domingo, 21 de febrero de 2016

Los capiteles de la torre de El Carpio de Córdoba

Hacía tiempo que me ocupaba de esos objetos que tantas veces han aparecido mencionados en este blog. Una vez alteradas las circunstancias de mi propio contexto, cumple ocuparse de unos cuantos conjuntos que permanecían en la "sala de espera". El primero vuelve a plantearnos el problema ya tratado en varias ocasiones del "taller milagroso" del siglo IX, del que no me había ocupado expresamente hasta ahora por razones de naturaleza variable, pero casi siempre vinculadas con las circunstancias geográficas de El Carpio de Córdoba, pueblo que siempre viene mal para hacer una parada a horas razonables en el viaje de Córdoba a Madrid o de Madrid a Córdoba. Habré pasado por las inmediaciones de El Carpio más de cien veces y las cien ha nacido en mi "quijotera" la misma consideración: a Gómez-Moreno jamás se le habría planteado un problema similar: llegar cuanto antes a Córdoba o llegar cuanto antes a Madrid. Son las cosas de cambiar la tracción animal por la mecánica. El progreso suele manifestarse contundentemente contra la proximidad: hoy es más fácil llegar desde Madrid a Roma que a Santiago de Peñalba. Y por añadidura en Roma nadie pone dificultades al trabajo del estudioso mientras que en estas tierras de Dios es fácil encontrarse con "paisanos" animistas, predispuestos a creer en la magia nefasta de las imágenes. Es la paradoja del relativismo nefando que nos invade.
Pero las circunstancias cambiaron durante las pasadas vacaciones de Navidad y gracias a los funcionarios municipales y a la persona que gurda las llaves de la Torre, la visita fue fácil y relativamente cómoda a pesar de las inclemencias metereológicas. Quede constancia de mi agradecimiento a todos ellos.

Rampa de la Torre de El Carpio
La Torre con los sótanos anexos es, en realidad, lo que resta del castillo de Garci Méndez, construida en 1325 por un tal maestre Mahomar, que en su nombre orienta sobre la naturaleza cultural (mudéjar) de la obra, es decir, sobre la pervivencia de las fórmulas arquitectónicas hispanoislámicas. La subida por sus rampas induce recuerdos sevillanos de mayor fuste y otro tanto sucede con la sala en la que se han empleado capiteles reutilizados para ornar los parteluces de los huecos de las "balcones amatacanados", según fórmula frecuente en la arquitectura de raíz islámica en toda la península Ibérica. Precisamente, la Giralda define la referencia más clara en esa dirección, puesto que en sus ventanas los constructores recurrieron a la misma fórmula, tanto en parteluces como en los arranques de arco adosados.

Capitel califal de El Carpio CEC03
El Carpio de Córdoba contiene cuatro capiteles, que forman dos grupos de "homogeneidad" relativa. El primero está integrado por dos típicamente califales: uno de ellos sigue fórmula derivada del orden compuesto y el otro de las modalidades corintias (corintizantes) de volutas vegetales. Están bastante erosionado pero ello no impide que podamos clasificarlos con relativa precisión, dado que aún se conservan rasgos suficientes.
El primer capitel (imagen superior) es un "compuesto califal" de diseño común, con paralelos muy abundantes, incluso en el ornato del equino, que suele ser el lugar donde se emplean fórmulas más variadas. El cesto, sensiblemente cilíndrico, contiene dos coronas de hojas de foliolos bastante estilizados. Todo ello define un contexto cultural propio de la segunda mitad del siglo X.

Capitel califal de El Carpio CEC04
Tampoco es anómala la modalidad del segundo capitel califal, muy erosionado como el anterior; pero tampoco existen dificulatades para clasificarlo. Pertenece a la modalidad derivada de los corintios (o corintizantes) de volutas vegetales, muy habituales entre los cordobés de la segunda mitad del siglo X. Asimismo son numerosos los paralelos entre los conjuntos más numerosos conocidos (Giralda, Museo Arqueológico de Córdoba y Museo Arqueológico Nacional, etc.).

