domingo, 23 de octubre de 2016

La poética de la libertad. Ai Weiwei en Cuenca

El título remite al lema de la Secesión Vienesa ("A cada tiempo, su arte y al arte, la libertad") y sin embargo, después de haberla contemplado y de haber digerido con calma el contenido, aún no sé si lo que recorrí fue una exposición de arte, una propuesta pastoral afín a las de las Edades del Hombre, un reclamo turístico o un tinglado de publicidad política. Desde esa duda, invito muy encarecidamente a que quienes la hayan visitado, me ofrezcan sus valoraciones...
Comisariada por Florencio Galindo y Carlos Aganzo, ha contado con el respaldo de la Junta de Castilla-La Mancha, en colaboración con la Catedral de Cuenca, con quienes han organizado las celebraciones poco brillantes del centenario de la muerte de Cervantes y con el patrocinio de varias empresas de diversas áreas... A ellos debemos unir al arquitecto Borja Santurino, responsable del diseño expositivo, que recuerda fórmulas empleadas en eventos relativamente próximos (Edades del Hombre y "Occidens. Descubre los orígenes", de la catedral de Pamplona). Según la web, el discurso expositivo se articula en...

"... una secuencia de visiones diferentes a través de una mirada cercana, representada por los informalistas españoles; una mirada lejana, a cargo del artista y activista chino Ai Weiwei; y una mirada intemporal, evocada por la figura universal de Miguel de Cervantes."

Detalle de El laberinto del dictador, Florencio Galindo, 2016

A ello deberíamos unir las digresiones religiosas, implícitas en el marco general elegido —la propia catedral—, que se deja notar con particular entidad en varias ocasiones: en el acceso al claustro y en el "broche final", cuando mediante el auxilio de una escalera metálica ruidosa y de mal asiento, el visitante puede ascender —¿simbólica o metafóricamente?— a la altura del falso triforio, el lugar donde habitan los justos, en compañía del recuerdo de Cervantes:


"Almas dichosas que del mortal velo
libres y exentas por el bien que obraste,
desde la baja tierra os levantaste
a lo más alto y lo mejor del cielo (...)"

A la Goleta. Epitafio. En El Quijote, Primera parte, capítulo XL

Sobre las referencias mencionadas (Edades del Hombre, etc.) apenas destaca un detalle, a mi juicio, muy significativo: los grandes paneles donde han colocado textos de autores diversos, entre los que destacan los de Cervantes y Ai Weiwei, están redactados en castellano y en chino... seguramente contando con la legión de chinos que, previsiblemente, visitarían la exposición... No quiero suponer ni por un segundo que únicamente están concebidos para los ojos afilados de Ai, a quien, con espíritu de Beckett, se espera no sé si vana o vagamente. Según theartnewspaper, Ai Weiwei tiene previsto acudir a Nueva York en noviembre para presentar cuatro eventos: dos en May Boone, otro en Deith Projects y uno más en la Lisson de Chelsea.


Obviamente, la "secuencia" fuerza exageradamente las relaciones entre los "participantes": Cervantes, los informalistas españoles, Ai Weiwei y la catedral de Cuenca nos remiten a circunstancias culturales no sólo diferentes sino muy alejadas. No es lo mismo la libertad para Cervantes, inevitablemente supeditado a un marco "tardo-señorial", que para los informalistas, atrapados en sus propias contradicciones, o que para Ai Weiwei, a su vez, encajonado entre sus ansias de libertad y el juego de manipulación política que le impone la pugna por el poder que, en la actualidad, impera sobre nuestro universo globalizado; por no hablar de una Iglesia cuya idea de libertad está supeditada al "pecado" y, por supuesto, al "orden divino".
En el primer caso y si nos fijamos en El Quijote, hasta podríamos hablar de la polaridad entre "lo literario" y "lo prosaico" como marco para establecer una poética de libertad siempre sujeta a la voluntad de un poder criticable desde la moral cristiana pero jamás discutido, porque se entendía como consecuencia directa del "orden natural" regido por Dios.
En el segundo, deberíamos remitirnos a los condicionantes profundos del ser humano, entendido según los avances científicos como psique o, incluso, como espíritu (laico) que participa de la fusión entre lo natural, lo cultural y lo individual.
Me siento incapaz de interpretar el concepto de libertad que pueda tener Ai Weiwei, sin duda, condicionado por su personalidad y por sus propias tradiciones culturales... más o menos condicionadas por los valores del orden democrático, tal y como éste se entiende en Occidente.
Por suerte o por desgracia, conozco mejor cómo se entiende la idea de libertad en un contexto dominado por la voluntad divina y por un "orden cósmico" regido por la relación armónica entre el Bien, la Verdad y la Belleza... Para la Iglesia sólo cabe la libertad que se atenga a sus códigos morales; lo demás es "desviación", libertinaje.
En consecuencia... No me imagino cómo se puede interpretar una de las acotaciones lapidarias recogidas en los paneles de la exposición, sin vaciarlas de contenido. Un ejemplo:

