lunes, 28 de abril de 2008

San Andrés del Arroyo: la gestión cultural de horca y cuchillo.

Este fin de semana hemos visitado San Andrés del Arroyo. Nos atendió sor Rosario, mujer diminuta, gavilla de nervio y mala baba preconciliar, pero del verbo aterciopelado propio de quien ha de velar por los recursos económicos del convento: cancerbera divina de toca negra y anorak azul oscuro...
Como están realizando obras de acondicionamiento y reparación, nos hicieron pasar a una especie de zaguán de piso muy irregular, donde fuimos retenidos, agrupados e inmovilizados a obscuras durante unos minutos, mientras la piadosa monja cerraba la puerta de acceso al convento y abría la del claustro... Es la única manera de evitar que los visitantes invadan el maravilloso lugar como plaga de langosta y se apoderen del espíritu que allí mora; una señora con problemas de claustrofobia a punto estuvo de estallar en una crisis de nervios... Son los inconvenientes de mantener el privilegio “de horca y cuchillo”, que posee la abadesa desde la fundación original, y que en la actualidad se aplican a la prohibición rigurosa de hacer fotografías en el interior del monasterio: privilegio de exclusividad iconográfica que, al parecer, respaldan tanto la autoridad episcopal como la civil, en sus diferentes jurisdicciones (Administración Central, Comunidad Autónoma, Obispado de Palencia, Orden Cisterciense...).

 
Cobran 2,5 € por entrar y ni tan siquiera entregan la obligada entrada que documenta la acción administrativa; la piadosa monja guarda el dinero en los bolsillos de su anorak azul marino... En su calidad de señoras de horca y cuchillo, no están obligadas a dar cuenta de sus actividades económicas a nadie... tal y como de hecho y por pasividad manifiesta reconocen las diferentes administraciones involucradas en la gestión del monasterio. Durante la explicación, sor Rosario lanzó algunos improperios y exabruptos a quienes escapaban de su control (el grupo debía moverse en compactación ovina) y a quienes, con disimulo, pretendían realizar fotografías... a pesar de todo.
Sencillamente, vergonzoso, pero muy ilustrativo de las circunstancias que rodean a la parte mayoritaria de nuestro Patrimonio Histórico, dejado a la voluntad de unas personas que pretenden conservar sus antiguos privilegios pasando por encima de los principios éticos y normativos más elementales.

 
En definitiva, el monasterio merece una visita tanto por la riqueza patrimonial, acreditada en las fotografías adjuntas, que aparecieron milagrosamente en mi cámara fotográfica (que permaneció apagada dentro de la bolsa durante la visita), como por el exotismo antropológico de sus moradoras, que también mercadean con los celebrados “raquelitos” (lazos al glas). Sepan vuestras mercedes que en las reposterías de los alrededores ofrecen “socorritos”, de cualidades muy similares a los “raquelitos”, pero sensiblemente más baratos (ver todas las fotos "milagrosas")



Del preámbulo de la Ley del Patrimonio Histórico Español (texto íntegro):

El Patrimonio Histórico Español es una riqueza colectiva que contiene las expresiones más dignas de aprecio en la aportación histórica de los españoles a la cultura universal. Su valor lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos, porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando.
En consecuencia, y como objetivo último, la Ley no busca sino el acceso a los bienes que constituyen nuestro Patrimonio Histórico. Todas las medidas de protección y fomento que la Ley establece sólo cobran sentido si, al final, condicen a que un número cada vez mayor de ciudadanos pueda contemplar y disfrutar las obras que son herencia de la capacidad colectiva de un pueblo. Porque en un Estado democrático estos bienes deben estar adecuadamente puestos al servicio de la colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso cultura y que ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de los pueblos.


