martes, 9 de septiembre de 2014

El Cortijo del Fraile, un asunto difícil

Los medios han titulado el asunto como de costumbre, con matices equívocos, por decirlo de modo discreto. Así lo planteaba El Mundo: "El Cortijo del Fraile, un regalo 'envenenado' para la Junta", para explicar a continuación que el regalo no era tal sino "cesión temporal", para que la Junta se hiciera cargo de los gastos de conservación y restauración, abandonados por sus actuales propietarios, de la sociedad agrícola La Misión (de Murcia).

"La Misión ha ofrecido a la Administración autonómica la cesión gratuita del emblemático edificio de Níjar, en ruinas desde hace años, durante los próximos 50 años, mediante una carta dirigida a la delegada provincial de Educación y Cultura, Isabel Arévalo, y lo hace después de haber sido multada por la Junta hasta en nueve ocasiones -con un total de 33.000 euros- y de haber sido sancionada con otros 30.000 euros por haberse negado a atender los requerimientos para consolidar y rehabilitar el edificio, que se cae a pedazos desde hace años sin que hasta el momento se haya hecho nada para evitarlo."

Se estima que la reconstrucción y rehabilitación del complejo rondaría los 5 millones de euros. Para complicar una situación de por sí compleja, las divergencias entre la Junta y los propietarios, dieron pie a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, según la cual y de acuerdo con las leyes vigentes, la responsabilidad en la conservación del Cortijo del Fraile corresponde, en primerísimo lugar, a la Junta. Los propietarios han propuesto soluciones alternativas a la cesión temporal y entre ellas, la que parece más obvia: una permuta que garantice el sagrado principio de la propiedad privada y deje el cortijo en manos de la Administración. Pero, en la situación actual, con recortes brutales en ministerios y conserjerías extrasensibles y con aventuras como la del Espacio Andaluz de Creación Contemporánea de Córdoba aún sobre el alero, no sé si la ciudadanía vería con buenos ojos un dispendio importante en asuntos tan alejados de los intereses más inmediatos...

Imagen tomada de la Wikipedia
Es España tenemos un problema muy grave derivado de la torpeza de quienes, en su día, redactaron la Ley del Patrimonio Histórico Español y no afrontaron lo más obvio de una situación que más tarde o más temprano culminaría en desaguisados como el del Cortijo del Fraile (ahora mismo existen muchos edificios de "segundo nivel" y algún otro de primerísimo, en situación comparable). Como ya he indicado en otros momentos, con el actual marco normativo, el Estado español no tiene capacidad para imponer medidas que aseguren la conservación de un patrimonio muy extenso, por lo general, en manos de la Iglesia. Este caso, como tantos otros, requiere una legislación más sensible a los intereses colectivos que, ante todo, permita la aplicación de medidas eficaces y menos gravosas para la hacienda pública. Se me ocurre, por ejemplo, que las sanciones no fueran tan ridículas y que fuera posible arbitrar fórmulas especiales o excepcionales de expropiación... Algo habrá que hacer para evitar que los edificios sobre los que se podría construir una política turística o cultural de cierta entidad, caigan como árboles madrileños.
Por supuesto, ello debería correr en paralelo a un planteamiento infinitamente más dinámico de la gestión global del Patrimonio y no sé si la sociedad española estaría en condiciones de asumirlo y respaldarlo. En un país donde recientemente se activó (PP) y consintió (PSOE) el bochornoso asunto de las "inmatriculaciones", acaso sea ingenuo esperar que, también en este territorio, la clase política tome decisiones contra la secular tendencia a progresar con airosos pasos de cangrejo.

Con unas cualidades arquitectónicas escasamente relevantes, el Cortijo del Fraile es un complejo construido durante el siglo XVIII en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 2010; el lugar fue testigo del "crimen de Níjar", que inspiró a Lorca su Bodas de Sangre. También tiene interés porque se empleó en varias ocasiones como decorado para rodar varias producciones de entidad diversa; entre ellas,  La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo... No se me ocurre fórmula para conciliar el spaghetti western con la poética refinada y áspera de Federico García Lorca, pero a lo mejor, sólo por encontrarla merece la pena recuperar el Cortijo del Fraile.

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