Por A. L. Montero
Esta mañana he impactado con un artículo del periódico que englobaba varios de los conceptos que estamos debatiendo: censura, creatividad, cine, dinero, cultura, popularismo… Tras leer el artículo mencionado me he situado en el contexto que comparto con vosotros.
En la sociedad occidental la comodidad y el asentamiento dominan nuestra vida. Volviendo atrás en el tiempo algunas generaciones, en el general occidental una vez nacemos contamos con todos los recursos a nuestro alcance y si resulta que tenemos a bien salir desgraciados o pesimistas los estudios científicos nos justifican en la herencia paterna (otro artículo que podréis encontrar en el diario El País). La falta de trabajo y la pérdida de honestidad a la hora de reconocer nuestro propio absentismo y la ley del mínimo esfuerzo como máxima, no hacen sino derivar en una queja continua. Una sociedad que patalea. Quizá sea el motivo central para que el arte occidental sea desbancado por el gran gigante chino, no solo en el medio artístico sino también en el resto de los ámbitos culturales y científicos.
Tomando como referencia las palabras de Li Feng “los chinos tenemos mucha paciencia y capacidad de sufrimiento”: paciencia y aguante: términos contrarios al sistema occidental actual: inmediato y sencillo, en el que desarrollamos nuestra actividad, incapaces de auto-exigirnos de manera efectiva, creando miles de justificaciones a cualquier nivel.
Centrándonos en España (sociedad que puedo analizar de manera empírica) tendemos a marcar un objetivo y pisar al resto hasta alcanzarlo (no siempre pero en determinadas ocasiones es necesario abandonar la moral para avanzar), tendemos a elegir el camino más fácil siguiendo la ley del mínimo esfuerzo y normalmente retardar el momento de abordar el problema a resolver hasta el último instante. Es decir, nada de paciencia, y aun menos de aguante.(Falsa moralidad).
Quizá por ello la ausencia creativa de la que se acusa al arte contemporáneo, que deriva en la crítica hacia los expertos, la culpa al mercado y los nuevos ricos, y en general el traslado de la responsabilidad propia a cualquier elemento exterior. Pero mientras culpamos a los organismos ajenos, ocupados en tales menesteres, ¿creamos? ¿Es acaso él que más crea, ofrece, innova, el que destaca? ¿O muchas veces se ignora aquello que no da polémica y no interesa dar a conocer? ¿Se reconoce con justicia el valor artístico?
Personalmente creo que no, he ahí la utopía del arte, interés artístico como único elemento que dominase la creación. El ideal que muchos llevaban, el arte por el arte y para el arte.
El sentido estético domina nuestras vidas, lo “bello” nos rodea, estamos plagados de elementos agradables a la vista. La evolución de la sociedad ha conducido a la sofisticación de los artículos que consumimos en cuanto a su calidad estética.
Aplicándose a objetos de primer orden, vajillas, manteles, anuncios publicitarios, etc. que nos lleva a plantearnos con una mayor dificultad qué es arte y qué no, cuando se confunde el sentido estético con el artístico, o se hace de éste la característica central que determina su valor.
En la historia del arte y ya de una manera más evidente en el arte contemporáneo, la estética se ha supeditado a otro tipo de intereses, quizá sea ahora cuando se obvie más el papel estético frente a la idea o concepto en cuestión. Básicamente creo que el arte hoy por hoy busca producir una sensación (del tipo que sea) para un posterior recuerdo.
Por ello el lenguaje cinematográfico con todo lo que lo compone y otras disciplinas ya mencionadas como las del videojuego: medios que por el contenido que les acompaña permiten al artista jugar aun con mayores posibilidades con la realidad, crear múltiples e inimaginables sensaciones, acercar su realidad al resto de una manera directa y efectiva, mágica lo que hará de ambos medios soportes para el desarrollo artístico tan nobles como la pintura o la escultura. Pero como ya se ha dicho, esto choca con otro de los elementos que fundamentan y han fundamentado el arte.
El mercado frena las capacidades/herramientas para la creación que nos ofrecen dichos medios, puesto que chocan con dos sentidos propios del arte clásico; la relación íntima de artista, materia y obra, y la obra como elemento único.
