sábado, 22 de abril de 2017

Quien a bronce mata...

No me cansaré de repetir que el mundo del arte es divertido, aunque no todos tengamos el sentido del humor que requiere soltar una carcajada ante determinadas circunstancias.
Tal y como han señalado durante los pasados días los medios de comunicación, todo empezó cuando en 1989, a Arturo Di Modica se le ocurrió la "genial idea" de invertir los 300.000 dólares que tenía en realizar una escultura en bronce —el Charging Bully— de 3,5 toneladas y colocarla frente a la Bolsa de Nueva York. La intención del escultor, según su versión de los hechos, era hacer un regalo de Navidad que enalteciera la fuerza y el poder de los emprendedores norteamericanos. Según expone su página, Di Modica, movido siempre por "el compromiso con el arte, la disciplina rigurosa y la dedicación apasionada" y "guiado sólo por su búsqueda de la pureza y la verdad a través de su arte", no tenía otro objeto que materializar un símbolo más de la gracia y la energía, en suma de la poesía, que es capacidad de conducir a la prosperidad y el éxito (excuse el lector, si le place, el estilo literario forzado y la posible falta de rigor en la transcripción de sus ideas).
Aunque el Ayuntamiento decidió retirar la obra, la presión social se manifestó en sentido contrario y, en consecuencia, las autoridades municipales aceptaron mantenerla en la calle aunque en un lugar diferente pero cercano al original: el extremo norte del Bowling Green. Y lo que es más importante, reforzada en sus cualidades significantes. Charging Bully aparecía como un símbolo que sacralizaba lo que se hace todos los días en Wall Street. Poco tiempo después de salto "de guerrilla" de Di Modica, "El toro de Wall Street", se había convertido en una atracción turística y, por supuesto, en la mascota de los brokers.

Imagen tomada de historiasdenuevayork
Supongo que es precisamente a ésto, a esta manera de entender el arte, como un elemento concebido para enfatizar las cualidades "positivas" del Sistema, a lo que se referían Boltanski y Chiapello cuando hablaban del nuevo espíritu del capitalismo... De hecho, siempre ha sido así: en el Imperio Romano el arte "funcionó" como un elemento retórico de primerísima magnitud; lo mismo sucedió en la Edad Media y, por supuesto, en el Renacimiento...

En esas, muchos años después a alguien de la State Street Corporation, el tercer gestor de activos más grande del mundo, se le ocurrió otra idea de promoción comercial genial — ¿he dicho "otra idea de promoción comercial" genial...?—: ofrecerse al público "defendiendo los derechos de las mujeres", mediante una acción de "arte de guerrilla" similar a la practicada por Di Modica. El Día Inernacional de la Mujer de 2017 colocaron otra escultura de bronce, firmada por Kristen Visbal, que representa a una niña con los brazos en jarras —Fearless Girl— frente al Charging Bully. Y para que no quedara duda alguna sobre su "significación" —porque es mentira que las imágenes sean la Biblia de los iletrados—, colocaron junto a ella una placa circular con un texto particularmente explícito: "Conoce la capacidad de las mujeres para el liderazgo. Ella marca la diferencia" ("Know the power of women in leadership. She makes a difference,"). Por supuesto, con la firma de la mencionada entidad patrocinadora.

Foto nbc
Arturo Di Modica reaccionó como era de esperar, dado que la nueva acción convertía a "su toro" en el "malo" de una película diferente, con una demanda contra quienes habían sojuzgado sus derechos de autor... Y fueron muchos quienes se pusieron de su parte, pero... Por desgracia para los intereses de Arturo Di Modica, "artista" de formulaciones estéticas demasiado "populares", que jamás recabará la aprobación de los sectores altamente especializados, su enfrentamiento con una importante empresa dedicada a las actividades financieras, es demasiado desequilibrado. Además, es de prever que cuanto más se agite el debate en los medios de comunicación, más crezca el número de quienes apostarán por mantener un "grupo escultórico" tan sintonizado con lo políticamente correcto.
Como sabrá el lector bien informado, el alcalde Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, se sumó a la polémica poniéndose de parte de quienes, en las redes sociales, defendían que el montaje actual de la niña enfrentándose al toro permaneciera así, per secula seculorum. Y las autoridades sentenciaron salomónicamente que se dejara el conjunto tal cual, al menos, durante un año... Y aún el alcalde advirtió que, en tiempos de Donal Trump, definido por los medios como paradigma machista, el debate generado por la "composición" había sido una magnífica campaña de sensibilización sobre lo escrito en la placa. Según recogía infobae:

"A veces, un símbolo nos ayuda a ser enteros y creo que Fearless Girl está teniendo el mismo efecto… Ella está inspirando a todos en un momento que necesitamos inspiración".

No alabaré la inteligencia de la sentencia, tan vacía como suelen serlo las declaraciones solemnes de los líderes políticos, pero sí su carga hermenéutica, que eleva a la categoría de obra socialmente interesante y, por lo tanto, perdurable indefinidamente lo que acaso sólo fuera una falla en bronce.

Por otra parte, si, como sostienen ciertos amantes de "lo procesual", una obra de arte ha de ser un dispositivo que nos haga reflexionar sobre la naturaleza del arte y sobre los problemas que nos acucian, deberíamos concluir —aunque le ardan las entrañas a quienes creen que las obra de Di Modica y de Visbal sólo son artesanía— que el conjunto definido entre ambos bronces ha dado la razón a quienes dicen que el valor del conjunto suele ser superior a la suma de las partes, porque "milagrosamente" ha engendrado una "instalación" de gran alcance estético. Y en este caso no creo que se pueda recurrir a la descalificación haciendo notar que ´sólo" se trata de una campaña publicitaria. ¿No puede haber campañas publicitarias con excepcionales cualidades estéticas?

Es de suponer que el "conflicto", seguramente guionado en la totalidad de sus extremos por quienes diseñaron la campaña, se resuelva satisfactoriamente para todas las personas interesadas: bastará con que la State Street Corporation ponga unos cuantos miles de dólares encima de la mesa para resarcir los "daños" sufridos por Arturo Di Modica. A la postre, Di Modica, Visbal, el alcalde de Nueva York, la State Street Corporation, los brokers y hasta quienes vendan recuerdos para turistas o comida cutre en carritos en los alrededores de Battery Park, habrán salido beneficiados.

Y es que el arte, aunque sea de segunda división, tiene cualidades mágicas.

1 comentario:

  1. Gonzalo me pasa este enlace, que aún "diversifica" más la situación:

    http://nypost.com/2017/05/29/pissed-off-artist-adds-statue-of-urinating-dog-next-to-fearless-girl/

    ResponderEliminar