lunes, 5 de noviembre de 2012

Juan Pérez Agirregoikoa en el Reina Sofía


Se agradecen exposiciones como ésta... incluso aunque estén en sintonía alejada de mis criterios de valoración estética. Sobre todo, porque para verla no es preciso tomar esos ascensores diabólicos que son tan veloces como nuestro desarrollo económico; aunque en el panel dice que soporta 15 personas, empieza a lamentarse cuando entran 6 o 7 de corpulencia media. Y se agradece porque es divertida y en la praxis del Reina Sofía apenas hay concesiones ante el carpe diem de los visitantes. En consecuencia, éstos cambian el ritmo vivace de la visita cuando llegan a las salas del "Espacio Uno" e incluso se detienen durante unos minutos para escrutar los retratos seriados de "personajes populares" (Fraga, la Duquesa de Alba y Liz Taylor) en sillas de rueda y los "dibujos" de perros y de "perros humanizados". Algunos observan con atención los textos...
Lo de la Sala de Protocolo es otra cosa; en ella, los visitantes siguen el proceso habitual: entran, se detienen unos segundos, dan media vuelta y salen, sin pararse a contemplar los "vídeos" completos. Tampoco se pierden mucho.



La página web la introduce con los siguientes términos:

"¿Queréis un amo? ¡Lo tendréis! propone imágenes que, como su título, contrastan en su hermetismo con su inmediatez. Son escenas familiares a la mirada del espectador, pero al mismo tiempo remiten a aquello que tiende a no ser expresado con palabras: violencia, degradación, obscenidad, terror; es decir, todo aquello que Lacan acumuló en torno al concepto de “lo real”, lo que queda en la cuneta de cada discurso. Lo que no puede ser simbolizado ni reducido a signo debido a la potencia con la que emerge de la psique humana; algo que, sin embargo, está ahí con una fuerte presencia.
Tras una primera sala en la que se nos invita a entrar “en un mundo de dolor”, el artista establece un diálogo entre dos frisos pictóricos: en el superior, parangona el comportamiento del ser humano con el del perro, el animal más vinculado en el inconsciente colectivo a la idea de “amo”. A la pesadilla del perro salvaje capaz de asesinar se superpone el adiestramiento; mientras que al ser humano se impone su amo: el Estado y la cultura en todas sus formas. La imagen crepuscular de tres personajes de resonancia pública forma el friso inferior; el instinto de muerte, un tabú fuera de todo discurso verbal, emerge ahí en el lenguaje corporal del anciano. El título de este segundo friso, Mutar, genera conexiones elocuentes con el discurso de Lacan. Personajes a los que se ha asociado con formas de autoridad política y aristocrática o sexual mutan hacia su conversión en ruina humana. El amo, quien establecía las leyes de la obediencia, quien dominaba desde el ejemplo de una vitalidad excesiva y autoritaria, ha sido domesticado por medio de la acuarela.
La muestra se completa con dos proyecciones en la Sala de Protocolo. Dialogan con la anterior sala desde una crítica a la cultura como forma de adiestramiento de lo socialmente perturbador. En palabras de Agirregoikoa: “la cultura es una de las cosas más patéticas que existen. Nuestro destino dependerá en gran medida de nuestra situación geopolítica y de la riqueza y antigüedad de la que nos toque en suerte."

Algunos dicen que cuando oyen hablar de arte, se acuerdan de la cartera o de la pistola, según los casos; otros, cuando oímos hablar de arte y de Lacan, nos acordamos de Alan Sokal. Si Lacan sirve para justificar obras en "stop motion" —antes lo llamábamos "fotograma a fotograma"— como las ofrecidas en la Sala de Protocolos, laudate dominum.
No obstante, me parece bien que el MNCARS patrocine exposiciones como ésta...  aunque sean de creadores nacidos en comunidades autonómicas "no problemáticas".