Arte versus administración
Silencio evidenciado =Guiño de atención = Salvar la responsabilidad ética que consecua el obviar ciertas informaciones en beneficio del encaje social o de mercado.( Ante la obviedad de que todos formamos parte del Sistema y desarrollamos un papel determinado por una serie de barreras/muros de contención individual a la demarcación).
El cine y los videojuegos se caracterizan por su difusión generalizada y su accesibilidad pese a ser una creación única esta duplicada y cae en manos de muchos individuos simultáneamente. No se puede tener un Dalí en cada casa pero sí una película de Lynch, ¿eso convierte la película en algo no destacado? ¿Su accesibilidad determina su valor artístico?
Por ello los expertos no pueden (en su papel de expertos) dar a estas destrezas artísticas el respeto que merecen. No de manera administrativa, no interesa vender el cine como arte, Pero éticamente, ante una pregunta directa no pueden negar que lo sea, aunque no lo incluirán en exposiciones de primer orden. Por tanto, el mercado y el dinero frenan el reconocimiento profesional, pero en la sinceridad individual (no sujeta al papel social y sus muros de contención) se reconoce el valor artístico.
Pese a ello existe una disyuntiva entre el cine culto y el cine comercial, ¿arte culto, arte popular? ¿Arte contemporáneo frente a El Corte Inglés?
La Accesibilidad.
Curioso el reconocimiento de un chino ante un Almodóvar al que coloca a la altura de Kubrick. Recomendar por cierto La casa de las dagas voladoras de la que es guionista, hace honor a la consideración del cine como arte.
Por último por seguir con los temas que salen a colación en la entrevista, subrayar el ya mencionado tema de la censura, desde un punto de vista algo distinto.
La censura como necesidad artística.
Censura como elemento de presión, impulso creativo necesario. Digo bien impulso como el elemento que domina el arte, el aquello que unifica, el brillo que caracteriza, la sensación. La falta de censura actual justifica el ilimitado número de desnudos con identidad, pensad en el primer desnudo con identidad en Francia y la reacción social que conllevo en su momento.
Hoy no nos escandalizamos por ver a nuestras artistas protagonizando desnudos en las portadas. El cuerpo se muestra con orgullo, consciente de la belleza que implica. Por tanto, la censura occidental cada vez reduce más sus dominios pese a los esfuerzos de diversos organismos que son ignorados por la clase media atea, cada vez más numerosa. No hay un elemento claro a trascender, La censura menos evidente conlleva a transgredir los pilares éticos primarios, en este contexto nacen las corrientes de alto sentido morboso dentro de las vanguardias actuales.
La ausencia de peligros reales en nuestra vida nos lleva a buscar un determinado tipo de sensaciones, fuertes, mágicas, distintas, reales, efectivas que las que nuestra vida relajada nos aporta, quizá en ello se vea justificado el interés de los artistas más sensibles a la realidad por el Arte Africano, y de ahí que en la parrilla televisiva haya elementos como Cuarto Milenio, con las necesidades físicas cubiertas surgen necesidades sensitivas.
Por englobar lo dicho, acusarnos de lo actual, el arte que tenemos es el arte que necesitamos, es la consecuencia de lo que vivimos y lo que somos, con el peligro que conlleva. No nos gusta el arte. No nos gusta nuestro mundo, ni nuestro sistema. Querer saber sin pasar por el estudiar
El arte contemporáneo se simplifica por momentos, no nos es necesario un dominio cultural tan grande a la hora de entender una obra como ocurre al enfrentarse con un Velázquez y aun así nos escandalizamos a la hora de tener un mínimo conocimiento, ¡que nos den la información! Sino, es su culpa...
Y todo ello sucede en la era de la globalización, del conocimiento accesible ¿Sigue cayendo la responsabilidad únicamente en los expertos?
Estimado Alp,
ResponderEliminarVuelvo de nuevo, sobre el último hilo que dejé abandonado antes de la Santa Semana, y luego, sobre éste, que me ha parecido realmente interesante.
Respecto al primero (“Igor Mitoraj en Madrid”, 11 de marzo), me pides que concrete lo que es sublime. Difícil pregunta. Imposible respuesta objetiva. Muy probablemente, siempre será algo subjetivo. Alguien que me conoce en el foro sabe que me obsesiona bastante el constructivismo en lo filosófico. Así que, intuyo que esta discusión nos llevaría a un culo de saco en el que nunca nos pondremos de acuerdo para saber si hay cosas, obras ... esencialmente sublimes ... o todo dependerá siempre del que lo esté viendo, escuchando, percibiendo ... sintiendo.