"En una sociedad que restringe las libertades individuales y viola los derechos humanos, cualquier cosa que se llame a sí misma creativa o independiente es una mentira. Es imposible que una sociedad totalitaria cree algo con pasión e imaginación"
Ai Weiwei

¿Qué sentido tendría ese comentario en tiempos de Cervantes? ¿Debemos deducir que las obras de los miembros de El Paso eran "mentiras"? Obviamente, la situación cambia si olvidamos el sentido recto de las palabras y nos dejamos arrastrar por las sugerencias poéticas que implican o pueden implicar...
En todo caso, la instalación ofrece una "explicación" en este sentido:

"Cervantes y Ai Weiwei frente a frente. Dos voces que se comunican a través del tiempo. Dos cautivos que dialogan en la catedral de Cuenca. Dos creadores que unen su canto al de otros artistas que han tenido que romper, que gritar, que buscar su propia expresión libre a través del arte. Los informalistas Zóbel, Saura, Farreras, Canogar, Chirino y Feito, El fotógrafo Juan Barte., cuyo objetivo los captó en pleno proceso de creación. El pintor Florencio Galindo y su "laberinto del dictador". Y cada uno de los grandes creadores que fueron dejando su testimonio en la catedral conquense con el paso de los siglos. Todos juntos en un espacio único en una ciudad única, tallada en la piedra como una obra de arte en sí misma, Patrimonio de la Humanidad."

¿Integración o yuxtaposición? Juzgue el lector...


Si dejamos al margen las pretensiones de ofrecer un discurso integrador, de todo punto imposible fuera del marco estrictamente poético, puede ser interesante asumir la exposición como la yuxtaposición de varias propuestas estéticas ofrecidas al amparo de un espacio singular y de cualidades excepcionales, como la catedral de Cuenca,
El itinerario más o menos forzado de la visita comienza con una alusión a Cervantes mediante un panel descomunal que recoge un texto sumamente repetido de El Quijote:

"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres"

Continúa el itinerario con la obra de Florencio Galindo, en una instalación a mi juicio mal enfatizada, que comprende varios elementos, más comprensibles si recurrimos al vídeo realizado al efecto...

El siguiente paso nos conduce al claustro... Y debo confesar que me ha parecido "sorprendente" la fórmula elegida por Borja Santurino para colocar la obra de Ai Weiwei en el interior de una estructura que desfigura por completo la configuración original. En este caso no me detendré a valorar si la mediada sintoniza o no con el "espíritu" de la apolillada Ley del Patrimonio Histórico Español, pero el resultado es, a mi juicio, horrendo. No creo que, en este caso, se pueda argumentar ni tan siquiera la voluntad de ofrecer una estructura que enfatice su naturaleza efímera; tomar en consideración esa voluntad provocadora o de generar un contrapunto mordaz no mermaría el dudoso gusto del resultado final.
Por fortuna, el efecto es diferente al contemplar la estructura por el interior. Han optado por un ambiente de escasa luminosidad que acentúa el dramatismo de la propuesta, no sé si en concordancia con las ideas de Ai Weiwei, desarrolladas con mayor o menor amplitud cada vez que se ha expuesto. Desde esa carencia de información, no puedo ser contundente, pero he de admitir que el resultado me parece brillante, al menos, para enfatizar lo que parece ser un objetivo preeminente del montaje: destacar la crueldad de quienes durante un tiempo despojaron a Ai Weiwei de su libertad.


