martes, 24 de septiembre de 2019

Capiteles de la Mezquita Aljama de Córdoba. 5. Capiteles compuestos

Si no estoy muy desorientado, la aparición de los capiteles compuestos estuvo muy relacionada con el desarrollo de los capiteles jónicos y, sobre todo, con que en los alrededores del cambio de Era, proliferaran capiteles jónicos con desarrollo de la gola o el sumoscapo progresivamente decorados. Supongamos por un momento que, en ese ambiente, fue necesario hacer capiteles jónicos de cuatro caras… No creo que la conclusión de suposiciones tan simples sirva para discutir la entidad del “orden compuesto”, en términos similares a los que se plantearon a propósito de la obra de Vitruvio, que murió en el año 15 a.C., pero sí para no descartar a priori la posibilidad de que los primeros capiteles compuestos se hubieran tallado en Oriente, antes de que se realizaran los primeros capiteles compuestos romanos, mejor o peor documentados.

Erecteion; capitel de esquina
En la arquitectura griega se emplearon fórmulas constructivas diferentes de las romanas, sobre todo, en lo referente a la articulación de la columna, que en la parte superior se remataba mediante el friso de palmas y la seriación de ovas y dardos que vemos en la imagen adjunta del Erecteion....
En todo caso, desde lo que hoy conocemos, parece ser que a finales de la República o comienzos del Imperio —aún en tiempos de Vitruvio—  aparecieron los primeros capiteles compuestos, definidos mediante un cuerpo cilíndrico o levemente troconónico, recubierto de una o dos coronas de hojas (de acanto, palmetas o de cualquier otra naturaleza), un equino de ovas y dardos y una "nueva" forma de interpretar el nacimiento de las volutas, que se transformarán en discos angulares, relativamente alejados de la "función orgánica" que habían tenido en los jónicos.
En ese sentido, la existencia de capiteles jónico-itálicos bastante próximos a los compuestos, avalaría la hipótesis de su origen romano, pero entiendo que esa proximidad es, desde lo que conozco, algo forzada.
Si se puede tomar en consideración el origen romano de los capiteles compuestos, con más razón deberíamos considerar la posibilidad del origen oriental por dos razones poderosas. La primera: el ornato en los capiteles “griegos” está más diversificado que el de los romanos. La segunda: transcurrieron muchos más años y, por consiguiente, existieron más posibilidades de que aparecieran fórmulas diferentes…

Pompeya
Para complicar un poco más un asunto ya de por sí complejo, parece que uno de los conjuntos más relevantes a efectos de la innovación, está en el Mausoleo de Santa Constanza, donde fueron reutilizados capiteles que se clasifican en la época del segundo triunvirato a los primeros años de Augusto. Allí conviven con otros tallados probablemente durante el siglo II o comienzos del III.
Como explica la propia imagen, los capiteles más antiguos ya aparecen con todos los aditamentos que encontraremos en épocas posteriores, sin menospreciar el ornato que se aprecia entre las hojas de la segunda corona, en variedad de fórmulas de gran riqueza.
A efectos de valorar los elementos que definen el proceso evolutivo, debemos enfatizar, por supuesto, la variación de las fórmulas ornamentales, pero también ciertos detalles que deberíamos tener en cuenta a para catalogar piezas descontestualizadas. En el Mausoleo de Santa Constanza, los capiteles más antiguos cuentan con un menor espesor del equino, mayor curvatura de los brazos del ábaco y el ornato de los discos angulares es más sencillo.

Mausoleo de Constanza; a la izquierda, capitel de la época de Augusto; a la derecha, capitel del siglo II o principios del III.

Mausoleo de Constanza; a la izquierda, capitel de la época de Augusto; a la derecha, capitel del siglo II o principios del III.

Mausoleo de Constanza; a la izquierda, capitel del siglo II o principios del III; a la derecha, de la época de Augusto
En las imágenes adjuntas he recogido una serie de capiteles perfectamente documentados, que acotan cómo se interpretó esa modalidad de capitel durante el siglo II, mediante fórmulas que determinan ciertas diferencias entre "lo oriental" y "lo occidental". Al parecer, aunque en Oriente fueron frecuentes las derivas "barrocas" (véase, por ejemplo, el caso de Hierápolis) las fórmulas empleadas en la zona jónica fueron más sencillas que las italianas, hacia las que enseguida veremos se aproximan los capiteles aparecidos en la Península.