Ley del Patrimonio Histórico Español, Artículo 2:


1. Sin perjuicio de las competencias que correspondan a los demás poderes públicos, son deberes y atribuciones esenciales de la Administración del Estado, de conformidad con lo establecido en los artículos 46 y 44, 149.1.1, y 149.2 de la Constitución , garantizar la conservación del Patrimonio Histórico Español, así como promover el enriquecimiento del mismo y fomentar y tutelar el acceso de todos los ciudadanos a los bienes comprendidos en él. Asimismo, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 149.1, 28, de la Constitución, la Administración del Estado protegerá dichos bienes frente a la exportación ilícita y la expoliación
2. En relación al Patrimonio Histórico Español, la Administración del Estado adoptará las medidas necesarias para facilitar su colaboración con los restantes poderes públicos y la de éstos entre sí, así como para recabar y proporcionar cuanta información fuera precisa a los fines señalados en el párrafo anterior.

La ley no dice expresamente que se debe consentir la obtención de fotografías, pero si los Bines del Patrimonio Histórico Español deben estar "puestos al servicio de la colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso cultura y que ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de los pueblos"...

jueves, 24 de abril de 2008

Mirar con que arte me muero.

Por Andrea López Montero



Y nos sorprendía la película de Labute. Está claro que la realidad siempre supera la ficción. Mejor vivir en la literatura.
A raíz del artículo aparecido en la prensa...
En un tema tan peliagudo como la muerte, generadora de las grandes cuestiones de la existencia, destino que nos iguala; y que en caso de no ser ocultado por los mecanismos de la fe y la religión, nos asusta.

Y ahora este artista se aprovecha de lo universal de la misma para centrarse en la polémica del contenido artístico; sinceramente ¿hemos de creer que esto es arte?
El hecho de convertir a un moribundo en objeto artístico expositivo, creo, se sitúa en los límites de toda ética. Y el discurso del “artista” en este caso no creo que pueda dotar de humanidad y convencimiento a su proyecto, dadas las contradicciones en que se embarga, y no es de extrañar.
Y es que no creo que los defensores de una muerte digna vean dicha dignidad en hacer de la misma un mero espectáculo.
“La belleza de la muerte” idea que dice le persigue. “Lo bello no es sino el primer grado de lo terrible” que decía Rilke.
Y lo terrible esta en la seducción que nos provoca el sufrimiento ajeno y que data de la crueldad natural del ser humano y cuya educación y avance debería limitar en cualquier caso, vuelve a estar hoy en la superficie, argumentadamente enmascarada, eso sí.
La belleza asociada a la violencia; el placer de la tortura; el morbo que atrae irremediablemente a las masas.

Desde luego el tema de la muerte ha dado y dará para mucho en todos los ámbitos; ahora de eso a convertir al moribundo en elemento central de la exposición creo hay un paso aunque no haya sido este hombre el primero en darlo. No puede considerarse algo innovador. El muerto o el riesgo de muerte como espectáculo es una constante. Temática morbosa argumentada por el “artista” que pretende quitarnos el miedo a la muerte… ¿viendo como un tío muere?
La realidad de la agonía, las salas de cuidados intensivos y los quirófanos; realidades cotidianas incómodas: es obvio ¿pero desde cuando han sido de otra manera? La muerte no es elegante. Sencillamente es.

Imágenes de muertos nos bombardean diariamente, pero no constituirán una inhibición ante la propia muerte, es un estímulo distinto e incomparable. Cuando nos toque, haber quién no tiene miedo…

Construir un lugar hermoso para la muerte ¿una galería donde ser visitado como si de un jarrón se tratase? Creo que la dignidad y la protección no las veo por ninguna parte, si es lo que reclama “el artista”:… dignidad y protección para morir; convertir a un moribundo en objeto artístico a visitar no creo que sea la mejor forma.
El hecho de que este artista abogue por un orden de visitas a los amantes del arte me hace preguntarme: ¿Cuántos amantes de este arte habrá? ¿Cuántos irán creyéndose la argumentación de la “obra”?

Esta “provocación”, que no es tal, solo se entiende en componentes económicos, en la atracción de los estímulos bajos que rigen la naturaleza humana.
Hasta que punto debemos frenar nuestra “curiosidad” ante este tipo de actos. ¿Queda algún tipo de valor social a parte de la mera teórica religiosa? ¿Todo vale?
Y luego alguno se escandaliza de que aun hoy exista el espectáculo taurino, ¡tan primitivo y bárbaro! En una sociedad tan desarrollada como la nuestra…. ¡Ay!
Si actividades como esta son calificadas como obras artísticas, y otras de índole similar han sido amparadas y difundidas por los organismos de arte en despunte, tanto lo mismo daría calificar lo taurino como arte.
Desde luego por “conmover”, conmueven ambos.