La obra está compuesta por seis bloques titulados Cena (Supper), Acusadores (Accusers).  Limpieza (Limpieza), Ritual (Ritual), Entropia (Entropy) y Duda (Doubt), que sirven para formar el acrónimo "SACRED" que da título a la obra, realizada entre los años 2011 y 2013. Los seis bloques prismáticos de acero reproducen a escala la celda donde estuvo detenido durante 81 días por el gobierno chino acusado de evadir impuestos.
Según la versión de Ai Weiwei, en realidad, la detención obedeció a la voluntad de silencirle por su participación en las protestas que siguieron a partir del derrumbe de muchas escuelas a consecuencia del terremoto de Sichuán del año 2008 y de la corrupción de los funcionarios que eludieron las medidas de seguridad impuestas por la normativa antisísmica.
Sea como fuere, Ai Weiwei, que había completado su formación en Nueva York (vivión en USA entre 1981 y 1993), regresó a China en 1993 para convertirse en un activista politico-estético, en un contexto cultural poco receptivo, hasta entonces, a la manera occidental de entender las denuncias de corrupción y, por supuesto, el arte. Durante los años sucesivos manifestó especial interés por la arquitectura (con HHF Architects, diseñó en 2011, la Casa para invitados en Ancram, NY) y por la actividad en Internet, donde participó en los blogs de Sina Weibo (similar a Twitter y Facebook), con planteamientos especialmente críticos, que le convirtieron en un personaje particularmente incómodo para el gobierno chino.
En ese proceso, el montaje SACRED se presentó en una muestra paralela a la Bienal de Venecia de 2013, en la iglesia de Antonino, en colaboración por Zuecca Proyects and Space y Lisson Gallery, junto con 150 toneladas de acero en barras conseguidas en los destrozos ocasionados por el terremoto de Sichuán.


Las seis "cajas" describen minuciosamente, en clave de maquetas hiperrealistas realizadas con fibra de vidrio y acero, el "calvario psicológico" sufrido por Ai Weiwei durante aquellos días, cuando debía estar constantemente acompañado por vigilantes que no se separaban de él un metro ni cuando acudía al inodoro. Para contemplar lo que sucede en las cajas, el visitante debe asomarse a los óculos rectangulares que, según los casos, ofrecen angulaciones más o menos forzadas, según estén en la pared o en el techo.
La instalación se completa con varios vídeos, que ilustran aquella situación o la recrean con planteamientos creativos, casi siempre, sorprendentes. Es importante tener en cuenta que Ai Weiwei ha recurrido al vídeo para exponer sus denuncias y planteamientos críticos que no se han circunscrito exclusivamente al mundo chino, aunque hayan sido estos los más difundidos en el proceso de manipulación sesgada que "sufre" en Occidente.


El siguiente paso en la exposición de la catedral de Cuenca es una levísima referencia a quienes integraron el grupo El Paso, que, a finales de los años cincuenta del siglo XX, marcó un punto muy relevante en la "normalización" estética española: hasta entonces, el régimen franquista se había mostrado ferviente partidario de considerar a las vanguardias como "arte degenerado". Con un montaje tan efectista como el que rige en toda la exposición, matizado para forzar su relación con el comienzo, la sala capitular ofrece unas pocas obras de Farreras, Canogar, Chirino, Feito, Zóbel, Torner, Saura y Millares... Quien quede con hambre, tiene a mano las casas colgadas...
En alusión a esa parte de la exposición, en el tríptico y en la página web encontramos un comentario, cuando menos, discutible:

"Al término de la vanguardia histórica, cuando el arte abstracto se extiende en todo el mundo, en el arte español se había instalado una autarquía que atenazaba la creación artística y, al mismo tiempo, la mantenía aislada de las grandes corrientes internacionales. El régimen de Franco fue beligerante con aquellas manifestaciones estéticas y artísticas que hablaban entonces, en un lenguaje críptico, desconocido y subversivo -la abstracción-, de un concepto prohibido: el de la libertad." 

Me excuso por no recordar aquí con detalle que la actitud estética del régimen franquista cambió radicalmente a mediados de los años cincuenta y que ese cambio ayuda a "entender" el uso que hicieron las "autoridades competentes" de su apoyo al "arte abstracto" para dar testimonio de "apertura" e integración en las grandes corrientes culturales pro-norteamericanas...


