparamos, por ejemplo, con los anteriores de hojas lisas, advertiremos que esa evolución no es tan acusada como podría parecer a primera vista, puesto que se mantienen casi todos los elementos del orden: apenas falta el tallo que debería soportar el florón del ábaco. Sin embargo, conserva el kalathos y los conjuntos caulículos-volutas con entidad destacada. En la mezquita mayor de Córdoba existe un capitel similar (C0910) que nos ayuda a reconstruir el de Mérida.

Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE09
C0910, capitel de la mezquita mayor de Córdoba
Barrera Antón incluía uno, conservado en una colección particular de Mérida (nº93) y que poseía acantos comparable, en el siglo III; existe uno próximo en la Cámara Santa de Oviedo; ambos determinan un momento evolutivo posterior al de Santa Eulalia; en el 93 de Barrera Antón aún aparece un cáliz mínimo, mientras que en el de Oviedo cuenta con ábaco de brazos más articulados. A mi juicio, estos dos capiteles deben ser posteriores al siglo III, aunque, el hecho de que parezcan paralelos de cierto parentesco en la Península permite pensar en un momento de cierta uniformidad cultural. Lo más probable es que éstos deriven de fórmulas bizantinas, perfectamente acreditadas en el noroeste de la Península, mientras que los MSE09 y el de la mezquita (C0910), más próximos a los prototipos orientalizantes de los siglos II y III, parecen ajenos a esas influencias. En suma, deberíamos situar la realización de estos últimos en los alrededores del año 300. Por su parte, el de la Cámara Santa y el publicado por Barrera Antón, deberían corresponder con un momento posterior, acaso doscientos años después, en los alrededores del 500.

Capitel 93 de Barrera Antón
ACA08, capitel de la Cámara Santa, Oviedo
El último capitel del conjunto ha perdido las volutas angulares, pero conserva restos que nos permiten "reconstruirlo"; deriva del orden corintio, mantiene la estructura tradicional y apenas se distingue de las variedades del Alto Imperio en la manera de interpretar el ornato vegetal: en lugar de acantos cuenta con hojas de venas centrales anchas con folíolos inclinados 45 º y seriados con trepanaciones muy marcadas; el mismo modelo aparece también en los cálices de las volutas, aún perfectamente definidas. Lo más característico es el "tema" del eje, el lugar del que arrancaban los pedúnculos de los florones, conseguido mediante una gavilla de hojas alargadas, también con las puntas de aspecto lanceolado de las hojas, conseguido mediante trepanaciones de profundidad escasa. En la misma Mérida, en el llamado "Templo de Diana" hay otro del mismo tipo, reutilizado en el palacio de Conde de Corbos
En la mezquita mayor de Córdoba existen varios de concepción similar, pero todos ellos de cualidades singulares. Algunos fueron relacionados con el taller "milagroso" del siglo IX. A mi juicio, todos ellos derivan de una manera de interpretar el orden corintio condicionada por la voluntad de simplificar procesos de elaboración, mediante talla sumaria, que se limitaba a marcar los elementos fundamentales del orden sin otra labor fina que la proporcionada por unas cuantas trepanaciones. Teniendo en cuenta esta circunstancia y la inexistencia de elementos iconográficos cristianos, debiéramos atribuir estos capiteles a un momento relativamente temprano, acaso, entre los siglos III y IV.

Capitel reutilizado en el interior de Santa Eulalia, MSE05
C0404, mezquita mayor de Córdoba
La heterogeneidad de los capiteles de Santa Eulalia de Mérida hace pensar en una reutilización de voluntad integradora a partir de los restos de la antigua iglesia cristiana, que, muy probablemente, se construyó con materiales de acarreo. Frente a lo que he oído decir sobre esta iglesia, que supuestamente contiene restos de época visigoda, debo reiterar que ninguno de los capiteles recogidos aquí corresponde a esa época. No obstante, de todos ellos destaca un conjunto homogéneo, compuesto por tres piezas (MSE04, MSE06 y MSE08), que, muy probablemente, fueron realizados durante el siglo IV, y que, por consiguiente, pudieron pertenecer a la primera edificación cristiana, aquella que según la tradición se elevó para honrar los restos de la santa. Desde esa posibilidad y desde la postulada por el resto de los materiales reutilizados, se abran múltiples opciones para explicar el uso de capiteles antiguos en las edificaciones religiosas aún durante el siglo XIII, todas ellas relacionadas con la veneración que pueden inspirar los restos de una antigua obra sagrada. Junto a ello debemos tener en cuenta también los elementos mencionados en su día por A. Riegl ("lo antiguo" inspira veneración) y, por supuesto, los puramente poéticos, que nos remiten a las observaciones de Gaston Bachelard sobre el valor estético del espacio y de los elementos que lo configuran...

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