lunes, 9 de abril de 2012

Carmen Bastián


La pintura inacabada de Fortuny se puede ver en el MNAC desde febrero de 2010, después de haber sido adquirida por 300.000€. Representa a una jovencísima gitana que el pintor catalán conoció en un paseo por los alrededores de la Alhambra; fue realizada entre 1871 y 1872, cuando el maestro de Reus contaba poco más de 33 años. Desde lo más obvio, nace la asociación con Lolita, sin embargo, la historia de esta pintura no parece caminar por tan "turbios" derroteros, sobre todo, por la edad del pintor y por su situación familiar, según cuentan, ejemplarmente armónica.


La historia del encuentro y de los avatares posteriores de la joven, que contaba 14 años cuando conoció a Fortuny, fue novelada por José Castro Serrano, y publicada en La Ilustración Española y Americana (1875, 21). A continuación, un fragmento revelador de ese relato:

"Carmen desempeñaba ya su papel de modelo, no como quien sirve, sino como quien crea. Los puntos de vista que proyectaba su cuerpo y las emociones que partían de su semblante eran para su pobre razón destellos luminosos de un sentimiento artístico. Habíale comunicado esta vanidad el elogio perpetuo que de sus gracias se hacia dentro del estudio. Cuantos visitaban a Fortuny dividían sus plácemes entre las obras del pintor y las perfecciones de la gitana. Era ella, pues , alguna cosa de extraordinario, como el propio Fortuny.
Un día oyó a éste decir, delante de varios amigos, que para hacer una Venus se necesitaban cuatro o cinco mujeres hermosas : de ésta el torso, de aquélla los extremos, de esotra las manos y los pies, de estotra la cabeza: sólo de Carmen (añadió) podía hacerse por sí sola una estatua. ¿Qué mucho, por tanto, si la gitanilla llegó á considerarse una obra perfecta de la creación?
Su orgullo, sin embargo , no parecía orgullo de mujer, ni aspiraba, por lo visto, a exhibir sus dotes naturales con intención mundanal de ninguna especie: era un orgullo que picaba más alto, pues aunque partía de la materia, se remontaba al espíritu. Si ella no pintaba podía hacer pintores, y la gloria de éstos tanto habría de referirse a la pintura como a ella. Así es que en su obligación no manifestaba fatiga ni amaneramiento: trabajaba con la quietud como el artista con las manos; oía los requiebros como el artista los elogios; cambiaba de postura como el artista de colores: en una palabra, no era un modelo de alquiler, sino un modelo de inspiración. 
Sus aptitudes para desempeñar papeles diferentes eran semejantes a la de las actrices de teatro, sólo que en éstas a la disposición personal se une la enseñanza del oficio, mientras que en Carmen todo brotaba de su propia y libre naturaleza. Llevaba con soltura y aplomo los trajes que la ponían, por extraños que fuesen a su humilde origen: se colocaba con donaire en las posiciones que el pintor le indicaba, como si ya de antiguo las hubiera estudiado; reproducía un gesto, una sonrisa, un rasgo de dolor, cuántas veces lo demandaba la obra, y en suma, ella misma hubiera podido producir arte con sólo ponerse a tiro de un aparato fotográfico.
Carmen absorbía en el estudio de Fortuny no sólo el aire artístico que allí se respiraba, sino el ambiente moral y social de la noble familia y de la ilustrada concurrencia que a todas horas lo tenía poblado. Las más veces no alcanzaba a comprender la significación de las frases que oía; pero nunca dudó de que aquellos conceptos fueran dignos de quien aspirase a alguna cosa en el mundo, y de que imitándolo que veía y reteniendo lo que escuchaba, su trasformación era obra del tiempo. Por de pronto la esposa del pintor le servía de pauta para el arreglo de su persona y para la continencia de sus modales. La primera vista del tocador de una dama fue para Carmen una revelación, y sirva de prueba el afán con que se propuso imitarlo, si bien a poco de adquiridos varios efectos tuvo que suplicar a Fortuny que se los guardara en alguna pieza de la fonda. Los habitantes de la cueva, a lo que parece, no habían querido admitirlos en su compañía." 

¿Cómo interpretar una disposición tan anómala, entonces? Se ha relacionado esta obra con la Olympia de Manet, realizada casi diez años antes, como retrato retórico de Victorine Meurent (pintora y modelos). Seguramente por ello José Castro Serrano nos habla de una gitana de destino trágico y grandes pretensiones estéticas... También se podría pensar en "El origen del mundo" de Courbet (1866) y, desde ellas en un cierto influjo de Baudelaire, pero el texto de José Castro no parece sintonizar bien con esa interpretación sino con una relación estrictamente espiritual.
Además, la estructura compositiva otorga escasa relevancia a la gitana, según fórmula de orientación más pictórica que descriptiva; está mucho más cerca de Delacroix que de Courbet, Manet o cualquier otro pintor de voluntad naturalista.
Desde la falta de decoro (en el sentido de la moral imperante de aquellos años), se pueden formular varias hipótesis, todas de sesgo malicioso y no sólo de naturaleza erótica o sexual, porque si las colocamos junto a la valoración de José Castro Serrano, hasta podríamos interpretar la pintura de Fortuny como un ejercicio plástico declinado hacia la descripción etnográfica... Pura sutileza maliciosa. La primera: ¿José Castro vio el retrato recostado de Carmen Bastián?; ¿escribió "de oído"?. Otra: ¿la esposa del pintor le sirvió de pauta para el arreglo de su persona?... Siga el lector por donde estime conveniente u oportuno.

Según el relato de Castro, cuando Fortuny marchó a Roma, Carmen viajó a Madrid y allí se relacionó con un pintor inglés; hasta la capital llegó un hermano de la joven, que la dio una paliza brutal... para "vengar" la honra familiar.
"He hecho lo que debía; esta que veis tendida en el suelo es mi hermana. Mátenme ahora, que yo he vengado mi honra y la de mi familia."
Se repuso de las heridas, pero abandonada por todos, Carmen se habría suicidado arrojándose al estanque del Retiro...
Los historiadores serios dicen que no existen datos para contrastar la versión del escritor granadino. Me temo que será difícil encontrarlos porque del contexto fluyen efluvios pasionales y en el mundo del arte sólo hay espacio para las motivaciones espirituales.

2 comentarios:

  1. Hola, soy profesor y escritor, nacido en Granada, y navegando en internet me he topado con su blog, en el que analiza el retrato de Carmen Bastián. Precisamente, mi segunda novela está relacionada con una de las obras a las que haceis mención. Mi libro se titula "El enigma de Carmen Bastián" (Ediciones Dauro, 2013), y la trama gira en torno al cuadro en el Fortuny retrató a aquella gitana granadina que conoció cuando ella apenas tenía 15 años... Sin embargo, la trama de la novela se sitúa en la Granada contemporánea, concretamente en el año 2007.

    Quizá le apetezca leerla... Un corsdial saludo

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