Personalmente, sí, hay obras que me generan “respuestas emotivas”. Probablemente, mezcla de dos raíces: una más o menos genética (creo que el ojo, el oído, los sentidos humanos ... tienen una estructura perceptiva común que les lleva a apreciar como gustosos o no determinados estímulos; así, el equilibrio / desequilibrio, lo simétrico / asimétrico, lo rítmico ...), y otra más o menos “aprendida”: fruto de vivencias, educación, entorno, cultura (soy más sensible al Greco porque me he criado entre sus cuadros; mis oídos están acostumbrados a determinadas melodías...). Sería incapaz, en cualquier caso, de describir las tales “respuestas emotivas”. Sólo sé que mi inconsciente se detiene ante cosas que se me aparecen como bellas. Y, una vez detenido, disfruta del placer de admirarlo.
Y, en cuanto a lo de la transgresión: me vino a la cabeza el ejemplo del Transparente, porque, el que lo conozca, podrá entender el espíritu de ruptura con las reglas preestablecidas que lo inspiró, dentro del contexto espacial (la catedral de Toledo) y temporal (barroco vs. gótico) en el que está creado. Por eso, es transgresión, es quebranto de lo convencional: la uniformidad, el equilibrio, la simetría del entorno gótico ... frente a la voluptuosidad, la deformación, el desgarramiento. Una obra de arte barroquísima, superpuesta a otra obra de arte austeramente gótica.
Continúo en el comentario siguiente ...
La sociedad occidental vive instalada en la comodidad. No puedo estar más de acuerdo. El por qué de ello es donde no sé si compartiremos. Me explicaré.
ResponderEliminarDices que “una vez nacemos, contamos con todos los recursos a nuestro alcance”. Bien. ¿y cuándo no ha sido así? Subjetivamente hablando. No hay más que leer a Ortega para apreciar cómo esa misma sensación ha existido en casi todas las generaciones y culturas. Porque lo que se conoce en cada momento, siempre se piensa que es lo máximo a lo que se puede aspirar. ¿No lo creerían así los griegos? ¿o los incas? ¿o la burguesía floreciente del Renacimiento? ¿o los primeros capitalistas del XIX?. El ser humano siempre tiende a pensar que está en el apogeo de la civilización. Por lo que hay un permanente sentimiento de progreso. Sorprende leer “La rebelión de las masas” y ver admirarse a Ortega por las increíbles capacidades de comunicación que el hombre disfrutaba ... ¡allá por 1931!
Por ello, no creo que sea el bienestar práctico el que nos lleve a “esta sociedad que patalea”. Más bien, la sociedad occidental está enferma del mal del nihilismo, de la negación de cualquier norma moral, de cualquier rastro de ética. Es el precio que estamos pagando por aceptar como bueno el marxismo. Y, a partir de ahí, la deriva hacia el mundo del arte. Si el espíritu humano está degradado ... ¿cómo no lo va a estar su proyección más trascendente: el arte?.
Vuelvo a estar de acuerdo contigo en el diagnóstico: “paciencia y aguante, términos contrarios al sistema occidental actual”. Fruto, una vez más, del nihilismo. Nos habíamos empeñado tanto en secularizarlo todo, quisimos ser tan anticlericales ... que hemos llegado a la moral “del mínimo esfuerzo”. ¿Por qué ha pasado esto en una sociedad históricamente dentro de la cultura cristiana, en la que el sacrificio, el esfuerzo, la abnegación ... formaban parte de la esencia de su ser? Por pura reacción. Frente a la cristiana cultura del sacrificio, ¡bienvenida sea la nueva religión de la comodidad!
Y, otra vez, de acuerdo en tus palabras: “en general el traslado de la responsabilidad propia a cualquier elemento exterior”. Nunca la culpa es propia. Siempre alguien, otro ... “la sociedad es la culpable”. Vuelta al marxismo.
Entonces, caes en tu propia trampa. Echas la culpa de la ausencia de creatividad a que “lo bello nos rodea, estamos plagados de elementos agradables a la vista”. Ni más ni menos que podían estarlo, subjetivamente, los griegos, los incas ... o el aldeano perdido en las Hurdes que admiraba la belleza artesanal de sus manteles, la iglesia de su pueblo, sus cerámicas populares. Nihil novum sub sole.