Arco de Tito (Roma), 82.

Éfeso, Fuente de Trajano, ha. 102-114
Capitel compuesto del Arco de Triunfo de Benevento (114-117)

Puerta del Mercado de Mileto, siglo II (detalle). Museo de Pérgamo, Berlín, ha. 120-130

Éfeso, Biblioteca de Celsio, hacia 135.

Pérgamo

Roma. Arco de Séptimo Severo, 203

Termas de Caracalla, 212-217
La mezquita Mayor de Córdoba conserva una muy escasa colección de capiteles compuestos, en proporción comparable a la que definen en la península Ibérica, donde según el estudio de M. A. G. Behemerid apenas alcanzaría el 4%.

Capiteles compuestos de palmas y acantos


CM0311
El CM0311 cuenta con dos coronas de hojas de diseño diferente sobre un cesto sensiblemente troncocónico: acantos en la parte inferior y palmas en la superior. A efectos de valoración cultural, tiene mucho interés el aspecto de algunos folíolos de la corona de acanto, de perfil lanceolado que hacen pensar en los acantos asiáticos; sin embargo, puede que ese aspecto derive más de la erosión que de la voluntad del tallista.
También aquí merecen ser valoradas las semilpametas próximas a los discos, de escasa valoración plástica, como en casi todos los de la mezquita.
Tiene mucho interés la manera de componer el ornato vegetal del que nacen las volutas angulares, mediante un bloque sensiblemente prismático de cierta anchura, sobre el que se desarrollan agrupaciones de acantos que parecen nacer de la ova central.
Sobre ese bloque sensiblemente prismático se aprecia un ábaco cóncavo cierta entidad con florones distintos en los centros de las caras. El sobredimensionamiento del espacio dedicado al arranque de las “volutas vegetales” hace pensar en los capiteles del Arco de Tito
Barrera Antón situaba uno similar de Mérida (106) —de pilastra— en la primera mitad del siglo II, tal y como parecen indicar los ojales de los acantos.
Es el nº 741 de M. A. Gutiérrez Behemerid, que a pesar de destacar la proximidad de los acantos a las fórmulas asiáticas, lo colocó como el “más antiguo” de los que clasificó en el siglo II.
Sea como fuere, la manera de disponer el ornato vegetal sobre las volutas me parece un detalle de especial significación para situarlo en el siglo II.
También es importante el carácter del “cimacio” que se apoya sobre él. Es una pieza romana, de perfil moldurado con bandas casi lisas, que definen un tronco de pirámide de poca inclinación, casi prismático.

CM0719
El CM0719 consta de cesto troncocónico con dos coronas de hojas; la superior, de palmas y de acanto la inferior; esa combinación de “hojas” de diferente naturaleza es común entre los capiteles hispanos. También cuenta con tallos mediales de concepción tosca y equino según modalidad habitual en este tipo de capiteles.
Acaso sea el nº 740 de M. A. Gutiérrez Behmerid (no está individualizado en el catálogo; se le yuxtapone a otro del Museo de Mérida, que podría ser el nº 106 de Barrera Antón), que lo situó a finales del siglo II, mientras Barrera Antón juzgó al de Mérida, que es de pilastra, como de principios del siglo II. El carácter del cuerpo superior y, muy especialmente, la proporción que corresponde al equino, empuja su cronología hacia atrás; no obstante, el tipo de talla, de escasa plasticidad y, sobre todo, el tipo de acanto, con ojales alargados y escasa entidad de las semipalmetas de la unión entre el equino y los discos, lo sitúa en pleno siglo II. Como de costumbre, la torpeza de talla que acredita pudiera matizar esa clasificación “hacia atrás”, pero no tanto como para situarlo en el siglo I. 

CM0308
El CM0308 es similar al anterior (CM0719) aunque su estado de conservación es algo más deficiente: han desaparecido todos los florones. 
Pudiera tener interés el hecho de que una de las hojas de la segunda corona no tiene talla fina: es posible que esa circunstancia responda a una “reforma” relacionada con la reutilización, tal vez, relacionada con la voluntad de “regularizar” una zona muy erosionada.
A destacar la concepción de los tallos mediales, de mayor “carnosidad” y las semipalmetas de la unión entre el equino y los discos, apenas perceptibles.
Es el nº 742 de M. A. Gutiérrez Behemerid, que lo “colocó” entre los más antiguos del grupo.
Siglo II.
También en este caso está asociado a un bloque no retallado, de perfil moldurado y escalonado, con mayor pendiente que el CM0311; y como en él y en casi todos los bloques de este tipo, la moldura superior es lisa y de perfil vertical.