El periplo culmina en la visión elevada ya mencionada, que se anuncia en los siguientes términos:

"En compañía de los ángeles tenemos el privilegio de ver de cerca el triforio, el famoso "andito" reservado por la leyenda al Quasimodo particular de la catedral de Cuenca; sus ventanas àrtidas por maineles al estilo anglonormando, en homenaje a Leonor de Pantagenet, reina consorte de Castilla por su boda con Alfonso VIII, el conquistador de Cuenca, y hermana del mítico Ricardo Corazón de León. Hemos ganado la altura y, con ella, hemos ganado la libertad, envueltos en una luz cargada de matices; una luz que muda y seduce según la hora del día, que colorea y transforma la delicada tracería de los arcos, las cabezas, las fantasía, las formas vegetales... Todo ello, además, bajo la enigmática mirada del ángel sonriente, que pone punto final a la visita.
¿Por qué sonríe el ángel después de esta Odisea, de esta lucha de cautivos contra los cíclopes y los lestrigones de la opresión?Quizás porque, a su lado y de la mano de tantos y tan grandes artistas, hemos llegado a tocar por fin la fibra verdadera de la libertad. Porque respiramos. Porque nos hemos trascendido a nosotros mismos a través del genio creador de nuestros anfitriones"

No sé si la exposición ayuda a tocar la fibra de la "verdadera libertad"—¿qué será eso?— pero el texto queda bien... para quien sepa interpretarlo en clave poética o ideológica.

Para finalizar

Por si me he excedido en el tono crítico, debo enfatizar en este punto que la exposición responde exactamente a lo que promete el título: "Poética de la libertad", aunque el montaje sugiera mucho, muchísimo más. Y desde ese potencial de sugerencias, aparecen algunas de las cualidades más notables y no sé si "discutibles":
1. El componente de manipulación política que siempre "aparece" cuando se descontextualiza el discurso de Ai Weiwei, a quien implícitamente se presenta como víctima del enfrentamiento entre el Bien y el Mal. Lo relevante no es su activismo contra la corrupción, que podría inducir paralelos indeseables, sino su "lucha por la libertad"...
2. El obvio componente de acción pastoral, menos descarado que en otras ocasiones, pero enfatizado por la propia catedral y por el texto del tríptico, especialmente claro en este sentido
3. El componente "procesual" post-postmoderno que permite contemplar la exposición en su conjunto como un paradigma de lo que se puede hacer para ofrecer a quienes estén interesados por el universo estético, una propuesta de especial relevancia para reflexionar sobre los conjuntos ofrecidos en la exposición y, muy especialmente, sobre los problemas que aún hoy moviliza el ejercicio de la libertad individual, sea en China, en Europa o en cualquier otra parte del mundo. Aunque no sé si, dado el planteamiento general de la muestra, esta posibilidad es muy realista...


En otro orden de cosas... Según recuerdan los medios, la iniciativa se "vendió" como una apuesta decidida por incrementar la relevancia cultural de Cuenca, tradicionalmente vinculada al arte "moderno", desde que en ella coincidieron algunos de los artistas que protagonizaron el proceso de "homologación estética" española del tercer cuarto del siglo XX. Para conseguirlo se emplearon 1,5 millones de euros, cifra superior a la "invertida" en la exposición de El Bosco... Y es que el arte actual es, ante todo, caro.
A fecha de hoy, los empresarios relacionados con la industria turística han registrado un incremento del 12% en el volumen de negocio global; tasa que no es buena ni mala sino todo lo contrario, dado que el año 2016 se ha caracterizado por un incremento notable derivado de la anómala situación de nuestros competidores.
En cifras más "objetivas", hasta el momento han visitado la exposición 44.000 personas que, según cuentan con sordina algunos conquenses bien informados, es muy inferior a la esperada...
¿Qué ha fallado? Teniendo en cuenta la orientación preeminente crítica de este blog y que ya he expresado en varias ocasiones los "mecanismos" subyacentes en estos asuntos, se me perdonará que ni tan siquiera intente enmendar la plana a nadie y menos aún a quienes con sus decisiones políticas tienen nuestro destino en sus manos; además, como decía un amigo muy cercano, quien quiera saber, acuda a la escuela. En todo caso, en esta ocasión no hay que ser un lumbreras para peritar las carencias de un planteamiento general que, tal vez, se haya construido alegremente desde la consideración exageradamente generosa de las posibilidades mágicas del arte; como antes se ha hecho en Avilés, en Oviedo, en Santiago de Compostela, en... 

3 comentarios:

  1. https://lasituacion2016.org/carta-abierta-al-senor-ai-weiwei/

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  2. Al final han ampliado la exposición un mes más... ¿A qué se podría deber?

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    Respuestas
    1. Supongo que, por un lado, está la voluntad de rentabilizar la inversión, especialmente relevante en este caso, y por otro, seguramente, la inexistencia de "compromisos" por parte de la Lisson Gallery... Aunque en estas cosas, cualquiera sabe lo que se habrá movido entre bastidores.

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