Por último me pregunto qué lleva a una persona a convertirse en un objeto artístico de estas calidades ¿hasta qué punto lo hace de manera voluntaria creyéndose la argumentación del artista o está tentado por otros menesteres? ¿Qué seducción encuentra en que le vean morir?

domingo, 20 de abril de 2008

Aún Amazonas del Arte Nuevo

Seguramente bajo el influjo de los debates políticos casposos de estos días, hemos vuelto a recorrer la exposición de la fundación Mapfre, que fue prorrogada hasta el 27 de abril... Para quienes aún no la han visto, se trata de una “curiosa” exposición (“Amazonas del Arte Nuevo”), que, sin eufemismos, debería haberse titulado: Algunas Mujeres en las Vanguardias Históricas.
¿Qué sentido estético tiene una exposición de esas características? Respondan los organizadores... que seguramente estarán muy satisfechos por el eco social... Desde mi punto de vista, la exposición es casi tan lamentable como los debates políticos relacionados con la "paridad" que menudean estos días en los "medios". Faltan muchas artistas importantes y, salvo excepciones, de las seleccionadas nos ofrecen obras muy alejadas de sus respectivas aportaciones más relevantes. Un paso más en la línea de mediocridad acreditada en la exposición dedicada a Camile Claudel.


También me gustaría subrayar la pobre información ofrecida por Mapfre en su página web... Supongo que sus gestores no desean competir con el muy interesante catálogo, que ofrecen al "comercial precio" de 39,95 €. Si en estas iniciativas se aprecia racanería, se rompe la imagen de generosidad que los “aficionados” sabríamos valorar como conviene a los intereses de la entidad.

Lo más recomendable para los interesados en los asuntos "feministas" y cuestiones afines: el "catálogo", que contiene, entre otros textos interesantes, El Manifiesto Futurista de la Lujuria, verdadera joya de contradicciones post-nietzschianas... para consumo de mentes posmodernas y liberales. Frente a él, frente a la reivindicación de la guerra como "instrumento higiénico" asociado a la lujuria, me nace de lo más profundo el ya viejo lema: ¡Haz el amor y no la guerra!

sábado, 19 de abril de 2008

La pintura “vergonzante” de López Mezquita

El Museo de la Ciudad ofrece la obra de López Mezquitas (1883-1954), que según José Francés, el crítico más influyente de la primera mitad del siglo XX, fue uno de los mejores pintores españoles de su tiempo... Para desgracia de su recuerdo, forma parte del grupo de pintores cuya memoria rompe la imagen “moderna” de la cultura española y, por ello, no le corresponde lugar privilegiado en el Parnaso posmoderno y, desde luego, en el Reina Sofía. Acaso por ello podemos ver su obra en una sala de "segunda categoría", gestionada por el Ayuntamiento de Madrid, con unas condiciones museísticas tan deplorables, que más parece exposición de reflejos que de pinturas. Por fortuna, el edificio es de edificación reciente...
Para los menos entusiastas del “arte de la pintura”, según éste se entendía en los odiados cenáculos del "academicismo añejo", la exposición ofrece otros importantes alicientes. En primer lugar, la galería de retratos, entre los que destacan los suyos propios y los de algunos de los personajes más importantes de su generación: Unamuno, Gómez Moreno, Andrés Segovia, Pedro de Rápide, Pérez de Ayala, José Francés. Fernando de los Ríos, José Pinazo, Manuel de Falla, los hermanos Álvarez Quintero, Manuel Azaña...
 
Entre los autorretratos, me ha fascinado el de 1911, que parece “estudio” previo para la caracterización de un joven Gustav Von Aschenbach...

