sábado, 1 de febrero de 2014

El tren de la libertad

Mientras unos se paseaban por las calles de Madrid bajo banderas anómalas, los pijos del Monopoly se divertían en Valladolid. Allí el ministro de justicia (ambas en minúscula), como guerrero almogávar, ha repetido su voluntad inquebrantable de permanecer en el puesto de combate. Transcripción de El País:

"Tenéis mi compromiso personal que no habrá ni un grito ni ningún insulto que a este ministro le vaya a hacer abdicar del compromiso de cumplir el programa de regular los derechos de las mujeres y del concebido" 

Es muy probable que nada ni nadie le haga cambiar de estrategia porque lleva muchos pregonando que con él son inútiles los razonamientos frente a sus intereses políticos. Como en los tiempos del Nacional Catolicismo y con alguna excepción memorable e incomprensible (casó a homosexuales cuando era alcalde de Madrid), el señor Ruiz-Gallardón "necesita" imponer los principios morales dictados desde la Conferencia Episcopal: existe "persona" desde el momento mismo de la fecundación. Y para justificarlo, se atreve a decir que su propuesta, escandalosa para medio mundo, es “progresista” porque "protege a los más débiles"...


Al parecer, un “informe” mencionado por la Cadena Ser —catecismo para acólitos y pelotillas— recoge las “ventajas” del nuevo proyecto de ley mencionadas con mayor o menor énfasis por el propio ministro:

1. La reducción de abortos y el consecuente incremento de la natalidad, producirá importantes beneficios económicos.  ¿Los niños no deseados supondrán beneficios económicos? ¿Qué “experto in péctore” habrá pergeñado conclusión tan peregrina? ¿Esperan compensar las consecuencias de la reducción drástica de los salarios mediante embarazos no deseados? ¿Estarán pensando en prohibir el uso de preservativos?
2. La existencia de un requerimiento de la ONU para que España modificara la ley de plazos, porque “ninguna legislación internacional recoge el aborto como un derecho”.  No he sido capaz de encontrar ese requerimiento, porque lo que la ONU defiende es muy diferente: que todas las personas —incluidas las infantas— , cualesquiera que sean sus circunstancias, tengan los mismos derechos. Y en sus declaraciones, el señor ministro aparentemente pasa por alto un pequeño detalle: no existe acuerdo unánime sobre cuando un feto es “persona”, aunque las leyes de plazos de casi todos los países desarrollados (afines a la legislación española actual) resuelven el problema de modo razonable. Por el contrario, la ONU se manifiesta muy beligerante para combatir, precisamente, una de las previsibles consecuencias de la legislación restrictiva. La UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas. ha publicado recientemente un estudio sobre la maternidad  en la niñez, en el que insiste hasta la saciedad en la peligrosidad de los “abortos no seguros”, frecuentísimos donde se restringe los derechos reproductivos.


¿A qué viene tanta torpeza e inexactitud? Han de ser las consecuencias de la endogamia asociada a un sistema cultural encogido, triste y, sobre todo, podrido hasta la médula.  Contemplando a quién designó para sucederle al frente de la alcaldía es fácil imaginar el perfil de los consejeros y asesores que le han animado en una dirección sólo sostenible ante periodistas apesebrados.
Francamente, me parece difícil que el gobierno Rajoy de marcha atrás, porque los pijos del Monopoly  ya han dado suficientes muestras de sus habilidades para afrontar problemas graves: restringir derechos, forzar el mecanismo judicial, enfatizar la presunción de inocencia, plegarse ante la voluntad de los poderosos y manipular a sus incondicionales mediante consignas o informaciones sesgadas. ¿Carecen de inteligencia para más?


El tren de la libertad ha chocado con el intento de detener la sangría de votos producida por las maniobras de los grupos de extrema derecha. Para no sufrir un descalabro, el señor Rajoy necesita mantener los votos controlados desde los púlpitos... El precio será dejar los derechos reproductores de las mujeres como en tiempos de Franco.

1 comentario:

  1. Y luego se atreve a decir la Cospedal que "es el PP o la nada", hasta con esa supuesta "nada" tendríamos más derechos a elegir sobre nuestro propio cuerpo... que vergüenza.

    ResponderEliminar