El segundo conjunto es el más interesante por cuanto ofrecen peculiaridades muy especiales en su configuración y en ciertos elementos del ornato. Forman, a su vez, parte de un grupo de piezas que tradicionalmente se consideran obra de los "maravillosos" talleres emirales, tan magníficamente dotados como para realizar piezas que si hubiera aparecido en cualquier otro contexto habrían sido considerados de época romana. Según mi punto de vista, abren un margen de posibilidades polarizadas por dos momentos para situar su realización: bien en época romana, en los alrededores del siglo II, bien en pleno siglo X, por obra de un taller con extraordinaria capacidad para copiar modelos de esa época.

Capitel de El Carpio, CEC01
El primer capitel es un corintio casi "canónigo". Cuenta con dos coronas de acanto, según modalidad habitual entre los siglos I y IV; en el cuerpo superior aparece el conjunto completo con sólidas volutas que brotan de un cáliz de amplia carnosidad que, a su vez, brotan de caulícuos de aspecto común en el Pleno Imperio. Destaca muy especialmente la "perfecta" definición del labio del kalathos a pesar del tamaño de las volutas que casi lo tapan por completo. En capiteles tardíos (posteriores al siglo III), en esas circunstancias, es frecuente que el kalathos desaparezca por completo en beneficio de la "expansión" de las volutas interiores. La curvatura del ábaco apunta en la misma dirección: hacia fórmulas de tiempos romanos.
Sin embargo, tiene dos "anomalías" entre las variedades de época romana más comunes: la inexistencia de tallo del florón en la espata de la que surja para culminar en el florón del ábaco y la peculiar decoración de los frentes del ábaco. No obstante, la primera cualidad no es rara a partir de finales del siglo II y el ornato del frente de los ábaco es relativamente frecuente en todas las zonas del Imperio. En este blog hemos visto recientemente algunos capiteles del sur de la Galia con esa peculiaridad y también otros de Hispania, con fórmulas ornamentales diferentes, más próximas al segundo capitel de este conjunto que describiré a continuación.

Capitel del mihrab de la mezquita mayor de Córdoba CMH02

Capitel CMH02; detalle del arranque del tallo del florón
Su parentesco con dos de los capiteles del mihrab de la mezquita mayor de Córdoba (CMH02 y CMH04) es obvia, aunque en ellos no se aprecie las anomalías mencionadas y además contengan otra cualidad significativa: los del mihrab poseen el arranque del tallo que conduce al florón, el frente del ábaco no tiene otro ornato que una moldura sencilla y además su espesor es considerable. Ello abre la posibilidad de que ése de El Carpio pudiera ser copia de los del mihrab...
La ornamentación del frente del ábaco lo pone en relación con un capitel conservado en el Instituto Valencia de Don Juan, de estructura derivada del orden compuesto, con una corona de hojas en el cesto y ábaco con ornato similar. Ambos capiteles comparten el motivo en 8, que en el de Madrid alterna con formas que podrían interpretarse como "U" y como "O". Parece difícil admitir que fueran alusiones a letras latinas que, a su vez, pudieran conducirnos a ideas propias de tiempos de gran influjo bizantino. Confieso mi desconcierto a la hora de explicar estos motivos que podrían haber sido retallados sobre frentes moldurados y que, tal vez, tengan carácter de gran significación cultural que no alcanzo a comprender.
La configuración ornamental del mencionado capitel conservado en Madrid, a su vez, nos conduce a ciertos ejemplares del alcázar sevillano, que el lector puede encontrar en este mismo blog, mencionados a propósito de un capitel conservado en el Museo de Cuenca, y a otros que recogeré lo antes posible.