También hay una colección de obras costumbristas que no dejarán al visitante impasible: La juerga (1907) es trasunto casticista de Los borrachos de Velázquez,; la Cuerda de presos no tiene nada que envidiar la pintura social de Sala; El velatorio (1910), con el remolino cromático de los trajes gitanos alrededor del cadáver del niño, es reflexión sobre lo más profundo y oscuro que tiene el ser humano.

 
Los desnudos compiten con los de Courbet... Uno de ellos compite tanto que acaso fuera más conveniente cambiar el verbo por otro menos airoso, si no fuera porque López Mezquita recurre al anonimato velzqueño para matizar discretamente el cuerpo femenino y con ello marcar leve diferencia con el pintor francés. No olvidemos que allá por los años treinta, en España, uno de los debates estéticos de gran repercusión pública era la conveniencia o inconveniencia de pintar desnudos.

miércoles, 16 de abril de 2008

El goce desinteresado...

El Museo Guggenheim-Bilbao ha denunciado a su director financiero, Roberto Cearsolo Barretxea, al descubrir que éste se había apropiado de una cantidad próxima a los 500.000 €, realizando maniobras fraudulentas en las gestiones de la Sociedad Tenedora del Museo. El engaño se descubrió al realizar investigaciones sobre el quebranto patrimonial de 6 millones de euros sufrido por la entidad al adquirir moneda americana destinada a la adquisición de obras de arte para la propia colección.
 
Al parecer, Roberto Cearsolo Barretxea ha comenzado a devolver el dinero sustraído...

E la nave va... Pero... ¿Hacia dónde?

lunes, 14 de abril de 2008

La fuerza de la palabra

El otro día fui testigo de una situación mágica. En el Centro Dramático Nacional están representando El Rey Lear, de W. Shakespeare (versión de Juan Mayorga), en un montaje realizado bajo la dirección de Gerardo Vera. Me encantó el planteamiento escenográfico; el vestuario es... discutible, pero interesante; las interpretaciones, sumamente irregulares: algunos actores están bien; otros...
 
Dos horas y media de representación ininterrumpida... en condiciones manifiestamente mejorables y, sin embargo, "eclosiona" el milagro: viejos y jóvenes, hombre y mujeres, cultos e incultos; eruditos y analfabetos... todos a una permanecíamos en la sala abarrotada inmóviles, con atención extrema, sin toses de desahogo y sin que crujieran las butacas... atentos a un texto escrito en las proximidades del 1600, hace más de 400 años, cuando, según mi amigo Carlos, las personas tenían preocupaciones existenciales muy diferentes... O, tal vez, no tan diferentes; en todo caso, ¡magia pura!
 
De regreso a casa mis neuronas repasaban las secuencias de Ran, y de nuevo, me admiraba el talento de Kurosawa... y su ingenio para trocar personajes y situaciones hasta conseguir una obra "japonesa" que no agitara el espíritu de William Shakespeare en su tumba, sin perder de vista la riqueza de su herencia. Dicen que las comparaciones son odiosas... A mí me parece que, en este caso, las comparaciones enriquecen los discursos de ambos creadores, hasta ofrecer al contemplador una grandiosa enciclopedia sobre la naturaleza humana... que nos recuerda la pervivencia de nuestros rasgos fundamentales (antes decían "esencia") por encima de las diferencias culturales y del paso de los años.

La muerte de Pippa Bacca

El País, recoge la noticia: "Era un trabajo basado en la confianza en los demás". Así sintetiza Rosalia Pasqualino di Marineo el motivo que condujo a su hermana menor Giuseppina, más conocida por el nombre artístico de Pippa Bacca, hasta Turquía, donde fue violada y asesinada. La artista, que tenía 33 años y vivía en Milán, era sobrina del creador conceptual Piero Manzoni. Las autoridades turcas encontraron el cuerpo de Pippa Bacca el pasado sábado tras detener a Murat Karatas, un parado de 38 años, que confesó haberla violado y estrangulado poco después de haberla subido en su coche, el 31 de marzo, el día que dejó de enviar noticias. Bacca había utilizado el autoestop ya en otras performances y para este proyecto Brides on tour (Novias en viaje), que realizaba junto a Silvia Moro, tenía previsto viajar de esta forma desde Milán hasta Jerusalén, "por los países tocados por la guerra", vestida de novia. "El traje era una metáfora del encuentro con el otro, la unión y la búsqueda de la parte femenina positiva, de la mujer como fuente de vida, estabilidad y sensatez", explicó ayer su hermana, directora de los Archivos Piero Manzoni en Milán



