sábado, 5 de noviembre de 2011

Fundación Juan March. Aleksandr Deineka (1899–1969). Una vanguardia para el proletariado



Tiene gracia que la fundación Juan March, generada por la entidad financiera que facilitó los primeros planes de Franco, sea una de las entidades más activas en la difusión del arte soviético en España... Ha de ser una paradoja posmoderna o post-posmoderna. 


En esta ocasión nos ofrecen un paseo por el arte soviético, con especial atención a la obra de Aleksandr Deineka, cuyas cualidades formales sintonizan con ciertos valores estéticos de la actualidad, relacionados con la recuperación de la pintura por imperativo de la demanda de los países emergentes (Rusia y China, en este caso). Como suele ser habitual, el arte cambia de naturaleza con el paso de los años. Obras que nacieron con la finalidad de ser instrumentos al servicio de la revolución soviética se transforman en objetos de deseo para pijos posmodernos, museos globalizados y coleccionistas rusos...
Tiene gracia.



En el futuro, ¿la pintura de caballete será figurativa (...) o, por el contrario, romperá con el objetivismo de las imágenes concretas y adquirirá un carácter abstracto (...)? ¿O se convertirá acaso en arte de museo? (...) Toda la ira revolucionaria que se ha desencadenado exhalará su último suspiro en la tranquilidad del cementerio museístico.
Los museólogos tienen un gran trabajo por delante. Deberán colocar por "orden histórico" todo ese material que fue tan revolucionario en su tiempo, además de darle sepultura, siguiéndole a cada obra un "número" en las listas de inventario de estos "depósitos artísticos". Y los "historiadores del arte —otros incansables sepultureros— también tendrán un nuevo trabajo: la redacción de textos aclaratorios para estas criptas, para que así nuestros nietos (...) puedan valorar su pasado artístico como merece. También los artistas, a pesar de su futurismo, tendrán su particular obligación: la de no olvidar ocupar el lugar que en derecho les pertenece en esos cementerios de amor al pasado.

Nikolái Tarabukin, Del caballete a la máquina, 1923
(De un panel de la Fundación March)

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