Y, de nuevo, vuelvo al acuerdo contigo: “el arte hoy por hoy busca producir una sensación”. ¿lo enlazamos con tu pregunta de antes? ¿”sensaciones emotivas”? ¿qué es lo que ha cambiado?
Por otro camino: la “popularización” del arte ... ¿es sinónimo de decadencia? Creo que no. Aunque no todo el mundo pueda tener un Dalí en casa ... todo el mundo puede ir al museo y admirarlo. Los videojuegos pueden ser igual de accesible que Dalí ... salvo por el esfuerzo que supone. ¡bienvenido de nuevo, señor nihilismo!. La sociedad del mínimo esfuerzo.
Acabo ya. Dices, con razón: “Y todo ello sucede en la era de la globalización, del conocimiento accesible ¿Sigue cayendo la responsabilidad únicamente en los expertos?”. No sé si es responsabilidad de los expertos. Sólo sé que, la transgresión por la transgresión (hilo con la discusión anterior), la iconoclasia radicalista, nos trae a donde estamos.
Saludos
Para Anónimo
ResponderEliminarSi es como dices, si tu postura "filosófica" no está relacionada con Kant y entiendes la "experiencia sensorial" como dices, básicamente estamos de acuerdo... Acaso la idea de "transgresión"... A mi el Transparente de la catedral de Toledo me parece una "cagada", pero no tengo nada que decir si a ti te gusta; es tu problema, como es el mío ser partidario del carácter orgánico de la arquitectura. Con criterio arquitectónico (por supuesto, el mío), la catedral de Córdoba (construida "machacando" la mezquita mayor), la catedral de Ortigia (remodelando un templo dórico) o el Transparente me parecen deplorables... Mi idea de transgresión está matizada en el sentido de la "transgresión generativa", es decir, aquella que abre puertas nuevas; tu idea de transgresión pone en primerísimo lugar la libertad creativa... La libertad individual por encima de todo.... Je, je, je. Se te ve el plumero liberal, estimado "Anónimo"
la sociedad que patalea es la sociedad del espectáculo. Y si no, que se lo pregunten a Debord.
ResponderEliminarla sociedad que patalea es la sociedad del espectáculo. Y si no, que le pregunten a Debord.
ResponderEliminarSombrero loco: Pues no tengo a Debord a mano para preguntarle... ¿te importaría explicar qué sociedad es esa del espectáculo?
ResponderEliminarA mí, que quieres que te diga, eso de combatir contra sistemas opresivos, en particular, contra el sistema ideológico contemporáneo de la civilización occidental: la llamada dominación capitalista, me parece a estas alturas una chorrada. Y más porque sigo sintiendo que algunas personas “temen” exponerse y opinar libremente. Es como salir a la calle sin maquillaje y ropajes, sin la medalla de la virgen o sin la última fragancia de Calvin Klein. También hay que salir bien nutrido de “citas” estupendas. De otra forma uno está en pelotas. Y eso es lo que hace falta, gente en pelotas.
En este mundo del espectáculo, supuestamente “lo sensible” se encuentra reemplazado por una serie de imágenes que existen por encima de él y que son entendidas por “lo sensible”. La mercancía ha ocupado plenamente la vida social y bla, bla, bla…
Ya no recuerdo donde he leído (quizás haya sido aquí aunque creo que no) que hemos perdido la identidad. Lo importante no son las cosas sino sus imágenes, lo importante no son las personas sino lo que aparentan, y bla, bla, bla…
Yo creo que ya está bien de todo esto. A mí me encantaría haberme visto a mí misma frente a una lucha de gladiadores o cualquier otro “circo”. Somos lo que siempre hemos sido. La propaganda, las imágenes y el adoctrinamiento/atocinamiento capitalista, religioso, fascista, marxista… la propaganda, ha existido siempre y seguirá existiendo. Y el que piensa, opina, viste y se expresa “honestamente” es un soplagaitas que no interesa a nadie.
Alguien sabe decirme ¿Qué es una mujer? Podemos definirla de una forma “natural” o interesada. Estoy bien segura que hoy se encuentran múltiples definiciones “interesadas”, igual que hace décadas o siglos.