Francamente, me sobran las palabras, porque sé que diga lo que diga, diré chorradas. Por ello, lanzo al lector el repertorio de conceptos "sobrantes", que me queman las entrañas: “pacto de civilizaciones”, globalización, “arte contemporáneo-mundo islámico”, “arte para élites”, “arte popular”, “libertad creativa”, provocación, transgresión, excentricidad, ingenuidad, "prerrogativas del arte"... Y que cada cual escriba su lamento.

domingo, 13 de abril de 2008

Próxima subasta de una pintura de Lucian Freud

Christie’s sacará a subasta próximamente en Nueva York la obra de Lucian Freud, "Supervisora de Bienestar Social dormida", pintada en 1995. La pintura es un desnudo recostado de Sue Tilley (imagen adjunta), que cuando posó para el famoso artista alemán no respondía, precisamente, a los cánones de belleza femenina de mayor reconocimiento social.
 

Los “expertos” de la casa de subastas estiman que la pintura alcanzará un precio muy superior al pagado por el desnudo de Kate Moss (7,3 millones US$ en 2005) (imagen inferior). Si el mercado confirma las previsiones, muy sensatas según mi pobre criterio, deberemos deducir que, en pintura, la importancia del "fondo" es primordial... o que "el asunto" es lo de menos... ¡Cuánta turbación! ¡Cuánto desconcierto!

lunes, 7 de abril de 2008

La señorita Julia

Ayer asistí a la representación que se hace en el teatro Fernán Gómez de La Señorita Julia, de August Strindberg. La dirección corresponde a Miguel Narros, responsable de muchos “montajes” interesantes… Y creo que, por encima de las carencias interpretativas, es a él a quien se debe reclamar por el “delito estético” de haber convertido una de las obras más interesantes de la literatura europea del siglo XIX en un vodevil absurdo e incomprensible. Es posible que las “peculiaridades” del escenario de ese teatro, tantas veces criticado por ello, tengan mucho que ver en la configuración de la escenografía… Pero ello no exime de las responsabilidades correspondientes al director y a quien haya colaborado con él en los aspectos “subterráneos” del espectáculo.


El argumento de la obra, las consecuencias dramáticas de la “explosión vital” de la señorita Julia, en un ambiente social dominado por las circunstancias culturales (entendido este término en sentido amplio) del “Antiguo Régimen”, en el escenario del teatro Fernán Gómez, se convierte en una memez “feminista” difícil de entender y desprovista de los matices obsesivos de Strindberg... Me hubiera gustado hablar de la relación que Strindberg mantuvo con Munch, de las preocupaciones coincidentes de ambos, de sus obsesiones sexuales, de la aparición de unos valores aún condicionados por la herencia de Nietzsche... que preludiaban la sistematización de Freud. Me hubiera gustado hablar de creencias y realidades, de lo natural y lo social, del rencor y la ingenuidad, de Eros y Thanatos... pero desde lo que se ve en la función, mejor lo dejamos para momento más oportuno. Una pena, una verdadera pena.
Y para ofrecer una propuesta constructiva, recomiendo al lector la versión cinematográfica que hizo en 1950 Alf Sjöberg...

sábado, 5 de abril de 2008

El célebre torero Curro Romero ha sido nombrado Miembro de Honor de la Academia de Bellas Artes de Sevilla

Luz ha recogido una noticia singular: El nombramiento de Curro Romero como Miembro de Honor de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, presidida por doña Isabel de León, marquesa de Méritos, a propuesta de la Duquesa de Alba y con el consentimiento activo o pasivo de sus miembros, entre quienes destaca, el vicepresidente de la institución, don Juan Miguel González Gómez. Este último, catedrático de Historia del Arte para más señas, comenzó su discurso recordando a Justiniano: "Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi" (La justicia es un firme y constante deseo de dar a cada uno lo que le es debido),
 