CM0312
El CM0312 es similar al anterior. Las diferencias más relevantes la encontramos en el espacio dedicado al contario y a la seriación de ovas y dardos, casi de la misma anchura, y en la concepción del ornato vegetal del que parten los discos, donde apenas se percibe rastro de las volutas. En este capitel sí se podría hablar de volutas vegetales en el sentido de V. Scrinari.
Es el nº 743 de M. A. Gutiérrez Behemerid, que lo colocó en el siglo II. Atendiendo a la forma de diseñar el arranque de las volutas, cabría matizar un poco esa valoración, pero, en todo caso, dentro del siglo II.
Es pareja de un bloque de perfil escalonado y moldurado, seguramente, de época romana.

CM0810A
El CM0810A está en muy mal estado de conservación pero en todo caso, parece corresponder a una tipología similar a la de los anteriores. Por fortuna, los trabajos de “adaptación” permiten contemplar con cierto detalle la banda de la que arrancan las volutas, decorada con incisiones inclinadas que se aproximan a la idea de las lengüetas. Pudiera ser significativo el desmesurado tamaño de las semipalmetas que nacen de la unión entre el equino y los discos angulares, que hacen pensar en fórmulas propias de los jónicos itálicos.
Todo ello, pero sobre todo, la relación con el resto de los capiteles compuestos de la Mezquita Mayor de Córdoba, impide adelantar la cronología de éste.
Alrededores del año 100.

Capiteles compuestos con dos coronas de hojas de acanto

CM0810C
El CM0810C se distancia de la fórmula empleada en los anteriores tanto en el cuerpo inferior como en el superior. En éste está clara la preeminencia de la banda de ovas y dardos sobre el contario, las volutas carecen de acompañamiento vegetal y arrancan de un nivel intermedio entre el equino y el ábaco; a destacar la anchura de éste.
En el cesto sólo hay acantos, con folíolos alargados que podrían reflejar influjo de los modelos asiáticos.
Es el 751 de M. A. Gutiérrez Behemerid, que lo colocó, en apariencia, entre los más modernos del siglo II. Desde  la sencillez en el ornato del cuerpo superior, que es cualidad de capiteles poco evolucionados y tomando en consideración la naturaleza de los acantos, parece más oportuno aproximarlo al año 100, teniendo en cuenta la posibilidad de que fuera el capitel compuesto más antiguo de cuantos hay en la Mezquita Mayor.

CMI01
En el "museo" dispuesto en el interior de la catedral hay tres fragmentos de capitel compuesto con dos coronas de hojas, de concepción algo tosca, que se distinguen por el tamaño desmesurado de los remates florales de los tallos dispuestos entre las hojas de la corona superior.
Pueden situarse en el siglo II.

CMI04

CMI05
El CMI05 es la parte inferior de un capitel compuesto que fue realizado en dos partes, según fórmula no muy extraña en la ornamentación romana.
Siglo II.

CM0204
El CM0204 está estructurado mediante un cesto perfectamente cilíndrico y una única corona de hojas y no parece que haya sido mutilado en la parte inferior, dado el peralte de los acantos. En todo caso, el recrecido de mortero dispuesto a su alrededor podría ocultar los restos de una corona de tamaño más reducido que la superior, tal y como es relativamente frecuente entre los capiteles de este tipo.
No creo que la concepción volumétrica del cesto sea un detalle demasiado significativo, puesto que tanto la forma cilíndrica como la cónica están documentadas en épocas diversas.
Se distingue significativamente de los anteriores por cómo están resueltas las semipalmetas que marcan la unión entre los discos y el equino, según fórmula menos esquemática pero más “moderna”.
Tiene interés que en una de las caras el contario ofrezca tacos seriados en lugar del perlado habitual, como si hubiera quedado inacabado.
Es el nº 747 de M. A. Gutiérrez Behemerid, que lo situaba en la segunda mitad del siglo II.
A efectos de catalogación, también aquí parece factor decisivo el tipo de acanto, con hojas que hacen pensar en los asiáticos y ojales reducidos y desarrollados verticalmente, según trazo muy alargado.
Segunda mitad del siglo II.
Soporta un bloque moldurado y escalonado no retocado, de cualidades similares a las ya descritas.

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