Capitel de El Carpio CECO2
El segundo capitel ofrece las mismas referencias aunque sus cualidades definen carácter peculiar. El cuerpo inferior está tapizado por una corona de hojas de cierta altura, según fórmula frecuente en los formatos reducidos de época romana y en la serie mencionada en relación con el anterior (Valencia de Don Juan, Alcázar de Sevilla). El cuerpo superior, aplicado a un kálathos troncocónico bien definido, seguramente estuvo cubierto mediante dos fórmulas diferentes según las caras (dos de ellas están muy perdidas), acaso derivadas de la fusión entre las "ideas" de las variedades corintias y las corintizantes. La primera fórmula ofrece un desarrollo exagerado de las brácteas de la espata, que componen dos pequeñas volutas que recuerdan las composiciones de las variedades liriformes. Otro tanto sucede con las "hojas" anguladas e hiperdesarrolladas que culminan bajo los ángulos del ábaco, para configurar como "volutas vegetales" de escaso desarrollo angular,
También en este capitel está perfectamente marcado el cesto, aunque sin labio enfatizado.
Las volutas, dobles, ofrecen una configuración de cierta "degradación", que se aproxima a lo habitual en modalidades tardorromanas y de ambiente mrginal, talladas mediante recursos técnicos reducidos.
Contaba con el conjunto axial bien definido, según el arranque mencionado (espata con remate en arillos), del que surgen, según la cara, una especie de cadeneta o un tallo sogueado (casi con carácter de tornillo de banco).
Como el anterior, también en éste aparecen los frentes del ábaco, de gran concavidad, con ornato de espiguilla (o de laurea estilizada), que de nuevo nos remite a las fórmulas romanas del siglo II. Sin embargo, la manera de repartir el ornato es muy diferente a lo ofrecido por los modelos hispanorromanos, en los que el motivo tapiazante suele adaptarse a la molduración del ábaco. Este detalle permite situarlo en tiempos califales, cuando los artífices cordobeses se dedicaron a copiar fórmulas de tradición helenística.
Estructuralmente es similar a una conservado en Granada, cuya superficie está muy erosionada, de modo que en éste es más difícil percibir sus detalles; existe otro más en el Museo Arqueológico de Córdoba, de hechura más tosca pero de la misma concepción estructural (tal vez, esté cortado por la parte inferior).

Capitel del Museo Arqueológico de Córdoba
Todos ellos podrían derivar de variedades evolucionadas del orden corintio o de las fórmulas "corintizantes", tan frecuentes en la península Ibérica, especialmente documentada entre los capiteles reutilizados de la mezquita mayor de Córdoba.
Si hubieran aparecido en otro lugar, cabrían dudas acerca de su ubicación "original", pero pertenecientes a una edificación construida durante el siglo XIV cerca de Córdoba, parece razonable inferir que fueran trasladados de la antigua capital del Califato. Desde esa consideración, se abre la posibilidad de que originalmente (sin comillas) fueran realizados para una edificación hispanorromana del siglo II o que fueran "copias" de los muy activos talleres califales. Decida el lector la opción más razonable, aunque en este caso existen grandes posibilidades de que ambos sean copias califales. Sobre el primero caben a mi juicio pocas dudas: el CEC01 parece una copia de la primera mitad del siglo X a partir de un modelo afín a los mencionados del mihrab; tal vez sea una copia directa de los CMH02 Y CMH04; muy probablemente, con este capitel y con los de estructura afín, relativamente comunes entre las piezas procedentes de al-Zahara, ocurra algo similar a lo indicado con los capiteles corintios (o corintizantes) de volutas vegetales, a propósito del capitel del Museo de Cuenca. Más dudas ofrece el segundo, pero es muy probable que también fuera realizado en la misma época, durante la primera mitad del siglo X, según fórmula hispanorromana interpretada con cierta "libertad"...

Capitel romano reempleado en la mezquita mayor de Córdoba
Capitel romano reempleado en la mezquita mayor de Córdoba
Por si al aficionado le sirve de algo, me place dejar testimonio de una situación protagonizada junto con cierto colega, cuyo nombre prefiero silenciar por no vincularle a un blog tan heterodoxo y que tuvo la gentileza de facilitarme la documentación gráfica que, en cierto modo, justificaba mi pereza por no parar en El Carpio: ante las imágenes de los capiteles de esta serie (los mencionados y algunos más) y tras "darles vueltas durante unos minutos" y aunque ambos ya nos habíamos manifestado sobre ellos "oficialmente" (mediante las oportunas publicaciones), recuerdo que nos encogimos de hombros... Hoy tengo las ideas un poco más claras, pero las dudas persisten.

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