jueves, 14 de marzo de 2013

Iniciativas urbanísticas madrileñas

Hoy mismo la Comunidad de Madrid ha lanzado el anteproyecto de una nueva Ley de Patrimonio Histórico:

"El Consejo de Gobierno ha aprobado el Anteproyecto de Ley de Patrimonio Histórico, con el fin de mejorar la protección del patrimonio histórico regional, ponerlo en valor y hacerlo compatible con el desarrollo de la actividad económica. Además de poner al día la normativa, que data de hace 15 años, el Ejecutivo regional elimina trabas administrativas y duplicidades, y aclara la normas vigentes." 

Para contextualizar esta iniciativa, podemos seguir la pista a los proyectos de relumbrón actualmente puestos en marcha por el Ayuntamiento de Madrid, entre los que destacan el futuro Museo de Arte, Arquitectura, Diseño y Urbanismo y la remodelación de la manzana Canalejas-Alcalá.

El MAADU.

Es un proyecto ambicioso de Emilio Ambasz  que se desarrollaría sobre el solar de un edificio actualmente desocupado del Paseo del Prado nº 30, que fue construido en 1925,  y se había utilizado para actividades de la UNED (Universidad Nacional de Educación  a Distancia). Al parecer, hace unos años el Ayuntamiento de habría intentado venderlo a Caja Madrid para que trasladara allí las instalaciones de la Casa Encendida (o parte de ellas) y pudiera competir en mejores condiciones con La Caixa. Según fuentes municipales: 

"El Ayuntamiento de Madrid ha cedido el edificio, de titularidad municipal,  durante un periodo de 75 años para fines culturales, como parte del convenio de colaboración que garantiza la viabilidad del proyecto gracias a los fondos de la Fundación Emilio Ambasz, regidos por la Ley de Fundaciones. Por su parte, la Fundación podrá ocupar este edificio a restaurar o uno nuevo, si la restauración no resulta compatible con la misión de la Fundación."



El propio arquitecto ha explicado su voluntad: 

"Me había imaginado un MAADU frente al MOMA, del que fui comisario de diseño en los años 70, pero cambié de opinión. Quería hacer algo especial y único, y Madrid era la ubicación perfecta. Lo he hecho porque agradezco el aprecio, demostrado en tantas ocasiones, que España tiene hacia mí. Hace diez años me concedieron la nacionalidad española y ahora tengo la oportunidad de hacer algo por esta ciudad, donde estará la sede de este nuevo espacio cultural donde tendrán cabida los arquitectos artistas, aquellos que pueden conmover el corazón de los visitantes. La he elegido frente a otras ciudades como Londres, Nueva York, Buenos Aires y Bolonia porque dará confianza a los españoles, especialmente en estos momentos difíciles. (...)"

El proyecto se articula mediante seis  plantas; de ellas, la más alta, destinada a cafetería. estará abierta, mientras que las cinco restantes estarán cubiertas por un tapizado verde similar al del edificio de Caixa Forum. La idea se justifica por las necesidades específicas de una instalación museística, donde es muy importante controlar las fuentes de iluminación y, sobre todo, proteger de las radiaciones ultravioletas a los soportes sensibles (como el papel). El edificio sacrificado, perfectamente integrado en el ambiente ciudadano de la zona, aunque parece "buena arquitectura" no posee rasgos de especial relevancia... salvo los que se están enfatizando en los foros sociales, acaso con exceso de vehemencia.
¿Cómo se integra en el entorno el nuevo proyecto? La apuesta por el edificio-hito, expresada abiertamente por Ambasz, parece haber pasado por alto esta consideración, sacrificándola a la capacidad motivadora o magnética del juego entre los planos vegetales y el resto de los elementos geométricos. Seguramente la gente peregrinará al MAADU para fotografiarse ente una fachada tan singular y desde ese convencimiento, se puede deducir que incrementará la capacidad atrayente del "Paseo del Arte". 
Asumida esa cualidad, el proyecto me parece manifiestamente mejorable y de mantenimiento muy costoso, contando, incluso, con la etiqueta de sostenibilidad que se está ofreciendo a la ciudadanía. Si como dicen, la fundación del señor Ambasz corre con todos los gastos de mantenimiento del edificio y de las instalaciones durante 75 años, no habría nada que objetar... en principio. Y lo expreso así porque este proyecto me sugiere demasiados interrogantes y no creo que un edificio de este tipo pueda subsistir sin apoyo de las instituciones públicas. No creo que estas fundaciones puedan autofinanciarse mediante el pago de entradas y patrocinios empresariales a no ser que una entidad financiera lo convierta en imagen de marca: parece difícil conseguir elevadas cifras de visitantes con exposiciones de arquitectura, diseño y urbanismo. Ahí están todavía las heridas frescas de tantas iniciativas pretenciosas aniquiladas por la realidad. El MAADU no tiene la ambición universalista del Centro Niemeyer o del CREAA, pero si resultara insostenible como institución-sin-ánimo-de-lucro, el Ayuntamiento de Madrid se encontraría con un embolado esperpéntico. Uno más. ¿Lo habrán tomado en consideración la señora Botella y sus asesores?

La manzana Canalejas-Alcalá

La remodelación de la manzana Canalejas-Alcalá es, sencillamente, una iniciativa especulativa en el más estricto sentido del término. El objetivo del negocio, promovido por una alianza entre ciertos sectores financieros y una constructora, es convertir una zona de edificios singulares de excepcional interés arquitectónico y no integrados, en un complejo configurado por un hotel de lujo, un centro comercial, aparcamientos, residencias particulares y oficinas. Según parece, mantendrán las fachadas singulares.


Especulación pura y dura sin otras implicaciones aparentes que las derivadas del impacto socioeconómico aplicado sobre el entorno inmediato. Se diría que los políticos del PP tienen mucho interés en "aburguesar" las proximidades de la presidencia de la Comunidad Autónoma. A lo mejor consiguen que los perroflautas cedan sus privilegios consuetudinarios a pijos y "gente-bien"... 

Desde los precedentes inmediatos, me pregunto si es sensato supeditar la protección del patrimonio arquitectónico a los intereses de los grandes "emprendedores". Si no entiendo mal el fundamento de la legislación que, hasta ahora, protegía al patrimonio histórico-artístico, ésta surgía de la necesidad de imponer los intereses generales a las iniciativas que durante muchos años de desarrollismo a cualquier precio, "modernizaron" ciertas ciudades y pueblos hasta convertirlos en esperpentos urbanísticos. 

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