miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Problemas de lenguaje? ¿Artista o artesano?


Por Violeta Velasco

El término juego, acuñado en su concepto posiblemente más amplio por Johan Huizinga en su Homo Ludens, es contemplado no como una faceta de la cultura o un producto de ella, sino en el sentido de que la propia cultura tiene un carácter de juego. No se deben confundir, yéndonos a la etimología, los términos latinos iocus y ludo. Mientras iocus  hace referencia al juego más infantil, a la broma, a lo no serio, al divertimento; ludo se extiende a un conjunto amplísimo de manifestaciones de la cultura, en las que el elemento de la risa o la falta de seriedad desaparecen, para dar paso a aquellas características que componen la significación más sólida de este concepto:

"El juego es una acción libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, pero libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma (…) y va acompañada de  la conciencia de “ser de otro modo” que en la vida corriente."
 (J.Huizinga: Homo Ludens,Ed. Alianza,2012)

El juego consiste en la creación desinteresada de un nuevo orden, pero orden al fin y al cabo, con reglas en las que a menudo se introduce el factor estético (tensión, armonía, ritmo) que puede prestarse a cierto contenido ético. El juego no es, sin embargo, moral, no hay pecado ni virtud, pues empieza y acaba en sí mismo. Se produce una cancelación temporal del mundo cotidiano y se concreta un espacio, el campo de juego. Este territorio sería un cuarto infantil, el escenario de un teatro, el campo de fútbol, el estadio olímpico ... pero también el estrado de un mitin político, o un templo religioso. Rajoy o Rubalcaba, al terminar su “jornada de trabajo” retornan a su vida cotidiana como los fieles al finalizar la ceremonia sagrada. De hecho, el ritual de una ceremonia es muy ejemplificador debido a su carácter sacro-lúdico, que observamos de forma más clara en la fe “primitiva”. R.R. Marett, etnólogo británico, hablaba del elemento del make-believe, del hacer creer, que se presentaba en las acciones rituales de los pueblos animistas, hablando del hechicero y el hechizado, del engañador y del engañado, así como de la entrega absoluta de toda la tribu a este “juego sagrado”. Atribuyen propiedades sobrenaturales a individuos de la tribu que en la vida cotidiana son a menudo sus iguales. Esto no significa que no se crean los discursos religiosos o el rito, pero sí que exista un conciencia, posiblemente menos oculta de lo que pensamos, de la no autenticidad del acontecer mágico. En el fondo saben que están jugando, aunque no por ello viven menos la creencia.
Y repito: el juego no es un producto de la cultura; la cultura posee un carácter lúdico. Entenderemos pues que el arte posee también, como la religión, como representante de la cultura, un carácter de juego. El mundo del arte también es un “como si”. Un juego de engañadores y engañados, en el que los engañadores, sin embargo, son casi más engañados que los oficialmente engañados (éstos últimos, hablo de los receptores del arte, a menudo demasiado escépticos o, como dirían algunos, ignorantes, como para llegar a participar en este juego). Se trata, además, de un juego curioso, donde existen dos niveles de diálogo en lugar de uno: dos categorías de engañadores, dos categorías de engañados. Un nivel de diálogo entre creador (engañador)  y espectador (engañado), otro nivel entre el creador (engañado) y las esferas de comercialización de este producto llamado arte, que cumplen el papel de engañador. Me permitiría decir que tanto el espectador como esa esfera de comercialización son conscientes de la irrealidad del juego, y a menudo participan con un pie dentro y  otro fuera. El pobre creador, no obstante, se ve engañado sea cual sea el papel que esté ejerciendo.

Podría continuar con esta disertación, pero a quien el tema le interese, que indague en los estudios de antropología relativos al juego (Huizinga, Caillois), y así observará que yo no he inventado nada. Y digo esto porque, al establecer este carácter de falsedad (no con ánimo de insultar, sino de revelar), quiero aludir a la mala conciencia que a muchos (de esta facultad, por cierto) les crea la palabra artesanía. ARTESANÍA. ARTESANÍA. Las palabras, al fin y al cabo, no son sino letras enlazadas con sonido propio. Su discurso en cambio no hace sino transcribir un concepto. ¿Problemas de lenguaje? ¿Artista o artesano?
Comprender el concepto de juego puede convertirse en un recurso que permita, ya no relativizar, sino reenfocar ciertas esferas del mundo de la cultura (entre otras muchas partes de la vida). Digamos que puede emplearse como herramienta pedagógica, olvidándonos, por supuesto, de qué pensaría un antropólogo de ello.
Cada uno debería trabajar para dilucidar sus propios traumas, y de ser necesario (siento decirlo) reinventarse. Espero que estas herramientas que aquí os dejo os sean de ayuda.

5 comentarios:


  1. B
    http://www.wired.com/images_blogs/gadgetlab/2010/09/Mallarme-Coup-de-des.jpg

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  2. "El juego consiste en la creación desinteresada de un nuevo orden".

    Ese "desinteresada" es la clave, para que todo funcione correctamente debe ser así, pero no lo es, eso esta claro. Al fin y al cabo de algo se ha de comer, y si vas a dedicar tu vida al juego, debes conseguir que el juego te de para vivir. ¿Es posible el juego con total desinterés?, si eres rico y no tienes nada que hacer sí, así que ya sabéis, a forrarse.