Cada cual que opere a su manera. ¿No es tu frase ya una marca? Debord, sociedad del espectáculo… vaya descubrimiento.
A Anónimo. ¿Sabes quien habla mucho de nihilismo también? Santiago Alba Rico. Solo que él es marxista, de los de rebelión.org, ja, ja… Te recomiendo que leas “Leer con niños”, para que veas como todos los bandos utilizan las mismas estrategias. Me interesa el debate liberal/progre en lo económico, en lo moral no sé si podemos llegar a buen puerto.
Respecto a esa “aversión” por lo supuestamente “transgresor”, te entiendo, pero creo que, una vez más, las palabras hacen pupa. Dentro del arte contemporáneo (por llamarlo de alguna manera) hay muchas cosas que son “nuestra marca de identidad” y hay que analizarlas como tal. No conviene encerrarse en ese marco “casposo, tradicional, principios, bello, moral” vs “supermegaguay, progre, transgresor, relativista, todo vale”. Esto, sólo son adjetivos feos. Esta sociedad nuestra donde la información fluye como el agua genera cosas nuevas y hay que analizarlas porque nos pertenecen. Por desgracia las “tendencias” colocan a ciertas personas en lugares desde los cuales ya no pueden mirar y emocionarse o hablar con un cuadro de El Greco, o con un montón de piedras que, dirán algunos, formaron parte de un templo griego, o de unas termas… Cada cual es libre de dialogar o no con las cosas; las del pasado y las del presente. Y de emocionarse con ellas.
Olvidemos las palabras pues, ya que su sentido está pervertido. Yo ya no sé ni lo que significa nihilismo, ni espectáculo, ni nada de nada.
Y a Kant, dejádmelo tranquilito al pobre.
"La Sociedad del Espéctaculo" de Guy Debord es, a mi parecer, la mejor crítica que se ha hecho al sistema capitalista. Y sin más dilación...
ResponderEliminarPara Ánonimo:
ResponderEliminarEvidentemente cada época y cada individuo de una época/generación nace en una determinada situación y con unos recursos a su alcance, teniendo siempre dichos recursos, más o menos según el contexto; pero se refiere más bien a tener las necesidades básicas cubiertas y el tiempo de “meditación” necesario para dedicar un tiempo a la creación artística. Creo que no le suena raro a nadie la historia en que las hijas jóvenes eran mandadas a la ciudad para trabajar con apenas doce años, es decir, tenían la necesidad a una edad temprana de colaborar en la familia para cubrir las necesidades básicas de alimento, vivienda y tal. Hoy pocas jóvenes se ven obligadas cubrir las necesidades básicas puesto que las tienen más que cubiertas y de hecho se acaba chupando de la sopa boba lo más posible, necesidades que se aumenta hasta un consumismo muy alejado de lo básico y que no solo se agradecen sino que se exigen ( y no con excesivo cariño) a los padres, apocados ante los RECURSOS psíquicos utilizados por sus inocentes y educados hijos frutos de la democracia.
Es en esta situación que supera el mero bienestar práctico en que la sociedad patalea y traslada su actividad o falta de la misma a cualquier externo.
No hay una moral clara a negar por dichas generaciones dado que las ignoran al no haberlas tenido en consideración jamás. No se están revelando contra nada en esa actitud, no tienen esa necesidad dado que se les da esa facilidad.
Trasladas la culpa en el nihilismo, el marxismo y el pensamiento cristiano, pero no se esta denunciando a la sociedad occidental por no SACRIFICARSE, ABNEGARSE como dices hacían bajo el organismo de la iglesia (algo que la iglesia como tal no hacía) esa actitud de abnegación carece de acto voluntario, no se habla de un sacrificio para la producción, sino un INTERÉS personal en crear, actuar, moverse (voluntario)
Cambias también el concepto de comodidad por la inactividad. La comodidad es positiva y no implica inactividad, implica bienestar. Puedes vivir muy cómodamente y ser una persona perfectamente activa, interesada e implicada en una dinámica.