6 comentarios:

  1. En su afán por mantenerse en la cúspide del arte moderno,a mi parecer, el Reina Sofia ha cometido un error al exponer cierta obra.
    Creo,que muchas veces no se sabe valorar qué es apropiado para exponer, y simplemente por el hecho de ser arte de ahora o de llevar una firma, se expone.
    No voy a negar el tema, que me parece muy interesante, pero me parece que no habido un desarrollo extenso en la técnica de la acuarela ni del carboncillo para poder expresarlo.

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  2. Opino lo mismo en cuanto a lo de la firma, no sólo el Reina Sofía está haciendo esto, si no todos. Soy de las que opino que no me interesa ver en una exposición, el sombrero del artista o la taza en la que bebía café y esto lo digo como simil de lo que está ocurriendo siendo mayor la cantidad de objetos personales que de obra, en algunos casos.
    En este caso no es así, el que no utilice la acuarela y el carboncillo de un modo "academicista" no quita para que su obra pudiera sostenerse sola, independientemente del tema, una obra como ésta no tendría la misma potencia si el modo de usar los materiales no fuera éste.

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    1. ¿Pero no crees que debería tener un cuidado estético? ¿Sólo por el discurso que respalda la obra debe de estar expuesto en el Reina Sofía(o en cualquier otro museo)? Nosotros que estamos estudiando el carboncillo hasta tal punto que a veces llegamos a odiarlo, tenemos claro que si presentamos algo parecido ponen el grito en el cielo... y eso es así.
      Realmente pienso que los debería haber trabajado un poco más, ya que se puede llegar a ser igual de expresivo sin parecer que los "dibujos" los haya realizado un niño de 10 años.

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    2. Completamente de acuerdo contigo Cristina, creo que se debe tener una cierta consideración estética, especialmente si se expone en un lugar tan "serio" como el Reina Sofía.
      El hecho de que una obra tenga un discurso que lo respalde no quiere decir que ésta se sostenga por si misma. En mi opinión, el discurso debe ser un apoyo a la calidad de la obra y no un sustituto de ella, en término de calidad estética. No quiero decir que algo deba ser académico para tener calidad, ni mucho menos, muchos ejemplos nos dan muestra de que el academicismo no es requisito, pero si hablo de tener una preocupación por la técnica.
      Muy socorrido es en estos casos un "no me interesaba dibujarlo" o "quería pintarlo mal". Realmente ¿es un "no me interesaba" o un "no sabía"? Francamente, creo que se nota la diferencia entre algo que se ha hecho de una determinada manera por una intención concreta y algo que se ha hecho así porque realmente no se sabía resolver el problema.
      Creo que en la actualidad estamos olvidando este conocimiento técnico que tanto luchamos por aprender en las Facultades y Escuelas. No nos engañemos, sabiendo esto no vamos a llegar a ninguna parte, dejemos el carboncillo y los pinceles y pongámonos a pensar, a investigar conceptos filosófico y a relacionarlos de manera cuanto más compleja mejor, asociándolos a algo que tiene la intención de obra de arte, relegando, una vez más, la estética y la técnica a un segundo plano.

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  3. Sara García del Barrio10 de noviembre de 2012, 15:55

    Yo creo que hoy en día en la inmensa mayoría de los sitios, si no tienes un nombre reconocido, una firma que sea reclamada por la gente o si no conoces a alguien o estás enchufado para que te expongan en algún sitio lo tienes verdaderamente dificil.
    Y es lo mismo de siempre...¿quién decide que eso SI es arte que vale para ser expuesto? Parece que una vez que has conseguido algo de "familla" ya puedes permitirte el lujo de hacer cualquier cosa porque va a ser igualmente reconocido; incluso una obra que no sea rica en su sentido plástico puede valer si se da un mega argumento y se adorna con cualquier texto que le vaya bien...
    Por cierto, los "perros humanizados" que dibuja me recuerdan mucho al escultor Noe Serrano; nosé si le habrá influido.

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  4. A mi me recuerda a esto: http://www.youtube.com/watch?v=Oia5a8YVVUo

    Tiene 8 añitos

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