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  3. El juego tiene varias dimensiones y da una oportunidad de toma de posición, que probablemente no tomaríamos de otro modo. Hasta eso que planteas, Mene. Que el comer caliente y dormir bajo techo, sea inviable a enfrentar el juego con el mercado del arte o las instituciones que lo promueven, lo veo dudoso.


    http://www.karmelobermejo.com/

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  4. Este texto está sacado literalmente del libro donde lo he encontrado. Creo que puede ayudar en el tema:


    ¿Quien sabe lo que nos hace jugar? Las crías de muchas especies, incluida la nuestra, juegan espontáneamente a cazar, saltar, dar vueltas, luchar y hacer cabriolas, lo que fomenta su fuerza y resistencia, aviva su instinto, refuerza sus lazos sociales y contribuye a su adaptación. El juego sofisticado con objetos y objetivos está relacionado con los cerebros más complejos. Pero, en apariencia, también se juega por puro placer. Los elefantes se arrodillan para igualarse a un compañero de juego más pequeño. Los gatos, los perros y los primates, entre otros, incluyen objetivos y obstáculos en sus juegos, y a menudo tienen juguetes favoritos. El juego, de hecho, es una forma magnífica de conocer a alguien.

    Los juegos humanos a menudo son formalizaciones que se atienen a reglas fijas, si bien dejan margen para las estrategias individuales. Muchos de nuestros juegos más familiares se remontan a rituales y ritos arcaicos cuya cosmología está incorporada en la estructura de la competición. La rayuela, por ejemplo, se deriva de los mitos acerca del viaje del alma entre la tierra y el cielo a través de un laberinto. En la mitología hindú, el espíritu de lila está detrás de las infinitas manifestaciones de los dioses, su maya, o su poder de la ilusión. "La Divina Madre es siempre alegre y juguetona. Este universo es su juego", dijo Ramakrishna de la diosa Kali.

    Los juguetes cobran vida a través de la imaginación y las proyecciones inconscientes; en los niños, reflejan la frontera aún vaga entre entre las realidades interior y exterior. Al igual que los fetiches religiosos de la Antigüedad, los animales de peluche y las muñecas en particular reflejan facetas numinosas de la identidad desconocida de sus dueños. Encarnan los guardianes del umbral en las distintas etapas del desarrollo. Son potentes objetos de consuelo y compañía, de expresión de los afectos, necesidades urgentes y compulsiones, protección, agresión y dramatización.

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  5. (Sigue)


    Como estaban fuera de su alcance, a nuestros antepasados las fuerzas de la naturalezas les llevaron a imaginarse que ellos mismos eran juguetes de los dioses. Cuando preguntaron a Ramakrishna por qué Kali nos mantiene atados al mundo por medio de la ilusión, respondió: "Esa es su voluntad. Ella quiere continuar jugando con sus seres creados". Los juegos contemporáneos de deportes, guerras, conquistas intergalácticas, evolución, urbanismo y casas de muñecas interactivas simulados por ordenador transforman la experiencia táctil y material de manipular los juguetes o fabricarlos y montarlos con las manos en una experiencia virtual en la que los entusiastas juegan y son "jugados" por los componentes inesperados del juego. Desde el punto de vista psicológico, la consciencia y lo inconsciente interactuan y se afectan el uno al otrocon toda clase de juegos. La entonación lúdica revela sentimientos, aspiraciones, impresiones, experiencias reprimidas y potencialidades. El juego puede evocar la afinidad y polaridad entre opuestos psíquicos, así como la dinámica de exclusión e interacción, de separación y reunificación. La alquimia describía una parte de la obra como un juego de niños, lo que sugiere que el proceso psíquico requiere una aptitud juguetona y que la imaginación era un instrumento primordial para el adepto. Jung proponía a sus pacientes que dibujaran, modelaran arcilla y practicasen la meditativo como medio para captar el estado inconsciente de la psique y llevar sus contenidos a la consciencia. Los sueños a menudo se valen de imágenes lúdicas. Revelan las cosas que apoyan o subvierten nuestra capacidad de juego creativo. Iluminan un proceso relacionado con enfrentarse a la vida, dar la cara, resistir hasta el final, ganar, perder y destacar. Invitan a jugar.

    A falta de juegos o los juegos anormales (sádicos, de intimidación o de burla) están relacionados con el abuso, el abandono, la depresión o la sociopatía. El juego es frívolo, serio y transcendente. Hay juegos sexuales, políticos y de guerra. En matemáticas, la teoría de los juegos describe la aparentemente impredecible convergencia de las partes que compiten. Los físicos juegan a ser Dios de manera especulativa con sus gigantescos colisionadores de partículas. Del juego surge el cambio evolutivo, la consciencia de uno mismo, los descubrimientos científicos, las composiciones artísticas, la invención, el placer, la amistad de múltiples especies y la resolución de muchas preguntas. Como diría el legendario Sherlock Holmes cuando encuentra una pista para resolver el misterio, "El juego ha comenzado".


    Brown Stuart L. "El libro de los símbolos: reflexiones sobre las imágenes arquetípicas" Pág. 436. Ed. TASCHEN © 2010

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