El homenajeado justificó sus méritos asegurando que “no somos matarifes, aunque nos llamemos matadores" y explicando que ante una buena faena se siente "como los artistas en el proceso creativo", cuando la "armonía me sale más del alma que del cuerpo"; También dijo que el toreo es "inspiración, arte y armonía", "una forma de crear belleza sin otro instrumento que el capote y la muleta". Y recordó la llamada fiesta nacional ha inspirado a personalidades tan importantes como Goya, Picasso, Alberti, García Lorca...
Según explicaron los cronistas, el acto fue amenizado por el organista de la catedral de Sevilla, don José Enrique Ayarra, que leyó una advocación mariana y súplicas dirigidas a la santa patrona de la institución, Santa Isabel de Hungría. Los hombres vistieron de frac y chaqué y ofrecieron a los fotógrafos del colorín las medallas y la condecoraciones obtenidas en los muy diversos campos del honor; algunos, incluso, lucían sombreros de panamá; las mujeres, radiantes de felicidad y de abalorios caros, desfilaron con trajes largos, complementados con diferentes objetos de reminiscencias taurinas...

 
A mí también me gustaría ser miembro de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría... ¡Esos tipos se lo pasan de miedo!

viernes, 4 de abril de 2008

Cuestión de belleza y una figura retórica "falsa" de Borges

Andrea, buscadora incansable, ha recogido una interesante noticia: en Abu Dhabi se ha inaugurado un concurso de belleza en el que un sesudo grupo de expertos dictaminarán a qué camello le corresponde el honroso título de ser el más bello del mundo y algunos otros premios de menor entidad. Según los organizadores, con ello pretenden proporcionar continuidad a las tradiciones autóctonas, invariablemente ligadas a estos animales...
  
Se para uno a pensarlo y... discutir sobre la belleza de los camellos parece nimiedad, propia de de sociedades rurales, en las que, a priori, encajaría mal algo tan diametralmente opuesto como un museo de arte contemporáneo. Y me imagino a Thomas Krens vestido con el aditamento de los jeques árabes, subido en una hermosa camella premiada en el concurso de belleza del 2008, inaugurando el Guggenheim de Abu Dhabi y firmando con una estilográfica Montblanc Meisterstuck (“El arte de la escritura”) un documento que acredite la alianza de civilizaciones. Supercalifragilisticoespialidoso.
Sin embargo, en ocasiones las cosas humanas son complejas... En la noticia publicada en BBC Mundo, Marcelo Justo finaliza el artículo haciéndose eco de un polémico comentario de J. L. Borges: “Asombra un poco eso sí, que los camellos no figuren en el libro más importante para la región, el Corán, como bien hizo notar alguna vez, el escritor argentino Jorge Luis Borges.”
El comentario en cuestión aparecía en “El escritor argentino y la tradición” (Borges, J. L. El escritor argentino y la tradición. Discusión (1932). Obras Completas. Buenos Aires, Emecé Editores S. A, 1989. Tomo I), para aludir al desprestigio de los matices locales explícitos, demasiado forzados, en las manifestaciones culturales:
“He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos. Creo que los argentinos podemos parecernos a Mahoma, podemos creer en la posibilidad de ser argentinos sin abundar en color local.”


Por desgracia, en esta ocasión Borges, uno de mis escritores favoritos, fue muy poco cuidadoso al recoger el juicio de Gibbon porque, en el Corán aparecen numerosas alusiones a los camellos (alrededor de 20 explícitas y otras tantas de modo implícito).
Pero ello no quita para que podamos estar de acuerdo con Borges en el fondo de su argumento. Si los jeques de Abu Dhabi deciden “recuperar” los concursos de belleza de camellos cabría inferir que ya han caído en las redes de Occidente... que las maniobras de Thomas Krens y quienes le precedieron comienzan a fructificar. ¿Lo dudaba alguien? Pero una cosa son los jeques y otra muy diferente quienes llenan las mezquitas populares de Abu Dhabi...