En ningún momento el texto culpa “la ausencia de creatividad” ( denuncia del general, y no necesariamente real y que personalmente creo incierta pero con la que se tiende a criticar el arte contemporáneo, con la típica frase de “eso lo hace cualquiera”) en el contenido estético que nos rodea, sino que dicha “ausencia” se asocia a la falta de trabajo, fruto de la inactividad en comparación a la creación numerosa (con mayor actividad artística, y mayor producción es lógico que haya más testimonios de creatividad en cuanto al impulso de oriente, por eso que decía Picasso de que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.)
La parte que describes en cuanto a la mención de la belleza estética que nos rodea ( y que como dices se da a lo largo de la historia) se refiere más bien a la consideración de cualquier objeto que siga una estética depurada, diseñada como característica que convierte dicho objeto en objeto artístico ( pon por caso una lámpara de líneas cuidadas, armónicas, estéticas básicamente.
“El arte hoy por hoy busca producir una sensación, dónde está el cambio dices; obviando los términos sensación y emoción que en este contexto vienen a significar lo mismo, una conmoción en el espectador, la diferencia está en el abandono (no siempre necesario) de la parte meramente estética (que produciría una sensación exclusivamente formal asociada con la belleza o el valor plástico) por el impacto en el espectador, dejando de lado el “buen gusto”.
Popularización del arte negativa en cuanto se exige al arte adaptarse al general desinformado voluntariamente ( puesto que como se dice, tiene la información a su alcance pero la quiere ignorar o no se preocupa por conseguirla) , es decir que el artista vete la complejidad conceptual de su obra para la comodidad del vago.
El tema de los videojuegos y la pintura no se trata como la accesibilidad a los mismos sino como la propiedad de los mismos, en un carácter de mercado. Es decir, el hecho de que los expertos no puedan admitir el valor/calidad artística de unos determinados medios puesto que no crean objetos artísticos únicos, sino que se poseen masivamente. Algo comparable a los grabados y la reproducción de los mismos, no hay un primer videojuego distribuido, esto se traslada a libros, primeras ediciones etc etc. El valor económico que frena el reconocimiento o la validez por parte de los altos cargos en las obras producidas por dichos medios.
Por último identificar a la “sociedad que patalea” como la sociedad ñoña, llorica, caprichosa, mimada.
A.L.Montero
Continuando con lo de Debord. Ya me acuerdo de la frase, creo que viene en la intro del texto de Debord.
ResponderEliminar"Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo que es 'sagrado' para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado."
FEUERBACH, prefacio a la segunda edición de La esencia del Cristianismo
Y sobre si el texto de Debord es interesante o no. Yo no digo ni lo uno ni lo otro... Sólo pienso que la denuncia (o apología) del totalitarismo oculto en el capitalismo me resulta, desde nuestro lado (occidental capitalista acomodado y aburrido),... graciosa y con tintes anacrónicos. Esa denuncia me parece la de un adolescente que se queja de sus padres porque no le comprenden, que se queja de un mundo que no encaja con su batido de ideales, que no quiere saberse “masa” porque se siente “superespecial”. Un pasatiempo, como cualquier otro (de los que utilizamos nosotros, los que no tenemos que luchar por tener las necesidades básicas cubiertas).
El mal, o el efecto de la sociedad capitalista en la que vivimos y que alimentamos segundo a segundo (porque si no, nos iríamos al carajo) es lo que hay. Está bien que en los 60 Guy Debord escribiera un libro de batalla para salir a la calle a protestar pero ese libro hoy no es más que una guía para despistados, supongo. Y si no, echemos un vistazo al debate que se traen los medios con el temita del Tibet y el Dalay Lama. De traca. La realidad está y se masca en los mass media, Debord ya no tiene nada que contarnos.
Saludos.
Es de suma importancia entender el contexto de la Internacional Situacionista y, por consiguiente, la publicación de "La Sociedad del Espectáculo". Discrepo con lo que dices, pues bien creo que se trata de un ensayo que por ahora no está caduco y sobre todo que no se puede comparar a la altura del paquete panfletero de un adolescente subido de tono.
ResponderEliminar¿ Qué intentaba contar aquí sacando de entre las sombras a Debord ? Me hacía gracia al principio, pero el problema más claro de lo que se ha ido planteando en este tema es la globalización.
Estimados amigos:
ResponderEliminarLos felicito por su blog.
Me gustaría que citen la fuente de una imagen usada en este artículos.
Saludos.
Xavier
http://xblum.blogspot.com/2007/08/como-les-digo.html